¿Sabes? todo hay que sentirlo, notarlo, palparlo en lo más profundo de tu ser...

miércoles, 28 de marzo de 2018

Maestros de nada:

 
Mi plutón y yo volvemos al ataque.
El ser humano sabe de mucho y enseña sobre muchas cosas, pero para ser un verdadero maestro las personas deben sentirse precisamente iluminados y autorealizados, sin la más mínima duda. No cabe duda ni otra incertidumbre, hay como una conexión fiel y estable hacia esas dos premisas esenciales para ser un buen maestro.

Hoy me refiero a todos los inspiradores que se las dan o han dado de maestros. Todos podemos enseñar nuestros conocimientos, transmitir nuestros conocimientos, lo que sabemos (que seguramente sabemos nada, en comparación con todo lo que desconocemos). Yo misma tengo un negocio donde enseño el Tarot, su interpretación y conexión. No me siento una maestra del Tarot, me siento una facilitadora del conocimiento del tarot. Algo muy diferente. 

Ser maestro supone un camino de impecabilidad, que para nada se parece a mi camino. Yo en mi camino cometo errores, aún estoy conviviendo entre mis sombras y mis luces, aún estoy observando y siendo objetiva, clara conmigo misma, para poder admitir lo mejor y lo peor de mi persona. Y no, no me siento un ejemplo de nada, pero no es porque no me ame o no me valore lo suficiente, si no, porque no deseo tener la obligación de ser ejemplo para nadie. No me siento cómoda y plena en ese papel, porque me conozco lo suficiente como para saber lo peor de mi y lo peor de mi no es un camino que le recomendaría a nadie, ni siquiera se lo daría a mi peor enemigo. 

Por eso hoy quiero hablar de los maestros de nada. Con Internet existe cierta facilidad para ponerse una etiqueta, un hashtag para definir el supuesto papel que te has colocado a ti mismo o que se han colocado a ellos mismos, un papel que crees desempeñar dentro de la sociedad. ¿Desde qué punto objetivo uno puede denominarse a si mismo maestro de algo? ¿Cuándo somos realmente maestros de algo? ¿Es lo mismo la habilidad, como la maestría? ¿Es lo mismo el personaje, como el maestro?. Existen aquí grandes matices, que van a levantar ampollas a cualquiera que lea esto y no esté centrado y consonancia con su humildad. Porque un montón de egos se van a venir arriba cuando lean esto y es tan sencillo como estar en paz contigo, tener claro que lo que haces realmente está a la altura de maestro y si no es así, si no tienes esa iluminación, liberación y autorealización... Desapégate de una etiqueta que no eres.

 No pasa nada, puede incluso llegar a ser la paz que necesitabas. A veces nos llamamos cosas que nos crean más asfixia y condena que felicidad, incluso con cosas que tiene un valor bueno, porque a veces esa autodenominación genera expectativas y obligaciones a las que no queremos ni podemos llegar. 

Yo me atrevo a decir que la mayoría de seres humanos, incluso aquellos que tenemos conocimiento y habilidad en disciplinas que se salen de lo común o que requieren de constancia  y dedicación, no somos maestros de nada, aunque podemos enseñar y a transmitir a los demás y a nosotros mismos, muchas herramientas, aprendizajes, habilidades... Pero eso no nos hace maestros, nos hace facilitadores, compartidores, guías, acompañadores, inspiradores... Y aunque todo esto pueda parecerse al papel de un maestro, no lo es. 

Para ser maestro uno debe vibrar en un compromiso y una responsabilidad de humildad, honestidad, generosidad, apertura, liberación de juicios y prejuicios, liberación de imposición, liberación de rigidez... Y también debe admitir la realidad de los demás como una verdad plausible, real, alejándose de los "absolutistas" como único camino de conocimiento, crecimiento y transmisión. 

Cuando tu ego está a otras cosas y te pones a hablar con tu "Darth Vader" particular te das cuenta de que aquel que se ha denominado a si mismo "maestro de..." tiene más papeletas para terminar en el lado oscuro que aquel que prefiere no llamarse nada y hacer las cosas a su ritmo, con su caminito y sus pautas particulares y propias. Tienen más de maestros mi perra y mis gatos que la mayoría de humanos que conozco, y ni siquiera ellos se denominan a si mismos maestros de nada. 

Quizás el camino del verdadero maestro es no verse como tal. Y admitir su humanidad, su imperfección y desde ahí caminar de la mejor manera posible hacia un sendero de paciencia, modestia y moderación. Quizás es más maestro el que no necesita presumirlo, ni decirlo, ni colgarlo en un título en la pared o en su biografía de cualquier red social... Porque quizás es más maestro el que sabe de la inexistente, pero existente, forma del maestro y que quizás maestro no es alguien en si mismo desde si mismo, si no, que somos nosotros quienes vemos a los demás como maestros pero ese valor puede perderse cuando alguien se acomoda en ese papel, en esa automarca de autodenominación. 

Quizás la magia del maestro sea abrirse a la posibilidad de no serlo y que eso se la traiga al pairo, porque hay algo superior, mucho mejor que haberse autosentido un maestro. No lo sé, es una teoría que tengo. Quizás hallemos con nuestros ojos más maestros en aquellos que simplemente se muestran como imperfectas personas que comenten errores y los reconocen, y quizás en sus propios errores encontremos más sabiduría y aprendizaje que en una frase célebre y celestial. 

Y quizás, en los tiempos que corren, hemos perdido la raíz primigenia de todo, la etimología de la realidad de las cosas, el valor primario, el motivo real, el punto de donde todo ha nacido, el verdadero significado de según qué palabras, según qué actitudes y sobretodo... Según qué valores. 

Por eso tras ésta interesante conversación con mi plutón particular, con mi Darth Vader, me he dado cuenta que yo soy maestra de nada. Y me encanta esa perspectiva. Que tengo mucho conocimiento y deconocimiento sobre muchísimos temas, que tengo experiencia y falta de la misma sobre muchos ámbitos de mi vida, que cometo errores sin querer y a propósito, que no soy ejemplo. Y qué bien sienta decirse a uno mismo que aún estás en medio de la exploración del sendero y que eso es mejor que cualquier máscara autoimpuesta para sentir una falsa sensación de bienestar, porque el bienestar real está acompañado por sentirte bien contigo, sin más autodefinición y etiqueta para presentarte ante los demás. 

Sano es mejor:


Que todo lo que hagas en tu vida sea sano para ti. Y me dirás "Pero Amalia... si tú a veces tienes actitudes que no son sanas o hábitos que pueden no ser sanos" y te diré que llevas razón, pero creo que no nos estamos refiriendo al mismo tipo de salud. 

Hoy quiero compartirte otro de mis pensamientos, una perspectiva que me ha llegado del cielo después de analizar con minuciosa atención el pasado de mi vida, mis conductas y patrones y también las de aquellos con las que estaba en aquellos momentos. Y te das cuenta de que en los temas de relaciones las cosas, en la medida de lo posible, tienen que ser sanas. Cuanto más sanas, mejor. Esto es algo que ocurre tanto con amigos, como con familia y pareja. 

En la salud se encuentra la calidad de vida y aquí se trata de que vivas con calidad, mucha y cuanto más mejor. Se trata de que realidad le des valor a tu existencia y esto nace después de mucho trabajo personal, de muchas cosas que reconocer, admitir, cambiar, trabajar y esforzarse.

Nadie ha nacido siendo la mejor versión de uno mismo y tampoco nadie ha nacido comprendiendo que en el merecimiento se encuentra el secreto más potente para una vida a la altura de nuestro amor propio, que es lo más grande que vamos a tener en esta existencia. Y porque es lo más grande y es algo esencial, resulta prioritario darle el lugar que se merece. 

A través de amor propio, que no de rabia, orgullo, rigidez o radicalismo... Nace una perspectiva más saludable hacia nuestra persona y es desde aquí como uno puede apoyarse en actitudes para crear una vida más saludable hacia el exterior. 

Empiezas a tener consciencia sobre qué es lo que soportas y toleras y qué no. Comienzas a comprender que si las cosas no van al unísono con tu propio valor y amor interno, es que seguramente son cosas que no necesitas ni tienes que estar soportando. Por eso te digo que si es sano, es mejor.

Si es sano se comprende, abriga y cuida el respeto. Si es sano se fluye en comunicación, se admite la oscuridad y se intenta hacer todo de la mejor manera posible. Si es sano no existe manipulación, ni "drama momentos", no existe una soga invisible de apego insano... Porque si es sano, uno elige estar en esas relaciones sintiéndose lo más libre posible, algo que aparece de forma natural. 

Si es sano todo fluye en armonía y consonancia con el bienestar. Y se comprende que existen momentos, algunos difíciles y duros, pero no se usan artimañas de dudosa raíz para manejar las cosas al gusto del ego. Por esto, si es sano, siempre es mejor. 

Si es sana la relación con tus amigos, sin esconder ni un poco de comparación, de incertidumbre, de envidias o de competencias, estarás forjando una familia elegida que te aportará, para sumar y no restar. Porque la vida tiene una franja de tiempo muy limitada donde, como podamos, lo ideal es que sintamos que estamos invirtiendo los segundos y no perdiéndolos. 

