¿Sabes? todo hay que sentirlo, notarlo, palparlo en lo más profundo de tu ser...

sábado, 27 de diciembre de 2014

Un aprendizaje mágico en éstas navidades.


London y yo,

Cuando hace unos años me dijeron un mensaje contundente que venía de uno de los seres más cercanos a mí, no terminaba de entender que podía hacer yo o cómo podía integrar ese mensaje... a día de hoy 27 de diciembre del 2014 me he dado cuenta que hay mensajes que se dicen para guardarlos en el alma y que recuperan su magia cuando la conciencia está lo suficientemente preparada y conectada.

Aquel mensaje, lejos de ser un texto amplio o de palabras difíciles, era una simple frase: "fíjate en mí"... Yo, por aquel entonces, no sabía el valor de la observación, los ojos que son puertas del alma también lo son para dejar entrar dentro de nosotros aquello que así necesitamos que comience a formar parte de nuestro ser y por aquel entonces tampoco había pensado en la enorme posibilidad de que observando también se aprende y añadiendo conciencia y la intención adecuada, se puede hacer que aquello que vemos forme parte incluso de nuestras más minúsculas células. A día de hoy lo entiendo mejor, mucho mejor, reconozco que aún en éste camino, como en muchos otros, me quedan cosas por aprender... pero estoy orgullosa de lo que en éstas fechas tan señaladas he descubierto, un gran tesoro cotidiano ¡que son los más especiales! un soporte con gran fuerza para mis raices y también para mi corazón.

Aquel mensaje, venía nada más y nada menos que mi increible compañera de vida de cuatro patas y muchos pelos, a la que yo llamo London y lleva compartiendo camino conmigo casi 5 años. Jamás había llegado a imaginar sentir este punto de admiración hacia otro ser vivo como lo que puedo percivir ahora y notar dentro de mi, es una energía expansiva que te hace sentir engrandecido desde dentro hasta fuera y que indiscutiblemente te libera del bicho de los prejuicios y te hace sentir más con el alma y menos con la mente, lo cual atrae una confortable sensación de paz y de bienestar, de esa sagrada sensación del "todo está bien" que podemos observar en los ojos inocentes de lo más sagrado que nos rodean: los niños y los animales.

Aquella frase-aprendizaje me llegó hace unos años, al principio del comienzo de éste apasionante camino de la comunicación con los seres que nos rodean y del valor del saber escuchar (y escucharse) y el reconocimiento y el entender el valor de aquella frase me ha llegado al fijarme que con su infinita paciencia e incluso con su nervio puro que le recorre cada milímetro de su piel, ha logrado conquistar y abrir los corazones de todos los que nos han rodeado en éstos días sin apenas esfuerzo... y quizás lo más increiblemente sorprendente es su humildad por amar a aquellos que pusieron el grito en el cielo cuando ella empezaba a formar parte de mi vida justificándose en que solo iba a ser un impedimento para avanzar con soltura y libertad en los caminos que se me cruzasen por medio, todas esas frases mal sonantes para ella es como si formasen parte de otro tiempo que nada tiene que ver con el tiempo del ahora y con esa sonrisa y esa potente presencia (que a pesar de su mediano tamaño porta como una gigante) ha conseguido que aquellas bocas que pronunciaron todo aquello, lo que pronuncien ahora, es una cantidad de palabras de admiración, alegría y alabación, solo por y para ella, santa paciencia es lo que me parece sentir en éstos animales que con trabajo duro pero poquito a poco son capaces de cambiar a las personas, y no se desesperan cuando éstas se equivocan en eese camino de aprendizaje, simplemente siguen esperando al paso correcto, a la decisión correcta, al reconocimiento correcto.

Ahora entiendo el "fíjate en mí" y es que, yo (y nosotros) también podemos hacerlo como ellos: perdonar como ellos, dar valor a lo que ellos le dan valor, esperar como ellos, portar la magia de la grandeza del alma como lo hacen ellos... y lo único que debemos hacer es observarles e integrar lo que observamos, sentir como ellos son los mayores ejemplos a seguir para lograr llegar a ser la mejor versión de nosotros mismos.

Y con éste aprendizaje me quedo de éstos días tan bonitos, con los brazos abiertos para ver si me llegan otros potentes aprendizajes más y con una sonrisa en los labios, que es la manera más humilde de agradecimiento que se me ocurre. Espero que sintáis la magia presente, siempre guiando, siempre esperando y siempre enseñando.

miércoles, 17 de diciembre de 2014

El arte es lo único que podrá liberarnos.

La poesía no siempre está guardada en versos... a veces esta guardada en besos, en caricias, en suspiros, en sueños, en sonrisas ¿y por qué no? también en llantos.

Aquellos que encasillan el arte, solo encasillan lo más poderoso de si mismos... dejad que mi arte rompa con lo estipulado, con las reglas, con las etiquetas, dejadme llamar poesía, si así me place, a una simple frase porque, quizás esa simple frase sale del mismo sitio que nace el resto de la poesía... quizás a la vista de todos solo sea ese patito feo... pero para mí no, para mí es mucho más que todo eso.

Dejad libre el arte porque, del mismo modo, el arte es lo único que podrá liberarnos.


Fdo: una artista en potencia.

martes, 16 de diciembre de 2014

A veces la gente necesita un poco más...

