¿Sabes? todo hay que sentirlo, notarlo, palparlo en lo más profundo de tu ser...

lunes, 31 de octubre de 2016

Lamento este adiós...

Todo comenzó con un hola y termina, como terminan todas las buenas cosas, con un adiós y unas futuras borracheras esperando a la vuelta de la esquina.

De nuevo nos quedamos mi oso y yo, a ver el mundo, acariciar las horas, besar la luna, dormir a solas... de nuevo poemas para nadie, versos incompletos, tristeza que se apega, pánico al mundo en si mismo...

Déjame contarte mi historia: yo nací con una capacidad, involuntaria, a dejar mi corazón andar al margen de mi razón y hasta tal punto llego aquello que me hicieron más heridas profundas de las que podía imaginar... durante un periodo de mi joven vida no puede contener toda esa sangre, emanando de mi misma y abrazándome constantemente a la arma que las producía, al vacío, a las cosas a medio decir, a la abundancia de mentiras... hasta que llegué a odiarme a mi misma, aquello casi me hizo morir. Pero no, no lo consiguió porque me propuse que la vida no podía ser solo así, de manera mágica encontré mi centro y decidí que solo desde ahí hablaría a los demás; el centro de uno está dentro, muy dentro, por eso todo lo que digo es profundo, es sincero, es correcto. Cuando llegas hasta ahí los ojos se aclaran, las palabras salen solas y la imagen de lo que realmente mereces viene a tu cabeza.

Merezco noches de risas, de pasión y de abrir mi corazón. Merezco admiración, ayuda, apoyo... merezco ser ELLA, ser YO, ser TÚ, SER... merezco besos infinitos, palabras verdaderas, intenciones claras... y merezco lo mejor: los mejores sentimientos, los mejores deseos, las mejores caricias, la mejor compañía.

Esta es una carta a ti, que no la vas a leer, a si que a fin de cuentas es más a mi misma... pero a ambos quiero decirnos que lamento este adiós. Aunque sobretodo lo que lamento es el daño que hay detrás, pero me siento bien de que hemos sido capaces de hablar, que no nos hemos engañado, que lo hemos aceptado, que al menos sabemos que detrás no hay maldad... y eso es sano, aunque no cumpla con nuestros deseos pero es sano.

Me quedan tantas cosas por enseñarte de mi: como mi amor por las arañas, que me apasiona comer moras recién cogidas de una zarzamora, que mis botas de nieve son fucia ¡fucia!, que cuando me compro un libro siempre leo la última línea antes que la primera, que adoro el té negro, que soy de dibujar en los cristales empañados, que no concibo la vida sin chocolate, que es fácil hacerme feliz. Pero como más o menos ya sabes, esas son las cosas que se quedan a medias.

Me habría gustado haber sido tu apuesta, sinceramente, me habría encantado. Ahora te ha salido otro número, otra jugada y te toca seguir la partida con lo que te queda entre las manos, el corazón y la cabeza. Solo te pido que te des la oportunidad de llevar a cabo aquel favor personal que te he escrito para ti mismo... aunque solo sea con una persona, permítete centrarte solo en una... el mundo se vuelve inmenso entonces, todo cambia, todo es poco al lado de la luz de alguien que será la única que llame tu atención.

Gracias por todo, por enseñarme la fuerza del fuego, el ímpetu, el orgullo bien llevado, la humildad y los abrazos sin pedirlo y sobretodo gracias por tu calidez. Nos vemos en esta vida o en otras vidas... como el destino disponga, sé feliz y no te rindas nunca.


viernes, 28 de octubre de 2016


Me apetece hablar de amor sin despertar a titanes de los submundos humanos, equivocarme sin sentir pánico por un prejuicio insano.

Que me descubran, cual marinero a la aventura e imaginar, que quien sea, sepa que siempre hay más.

Vivir mis días malos sin estar cohibida y mis días buenos en buena compañía, llorar y reír al poco tiempo... me apetece porque esta es mi manera sentir.

Dedicarle tiempo a la escritura sin que eso confunda, me apetece gente segura que no dude, me apetece que entiendan que doy todo a una, que no entiendo de cosas medio hechas, que los SÍ son para todo lo que duren y que los NO también.