Si es sana la relación con tu familia de sangre, algo que no es tan fácil de conseguir, y que en ocasiones no parece posible con todos los miembros, te aportará una confianza natural en ti como persona y una solidez en los registros que te acogen que la existencia de esas raíces y provienen de tus propios antepasados. Y si no es una familia de sangre pero es una familia con la que convives, de igual manera es importante que la relación sea sana. Aunque a veces, en algunos casos, lo más sano es poner distancia, límites y las cosas claras. 

Porque nosotros no podemos hacer cambiar a los demás y aunque muchas veces cambiar nosotros ya puede dar pie a una transformada y nueva realidad que nos acoge, lo cierto es que ésto no es una ciencia exacta, por lo tanto no es una realidad ni una verdad absoluta con todos las situaciones y experiencias. Pero lo más importante es que, tomes las decisiones como las tomes, sientas que realmente hay un vinculo sano, exista o no contacto con esas personas. 

Y por último: que sea sana tu relación sentimental. Esto es algo fundamental. Las relaciones sentimentales son aquellas que elegimos para cambiar y crecer, para evolucionar y crear un enorme cambio en nosotros y en nuestra vida. Y las elegimos única y exclusivamente nosotros, yo tengo la teoría de que de todas las relaciones que vivimos es el ámbito donde más libertad tenemos para elegir. Porque la familia, muchas veces, nos viene prácticamente impuesta y por otro lado muchos amigos vienen de ser relaciones antiguas que hemos ido conservando con el tiempo y el propio tiempo es el que ha creado una conexión de entendimiento y conocimiento. 

Precisamente por esto, por la libertad de elección que tienes, te pido que para ti elijas una relación sentimental sana. Que comprendo y sé que tenemos todos nuestros momentos, pero... valora objetivamente. Si algo te resta, si todo es drama, si no hay respeto, si todo son broncas, si hay mucha rigidez, si no miráis hacia el mismo lado, si existe manipulación (tuya o suya), si hay control, si no hay claridad, si todo de repente está mal, si hay momentos radicales, si todo es una bomba de relojería... No es una relación sana. 

Comprendo los apegos, emocionales y sexuales, que emergen de cualquier relación sentimental, yo también los he vivido. Yo también he suplicado para que me amasen, he suplicado para que no me dejasen, literalmente me he puesto de rodillas, yo también he intentado soportar una gran cantidad de faltas de respeto, yo también he faltado al respeto, yo también he sido explosiva, también me he portado mal, también he intentado manipular y controlar, también he arrastrado una actitud de víctima para intentar poner todo a mi favor. Yo también he soportado engaños y mentiras creyendo que así es el amor, yo también he estado con chicos que no me han querido ni me han amado pero me he mantenido a su lado como un perrito faldero, yo también he llorado y acto seguido me he sentido culpable cuando no era la culpable, yo también he sido buena con alguien que ha sido malo y he sido malo con alguien que ha sido bueno, yo también me he comportado cabezota y sin querer dar mi brazo a torcer, también he ondeando como una bandera mi orgullo por cada rincón de mis decisiones y de mi vida, también he amenazado como acto de "o cambias o cambias" cuando ¿quién soy yo para hacer cambiar a nadie?, también me he impuesto ante la libertad de otro/s y he creído de manera ciega en mi verdad como algo absoluto e inamovible. 

También he sido drástica, también he creado falsas suposiciones que me han llevado a actitudes tóxicas y a la vez también he intentado convencerme de algunas cosas, teniendo señales y pruebas suficientes como para ver que yo no debía perder más el tiempo ahí. 

Sí, yo también he tenido y he convivido en relaciones insanas y precisamente por eso te digo hoy que elijas las relaciones sanas y que sano, siempre, es mejor. 

Que algo sea sano no evita que en un futuro puedan existir roces o mal entendidos, somos humanos y nacemos con una hermosa habilidad para errar porque necesitamos y merecemos aprender. Que sea sano supone que si existen esas diferencias, las decisiones que se tomen en cuenta serán consensuadas y maduradas, algo fundamental para tener en cuenta tus propios sentimientos y lo de la persona, o personas, que estén contigo. 

Sano es mejor, porque sano supone que no te sientes obligado a nada. Sano es una realidad donde todo fluye. Sano es natural y no hay nada más bonito que tu propia naturalidad. Si es sano es mejor porque te aporta, porque lo puedes llamar inversión y no pérdida. Porque nadie es "drama queen" o "drama king", porque no hay una fuerza mayor intentando manipularte o manipular algo, porque no hay una presión por un cambio hacia el que no te sientes preparado... Si es sano es mejor porque se basa en entendimiento y comprensión, en respeto y admiración, en comunicación, en espacio personal y compartido, en descubrimiento sin pesos ni presiones, sin expectativas. Si es sano es mejor porque es transparente, porque nada sienta como un dardo envenenado, porque cada cual ve las heridas del otro y ese otro admite sus propias cicatrices y aquellas que posiblemente siguen sangrando. 

Por eso, si es sano es mejor. Porque se te ve, tal cual eres, porque tú ves, tal cual es. Porque no hay una incertidumbre, ni una falta de confianza de "voy y vengo y por el camino juego con lo que tú sientes", porque no hay un juego de poder de "yo soy mejor que tú" o "yo soy más bueno que tú y debes sentirte mal y culpable por eso", porque no se usa la intimidad y la vulnerabilidad como una información para hacer daño, para tergiversar, para manipular, para llamar la atención de una forma envenenada. 

Precisamente te digo, si es sano es mejor. Ocurre con todas las relaciones de tu vida, elige sanamente.


martes, 27 de marzo de 2018

Ni idea.



No tengo ni idea de cómo va ésto... Sólo sé que como en todas las cosas de la vida quien no apuesta no tiene posibilidad de ganar, quien no da el paso no avanza, quien no abre la puerta no ve lo que hay detrás y quien no lo intenta... Quien no lo intenta vive a diario con una sensación pesada y agotadora, con olor a caca, que indica que "por no haberlo intentado toda posibilidad se ha esfumado" y eso se enrevesa con ese run-run de "y si...". 

Algo que he aprendido observando siempre a los que han sido más mayores que yo es que el "y si..." envejece y mata, y no hay peor sensación que la de sentirse frustrado, viejo y muerto en vida. 

A veces yo también dudo de mi vida y por supuesto, como cualquier humano sobre la faz de La Tierra, deseo tener una vida dentro de lo posible, donde me sienta bien y que esté a la altura de lo que merezco. A veces yo también curioseo con la intuición y el tarot para saber si los pasos dados son suficientes o si me estoy dejando importantes cosas en el tintero. Y esa incertidumbre y esos miedos pueden venir de mis propios registros, del entorno, del registro de otros... Quién sabe, el caso es que existen y aunque no siempre puedo callarlos, poco a poco, me voy haciendo a convivir con ellos sin que sean los protagonistas de mi historia. 

Cuando más me he sentido dudosa y caminando en una cuerda inestable es cuando me he atrevido a poner sobre la mesa mis sentimientos, mi corazón por bandera y todas mis mejores intenciones. De repente una sensación, como un huracán destructor, conquista mi vida y lo pone todo patas arriba... Haciendo emerger un desagradable malestar entre escalofríos y taquicardias... Una retaila y rutina que me asfixiaba la vida cada vez que me atrevía a caer en el abismo de abrirme ante un sentimiento real y amoroso con otra persona. Puede que porque no eran los correctos, puede que por todo lo que vino después de aquellas apuestas, puede que fuese lo que me queda de intuición de vieja sabia que se despertaba para intentar prevenirme de sufrimientos... No sé cómo ni porqué, no sé los motivos, sólo sé que ocurría. Que... OCURRÍA. En pasado. 

No tengo ni idea de qué está pasando ahora. No soy realmente consciente de cómo se están dando las cosas. Sólo sé que ahora puedo hablar y me siento libre de experimentar, de fluir y de compartir si lo creo necesario y si me apetece, si no lo creo necesario o no me apetece no siento un peso que me obligue a hacerlo. Sólo sé que ahora me siento realmente liberada de esa condena que me marcaba desde el primer "eres importante para mi". 

Puedo sentarme en pijama y decirle que he tenido una pesadilla horrible y simplemente me abraza y me mira como diciendo "no ha pasado nada". Puedo decirle "saldré corriendo y me marcharé porque todo esto me ha producido siempre mucho pánico" y su "hazlo, estaré aquí para cuando vuelvas" me ha producido un conectar conmigo y preguntarme "¿de qué huyo entonces?". 

Puedo decirle "puedo vivir sin tí" y que me responda "y yo sin tí" y entonces decirle "pero prefiero vivir así, estando contigo" y que me diga "y yo contigo" y aunque suene a un reflejo banal, superficial o sin sentido... No es un reflejo, es una respuesta real y con responsabilidad.

Puedo reírme de lo políticamente incorrecto y no recibo una apreciación juiciosa al respecto. Puedo ser políticamente incorrecta y no hay nadie a mi lado que me esté criticando. Porque no me crtica ni me corrige radicalmente.