Ese niño pequeño al que cuidas puede que lleve una temporada solicitando más de un abrazo, tu madre que vive lejos puede que lleve días pidiendo más de una llamada al día, tu padre es posible que se encuentre en un momento en el que necesita saber un poco más sobre el aprecio que le tienes, tu sobrino puede que esté en un momento en el que necesite expresarse jugando aun más contigo, tu hija puede que se encuentre en un momento en el que necesita más tiempo contigo, tu mejor amigo puede que necesite más de un wassapp al día, tu abuela puede que necesite más de una de tus sonrisas a la semana... e incluso tú mismo puede que te encuentres en un momento en el que busques algo más de tu entorno, algo normal y posible, porque es normal somos seres sociables y es normal eso en nosotros... Puede que lleves una racha donde busques escuchar más "te quiero" de todo tu entorno, donde necesites tomarte más de un café en tu cafetería favorita, donde necesites que tus paseos duren más de 1 hora o donde te tomes un baño que dure más que todo el recopilatorio de música chill-out que tienes para esos momentos pero tranquilo, es normal. Puede que estés en ese momento en el que solicites más de un abrazo a esa persona con la que encajas tan perfectamente o puede que necesites que tus amigos te ofrezcan más de un hombro para llorar, también es posible que necesites ir a ver más de una obra de teatro o que quieras pagar más de una cerveza para desahogarte entre ideas chorras y planes de conquista del mundo. Es normal.

Es posible que intentes asistir a más de una fiesta un fin de semana, porque así te lo pide el cuerpo o que cantes más de una canción a todo pulmón para liberarte de todo lo que tienes dentro. Puede que estés pasando una racha donde necesites más de una caricia al día, más de un postre tras la comida o soltar más de una carcajada tras un buen momento en agradable compañía. Existen también momentos en los que necesitarás que la gente te escuche más de una vez hablar de lo mismo porque a veces las emociones no estancan pero... es igual de normal o también que te sientas tan desbordado que en ese momento lo único que pidas sea un poco más de comprensión o de atención por parte de aquellos a quienes tanto amas. Puede que necesites más de una copa de vino para ponerte al día con una buena amiga o más de una comida con tu hermano para saber realmente qué hay dentro de él desde la última vez que os vistéis.

Puede que vayas de compras y quieras llevarte más de una camiseta o más de un par de zapatos, también puede que necesitemos más de un polvo al día, más de un boll de palomitas para acompañar la pelicula o más de un beso para sentir que ha sido un día realmente excepcional. Porque a veces los seres humanos solo necesitamos más... y ese MÁS no suele ser tan grande como nuestros miedos nos hacen pensar, suele ser algo pequeño y fácil de hacer realidad, a veces vemos que alguien necesita ese "más" y en vez de ofrecerselo, huímos despavoridos a nuestra cueva de la ignorancia y de hacernos los sordos... siempre es mucho más fácil mantenerse al margen que hacerse responsable.

Por mi parte, no me importará ofrecer ese poco más a todos aquellos que me lo hagan llegar.

No temas los cambios.



No temas los cambios, los cambios son el rugir de la vida. Teme la quietud, porque genera ansiedad... nuestra alma siempre anhela el movimiento del cambio.

El mundo se mueve, se transforma y cambia, junto con el cambio del universo y el movimiento del universo, nuestra piel cambia con los años, el cabello cambia y nuestro interior también cambia... no temas los cambios, los aires de cambio siempre son buenos, traen enseñanzas, experiencias para renovarnos, traen canciones y traen sentires.

A veces parece que en esa corriente del río al que llamamos vida nos quedamos como estancados, olvidamos por completo que cada tramo de ese salvaje baibén tiene un ritmo, una velocidad distinta... pero no olvides que más lento o más despacio, siempre estamos en cambio o en proceso de un futuro cambio, nosotros siempre nos encontramos en transformación... es por eso mismo que si nos amarramos con demasiada necesidad a las rutinas, algo en nosotros se siente desolado y comienza el estrés... la rutina es la quietud autoimpuesta, es el repetir del mismo movimiento una y otra vez, pero el alma y la vida que llevamos dentro necesitan salir de eso. En ocasiones, nuestra alma desesperada chilla al universo aunque nosotros no seamos conscientes de ello y comienzan a sucedernos un montón de cosas inesperadas que nos hacen salirnos, aunque no lo deseemos así de primera mano, de lo que estamos habituados... nos obligan a la fuerza a salirnos de esa zona de confort, porque en esa zona no encontraremos cambio.

Somos el cambio, nuestro nacimiento hizo cambiar a personas, nuestra influencia hace cambiar el entorno, nuestros sentires y experiencias nos hacen cambiarnos a nosotros mismos.

No temas los cambios... cambia tú y sé más consciente de los cambios que se te exigen para con el mundo entero. No temas los cambios y recuerda, siempre, que los cambios eres tú: si deseas cambiar tu perspectiva del mundo sólo lo puedes hacer transformándote tú mismo, si deseas cambiar el mundo solo lo lograrás cambiándote tú mismo.

El valor mágico de los animales.


El valor mágico de los animales podría ser el título de mi futura novela, de un futuro proyecto documental sobre lo místico relacionado con esos corazones salvajes que habitan en cuerpos de seres con formas muy diferentes a las nuestras o podría ser el título de una canción callejera que, entre ritmo de bombo y caja, relatase la historia profunda del sentir... pero lo cierto es que, lejos de todas esas ideas, es real, algo tan real como que tú estás leyendo ésto y alto tan real como que yo me he atrevido a escribirlo para compartirlo con el mundo.

Las personas pueden sentir a los animales, los sienten cuando los acarician, cuando los miran a los ojos o cuando les dan una segunda oportunidad rescatándolos de una vida incierta. El sentir es la empatía, la alegría, el contarlo como uno más, el darles valor dentro y fuera del núcleo familiar... el sentir es también tomarse un momento para ayudarlos, dar alimento a  aquellos que estén necesitados y sobretodas las cosas, por encima de todo, tenerles en cuenta. Es en ese camino mágico donde descubres esa resonancia con lo indescriptible que nace de ellos, de sus corazones y se conecta con los nuestros y con todo a la vez... es lo que yo llamo: el valor mágico de los animales.