Me apetece no tener que escuchar consejos que no pido, ni esa mala manía de tantos por meterse donde jamás han sido llamados, me apetece no sentirme vulnerable porque quizás abrí más la boca aquella primera noche de lo que tendría que haber hecho... Estoy cansada de despedidas, de gente que desaparece, de un hola que se convierte en un adiós para siempre... me parece tan terrible, no lo llevo nada bien, me deshilacha el alma y me quema con hierro incandescente la piel.

Me apetece no tener que sonreír si no tengo ganas, reír a carcajadas por cualquier gilipollez, hablar del temor, de la muerte, de la vida, de los planes de futuro que no sean solo neblinas... me apetece no sentir que la única constante de esta existencia soy yo misma.

No tengo más fuerzas para seguir convenciendo a mi corazón, ni para amarrar todas mis emociones... porque eso acaba conmigo lentamente.

Me he equivocado y lo siento... ¿alguien me lo puede poner más fácil? Sólo pido eso. Pido respuesta incluso cuando las palabras se me escapan, pido sinceridad y aguas transparentes.

lunes, 24 de octubre de 2016

Despertares de otoño...


Fragilidad al ocaso de mi valentía...
Reflejos que allanaron un camino desconocido...
Despertares inesperados en noches, teóricamente, tranquilas...

Ansiedades de mañanas trempaneras...
Finales esperados, versos doblados, palabras agotadas.

Inviernos largos y calores cedidos ante una necesidad...
Abruptos paisajes, puertas cerradas...

Indefinible mundo de sensaciones, vulnerabilidad.

Me dicen, me cantan, me exigen y señalan...
Me escondo, me agoto, me sumerjo y desaparezco.

Te sorprendes cuando digo que sólo tenemos una oportunidad...
"¡Dame más!" me exige tu imperecedero ego.
"No hay más..." respondo.

Una vida, una oportunidad, una muerte, un nacimiento.
No vuelvas, no vuelvas ahora ni nunca, vete lejos...
Y si piensas que soy de extremos...
Mira al centro de mi corazón lleno de grises y de medios...
De raíces, de ramas, de cicatrices...
De tonos para otros que no me caben en el cuerpo... 

Te digo que no soy para todos los públicos...
Te ríes incrédulo ante esa seguridad.
Te dejo observar que soy esa pieza que no encajará...
Que la belleza de mi ser se encuentra, precisamente, en esa profundidad...

Y cuando a veces sufro y me digo a mi misma "me gustaría ser normal..." ahora entiendes...
Ahora sabes que no exagero. 

Soy capaz de extraer las sombras más densas de las estrellas más hermosas...
Besar donde jamás nadie besará...
Apostar todo a nada aunque vaya a perder, me enamoré de la esperanza...
Me cambié...

sábado, 22 de octubre de 2016

Amor propio



Adán le preguntó a Lilith: - ¿Por qué? ¿Por qué estás mas guapa ahora? ¿Por qué se te ve más feliz y segura? ¿Por qué ya no lloras ni titubeas? ¿Por qué confías, consigues? ¿Por qué me pareces más fuerte y más sexy?...

Y ella, muy segura de si misma, respondió mirándole a los ojos: - Porque aprendí que cuando la vida dispone, generalmente nos pone más gloria que pena. Aprendí que hay dolores que son aciertos absolutos, estuve conmigo porque no tenía a nadie más y de entre tanto escombro pude entender que no importa tanto lo que construyas... importa más lo que conservas cuando los vientos del destino, inesperados y feroces, hacen su aparición. He regalado "te amos" a oídos que ni siquiera querían escucharlos, he viajado, he construido y destruido con sumo gusto y a mi antojo, me he acojonado viva y he emergido de ese pozo... emergí volviéndome una aliada en las batallas que aún me quedan por lidiar. Implanté la paz ante un odio desmedido que me convertía en alguien infeliz... pero sobretodo, entendí perfectamente aquello de: mejor sola que mal acompañada... y en tu ausencia aparecieron todos los que siempre me habían amado sin condiciones. 

El camino siempre se hace cuesta arriba cuando te empeñas en seguir al lado de alguien que no te valora lo suficiente... vuela lejos y déjate llevar por las sorpresas de la vida, ella te cuida como una madre y te aseguro que te hará alejarte, de una manera o de otra, de todo lo que no tiene cavidad en tu corazón. 

Lo mejor que me ha podido pasar es encontrarme a mi misma y recordarme cada mañana, cada santa y bendita mañana, que me tengo a mí, que soy fuerte y que mi amor propio es más poderoso que cualquier opinión externa. Así me repuse, así me he repuesto, así me he construido y así quiero verme en TODO LO QUE ME QUEDE DE VIDA. 



jueves, 20 de octubre de 2016

Soy mía.