No tengo ni idea de cómo ocurren éstas cosas, de verdad que no, pero resulta muy gratificante. Porque puedo dejar emerger todas las partes que me componen y recibir a cambio "me gusta la Amalia niña y también la Amalia mujer, que eres" y entonces no hay berrinches, porque me reconocen. Y me fascina divagar como un método de conexión y que se sume a mi divagación, con conversaciones que parecen no decir nada pero que lo dicen todo. 

Y adoro las segundas oportunidades. Y el rey león 2 no estaba tan mal, las he visto peores y sin segundas partes. 

Me gusta haber visto su oscuridad y que no me aterre, porque su oscuridad no va conmigo. Y que él sepa de la mía y aún por esas me diga que sigo siendo una buena persona. 

De verdad que ésta es una de esas cosas en las que no tengo ni repajolera idea de cómo funcionan. Sólo sé que las cosas que me ocurrían ya no me pasan. Que puedo decir lo que pienso de manera libre sin sentir que en una semana seré solo un acuoso recuerdo para alguien que no ha sabido valorarme... Que sé, que sabe, de mis ganas de hacer arder el mundo y que me apacigua esas llamas simplemente mirándome y diciéndome con los ojos que no existen bidones para tanta sociedad corrupta. 

Que no sé si es un sentimiento donde hay amistad o si es una amistad donde hay sentimiento, sea como sea me gusta esto, sin ponerle puertas al mar, muros al viento, tiempo a los polvos y límite a los besos. 

Que me gusta eso de decirle "tengo miedo" y que, sutilmente, me lleve a deshacerme del miedo. Es bonito... es algo muy especial cuando de repente alguien te quiere más de lo que te quieres tú a ti mismo y cree tanto en ti que te resulta fácil imaginar mejorándote a su lado. 

Pero vamos, que no tengo ni idea de nada. No sé cómo ocurren éstas cosas o cómo dejan de ocurrir, no sé como pasan. Lo que sé es que cuando no han ocurrido, el proceso ha sido más doloroso y más sufrido. 

No sé si es para siempre, sólo sé que ocupa todo el instante y todo el momento presente y soy consciente del potencial que hay en el ahora, por eso no me preocupa lo más mínimo. No temo que otros vengan y zarandeen con lo construido o con lo medio a hacer, me siento demasiado bien como para permitir lo que en otras ocasiones me ha ocurrido. 

No sé, no tengo ni idea, pero a lo mejor cuando dos personas se conocen ocurre algo como un mundo paralelo y si las cosas van bien ese mundo paralelo tiene sus propias reglas, que convergen y divergen entre las reglas existentes del mundo en el que se habita, pero que no permiten ser manipuladas por otros. A lo mejor son excepciones dentro la vida, donde todo debe darse al margen de las expectativas de aquellos que no están involucrados. 

No tengo ni idea... Pero de repente me he descubierto dando valor a detalles que hasta ahora no había podido observar, porque hasta ahora no se había dado la oportunidad de poder decirle a alguien "me gustas más de lo que te hago ver" sin que saliese corriendo a buscar el calor de otro abrigo. Te topas entonces con algo magnífico: el respeto. Y creo que no existe nada más importante que eso. 

A lo mejor es una respuesta que me ha mandando el universo cuando le decía que quería encontrar a alguien con quien compartir todo lo que tengo dentro, con quien sentirme en compañía cuando exploro la vida en sus muchos estados y en mis muchos estados. A lo mejor es una respuesta a ese miedo que se me producía cuando parecía que para todos mi vida y mis responsabilidades eran cargas insufribles con las que no pensaban convivir, excepto para él, que desde el primer instante aceptó mi valor de familia y comprendió la importancia que tiene, por encima de género y especie. 

Y aunque hay días que, como humana, dudo de mi y de lo que tiene la vida para mi, del mañana o del que ocurrirá... Él viene y en ese instante la duda se disipa y todo recupera su normalidad, la normalidad de dos personas que se descubren y se aportan en la medida de lo que saben y de lo que pueden. 




lunes, 26 de marzo de 2018

Midriasis del corazón:

Midriasis: aumento del diámetro o dilatación de la pupila del ojo.

Todos seríamos un poquito más felices si todos estuviésemos un poquito más abiertos. La posibilidad que habita tras la puerta que se abre es más grande que el presente de estar cómodo sobre un pensamiento inamovible y una circunstancia de confort. 

Ocurre que para esto hay que tener muchas ganas, estar muy motivado o tener una fuerza mayor, suprema y con personalidad, para interponerse a la presión de la sociedad que muchas veces va a intentar arrastrarte hacia el lado contrario. También para interponerse a la incertidumbre, al vértigo, al miedo... 

Abrirse al mundo no es un acto fácil, pero es un acto de verdadera valentía y sobretodo de fe con la vida. Vive mejor quien deposita parte de su fe en saber que la vida, de alguna manera, colaborará para ayudarle a progresar... Y ese pensamiento quizás nos lleve a una forma aún mayor de conducta, de hábito mental: pronoia. En psicología, pronoia (en griego previsión, plural pronoiai) es la creencia de que el mundo o las personas, en general, conspiran a favor de uno mismo.​ Es el sistema de creencias opuesto a la paranoia.

Todos seríamos un poco más felices si cuando estamos abiertos nos aprendiesemos esa lección: la lección de apertura. Y una vez aprendida la ponemos en práctica, cada cual con sus reglas y su sentir, con sus herramientas y sus capacidades. 

Y que todo lo que es vida y habita en nosotros se dilate y expanda, de una forma magnífica y maravillosa, la única manera de poder abrir los brazos cuando uno quiere acoger a alguien, la única manera de no sentirse piedra en una jungla de hormigón, cemento y metales. Mientras la mirada se expande sin enfocarse en lo que los ojos ven pero el sentimiento sí se centra en lo que el corazón puede percibir, es entonces cuando da lo mismo lo borroso, lejano o cercano que parezca todo... Hay algo, superior, que te da una calma, en el momento del aquí y el ahora. 

Quizás ésta puede ser una de esas fórmulas mágicas y universales que realmente nos pueden ayudar a encontrar quienes somos, pero sobretodo quienes no somos. No somos nuestras emociones, sin más y sin motivo, tampoco somos nuestras corazas, nuestros pinchos y la explicación de porqué habitan en nuestra piel, en nuestra conducta o en nuestra actitud... No somos el enfado de ayer, la preocupación de hace un año ni la pena que podamos sentir en algún mañana... Somos un efímero instante, voluble y temporero, al que llamamos presente. 

Acoger esa idea como una forma de vida puede ser liberarnos de muchos años de cargas descontroladas, de muchas puertas cerradas, de rincones oscuros donde hemos habitado como palacios dentro de nuestra persona... Y quizás todo, definitivamente todo, sea precisamente abrirse, expandirse, dilatarse, ampliarse, agrandarse, aumentarse, extenderse... Para luego recuperar la forma natural, sin ser la misma persona y sabiéndote transformador de ti, del tiempo y de la experiencia que cada instante te rodea. 

Firmo para que cada ser humano halle la manera de experimentar su propia midriasis del corazón. Algunos llaman a eso amor ¿cómo lo llamarías tú?.


Chamanismo en Turquía:

Marzo 2018
Kapadokya - Turquía
Lejos de querer ofender a alguien, me gustaría exponer previamente que ésta es solo una de mis muchas opiniones actuales unida con información que he encontrado. Ambas fuentes, la propia y la exterior, seguramente irán mejorando y modificándose conforme tenga más experiencias en la vida y más recursos para acceder a determinados conocimientos.

Reconozco que mi último viaje a Turquía ha sido un viaje al uso, dicho de otra forma, muy parecido a cualquier viaje turístico de cualquier otra persona, pero a pesar de las diversas y divertidas actividades turísticas y comunes que he podido experimentar, incluso en esas he intentado guardar y recolectar un poco de información de la que realmente me interesa y me llena. Una información que me acerque más a la comprensión y a la expansión del ser humano. 

Estando en Kapadokya de senderismo y hablando con el guía que nos acompañaba, pude compartir una interesante conversación en inglés sobre la influencia natural dentro de los conocimientos y del folclore que esa tierra acoge. Siempre me ha fascinado la capacidad que tiene el ser humano para salir adelante y para desarrollarse, aunque la mayor de mis fascinaciones está centrada sobretodo en el desarrollo como individuos, así como la influencia espiritual que existe en tal habilidad y cómo esa influencia espiritual puede estar también ligada a un gran conocimiento del mundo, del entorno donde cada población ha habitado. Dentro de todo esto y de la manera que ha tenido el ser humano para conocerse a si mismo y para conocer lo que tiene cerca de si, despierta especialmente mi curiosidad el uso de un montón de plantas y de la naturaleza en si misma y el papel fundamental que ha tenido. 

Desde los conocimientos en fitoterapia y terapias naturales, que de alguna manera han sido los antecesores de los actuales fármacos, hasta el antiguo reconocimiento de las emociones como algo que influyen directamente en el bienestar de una persona. No necesito ningún estudio científico para apoyarme y defender que según el estado anímico de una persona, su cuerpo físico responde de una manera o de otra, es algo que me parece evidente. 