Un perro es mucho más que un perro, más allá de su aspecto, ya sea lanudo, delgado, gordito, alto, bajo... y más allá de su actitud: tranquilo, defensor, ladrador, nervioso... es un compañero fiel, leal, que seguramente hará un trabajo contigo y con su entorno mucho más profundo de lo que puedas conocer, aunque te lo expliquen con palabras, aunque consigas conectar con él... ese poder que llevan dentro, esa magia de ellos mismos, sigue creciendo cada día porque ese canal que los enchufa a todo, al universo, a la tierra, a lo visible y a lo invisible, está siempre encendido para dar a los demás antes que a si mismos. Lo mismo ocurre con gatos, aves y otras muchas especies, incluso fuera del ámbito "doméstico".

No es una fantasía, es ser consciente de que el resonar de unas pisadas de elefante pueden hacer retumbar la energía hasta conseguir llegar a China y solucionar el dolor de un árbol... Es la mística, pero real, interconexión de la vida, del cosmos y del todo, en esa madaja ordenada de canales, se encuentra la magia de los animales.

El valor mágico de los animales es aquello que las antiguas civilaciones no dudaban un solo segundo en venerar, pero es increíble cuando aún está presente incluso en animales que no están en ésta dimensión, porque han ascendido. Animales que son guías y espíritus de nuestra vida o que forman parte de nuestra alma, éstos increíbles seres nos acompañan continuamente, podemos sentirlos presentes por ejemplo: al lamento de una noche amarga, se nos aparece en sueños un lobo solitario para arroparnos con su mensaje o también a la desesperación de una mente enfermada por el desequilibrio en un cuerpo excesivamente emocional, se le aparece una imagen, como una premonición, de un animal salvaje con un mensaje contudente, frase tras frase te llega dentro de ti... Esos guías espirituales, en ocasiones se hacen presentes de forma física a través de otros guías encarnados, como aquel día que manteniamos una inquieta pregunta dentro de nuestra cabeza y en ese preciso instante se nos cruza un gato espectacular o se apoya, como de la nada, la pluma de un ave salvaje delante de nuestro camino; ese es un buen momento para darnos cuenta de que somos escuchados por el universo durante todas las horas del día.

El valor mágico de los animales, es la realidad de su ser y de su trabajo para con nosotros, con el universo, consigo mismos, con todo... Es el poder, es lo cotidiano que hay en ellos y es también por lo que deberíamos verlos con otros ojos, sentirlos con otras manos, besarlos con otros labios y hablarles con otro tono. Cuando estemos solos, profundos en un pozo de emociones, si se lo pedimos a ellos es posible que nos venga a visitar un animal, quién sabe, quizás un buho que nos rescate de esas sombras, una serpiente que nos enseñe a iluminarlas o un buffalo americano que nos indique que la familia cósmica siempre está pendiente y eso es lo más importante. Ese hechizo que nos inyectan con sus latidos, con su haber estado presentes y con su estar cuidándonos, se puede ver reflejado en nuestras relaciones amorosas... cuando sentimos que nuestro gato nos mira bondadoso al besar a la persona con quien hemos decidido compartir vida, cuando sentimos que nuestro perro se desespera entre tanta discusión mental e innecesaria y que se interpone para parar esa destructiva energía o cuando, simplemente no sabes porqué, desde dentro te recorre una sensación de conexión con todo... también esa presencia mágica lo podemos sentir en nuestra familia, cuando la llegada de un ser tan diferente hizo tantos cambios positivos en cada uno de los miembros humanos y eso es algo que no se podrá olvidar jamás.

Amigos, todo ésto es lo que yo llamo el valor mágico de los animales y lo llamo valor por la valentía que tienen de destaparlo, incluso en situaciones que saben que será despreciado y también porque vale más que el oro... lo llamo mágico porque esa es la magia, más allá de los cuentos de hadas con hechizos de estrellas y chispas, la verdader magia de la vida es humilde y se encuentra en el corazón de aquellos que solo saben ser humildes... bienvenidos a la percepción correcta del mundo.

jueves, 11 de diciembre de 2014

Tetas.

 
© Photos: Pauline Hervault
www.latrapazar.blogspot.be
Mis tetas, sí, mis tetas, son algo mucho más sagrado como para mantenerlas confinadas durante días y horas de mi vida bajo una prenda de vestir que les impide movimiento y respiración, que las mal acostumbra a no cargar ellas con su propio peso y que me deshumaniza, convirtiéndome en un ser que busca la necesidad en algo que realmente no existe.

Mis tetas son el futuro sustento de mi futura familia, son el apoyo para la cabeza de la persona que sea capaz de amarme tal y como soy y son una de las mayores representaciones físicas de mi feminidad.

Mis tetas son suaves, son grandes y son diferentes, pero son mías... son cuidadas con mimo cuando me ducho y son respetadas, como intento respetar también el resto de mi cuerpo, cuando entiendo que el uso habitual de un sujetador junto con sus aros solo las oprimen, las vuelve feas, las palidece y cambia su textura... mis tetas me advierten: ellas no solo crean, no solo atraen, no solo forman parte de mi cuerpo ¡ellas también protegen parte de mi cuerpo! ellas son canales de energía, en ellas según algunas creencias existen chakras energéticos por donde vibra parte de quien soy... y además, mis tetas físicamente protegen órganos, dan calor a la zona del pecho donde se encuentra y a mi tan preciado corazón. Cerca de ellas, de ese sustento que reparten en mi tórax, como todo ser humano tengo unas glándulas linfáticas muy comunicadas con mis tetas, los aros de los sujetadores oprimen éstas glándulas, dificultando su trabajo, irritándolas e inflamándolas y mis tetas me han informado sobre eso.