Soy mía, cuando soy agua embravecida y vientos huracanados, también cuando soy calma y quietud de bosques encantados....

Soy mía desde el primer pelo de mi cabeza hasta el último dedo de mi pie.

Fiera, fuerte, sibilina si me place, inteligente... no necesito escucharlo en boca de otros, cuando me lo digo a mi misma es porque lo sé, lo creo, lo tengo bien claro. Soy bella y hermosa, no rozo ni de broma la perfección y eso es lo que me convierte en más mía, en más fuerte, en más bonita. 

Soy mía, única y exclusivamente mía, porque si tengo que pertenecer a alguien... sólo quiero pertenecerle a mi alma. Lo he dicho mil veces y con esta van mil y una: soy mía, pero siempre generosa y me comparto por las noches contigo, con tus ganas, con lo que crees que es posesión de mi cuerpo y es un juego a dúo, de besos y sexo. 

Soy mía y jamás permitiré que me digan lo contrario, soy fortaleza en la soledad, fiereza en la batalla, ingenio en la vida, adaptación en cada circunstancia. Yo no voy acompañada de una manada de lobos, lejos de los que opina Clarissa Pikola Estés, yo no corro con ellos, yo corro con mi coraje como bandera, mi cuerpo desnudo, mi propia pertenencia, mi mente clara, mis objetivos dispuestos, mi conciencia tranquila... fiel seguidora de mis propios monstruos internos. 

Soy mía, sobretodo soy mía en mi propia locura ¡bendita condición humana! que me sube a las estrellas, me hace alejarme y acercarme, centrarme en mí, aislarme, construirme y destruirme, follarme... siempre he creído que la cordura estaba sobrevalorada. 

Soy mía, intento en la medida de lo posible serlo siempre, tenerme firme, confiarme la vida, los sueños, las ilusiones, las ganas, la magia... porque soy mía, mi propio centro, mi sistema, mi sol, mi luna, mis vísceras que gritan desde dentro ¡queremos eso que te da la vida!... ya nada me reconcome, desde que soy mía, desde que me dejo serlo, soy puro verso en medio de un párrafo en prosa, soy el pensamiento hecho cosa, la personificación de mi verdadera esencia, la tranquilidad de que todo fluye, la confianza, el amor, la alegría, la pena y la gracia. 

Mi propia constructora de un mundo nuevo, ocupada constantemente con desmigarme las tripas, deshilachar pensamientos, enrojecerme las mejillas y cumplir con mis expectativas de en sueño. 

Soy más mía hoy en día de lo que he sido nunca, porque si una cosa tengo clara es que ya no puedo fallarme a mi misma, soy la propia mano que se ofrece a levantarme, las dureza de las rocas, la magia de la madera, el frescor de la hierba... 

Soy mi ausencia y mi presencia, mi paranoia descontrolada, mis sentimientos en bucle, mis putos enganches emocionales, mi rabia desatada, una palabra mal dicha, un punto bien puesto y un párrafo y a parte en mi propia existencia. 

Soy mía y soy el universo que brilla y también el que se queda a oscuras, soy la que tiene un par de huevos para sacarlo todo adelante, la guerrera, curandera, hechicera, sabia, la que observa, la novata, la aprendiz y la maestra... Desde que soy mía y a tantos ratos me tengo, he descubierto que no hay precio que pueda pagar esto. 


viernes, 14 de octubre de 2016

Hola.



Todo es más sencillo cuando estás entero y completo, cuando entiendes tus propios vicios y ya no dependes de ellos. 

Todo es más sencillo que un concepto pre-definido, todo es más sencillo si se hace con respeto. 

Se establecen límites que se ven claramente, lo que tú no quieres para mí yo no lo quiero para tí, pero no por propiedad es algo que implica el hecho de conocernos. 

Yo lo tengo claro, tú no lo sé pero tampoco quiero saberlo. Yo me conozco lo suficiente para domarme a mi misma, que aquellos patrones que tanto me han hundido ya no forman parte de mi rutina... yo ya no espero, ni pido plegarías, yo ya no suplico y si me pongo de rodillas no es porque te rece, es porque te disfruto. 