En antiguas poblaciones ha existido un papel muy importante, es el papel de aquel que tenía conocimiento suficiente sobre si mismo o sobre la naturaleza como para poder utilizar esa sabiduría en ayudar a otros. Dentro de todo esto siempre me ha fascinado como el ser humano al final ha dado con las herramientas para ayudarse a si mismo. Antiguamente daba con las plantas correctas para responder a las preguntas que podía hacerse, para llegar a determinados conocimientos, para paliar, curar y tratar determinados síntomas... Y es precisamente de esto de lo que hablamos aquel guía y yo. 

Me fascina saber que en un montón de países la naturaleza ha sido venerada pues era la única que nos podía aportar lo que necesitábamos para comer, curarnos, abrigarnos, sobrevivir... Y dentro de ésta veneración, también repleta de rituales, creencias rebosantes a veces de parafernalia, necesaria o no según se vea, siempre ha habido un hueco para honrar la presencia de lo sagrado y lo sagrado por encima de todo era el conocimiento, la oportunidad, la ayuda y la consciencia.

En mi último viaje, a Turquía, me topé con muchos gatos en lugares sagrados para los humanos. Gatos amables, afables y con una presencia increíble. Empecé a hilar, entre la conversación que había tenido, las sensaciones y percepciones personales y otra información que me llegaba a través de otros canales, como amigos investigadores, internet etc... Y me encontré cara con cara con una teoría, que quizás no es la más acertada pero que por el momento a mí me vale: la influencia chamánica.

El guía me habló de la fuerte influencia del chamanismo, entre otros mongol, que hubo en Turquía. Y cómo ese chamanismo inculcó y trajo información muy importante sobre el uso de plantas para todo tipo. Por otro lado me llegó la información de la existencia de plantas para uso enteógeno y visionario, no me cabía ninguna duda pues estaba visitando un país con una fuerte influencia clarividente, no es extraño encontrar ofertas de trabajo donde se busca a persona que sepa leer e interpretar los posos del café. Me aconsejó algunos sitios, aún más auténticos, para toparme y dar con este conocimiento y esta realidad cara a cara. 

Visité muchos monasterios tallados en pura piedra y la importancia del monasterio en aquella época. La construcción de algo que para nosotros solo tiene una representación religiosa, pero que sin embargo era el mismo sitio donde las personas iban a alimentarse, cuidarse, refugiarse en épocas de guerra y también hacer sus prácticas espirituales. En estos lugares además se hallaba el conocimiento, pues es donde se encontraban los libros y manuscritos que los humanos habíamos redactado para dejar y transmitir la información más importante. 

Así pues el viaje a Turquía me ha abierto, aún más,  mi propia opinión y visión sobre el chamanismo. El contacto con aquellos animales, ver como perros y gatos coexisten en paz y mantienen y sostienen su propio papel fundamental en este mundo, saber que la gente va y recoge lo que las plantas dan, entender que lo sagrado es algo mucho más que simplemente "religioso", comprender una fusión de culturas antiguas que dan como resultado una nueva cultura, abrirme a la oportunidad de ver más allá que lo que la sociedad solo quiere que veas... Hallarme vislumbrando las posibilidades de un pasado, muy importante, para toda la humanidad y cómo ese pasado ha necesitado y ha tenido de un apoyo mayor. Saber que entre Europa y Asia han habitado, convivido... Seres humanos comprometidos consigo mismos y con los demás, que compartían y aportaban algo más que tratamientos y enseñanzas. 

Después de ese viaje, donde dejé también emerger con libertad a mis divagaciones, he decidido ponerme a buscar por internet sobre la influencia chamánica en Turquía y ésto es lo que he encontrado, sin indagar demasiado a fondo, entre los primeros links. Antes de aventurarte a la siguiente lectura, cabe recalcar que ninguna verdad es absoluta. 

- Para empezar el foclore y las costumbres/tradiciones turcas han estado muy relacionadas con algunos animales, entre los que podemos señalar a la serpiente. Este interesante reptil, amado y odiado a partes iguales, ha parecido siempre como una importante representación arquetípica para cualquier religión, sociedad y cultura antigua. La serpiente es venerada y odiada a partes iguales, si bien en el cristianismo se la dibujó como una tentación que llevó al humano a la condena del pecado, en otras religiones y culturas se la tiene como una protectora y diferentes tipos de chamanismo siempre han respetado su figura más allá de la creencia que se ha depositado sobre ella. En diferentes ramas del chamanismo que existe en América, la serpiente ha sido la compañera para el uso de diferentes plantas haciendo ver que era la propia serpiente una representación física y en animal de esas plantas, entre las cuales podemos destacar la Ayahuasca. La serpiente tiene una fuerza misteriosa que contiene la vida y la muerte; la maldad y la bondad; el remedio y el veneno letal. Según las sociedades de agricultura, la serpiente es el símbolo de la fecundad. 

De acuerdo al “calendario de 12 animales” de los turcos, la serpiente es al mismo tiempo el nombre de un año. El año de la serpiente significa días de invierno más fríos y largos; días de verano más secos y calientes. La serpiente aparece en los textos mitológicos que versan sobre la creación y el día de juicio final en la mitología turca. Según la leyenda de la creación, la serpiente es un animal encargado de proteger las frutas prohibidas. Pero, según la mitología turca, la serpiente entró en el Demonio y engañó al ser humano. Esta característica de la serpiente parece a muchas culturas. En los mitos de la cultura turca, la serpiente aparece en los cuentos y narrativas. En el texto altaico de la creación, Erlik (el demonio) y Toronoy comieron las manzanas prohibidas. Dios castigó a la serpiente y al ser humano.