Mis tetas no nacieron de la noche a la mañana, es cierto que el cambio que sufrí sobre su nueva forma no fue tan progresivo como de niñas nos hubiese gustado, pero aun así mis tetas forman parte de mí y las molestias y dolores que tuve al sentirlas crecer se podría resumir en la capacidad que tiene el cuerpo de parirse a si mismo, era un notable cambio que indicaba sin lugar a dudas que yo ya portaba una energía de mujer.

Mis tetas libres o arropadas, vestidas o desnudas, mojadas o secas, tocadas u observadas, para uso propio o compartido, lamidas o besadas... son MIS TETAS así que aquel que se crea con el derecho de evaluar como consiento a mis tetas vivir... que se preocupe por las suyas propias, quizás las tenga tan olvidadas que por desgracia no sepa el verdadero significado de tener UN PAR DE TETAS.

Mensajes que se guardan en el alma.



"¿Álguien pide ayuda? Yo soy la fortaleza del ser, soy la unión, soy el círculo, soy la libertad sin fronteras, soy el cobijo, soy el amor, soy las raíces. Yo soy la familia, soy el sustento, soy el alimento y soy el sueño que todo ser humano desea llegar a ser.

Soy el reflejo del coraje y el corazón aventurero, soy la capacidad de lucha para defender a quienes amo, soy la sabiduría, soy de La Tierra. Soy la fuerza ante la tempestad, soy la resistencia y soy la valentía.
"

El gran búfalo americano (bison bison)

Yo soy de amores...




Si no habéis tenido un amor de deseo y desesperación, de dar y de recibir, de pensar y de olvidar, de compartir excéntricos miedos que habéis ocultado durante años por miedo al qué dirán… Si no habéis tenido un amor de enriquecimiento, de salvaciones mutuas, de barcos a la deriva y de rescates de emergencia, de palabras con los ojos y de manos en los bolsillos, de reojos, de labios entrecortados y de mejillas sonrojas… Si no habéis tenido un amor de comer con las manos, de lo impuro convertido en el pecado rutinario, de lo bello destapado entre las sábanas, de noches sin luz y de días con sol, de tormentas dentro mientras fuera estaba despejado… Si no habéis tenido un amor de encuentros, de reconciliaciones que marcaban la diferencia y te hacían pensar que de ninguna manera aquello era pasajero… Si no habéis tenido un amor de aspiraciones profundas, de suspiros contra el pecho, de visitas inesperadas, de duchas acompañadas, de paseos cortos pero de largos besos… Si no habéis tenido un amor de mares tranquilos y vendavales caribeños  ¿qué clase de amor habéis tenido?

Si no habéis tenido un amor de inspiración, de musas de ensueño, de palabras armónicas, de pelo revuelto, de dedos mojados, de mordiscos y de lametones sinceros… Si no habéis tenido un amor como de niños en un juego, de adolescentes descontrolados o de adultos siendo de nuevo pequeños… Si  no habéis tenido un amor de repeticiones de momentos, de viajes en pareja, de experiencias increibles y de maduración por dentro… Si no habéis tenido un amor de otoño con flores, de poemas entre velas, de cenas rápidas y citas lentas, de películas y manta, de lloros y de abrazos, de desnudos del alma… Si no habéis tenido un amor aventurero y de tiempo prolongado ¿qué clase de amor habéis tenido?

Yo soy quien tiene  esos amores, de todos ellos, que se resumen en uno solo,  capaz de llenarme entera… de arrancarme de los labios las palabras sin decirlas, de ponerme patas arriba, de bajarme las bragas en cada esquina, yo soy de esos amores que inspiran, que son la heroína de los bohemios que viven en la buhardilla de mi cabeza y en el sótano de mi corazón… yo soy de esos amores que se sienten, no simplemente como un viaje tranquilo en tren, sino de una manera que sabes que dejarán alguna huella en tu piel… Yo soy de esos amores donde hecho raíces, me crece el pelo, recojo frutas y ando desnuda, yo soy de esos amores mágicos, predestinados, que generan movimiento, que es como un torbellino donde estuviese yo dentro.

Yo soy de ese amor mío, que aunque ni se diga nada, ni se haga nada, ni se bese nada… es la aventura que sin lugar a dudas a tatuado mi alma y mi cuerpo.

martes, 9 de diciembre de 2014

Los estigmas que promueve una sociedad hipócrita:




Hoy me he sorprendido a mí misma leyendo un artículo en internet con el título "15 actores de Hollywood que sufren alguna clase de trastorno mental" (ya sean estados depresivos, anorexia, bulimia, bipolaridad, pensamientos suicidas...) No me ha sorprendido el hecho de leer ese artículo, porque para seros sincera leo casi cualquier artículo que se cruza en mi camino y que a priori me parece de una fuente fiable, me ha sorprendido la emoción y el pensamiento que ha surgido de esa lectura: aceptación, deseo de mejora y humildad.

No es extraño que me topase con algo así justo ahora, me encuentro en un periodo de mi vida repletito de enseñanzas súper enriquecedoras y de "encontronazos" y "experiencias" también cargadas de mucho que aprender, sin ir más lejos, hace dos días aconteció en mi vida un suceso en el cual una persona fue contándole cosas falsas a otra persona que ahora mismo es muy importante en mi vida, cosas sobre mí, una de esas cosas que eran mentira era que se iba diciendo que tomo antidepresivos y, de alguna manera, entre comillas juzgaba aquello. Me quedé sorprendidísima ante ese suceso, primero porque yo no soy muy fan de la medicina alopática bajo ningún punto de vista, pero en el caso de que sí lo fuese, más que merecer un prejuicio y una desvaloración, más que acrecentar los estigmas que se encuentran en la sociedad en relación a esos problemas tan habituales, debería merecer una crítica positiva, constructiva y un aplauso, porque decidir tomar medicación para tratar un trastorno (sea del tipo que sea) es admitir que tienes un problema, es buscar una solución a ese problema y es ser valiente y luchar por encontrar un bienestar en tu vida... es por este suceso, por lo que os digo que no me sorprende con el haberme encontrado el otro artículo.