Tú, que crees en el cambio constante y alabas que todos somos ese cambio, yo también lo creo fielmente por eso te digo que a cada instante que paso me descubro un poco más y no hay mejor compañía que la de mi misma. Con esto no quiero decir nada, no eres un mero entretenimiento, la vida te ha dispuesto en mi camino porque debes transmitirme más de un concepto que no termino de alcanzar. 

Y los seres humanos somos maestros de otros maestros, humanos de humanos, personas de personas... no necesito que digas más o hagas más o me ofrezcas más, no hay expectativa ni en el tiempo, ni en el avance, ni en como evoluciona. Tu fuego no se apaga con mis mares embravecidos, con mis emociones, con mis cambios de destino, con mis mundos etéreos, extraños o distintos... mis aguas no se desbordan con tus palabras de realidad, con tus toques de atención, con tu ímpetu desmedido... Y yo te observo lleno de letras pero también de vacíos, también me observo y me veo llena de flores, un jardín florecido donde suelo tenderme a amarme un poco más que el día anterior. Aunque debo hacer un pequeño inciso, es cierto que haces desbordar mis aguas pero no las que son tan profundas, si no aquellas que desborda una mujer entre el tacto de unas sábanas viejas y rasgadas, la piel con piel, los besos callados y rebosantes de ganas.

Conceptos, teorías... sentimientos y magia, somos como el día y la noche, tú representas un sol en un amanecer rojizo, esquivo, bello... Yo represento la sombra ante la luz, una penumbra que se disipa con un rayo de luz, un montón de escombros reconstruidos y otro montón de nada que poco me importa si se queda así toda la vida, esa ausencia también está bien, también es buena. 

Está bien conocerte, pero perdona si te digo que no deseo tenerte, porque como un animal salvaje debes ser libre, no hay más belleza en el ave que verla volar sin cadenas, sin jaulas... mantendré la ventana y la puerta abierta para que vengas cuando quieras, pero yo no te espero, yo ya no espero... no eres tú, soy yo, que me he construido una verdad donde hay hueco para el que quiera estar y también hay libertad para el que se quiera marchar. 

viernes, 7 de octubre de 2016

Fo....


Fo....
Esos demonios míos, esos suspiros profundos...
Mi juego que se enciende con solo un segundo.
Es ese beso escondido, esa caricia acompañada, es ese sabor en mi boca de toda mi piel mojada...¿Mojada? Sí, desde debajo de mi ombligo hasta mi cuello y mi oreja, mis manos...
Entonces toda mi vida, en un instante, pausada.

Tus dedos que se esconden entre los recovecos de mi cuerpo...
Tus ojos que observan lo míos empañados, ausentes, en otro mundo...
Una realidad alternativa entre descargas y contracciones, entre subidas y bajadas...
Entre mordiscos, arañazos, azotes...

¡Que me agarres fuerte! Porque me marcho un segundo y quiero llevarte conmigo, allí donde me quedo sin aire, donde no hay que decir lo mucho que me pones porque es evidente, está presente, presente en todo lo que dure este juego contigo.

Yo una pieza, tú otra pieza y el mundo entero un tablero...
No es un ajedrez, ni son unas damas...
Ni es un tiro porque me toca...
Aunque si me tocas hazlo dentro, muy dentro, con las yemas de tus dedos...

Vamos a comernos más...
Hacer un jaque mate, vamos a perdernos más...
Vamos a follarnos más.

Una risa que se corta con un inesperado gemido, un orgasmo que nace...
Un placer compartido, dos cuerpos que yacen, tendidos, entre ellos y sobre si mismos...
Esto es lo que nos queda de locura en esta vida terrenal...
El único placer que se puede experimentar...
El auténtico placer carnal, tu piel con mi piel por dentro y por fuera.
Las mentes que huyen y los corazones se calientan.

La otra parte que nos iguala a todos...
Ricos y pobres, jóvenes y viejos...
Estamos ligados a los regalos del sexo.

(Porque no hay más vida ni más chispa que aquella que nace de un polvo bien correspondido.) 

jueves, 6 de octubre de 2016

Las reglas de mi propio juego


Me encaro al universo para decirle que me como con patatas sus absolutistas reglas universales, que me da igual lo que invente en su crecimiento intenso y permanente, en su muerte y resurrección, que si me hizo mujer y encima dueña, que si me hizo libre y salvaje, que si me hizo bruja y con tantas y tantas enormes capacidades... que entonces seré yo quien elija en ese destino, que para eso es mío, mío y mío y solamente mío.