Se cree que algunos chamanes se disfrazan de serpientes. Los chamanes imitan los movimientos de la serpiente durante las ceremonias. El atavío de los chamanes tiene diseños que simbolizan la serpiente. El Diccionario de Terminología de Creencias Antiguas y Chamanismo de los Turcos (Esat Korkmaz) contiene importantes referencias sobre la serpiente descrita en diversas formas. La serpiente vive en el mar subterráneo y es el látigo de Erlik.
- El culto al fuego es otra de esas antiguas costumbres turcas. Los rituales en Asia Central se observaron también Anatolia. Los turcos derritieron el monte de hierro para salir de Asia Central y siempre respetaron el fuego para facilitar su vida. El fuego está siempre limpio y repela las maldades purificando y fortaleciendo al ser humano. A lo largo de la historia, los turcos creyeron que el fuego es purificador e hicieron saltar por encima del fuego a los pacientes.
Los turcos no echaron nada sucio o malo al fuego. Siempre apagaron el fuego con el agua. Pero, la extinción del fuego con el agua no era considerada buena porque se creía que era mala suerte. En su lugar, pusieron ceniza para extinguirlo. Y nunca se da el fuego del horno de una casa a otra persona.
Según las costumbres arcaicas turcas, se echaba un bocado de la comida cocida al fuego para saciar el espíritu del fuego. Esta costumbre todavía se observa en algunas provincias de Anatolia. 
El respeto y la admiración por los elementos, en casi todas las culturas chamánicas, demuestran que es importante dar un valor sagrado, de valoración y reconocimiento incluso a lo que, bajo nuestros ojos de la sociedad actual y occidental, es algo "básico" y "fundamental". Es posible que el chamanismo abrace la idea de que sin lo básico y lo fundamental lo demás no existiría, sin fuego el ser humano no habría evolucionado, por eso ellos le aportan esa prioridad de respeto y reconocimiento. 
- El conocimiento de plantas naturales. Aquel guía me habló de que era común y habitual encontrar a muchas personas con un extenso e importante conocimiento en plantas naturaleza, sobretodo en aquellos que vivían en pueblos cercanos a zonas naturales. Me recomendó algunos sitios para volver en mi próxima visita y poder encontrar ese mismo conocimiento y de camino por un sendero nos explicó que algunas plantas de las que veíamos se utilizaban para hacer recetas típicas de allí, con las cuales se cocinaba pasta. Sin embargo, más allá de los alimentos, me habló de que la gente tenía un extenso conocimiento en el uso de plantas para tratar todo tipo de mal estar y enfermedades y que la mayoría de personas era así como se curaban en los lugares más alejados de las grandes ciudades. Parte de este conocimiento, como he comentado antes, venía la influencia chamánica mongola y otros pueblos antiguos circundantes a Turquía y las emigraciones y tránsitos que por este país se han vivido. Pero me hizo un pequeño apunte y es que todo ese conocimiento de plantas y del uso de las mismas estaba también ligado a una fuerte creencia espiritual. 
- Simbolismo protector, esto es algo que también acompaña cualquier creencia espiritual y también al chamanismo. Dentro de los objetos que un chamán usa consigo mismo y con los demás, existen muchos que ayudan en la protección y el cuidado. Dependiendo de la cultura pueden ser más o menos naturales o también pueden ser fragancias, flores, plantas... Que se llevan en el cuerpo o colgados. Porque el chamán es una representación entre el mundo físico-tangible y el mundo de los espíritus/energético, por ello observa y vislumbra hacia aquello que tiene que trabajar y también hacia aquello de lo que se tiene que proteger o de lo que tiene que proteger a otros. Existen chamanes que transmiten conocimiento sobre cómo la intención y la atención de las personas pueden influir directamente en la vida de otros. Dentro de la cultura Turca hay un símbolo, mundialmente reconocido, que atrae "suerte" o "protección" a aquel que lo lleva consigo, sobretodo protege del mal de ojo y hago referencia al "nazar". Se origina en el gusto por algo que trae consigo los sentimientos de envidia y malicia. El Profeta Mahoma dijo que el mal de ojo es un fenómeno cuya existencia no se puede negar. En el marco del Islam hay vías con las que uno puede protegerse del mal de ojo. Esas son las oraciones Fatiha, Ayet al-Kursi y Resullullah del Corán.
En Anatolia domina la creencia de que el mal de ojo puede suceder por vía verbal y también por vía visual. Esta frase demuestra muy bien la fuerza mortal del mal de ojo: “El mal de ojo puede llevar al camello a la caldera y al hombre a la tumba”. Las creencias acerca del mal de ojo y las medidas que se toman para protegerse de ello varían también hasta fuera de las sugerencias del Islam. En realidad, la mayoría de ellas datan de las antiguas creencias turcas antes de la existencia del Islam y siguen siendo preservadas hasta el día de hoy.
Para protegerse del mal de ojo el pueblo suele utilizar materiales de jerigonza. Los artículos llamados “nazarlık”en turco, que son un tipo de amuleto hechos por esos materiales, se colocan en la ropa de niños y también de adultos, en las cunas de bebes, encima de las puertas y en una parte visible de alguna cosa a la que se pude mirar con el mal de ojo. Generalmente los amuletos son hechos de material del color azul o tienen la forma de un ojo. En los tiempos antiguos en Egipto estos amuletos se llamaban “Ojo de Horus” o “Ojo de Osiris”.
- Otra cosa que se realiza casi en cada parte de Anatolia es quemar incienso. Quemar incienso se basa en el acto de quemar cualquier material en fuego y hacer que el humo producido tenga contacto con el enfermo. Desde hace tiempos muy antiguos quemar incienso es un método de tratamiento muy generalizado en el mundo turco y tiene una relación directa con la cultura de fuego que es un método de tratamiento, purificación y limpieza.
El material más importante de los inciensos aplicados en Anatolia es la semilla de harmal. En muchas partes de Anatolia la semilla de harmal se quema en un recipiente con un trozo de hielo y sal y el humo producido se hace respirar por el paciente. Además de la semilla de harmal, es posible añadir también otros materiales al incienso. Es en otras culturas chamánicas donde también se queman sus propias plantas e incienso, entre lo más conocidos "palo santo".
- Recibir los cambios de la naturaleza y celebrar la llegada de las estaciones. Éste es un hábito que nace también de antiguas creencias y culturas donde siempre ha existido uno o varios representantes "chamánicos" según la cultura y sociedad a la que hacemos mención. Desde mayas y aztecas, pasando por indios norteamericanos, así como antiguas culturas de la India, Hawaii, Rusia... Todas ellas han abrazado en su raíces la importancia de la llegada de determinadas estaciones y darles el valor que se merecían. Turquía no es menos y en éste país existe una tradición que, más modernizada, aún se lleva a cabo hoy en día. Tepreş conocida como la fiesta de los turcos de Crimea es una parte de la riqueza cultural de los turcos extendidos en una geografía amplia desde el Adriático hasta China. Igual que es en otras fiestas de la primavera, también Tepreş simboliza la unión, solidaridad, ayuda mutua y reanimación. En las celebraciones de Tepreş se organizan actividades deportivas, concursos, se ofrecen comida y bebidas presentando con todo ello la riqueza y gracia de la cultura turca.
Tepreş se acepta en la sociedad como “el despertamiento de la naturaleza”. Al crecer la cosecha cuando llega la primavera se denomina entre el pueblo como “Tepreş de cosecha”. En Anatolila la fiesta de Tepreş se celebra en las ciudades Ankara, Eskişehir, Estambul y Polatlı donde viven muchos turcos tártaros. Generalmente se realiza a principios de junio en Anatolia y en estas festividades se reúnen todos los turcos tártaros de Crimea.
También existe otra tradición denominada "la Fiesta de Noruz". Ésta se recibe en Anatolia y en cada esquina del mundo turco primero limpiando la casa. Es tradición vestirse de blanco e incluso en algunos lugares se viste de blanco. En toda Anatolia existen diversas creencias en relación con Noruz que se evalúan como reanimación y resurrección. Se cree que el día de Noruz corre el agua desde el ronco de los árboles hasta las puntas de las ramas y que así se reaniman los árboles. Aparte el 21 de marzo se podan las viñas y se dice que lloran las viñas al ser podadas. Después de esta fecha ya no se las puede podar porque se cree que ya esta reanimada la naturaleza. El día de Noruz las mujeres se pintan con lápiz de ojos pensando que al hacer eso, ese mismo año no les dolerán los ojos. Y las personas que se bañan realizando la ablución no se ponen enfermos ese año. Un día antes del Noruz las chicas y mujeres se ponen henna en las manos pidiendo que ese año sean rojos los granos de trigo. En la noche anterior del día de Noruz no se duerme para tener mucha bondad.
Además de todo esto, existen otras muchas crencias culturales más o menos relacionadas con el mundo del chamanismo, que hacen referencia a unas potentes raíces culturales, energéticas, espirituales y de conocimientos sobre la naturaleza. 
Qué interesante resulta encontrarse con la sabiduría ancestral, esas inequívocas raíces sobre las que se apoyan nuestra realidad actual. Sin una base como aquella y sin determinados conocimientos que han sido los antecesores de nuestra evolución, no habríamos podido progresar y seguir creciendo. 
Por último hacer una mención especial a la cultura/religión Sufista, los cuales son la parte más mística del Islam. Toda religión actual ha sufrido una transformación y división de la realidad de donde emergió. Esto es debido al gran poder que ha tenido la religión, en general, sobre las sociedades. 
De esta manera los antiguos textos y conocimientos que nos han sido transmitidos llevan muchas "remodelaciones" sobre sus hombros y aunque según qué religiones algunos pueden parecer más a los primeros textos, a ese conocimiento primigenio, lo cierto es que quien niegue que todas las religiones han sufrido transformaciones a favor de personas con poder y antiguos gobernantes, es un ignorante. De la misma manera ha ocurrido con el Islam, una de las religiones que más controversia producen, sobretodo para el mundo cristiano y occidental. 
Quizá, una de las mayores causas de mortandad en la historia de los seres humanos no sea ninguna epidemia, plaga o veneno de origen desconocido, sino, sencillamente, pensar de manera distinta a quienes sujetan, con firmeza, las riendas del poder. Así, los mártires del pensamiento y de la discrepancia suman infinitas víctimas, imposibles de calcular, y las encontramos en toda clase de  religiones excluyentes o regímenes políticos totalitarios.
El sufismo comparte muchas prácticas comunes con el resto del Islam, sin embargo también tiene sus propias prácticas de carácter individual, como pueden ser la recitación de una determinada letanía o modelo de recuerdo de Dios característico, denominado wird, que es la base de la mayoría de los turuq y uno de los elementos más importantes de las prácticas de los iniciados. Por otro lado existen prácticas comunitarias que incluyen a los miembros de una misma tariqa. Entre las prácticas que caracterizan a las órdenes sufíes están las sesiones de recuerdo (dhikr), las de audición espiritual (sama') y las de danza espiritual (hadra o imara).
Las sesiones de recuerdo o dhikr, también conocidas como maylis, son reuniones en las que la comunidad de iniciados recuerdan mutuamente a Dios de diferentes métodos que pueden variar, aunque básicamente incluyen la recitación del Corán, la invocación de diversos nombres divinos, una exposición o enseñanza sobre algún aspecto religioso o espiritual o incluso la lectura compartida de algún texto, como, por ejemplo, la historia de Mushkil Gusha.
Otro tipo de práctica es la audición espiritual (sama'), que en muchas ocasiones se incluye en la anterior. Consiste, en la mayoría de las ocasiones, en la recitación de poesía de temática espiritual o sagrada, que tiene como ánimo permitirle al alma un grado de apertura a los significados sutiles (lata'if). Estas prácticas suelen hacer uso de poesía sufí tanto en árabe como en otros idiomas como el persa o el turco, de autores como HafizSanaiIbn al-FaridRumiShushtariAbu MadyanMustafa al-'Alawi, etc. Dependiendo de la tariqa incluye o no instrumentos de música, o simplemente percusión, aunque el elemento más importante no deja de ser nunca la voz humana.
La danza espiritual, conocida como hadra o imara es un tipo de danza ritual. Aunque varía de modo según la tariqa, desde una recitación del Nombre con movimiento entre los qadiríes, la danza con respiración profunda y rítmica, las danzas rituales de África o la conocida danza de los derviches giróvagos de la tariqa mevleví.