He leído algunos comentarios de otros lectores de ese artículo, me ha dado tanta pena que la gente se ría de forma destructiva de esas personas, que aunque personajes públicos no dejan de ser seres humanos con sentimientos. Para que una persona sea diagnosticada ha debido tomar su propia iniciativa de ir a un sitio donde diagnostiquen, eso supone en muchas ocasiones superar un montón de monstruos internos y darse más valor a uno mismo, eso es algo que de alguna manera siento ausente en el resto del mundo que es capaz de criticar algo así.

Las críticas y los prejuicios ante los desajustes mentales de las personas, generan unos estigmas que hace aún más difícil que una persona tome la iniciativa de mejorar su calidad de vida siendo incapaz de asistir a un especialista.

Mientras la sociedad sigue acrecentado la equivocada idea de la perfección y normalidad como algo que debe estar escrito en nuestro genoma y en nuestra forma de comportarnos y de relacionarnos... pero la verdad, la cruda realidad, es mucho más diferente que esa ficción que nos intentan inyectar y es que es bien sabido que la realidad siempre supera la ficción... estoy segura de que si todos los seres humanos de éste mundo nos atreviésemos a ser examinados por un profesional, nos llevaríamos la sorpresa de que ninguno entra dentro de esos dogmas de normalidad que tanto intentamos inculcar a los cuatro vientos... y es que, amigos, es más común de lo que pensamos sufrir en algún momento de nuestra vida un ataque de ansiedad, sentir rabia, volvernos desordenados o pasar por un periodo depresivo, es fácil agarrarse a rutinas repetitivas para hacer desconectar la mente o incluso obsesionarse por mostrar un cuerpo bonito, tras tanto bombardeo a través de los medios de comunicación de lo que significa la belleza para ésta sociedad y esa obsesión nos puede llevar a un pozo de trastornos, que si tenemos la valentía de aceptar que los sufrimos, indiscutiblemente se convertirán en unos grandes maestros que nos habrán enseñado que deberíamos estar bien orgullosos de tener la capacidad y el amor propio de superarlos.

En vez de seguir atacando a las personas, señalarlas y criticarlas, deberíamos valorarlas, aplaudirlas por aceptar su realidad y tomarlas como ejemplo, para cuando nos toque, aceptar todo lo que cruce en nuestro camino.

Ésta es la sociedad del maquillaje social: donde debes aparentar ser una persona que no eres, mostrarte o creer que te muestras como no eres... pero la realidad, es que al final del camino tendremos que mirarnos hacia a dentro y si lo hacemos sintiéndonos libres nos resultará mucho más fácil y nos generará muchos menos problemas.

domingo, 7 de diciembre de 2014

Intentar ser mejores.

Las palabras construyen o destruyen dependiendo del uso con el que las utilicemos. Eso lo sabemos bien los escritores: de libros, de blogs, de estados en twitter... y también los lectores: de libros, de blogs, de estados en twitter... Pero parece que se le olvida a la persona que habla habitualmente, persona ajena a ese mundo de leer o de escribir, ajena a la literatura o al valor del contexto, ajena a los recursos que dejó aparcados junto con las actividades obligatorias de lengua en primaria, ajeno a la capacidad de desenvolverse entre una prosa dramática y 180 excasos caracteres para expresar lo que el corazón dice con un solo latido, ajenos al arte y a la sensibilidad que éste promueve.

Y ahí, en esa ignorancia, ya sea autoimpuesta o por la falta de curiosidad a la hora de escarbar los sentires del alma, sucede el mayor error: desvalorar las palabras. Tan grave es ese suceso cometido, que aunque sea de una forma inconsciente pueden llegar a generar heridas incluso en aquellos a los que no han dado la oportunidad, aún, de conocer.

Nos encontramos frente a personas que hablan sin saber, que, al contrario de lo que escribí el otro día, su fuerte desarraigo hacia la empatía les ha llevado de cabeza a alimentar su ego a través de la palabrería vanal mezclada con una necesidad, poco noble, de cuchicheo con mala intención o turbio; que en vez de con fuerza entablar una conversación constructiva desde una actitud sana, construyen ese antagonista que puede llegar a oídos, ojos o aún peor, al corazón de una persona sensible. Los que dirán vacíos, los me meto donde no me llaman con púas, los me he enterado de esto y de aquello con veneno y los te informo de ésto que ha llegado a mis oidos sin ni siquiera interesarme por mi mismo que parecen desbordar mentiras.

¿Y si fuesemos un poco mejores? Sólo un poco, de una manera humilde proponernos ser, aunque sea una pizca mejor que la persona que fuímos ayer... y la actitud saludable que nos puede llevar a conseguir esa meta puede empezar por dejar a las personas SER libres y libres también supone al margen de nuestros prejuicios mentales que nosotros tenemos el poder de controlar... el siguiente paso que podíamos dar es, por ejemplo, la oportunidad de conocer a una persona al margen de lo que otros nos puedan contar, eso sin lugar a dudas sería una noble actuación por nuestra parte y la última cosa, que poco a poco nos puede llevar a ser mejores, podría ser la de cortar el rollo a todas esas personas que vienen con actitudes insanas y cuchicheos hirientes, controlar nuestro ego para no alimentar más esa bola, colocarnos en nuestro sitio y desde esa humildad, decir con el corazón, que seguramente esa forma de interactuar no sea la más sana ni la que deje nuestra conciencia realmente tranquila.