Que me da igual si dice que en el mundo el agua siempre apaga el fuego, que me da igual si es necesario tener piedras en los bolsillos para que el aire no te vuele, que me da igual si los bosques me susurran que voy en un camino equivocado, si mi cabeza explota, si mi corazón calla y si aún hay cientos de cadenas que cortar.

Que me pienso sentar cara a cara con quien creó todo esto, que pienso hablar sin callarme, que aquí no va a existir ni siquiera puntos suspensivos para dar oportunidad a introducir palabras que no quiero ni oir pronunciar, ni tampoco imaginar.

¿Soy poderosa? Pues con este poder que se me ha otorgado elijo entonces volverme a equivocar, que la sensación que hay entre medias de tirarse a la piscina y ahogarse es más placentera que el esperar en el muelle de San Blas.

Ya me estoy haciendo bastante responsable con cuidar mi corazón, con escribir, con desplegar las alas, con liberarme de cosas a medio hacer... no creo que todo lo que quiera ahora sea mayor que eso, no lo creo.

¿Será que estoy vieja por dentro? ¿Será esa experiencia, ese crecimiento, eso que llaman madurez? ¿Será todo lo contrario? Pura rebelión contra lo que ni siquiera se puede sujetar con los dedos de la mano.

Será que ya lo único que me importa es explotar por dentro, verme brillar en otros ojos, sentirme con mis labios, acariciarme con sus manos, escucharme con tus palabras... será que he soltado lo que me mantenía agarrada, que he encontrado un estado entre ese anhelo y esa presencia, un estado de paz, porque decidí que se habían terminado las guerras. Será que me he hecho propietaria de mis propios orgasmos, que gracias por participar en que sean así pero que son solo para mí... que mis gemidos seguramente me pongan más a mi que a ti, que no es narcisismo, es amor propio, que ha resurgido una bestia entre tanta agua en calma, que ya no doy un paso atrás, ya no.

Dejé de sublevarme a una carencia que jamás estuvo ahí, una perturbación de mi pensamiento, una falta entre la conexión de mi cuerpo y de mi mente. Ocupé huecos que debían mantenerse desocupados, pero doy gracias porque soy joven y es pronto, aún es pronto, para poder rehacer todo de nuevo.

Me pienso follar una estrella si así me place, amar a un planeta entero, sentir una nebulosa revolviendo mis entrañas, parir una semana de cada mes las cosas que se ya no me hilan, no me hilan el alma, no me hilan el cuerpo, no me hilan a nada. Porque si vine a esta tierra con tanto por hacer y con tanto ya hecho, significa que puedo llegar aún más lejos.

Ya no dependo de suspiros del alma, ni de poemas de amor enloquecido, me despojé de los resquicios de la locura adolescente y entonces me vi sola, frente a mi todo el mundo por recorrer con pies descalzos, sin caminos por detrás solo podía andar erguida sin miedos, ni titubeos. Aprendí lo que pocos aprenden con el dolor desgarrándote por dentro: la belleza de un sufrimiento autoimpuesto, entonces me sentí libre de aquello porque al verlo bello aprendí a amarlo sin remordimiento.

Ahora entiendo a esa hipotética enloquecida primera mujer de Adán, Lilith le hacían llamar, que dijo que no cuando estaba hasta las tetas, que aquellos revolcones le sabían a poco, que entretenida estaba en dejarse conquistar por la sinuosa sutiliza de aquella metafórica serpiente y que cuando ella estableció sus propios límites, a aquel ser dominante y carente del verdadero significado de la vida, se le fué todo lo que esperaba y pidió que fuese expulsada... y ella se fue y se marchó, sin nada que esperar y encontró una vida interesante, dura y profunda, donde pudo verse sola desenmarañando las tramas más profundas de si misma. Pues quizás las que hemos llegado a este punto, somos resquicios de aquella primera mujer que se encontró a si misma.

Ya no hay abandonos, más que el abandono al placer en si mismo, sin remordimientos ni condiciones, sin etiquetas, sin cadenas y sin cuerdas que nos ahoguen... supongo que no se puede amarrar a un huracán y yo soy más que esa turbina de aire enloquecida.

No vas a entender ni un cuarto de lo que he escrito aquí, por ello prefiero no explicarte nada y pedirte lo que tan bien se te da hacerme: comerme a besos por dentro y por fuera y dejarme vencerme, un instante, una noche... entre un presente que es cierto y un futuro que no se sabe cómo viene.