En algunos textos se considera a lo sufistas como los representantes chamánicos del Islam, pues el chamanismo es definido en si mismo: como la premisa de que el mundo visible está impregnado por fuerzas y espíritus invisibles de dimensiones paralelas que coexisten simultáneamente con la nuestra, que afectan todas a las manifestaciones de la vida. En contraste con el animismo, en el que todos y cada uno de los miembros de la sociedad implicada lo practica, el chamanismo requiere conocimientos o capacidades especializados. Se podría decir que los chamanes son los expertos empleados por los animistas o las comunidades animistas. Sin embargo, los chamanes no se organizan en asociaciones rituales o espirituales, como hacen los sacerdotes.
Las raíces del verdadero sufismo se creen, en algunos textos, que vienen de una creencia chamánica. El camino del chamanismo es un sendero de práctica mística, que a su vez se entronca en el propio éxtasis hacia uno de los mundos o planos denominado "del Chamán", a lo que debemos siempre recordar, que el propio ser humano tiene siempre algo de chamán desde el "Chamanismo Primordial" de los principios de los tiempos.

Y, por supuesto, también es posible acceder al éxtasis chamánico a través de métodos no ya tan solo del misticismo, sino de técnicas mántricas, danzas ritualísticas, ayunos, sustancias y un largo etc... El chamán es en cierto modo, el defensor a ultranza en la defensa de la integridad psíquica de “su comunidad”, y un luchador contra demás fuerzas que “perjudiquen” vida, salud etc... A pesar de este antiguo conocimiento el Islam actual no contempla la idea del chamanismo como algo positivo, de hecho lo engloba dentro de las prácticas de "brujería" y lo juzga, desglosándolo del valor real del camino chamánico y del chamán en si y haciendo que muchas personas olviden que, anitguamente, los chamanes eran los únicos para curar el cuerpo, el alma, la mente y el espíritu. Cuatro pilares fundamentales dentro de cualquier ser humano que habite cualquier tipo de sociedad, país o región. 



Lágrimas de expasión, desnudez y conexión.



Creo fielmente que existe una apertura, después de toda conexión profunda. Cuando algo tiene sustancia, es real y contiene sentimientos, definitivamente se crea una espiral que se abre y expande el entorno y a quienes están dentro.

Las cosas sin compromiso, las vacías o donde no apostamos mucho pueden ser entretenimientos y aprendizajes muy interesantes, no lo voy a negar, pero al final en el fuero interno y por mucho que queramos maquillarlo, sabemos de qué va ese juego y nos ocupamos poco, nos ocupa poco, nos interesamos poco y nos interesa poco. Por otro lado, entre tanto vaivén hay otra clase de experiencias si uno se deja, si uno quiere y por supuesto si uno está dispuesto, son aquellas que tienen más, que aportan más, que nos gustan más aunque por otro lado pueden ser las mismas que nos den más miedo.

Entre esas están aquellas donde las personas se encuentras y hay tanto sentimiento que las palabras pueden quedarse cortas para definir lo que se experimenta. Una mirada lo dice todo, quedarse dormidos frente con frente, una caricia en el momento oportuno o un simple suspiro compartido. Esos pequeños detalles que acompañan a algo más profundo; una desnudez que es algo más que estar desnudos, un beso que es algo más que estar besándose, un abrazo que es algo más que dos cuerpos en unión, gemidos que son algo más que un orgasmo, un compartir que es algo más que dar de mi para ti y de ti para mi... Es precisamente esa la expansión, la conjunción donde todo cuadra. Donde por momentos ni la más poderosa mente puede meter cizaña.

Un instante que lleva a la calma, una oportunidad que se ha concedido, y nos hemos concedido, que lleva a una nueva realidad, a un potencial en un estado latente a punto de emerger y erupcionar como un géiser que rompe el hielo de la incertidumbre, de las ambivalencias, bajo el cálido manto de una emoción humana.

Y las erupciones de la verdadera vulnerabilidad no se quedan ahí. Conforme el tiempo avanza, y avanzará, se coserá un tejido de confianza, como una red de seguridad sobre la cual podremos caer porque somos humanos pero que estamos aprendiendo y que aún no hemos terminado este camino.

Hay un sentimiento, poderoso y que todo lo cambia, inexplicable con palabras, mayor incluso que aquello a lo que llamamos amor... Y es una conexión, parece incluso como sagrada, donde los velos se caen y se queda al descubierto la realidad humana de dos seres aprendiendo, de la mano, eligiendo, acertando y errando como saben y cómo han podido hacerlo.

Después de que ya no queda nada, más que dos personas que se observan y realmente se hallan, es tal la relajación, la apertura, el soltar... Que de esa liberación nace algo aún más grande, algo que científicamente se quiere explicar con una simple teoría que lo reduce todo a "quizás sea una liberación emocional debido a un bajón de hormonas, las que se sufren cuando hemos terminado un coito" o "quizás sea una acumulación emocional que hace venir a tu cabeza malos recuerdos de una experiencia sexual y cuando tienes sexo con alguien puede que vuelva este mal sabor de boca" y el último "a lo mejor es simple felicidad". A lo que hago referencia es a esa sensación, que pueden sentir hombres y mujeres, después de conectar realmente con una persona y existen más oportunidades aún cuando esa conexión ha sido también física-sexual. Ese conjunto de emociones inexplicables puede hacernos expandir, sentir tanto, experimentar... Que lo reflejamos en lágrimas a las que yo llamo "lágrimas de placer, expansión, desnudez y conexión".

Es un placer el sexo, lo es, pero más placer es ser tu mismo delante de alguien y que ese alguien, lejos de querer modificar quién eres o cómo eres, te haga bien. Son las lágrimas de una sensación de pura libertad, de una sensación de facilidad y soltura cuando encontramos que lo complejo, normalmente, es una señal inequívoca de que ese no es el camino correcto para nosotros.

Y no quiero decir con esto que todo en la vida sea fácil, lo que quiero decir es que quizás al conocer a alguien hay cosas que tienen que ir más suaves, que tienen que avanzar sin tanto lío y tanto camino enrevesado de dudas e interrupciones. Está claro que incluso con éstas facilidades hay que seguir trabajando, esforzándose y sabiendo/siendo consciente de lo que significa una responsabilidad tan grande, a la par que bonita, de estar en relación... Pero para mí una señal inequívoca de que existe aún más potencial del que los ojos pueden admirar, es cuando después de un contacto realmente profundo y personal, emergen lágrimas de placer.

Es un ejemplo de un placer mucho mayor que el físico, porque resulta también un placer compartir bien el tiempo, siendo conscientes de que es el único bien que no regresará de vuelta y que no recuperaremos. Resulta un placer crear momentos, que serán recuerdos y crearlos bien, que sean bonitos, sanos, que cuadren con lo que el alma y el corazón sienten sin complejos caminos donde el pensamiento de la mente echa mano. 

Esas lágrimas de placer, que son un ejemplo inequívoco de que realmente hay dos personas desnudas, una frente a la otra y aunque existe un mundo de materia que las compone, hay a su vez un mundo de energías, emociones... Un mundo invisible para la mirada pero indispensable para el alma, pues es donde esa frecuencia sagrada, esa voluntad real y ese reflejo de nuestra parte más divina habita.

Y mientras los cuerpos se quitan la ropa, con rapidez y sensualidad, las almas se encuentran en una realidad paralela donde coexisten, se comprenden, se cuidan, se mejoran, se aportan... Para hacer de ellas una nueva versión. Después de este tipo de uniones, un@ ya no vuelve a ser la misma persona y es por eso que entiendo el miedo que pueden producir a priori... Pero cuando eres valiente y te comes el miedo y pasas por encima, exponiéndote a lo que pueda ser, disfrutas del instante, de ese "ahora" que existe gracias a la voluntad y a la oportunidad que te ofreces y en ese disfrute encuentras que, si no lo hubieses hecho, si no hubieses dado ese paso... Aún seguirías estancad@ entre los castradores miedos que todo lo quieren para ellos.

Ojalá disfrutes de muchas de estas aperturas. Esas cosas que ocurren inesperadamente y donde ni siquiera el control humano puede sublevarlas o mantener bajo su mando y autoridad, porque es algo potencialmente tan poderoso que escapa a las leyes de la física, del raciocinio, de la lógica... Ocurre, simplemente ocurre.

Igual que ocurren miles de cosas mágicas todos los días, que si bien pueden estar acompañadas por explicaciones científicas, también hay un rincón donde la ciencia no llega y se queda una cuestión en el aire y lo llena todo del misticismo de la vida. El sagrado y natural misticismo de cada acontecimiento y de cada vida.

sábado, 24 de marzo de 2018

Hallar un compañero:


Hoy quiero compartirte, así íntimamente entre tú y yo, unos pensamientos que llevo teniendo desde hace algunos meses, así como sus correspondientes emociones.