¿Qué tal si somos más conscientes? Sé que al principio puede ser trabajoso, pero una vez que se consigue nos sentimos libres y liberamos también de posibles heridas a nuestro entorno... Pero por desgracia pocas personas llegan a integrar éste punto de reflexión en sus vidas, pocos seres humanos lo tienen en cuenta como una rutina diria y eso lleva a otras personas a sentirse tan dolidas, juzgadas, excluidas, dañadas, solas... que acrecenta aún más la falta de aceptación de uno mismo y hace más profundo sus pozos.

No se trata de ser condescencientes, se trata de ser empáticos y trabajar la capacidad con la que nacemos todos de poder pensar en los demás antes de dar el siguiente paso y eso es algo que se puede aprender a cualquier edad, pero que deberíamos indiscutiblemente transmitir a los niños para evitar esos abusos y acosos desde pequeños que de adultos pueden seguir en otros ámbitos menos "inocentes". Pensamos que dejar un mundo mejor es solo evitar la tala de árboles de un bosque amazónico y nos olvidamos por completo de que NOSOTROS TAMBIÉN FORMAMOS PARTE DEL MUNDO... ¿de qué serviría controlar la contaminación, si por dentro podemos estar podridos?.

martes, 2 de diciembre de 2014

TODO ESTÁ BIEN.



Una parte de mí está tan convencida de que, si me encuentro a mi misma del mismo modo encontraré mi camino que cuando comparto con la gente éste pensamiento todo el mundo enloquece. En parte es comprensible, es la misma parte que me impulsa continuadamente a vivir desde un ángulo que suele diferir mucho con los ángulos del resto de las personas, es la parte que me aconseja "sal del redil donde caminan todos, siéntate, piensa, habla con un árbol, acaricia un gato, come con las manos... siente" Y es algo maravilloso, hasta que la otra parte, la del miedo, la de necesidad de encaje... intenta tomar el control alimentándose de los reflejos que nos rodean.

Son éstas experiencias las que me llevan de cabeza a tener que admitir que, encontrarse a uno mismo es un trabajo que dura toda la vida, pero me conformo con encontrar el comienzo de mis raíces y pues sé que será entonces cuando comprenda que todo encaja. Mi mayor problema, es muy posiblemente, que soy excesivamente autoexigente; un descontrol nacido de mis pensamientos repetitivos mentales y de mi necesidad egoista de compararme con los demás, con los límites de tiempo que ellos estipularon en su camino para alcanzar sus metas.

Sin embargo, es en días como hoy cuando encuentro mi cordura sana, hasta el punto que me tengo que decir a mí misma "el límite de tiempo de mi meta es mucho mayor, es una meta sagrada que no está estipulada en un concepto de espacio-tiempo, si no, de sentimiento e integración" aunque tengo que reconocer, que aún en muchas ocasiones llegando a éstas profundas conclusiones, el tema de aprovecharlas realmente como debería aún se me va un poco de las manos... entrenar la mente, el ego y los miedos es algo que no se consigue de la noche a la mañana.

Por ejemplo, hace unos meses tomé la decisión de volverme a matricular en unos estudios, porque en aquel momento pensaba que quizás era la solución a parte de mi incertidumbre. Llevo unos días remplanteándome esa decisión, más que nada porque en ocasiones siento que ese tipo de sistemas tan cuadriculados de valoración de conocimientos son los que más me hacen sentir peor... y pensando y pensando llegué a encontrar un miedo, que creía inexistente: el miedo a cometer el mismo error. Hace años ya intenté sacarme eso mismos estudios y me hundí con todo el equipo, pero un hundimiento psicológico bastante serio... fué en ese pozo donde, una pequeña luz empezó a iluminarlo todo, descubrí un mundo alternativo donde lo que compartía era igual de importante que aquello que compartia mi compañero de al lado y todo ésto me llevó a un mundo de magia, pero real, donde empecé a entenderme mejor y también entender mis pasiones, como la pasión hacia la naturaleza. Me dí cuenta que no había sido una locura, durante tantos años, el haber pensando que los animales nos entienden y tienen sus propias opiniones, aquella rebeldía que todos pensaban que se debía a mi falta de madurez, en realidad podía ser el resultado de una madurez posiblemente de otra vida o de mi conexión a un conocimiento colectivo al que podemos acceder todos... aquel error o decisión que pensaba incorrecta, pero que en su momento también tuvo momentos muy duros, definitivamente me hizo llegar a un punto maravilloso. Sin embargo a pesar de eso existe una parte de mí  que tiene miedo a volverlo a pasar tan mal, aunque de nuevo pueda hacerme llegar a un punto maravilloso.

Mi ego, al que por desgracia he dado demasiada importancia durante todos éstos años de vida, me atormenta y me acribilla con ideas y pensamientos como "dejar algo a medias no es responsable" "debes ser más responsable con los estudios" "éste es la única manera y el único modelo en ésta vida para alcanzar la plenitud"... mi parte del corazón, que es la que me acaricia cuando me da el bajón por el ego, me muestra ejemplos cercanos Y REALES de personas que viven una vida placentera, deliciosa y plena al margen de unos estudios cuadriculados y fabricantes de mentes huecas... supongo que otra de mis tareas pendientes es esa división que tengo dentro de mí misma.