No sé si tiene que ver con la experiencia, con abrir los ojos y con el caer en la cuenta de algo que necesitaba de mi atención... O quizás tiene que ver con todo a la vez. El caso es que, tras algunos golpes y porrazos, tras periodos de libre elección y de negación, también de inquietud, de miedos diversos y de sensaciones un poco desubicadoras, llegas a la conclusión de que "el buscar" no funciona.

El buscar Hace un buen trabajo para la aventura y para las anécdotas, también aumenta nuestro libro de vivencias añadiendo páginas y escritos que de ninguna otra forma habríamos podido conseguir. Sin embargo el buscar nos deja una sensación extraña... Porque aunque encontremos algo puede que a veces nos quede un resquemor de "quizás debería seguir buscando" porque quizás la sensación de la búsqueda es una adrenalina por seguir con esa inagotable aventura de ir tras el tesoro, de coger el mapa y encontrarse cual pirata navegando por los océanos de la vida. Y ahora con las apps sociales todo resulta mucho más fácil, es muy sencillo poner nuestro barco flotando sobre los océanos de mil opciones.

Claro que el buscar te da conocimiento, si quieres realmente dar con él.  Y te aporta, sí te aporta. Pero... quizás el buscar no te lleva al camino de "hallar" como tal, sólo al camino de "encontrar".

Cuando uno halla, la sensación es diferente. Cuando uno encuentra, descubre tras la cortina a quien jugaba al escondite y se mezcla con esas reglas del juego, a veces parece que se convierte en patrón y rutina de la cual es difícil desconectar. Porque entre la tecnología y la sobrestimulacion a veces nos sentimos empujados de sobremanera con ese océano salvaje y social y nos cuesta una barbaridad nadar a contra corriente.

De esta manera nos ponemos a buscar: buscamos parejas (temporales o no), buscamos sexo, buscamos novixs, buscamos alguien que cumpla con expectativas, buscamos a través de etiquetas, buscamos gracias a los algoritmos de búsqueda y gracias a las cookies, buscamos gracias a la proximidad física por ubicación, buscamos por gustos musicales o por aficiones, buscamos que sea cinéfilx, buscamos sus últimos selfies... Y seguimos buscando. Así hasta dar, que a veces se da pero muchas no... A lo mejor porque buscando es como no se halla, sólo se descubre pero quizás es un descubrimiento pequeñito. Quizás... buscar de alguna manera también nos condena y nos impide dejarnos asombrar por la vida.

Porque quizás en la búsqueda la vida no puede participar y es posible que en hallar la vida juegue con nosotros a nuestro favor. A lo mejor sólo necesitamos dejar que la vida nos acompañe a hallar.

Quizás las mejores cosas simplemente se hallan sin ser buscadas. A lo mejor ocurre igual con todo lo sentimental y hasta ahora no lo habíamos planteado así, porque la inquietud y la impaciencia, así como inseguridades y aburrimiento, nos hacían cegarnos.

A lo mejor no hay que buscar el o la novi@ que deseamos. A lo mejor hay que dejarnos fluir y hallar entonces al compañer@ que merecemos.

Y a lo mejor también esa perspectiva sería rebuena tenerla en cuenta... No somos novixs, no somos marido y mujer, no somos amigxs... Todos los que nos rodean son compañeros de experiencia, de vida, de camino, de sanación, de crecimiento y de madurez y cada uno de esos compañeros lleva a cabo un papel diferente con un compromiso distinto.

A lo mejor si dejamos de buscar, empezaremos a hallar el amor. Porque creo que ese sí será un amor de los de "te quiero con responsabilidad" apechugando con lo que significa.

Amar es de valientes, la gente cobarde no ama... Abandona, se marcha, no trabaja consigo misma, no cambia, no colabora... La gente valiente y atrevida ama.

Se ama a si misma, se compromete en su mejoría y en su cambio y acepta la responsabilidad REAL que existe en cualquier relación.

Quizás es momento de caminar por otro sendero y abrirse a la posibilidad de que es posible que buscando no hallemos, sólo nos topemos y toparse a veces es tropezarse y tropezarse a veces es caerse y caerse puede ser herirse y aunque de las heridas se aprende, y mucho, lo cierto es que también hay heridas que nunca dejan de sangrar.

Por eso antes de volver a sufrir una muesca imborrable, sé valiente y déjate llevar para hallar sin buscar.

El mayor hallazgo de mi vida es haber comprendido que la vida nos espera con insospechadas sorpresas y que esas sorpresas nos aportan más que aquella idea preconcebida que nos conquistaba.

Y después de hallar, permítete tiempo. Que con el tiempo el hallazgo florece y todo supera con creces cualquier expectativa que te condenaba.

Deseo que halles buenxs compañerxs de vida. Y que todxs te amen y respeten tal y como mereces.

Y de entre todos esos compañerxs: familia y amigos... Que también halles el/la compañerx que esté codo con codo en esto contigo y tú con el/ella.

Que el hallazgo te acompañe.

martes, 20 de marzo de 2018

Viajera por fuera y por dentro:


Viajar es esa manera en la que uno, si quiere, puede encontrarse aún más. Puede encontrarse con mil máscaras y arquetipos que le componen.

Viajar es una expresión de libertad y de amor propio. Pues añade a tu vida una calidad y una experiencia imposible de adquirir de ninguna otra manera. Quien se aventura al viaje, se aventura a la vida.

Aún más bello es viajar cuando sabes que al volver, ésta vez sí, te estarán esperando.

Viajar es jugar con el roll de ser una extranjera, soy esa turista y soy esa desconocida y eso me libera de muchas etiquetas que me he acomodado creyendome y autoconvenciéndome de otras muchas cosas de mi misma. Viajar es al ver otros paisajes vestir con otras telas, alimentarse con otros sabores, nutrirse con otras culturas... Aunque al final del día sólo seas esa extranjera que ha cruzado mil fronteras. Viajar es la experiencia compartida donde los tupidos velos se destapan y mostramos una realidad, en carne viva, que no se puede enseñar cuando no estamos en el viaje.

Viajar es darle valor a tu existencia. Le das permiso al universo y a la vida para enseñarte otros cielos, otros versos, otros rostros, otras sensaciones y mil emociones. Para abrirte el corazón y expandirse, para llevarte a otros rincones, para permitirte sumergirte en otros pensamientos, en otras filosofías, en otras creencias.

Viajar es una demostración de valentía y dentro de la valentía se halla la valía que depositas con sumo tacto dentro de ti.

Dentro de esto de la fiebre del conocer, de la inquietud del saber, de la curiosidad por observar... Hay también mucho de amor propio.

Viajar es apostar por el enriquecimiento de uno mismo y de la vida que experimentas. Viajar es entonces un brillo de prioridad personal, es una apuesta y una inversión.

Viajar no es coleccionar sellos en el pasaporte y fotos en el álbum, quien sólo viaja así no entiende la magia del viajar... tampoco es coleccionar, sin mayor importancia, colocones, recuerdos borrosos o resacas amargas.

El buen viajero se va cargadito. Se le llena el corazón de conversaciones, de miradas, de aromas, de fe, de confianza y de vida.

Desde que me ofrecí ese merecimiento sin duda... Mi vida a ido de bien a mejor.

Viajar es añadir a tu vida. Es sumar. Viajar es también valorar el hogar, ese rincón especial y personal donde habitas en tu rutina. Y creo que cuando llegas, incluso después de una gran experiencia viajera, a la gente que amas la abrazas con más ganas, a tus plantas las miras con más mimo y a tu perra... a tu perra le debes todo, por estar ahí siempre.

Viajar es hermoso y volver del viaje también debe serlo. Porque el viaje no para, unas veces lo hacemos por fuera y otras por dentro.

Y lo mejor de todo, después de mucho viaje interior-exterior en solitario, es encontrar que hay gente dispuesta a ir a tu lado: adentrarse en tus adentros, cruzar un control de seguridad en un aeropuerto, sonreír en una foto que será un viejo recuerdo, esperarte disimuladamente en las llegadas del aeropuerto y mostrar que tienes la mochila llena de regalos pero que el mayor regalo es haberle/s tenido presente en todo tu viaje, cogerte la mano cuando vas a lo más oscuro o sonreírte cuando hablas una sensación liberadora, susurrarte o cuidarte con mimo, compartir una sensación de protección ante tanta vulnerabilidad para que se pueda ser sin sentir la más mínima sensación de juicio.

Porque cuando uno viaja debe hacerlo dentro de un entorno de paz, comprensión, aceptación y comunicación. Da igual que tu viaje sea a la China o que tu viaje sea hacia el cosmos... Al final esos principios deben ser inherentes de cualquier ámbito importante dentro de tu camino de vida.

Que viajes bonito. Porque viajar y amar tienen mucho en común. Que cada viaje en tu vida te sume, que jamás te produzca miedo, que ningún mal viaje te impida seguir tomando la decisión de ir por el aire y también de ir hacia tu interior. Y ojalá todo esto lo puedas compartir con alguien que le de el valor sagrado que se merece y que te mereces.


viernes, 16 de marzo de 2018

Que te haga vibrar:


Frida Kahlo decía "quédate con quien te mire como si fueses magia" y creo que no hay nada más acertado. 