Cuando pensé en ese miedo a que todo se repitiese, no sé si fue mi corazón o mis guías, vino a mí algo sencillo pero que calmó esas aguas turbulentas de la incertidumbre:

Cometer los mismos errores está bien. No cometerlos, también está bien.
Entrar en un patrón de conducta que te recuerda a algo del pasado, está bien. No entrar en ese patrón de conducta también está bien.
Equivocarse a la hora de elegir el camino, está bien. No equivocarse a la hora de elegir el camino, también está bien.
Ser conscientes de que algo no vibra con nosotros, está bien. No ser conscientes de que algo no vibra con nosotros, también está bien.
Deberíamos entender que TODO ESTÁ BIEN lo vivamos en el momento en el que lo vivamos porque es lo que nos toca en ese instante. No hay nada por encima ni por debajo, la sencillez de la vida se resume en una frase que olvidamos con facilidad: todo está bien.A si que me gustaría terminar intentando no olvidar y que no olvidéis ese sencillo aprendizaje y ponerle la guinda a ésta publicación con una cita célebre que lleva acompañándome unas semanas:

"El verdadero éxito consiste en descubrir quién eres, en lugar de calcular quién serás" (Franz Kafka)


lunes, 1 de diciembre de 2014

La importancia de una comunicación sana.



No podré escribir nunca de lo que no he vivido porque no existe texto, poema, frase... en la ausencia de la experencia, a si que, os puedo garantizar que todo lo que comparto es desde mi propia experiencia vivencial en éste mundo, en ésta dimensión y bajo mi perspectiva. No pretendo ser un ejemplo a seguir para nadie, de hecho creo que he cometido tantos errores que espero que nadie se piense en dar los mismos pasos que yo, pero la intención que sí que guardo es la de compartir y si compartiendo puedo ayudar a alguien o aportar un granito, será estupendo para todos.

Hace días que ando pensando en algo muy profundo, bueno en realidad hace días que ando muy profunda, no he buscado el motivo, no sé si las estrellas me han lanzado un guiño, ni si el sol anda enfrascado en una potente danza que me está afectando, tampoco sé si es el proceso en el que se encuentra la luna y mucho menos si es una puerta que me han abierto mis guías, lo cierto es que ahora mismo el motivo, el porqué, no me llama tanto la atención como lo que he conseguido con éstas introspectivas conversaciones y apuntes mentales.

Para seros sincera, jamás me había imaginado siendo la persona que soy hoy en día, no porque sea muy buena o muy mala, no tiene nada que ver con esos prejuicios mentales, si no porque jamás me había imaginado como una persona exigente, que es algo a lo que he llegado con tanto pensamiento; soy exigente, autoexigente, a nivel personal y profesional pero siempre desde mi perspectiva y mi forma de relacionarme con el entorno. También me estoy viendo como una persona profundamente detallista, con capacidad para afrontar sus errores y de hacerse responsable de si misma y de su camino sin necesidad de delegar responsabilidades al exterior y todo éste pensamiento sobre mi misma, me ha llevado sin lugar a dudas a un aprendizaje y a una importancia enseñanza, teniendo en cuenta que me estoy fijando mucho en mí misma para ser más consciente de mi manera de desenvolverme con mi alrededor, ésto me ha llevado a una profunda reflexión: el aprendizaje de la sana comunicación (y por sana me refiero a humilde, bondadosa y constructiva).

Bajo lo que he podido percibir hasta ahora y de lo que me he permitido ser consciente, el ser humano emplea mucha más energía en alimentar a su ego y por ende, en muchos casos, dañar a los demás (la mayoría de las veces de una forma inconsciente, me gusta pensar...). Eso es una actitud que se refleja muchísimo en la manera de comunicarse, la intencionalidad de las frases (que está por encima de las palabras ya que es una energía que incluso en muchas ocasiones nuestro interlocutor puede masticar y es algo que es tan verdadero que hasta el propio universo lo descubre antes de que pensemos si quiera en esconderlo con justificaciones) dice mucho del ángulo, de la perspectiva, desde la cual estamos comunicándonos y también dice mucho de la consciencia de cada uno y del aprendizaje a tener en cuenta.

Supongo que enfrascada como estoy en ser más proactiva en mi vida, más responsable y más consciente con cómo me muevo, desde dónde, con qué palabras... el universo pone en mi camino cientos y cientos de enseñanzas para llevarme a límites de aprendizaje insospechados y demostrarme si es verdad que estoy cogiendo nota verdadera y llevando a cabo eso que quiero cambiar, si es verdad que lo estoy integrando en mí (veréis... una cosa que me he demostrado es que cuando más te empeñas en aprender algo constructivo en tu vida, el universo siempre te pone pruebas para que te demuestres a ti mismo tus capacidades para llevarlo a cabo por encima de las adversidades... es como si la dificultad de los exámenes de la vida fuese aumentando para ver si realmente estamos prestando atención), es algo así como un capón de atención y siempre ocurrirá para que nos agarremos bien a lo enriquecedor y no dejemos que en el juego de la vida, intervenga de mala manera, el ego para fastidiar todo lo que hemos podido ir construyendo. En ese aspecto me siento orgullosa, no tanto por las veces que he salido victoriosa y sin cometer fallos en esas pruebas, si no, más bien por las contrarias, por todas esas pruebas que me ha puesto la vida cuando me he empeñado en aprender algo y he cometido errores cayendo de nuevo en ese patrón que quería cambiar ¿y sabéis porqué me ha hecho sentir orgullosa? Porque me ha hecho pensar, aún con más fuerza, que era realmente importante modificar eso de mí y me ha llenado de vitalidad el reconocerlo.

A donde quería llegar con todo esto, es que a diario nos comunicamos con las personas, tengamos un mal o buen día, riamos o lloremos, estemos ocupados o desocupados, estresados o relajados, hagamos lo que nos apetezca o nos encontremos en un día donde llevar a cabo las responsabilidades que nos hacen torcer el hocico... Todos esos días nos hemos comunicado con alguien: con alguien a quien podemos querer o no, a quien podemos apreciar más o menos, a quien podemos dar más o menos importancia... pero de lo que no cabe duda es que ese alguien, percibe, siente... y en la medida de lo posible, debemos ser conscientes con que nuestra forma de decir las cosas puede causarle daños (os lo dice alguien que en momentos de estrés ha dicho sapos y culebras de las que no me siento orgullosa y es por eso mismo que me he empeñado, de una forma tan feroz, en cambiar ese aspecto de mi). A veces no es tanto por algo tan evidente como un insulto o una palabra mal sonante, porque eso puede ser tan claro y tan directo que poco tienes para darle vueltas al tema, muchas veces lo que daña más es el doble sentido de las cosas, por ejemplo, cuando decimos una frase entre risas como entre bromas y escondemos entre una broma y otra una verdad dicha de una forma dolorosa... Yo no digo que no se compartan las verdades, pero lo cierto es que las cosas con tacto sientan mejor y es quizás en lo que intento centrar mi aprendizaje de comunicación.

He llegado a la conclusión de que no existe una comunicación sana si existen dobles sentidos, podréis decir que es muy evidente, pero es una de esas evidencias que deberíamos recordarnos a menudo. Algo se rompe cuando una persona transmite a otra una frase donde se esconde un doble sentido, el típico "rintintin" maquillado (que podríamos decir aquí en España), el poner el punto sobre la "i" o el quedarnos por encima solo con la intencionalidad, aunque escojamos meticulosamente palabras que suenen bien éstas se escuchan como una mierda si la intención es turbia. En ocasiones en las frases de una persona se puede ver como se queja de situaciones, que a priori y compartidas de otra manera, no generarían una mala energía ni una situación densa... Seamos más sinceros a la hora de comunicarnos, pero una sinceridad sana, donde dejemos de lado los prejuicios y el ego y compartamos solo EL SENTIR. Porque, una cosa tengo clara, cuando se comparte EL SENTIR de corazón a corazón se consigue que ambas partes, protagonistas en la comunicación, sean más conscientes, ya que al evitar la herida de "los dobles sentidos" se puede prestar más atención a lo que de verdad se quiere compartir... porque sin embargo, cuando algo nos es compartido soltando una cuchillada entre frase y frase, nos fijamos más en ese dolor que nos han causado y eso es destructivo para ambas partes.

Con la comunicación sana y constructiva, ambas partes se llevan un tesoro, ambas partes se llevan algo bueno y no existen rencores ni dolores, no existen pensamientos de "¿qué le ocurrirá conmigo?" ni problemas que nos remuevan. Algo que nos molesta se puede decir de muchas maneras y eso es algo que todos sabemos, elijamos pues, en la medida de lo posible, la manera que menos dolor pueda ocasionar al prójimo, y tanto por nosotros como por la parte que lo recibe.

Necesitamos, con urgencia, aprender a comunicarnos, y no solo entre los seres humanos (que lo hacemos bastante regular, al menos bajo mi punto de vista) si no, con todo el entorno. ¿Cómo hablamos a nuestros animales? ¿Cómo nos movemos en la naturaleza? ¿Cómo nos comunicamos incluso con nosotros mismos? Es URGENTE que comencemos a tener una charla con nuestros "yos" interiores y poner las cartas sobre la mesa para saber cuales son los errores que cometemos a la hora de compartir con los demás, algo tan sano y tan natural como una conversación, una idea, un consejo... hemos nacido con la sagrada facultad de poder entablar conversaciones con todo lo que nos rodea, es momento de ponerle consciencia y que esas conversaciones sean productivas, enriquecedoras y positivas, debemos saber que de una actitud bondadosa aquí nace una flor en la otra parte del mundo, es nuestro momento de ser consecuentes con que grado de responsabilidad tenemos en ese mecanismo que nos rodea.

En mi caso, por ejemplo, me gusta pensar que me expreso bien escribiendo, puedo encontrar las palabras más dulces, puedo decir "te quiero" de una forma mágica y también puedo disculparme de la misma manera sintiéndome más integrada con lo que digo, tengo que elevar esa facultad positiva que forma parte de mi hasta el punto de poder llevarlo a cabo en una comunicación cara a cara, oral. Conseguir que del mismo modo que controlo mi ego cuando mis dedos presionan teclas, podré hacerlo cuando mis labios pronucien palabras. Y es algo con lo que, realmente creo que estoy trabajando muy duro. He llegado a un punto de aceptación de errores de mi misma que me ha hecho sentir mucho más liberada, a un punto de observación en el entorno que me ha hecho comprender mi papel y a un punto de sensibilidad, que es cierto que me hace sentirme vulnerable, pero también me hace sentir buena... con todas estas experiencias me he topado con la verdad cara a cara, y la he aceptado, debo ser más responsable y llevar a cabo una comunicación sana, eso implica alejar los "yos" del ego dañino, alejar los prejuicios y las palabras que son como dedos señalando, implica empatía y ponerse en el lugar del otro desde una actitud humilde, implica aceptación de uno mismo y agradecimiento, aunque a veces duela, de ver actitudes que son el antagonista de una comunicación sana y que son ejemplos claros de cosas que no me gustaría llevar más a cabo, implica dar valor a las palabras, a las expresiones, a la forma de moverme físicamente cuando hablo a alguien... y lo más importante, implica abrir un canal comunicativo Corazón-Boca para que nuestras palabras y nuestras intenciones sean tan bellas, que aunque tengamos que decir algo con lo que no estemos de acuerdo, siempre ayudemos con una actitud constructiva en vez de destructiva.

Espero que mi experiencia os pueda ayudar.