Conocerse a uno mismo a través del otro, esa es una de las "grandes materias" que nos esperan cuando decidimos vernos en la mirada de quien tenemos delante. Y es la misma asignatura para toda la apertura de corazón de un ser a otro. 

No hay nada de fácil, en estos tiempos que corren, en abrirse a sentir sin ni siquiera ponerle nombre. No hay nada de fácil en la vulnerabilidad, en la apertura sin tapujos, en la sinceridad y en la transparencia... Y no es fácil porque es mostrar quienes somos realmente, porque son actos/palabras imborrables y porque marcan un antes y un después. Pero, yo como buena aventurera de la vida y aunque a veces reniegue de hacer según qué cosas, merece la pena volver a poner un pie en esa dirección, merece la pena observar y merece la pena sentir. Merece la pena intentarlo, el sabor a hiel de un "cómo habría sido..." puede ser más tortuoso que una ruptura inesperada o que un ilusión rota. 

Quédate con quien te mire como si fueses magia. Es más, quédate con quien vea toda tu magia, la blanca y la oscura, y aún así se quede ahí... Contigo. Quédate con quien te haga vibrar y del mismo modo hagas tú vibrar... ¿Existe acaso algo más importante en la vida?. 

Cada nueva relación es una oportunidad para hacer ver lo mucho que vales y encajar con piezas necesarias para tu crecimiento. Esas piezas se encuentran en otras bocas, en otras pieles, en otros corazones... Y a veces, uno ya ha recogido suficientes piezas y prefiere quedarse con la pieza más singular de todas, incluso aunque le queden huecos por rellenar para terminar su propio rompecabezas. 

Quédate con quien detenga el tiempo, simplemente, para contemplarte. Pero que contemple mucho más que la temporera y banal belleza física... Quédate con quien sepa que dentro de ti habita un tesoro. Quédate con quien te haga bien, al margen de la presión exterior. 

Quédate con quien te haga expandirte. Quédate con quien te ayude a ser mejor persona, aunque eso suponga a veces entrar por angostos pasillos de aprendizaje para apreciar la humildad, para dar el brazo a torcer, para comprender sin juzgar. 

Quédate con quien te hable de todo: de sus miedos, de su vida, de su pasado, de su presente, de eso que le ahoga y de eso que le hace sentir libre... Y esto, es mucho más importante que miles de aficiones compartidas. 

Quédate con quien cuide tu humanidad. Quédate con quien comprenda tu imperfección. Quédate con alguien valiente que a pesar de la incertidumbre, de algunos miedos, de algunas cargas del pasado o de esa sensación de ambivalencia que a todos se nos despierta cuando la cosa se pone seria... Te lo diga todo, sin dejarse nada dentro y acto seguido te mire como un "a pesar de todo esto que me retiene y que aún tengo que transmutar... sigo aquí". 

Quédate con quien puedas soñar y a la vez ser realista. Quédate con quien no te empuje y comprenda tus ritmos y tu sagrado tiempo, esos intervalos donde todo ocurre, donde tú ocurres. 

Porque todo esto, lo anterior escrito, son pequeños ejemplos de lo que realmente puede significar "vibrar" con alguien, por eso quédate con quien despierte tu vibración. Del mañana, de los fantasmas del pasado, de las angustias del qué ocurrirá... Os iréis ocupando poco a poco, que quien mucho abarca poco aprieta. 

Y por el momento, lo más importante, es que te sientas magia y que respete, cuide y proteja ese sentir. Hazte/le vibrar, quédate con eso, porque eso es de verdad la vida; dinero, futuros inciertos, decisiones, objetos materiales... Son una compleja y estructurada envoltura sensible a nuestras percepciones, a nuestros deseos, a nuestros actos, pensamientos y sentimientos. No hay de qué preocuparse, porque el cemento más importante es precisamente la frecuencia. 

Y te digo "quédate" para que no seas tan torpe de priorizar por inseguridades innecesarias y pierdas a alguien increíble... ¿sabes acaso lo difícil que es encontrar una buena persona?. 

Vibración, atención, intención, comprensión, comunicación... Y estos son los pilares que colocarás sobre ese cemento. Pero recuerda: quédate sólo si te hace vibrar y le haces vibrar... Para las muertes en vida ya no tenemos tiempo, no tienes tiempo, no nos lo merecemos y no te lo mereces... ¿qué sucederá después? Pues quizás, sólo el sentimiento real nos lo mostrará.



lunes, 12 de marzo de 2018

I N T I M I D A D


Apreciado hueco sagrado que habitamos, muchas veces, dándole una valoración subjetiva y que no se merece. Porque lo cierto es que creo que puede ser un momento único y también una realidad tangible y psicológica, donde poder encontrarse a si mismo y también a aquellos con quienes comparte ese instante. Y me refiero a la apreciada y especial: intimidad. 

No es extraño haber estudiado la intimidad como un concepto y una necesidad emocional y física, pues puede ser que la intimidad se convierta muchas veces en nuestra zona segura, que no de confort para la involución. De hecho, en momentos de intimidad he hallado más evolución que en otra clase de momentos y circunstancias. 

Uno necesita intimidad para reconocerse, necesita intimidad para soltarse, desnudarse, hablarse, para conectar consigo mismo, para sentir cierta seguridad y saber que lo que realmente aprecia y valora está seguro. Es esa protección la que nos hace falta muchas veces para saber quienes somos. En la mayoría de los casos es en intimidad donde los cuerpos desnudos se encuentran y resulta que intimidad es también lo que necesitas para terminar de calar a alguien o para permitir que el amor penetre. Intimidad es lo que necesitas para saber quién eres, para jugar con tu química y tu física bajo la masturbación. 

Intimidad... Qué palabra tan maleable, provocativa a la par que imponente. Porque su connotación puede representar algo muy constructivo, parecido a la sensación de hogar, de refugio, de encuentro como decía, de introspección, de paz, de quietud agradecida... Y a la vez es un concepto que se puede usar como un adjetivo con intenciones que contraen, imponen, provocan miedo o se le relaciona con situaciones que se juzgan. 

Quizás, me atrevo a inventarme esta teoría, la intimidad sea una ambiente donde la luz y la sombra juegan sin envolturas, mostrando la verdadera realidad de cada uno y haciéndose el amor para dar como resultado la vida que experimentamos. Quizás "la intimidad", no sólo como necesidad sagrada, sino como rincón, sea un templo donde acudir para reconstruirse, para hablar con uno mismo o para hablar con otros, pero conversar de verdad... Sin que la banalidad sea fruto de una lengua descontrolada que parece querer salir huyendo en vez de colocar el verdadero sentir sobre las palabras pronunciadas. 

Intimidad... Quizás intimidad es el cobijo de aquel que necesita dejar emanar sus verdaderas emociones y quizás por eso lloramos más cómodos en la intimidad. También reímos más cómodos en la intimidad, besamos más cómodos en la intimidad, nos unimos más cómodamente en un acto íntimo... Porque a veces la intimidad hace surgir lo mejor de nosotros y nos puede abrir el corazón de par en par. Porque dentro de esos muros, imaginarios, que rodean al área (o circunstancia) que es la intimidad sentimos que podemos mostrarnos auténticos sin necesidad de usar mil caretas que nos transforman en simples versiones, básicas, de nosotros mismos o de las carencias a las que damos nuestro poder y atención. 

En intimidad se conoce de verdad, sin medias tintas. En intimidad es donde uno sabe si quiere o no quiere. En intimidad el sentir no necesita huir, porque en intimidad no habrá juicios absurdos, opiniones de más o comportamientos ajenos destructivos. Es cuando estamos en la intimidad que nos proponemos nuevos métodos, nuevas metas y objetivos... También es en intimidad donde nos permitimos soñar, es en la intimidad donde observamos esa foto, esa carta, ese recuerdo... Que pulula en nuestra vida material. 

Qué importante y divina es la intimidad. La de uno mismo, respetarla y cuidarla como se merece, y por tanto también la de los demás, permitiendo que cada cual cuide su intimidad como crea oportuno y sin entrometernos en un lugar tan especial, vulnerable y conectado con la mayor fragilidad de la vida. Y es que si dentro de ese círculo sagrado que se crea en un ambiente íntimo, se produce algún comentario destructivo, alguna apreciación negativa, algún insulto... De repente esa sensación y ese lugar se vienen abajo y ese templo psicológico y emocional se convierte, a veces por mucho tiempo, en ruinas imposibles de reconstruir. 

Por eso, aquel que ha compartido lo más real de su intimidad con otros y por motivos de la vida ha salido escaldado, cuida con tesón y mucha precaución volver a hacer emerger un ambiente y una energía igual... Algo bastante comprensible.

En intimidad uno se enamora: de uno mismo y de otros. Porque es en la intimidad cuando el silencio habla y las palabras escuchan. En la intimidad nacen las caricias más sinceras, los besos más profundos, las ideas más libres, las ilusiones más reales... La intimidad es el ambiente ideal para provocar un sincericidio emocional. 

En intimidad es donde uno se comprende. En intimidad uno habla consigo mismo, se da mimo y llega a un entendimiento emocional. Tumbado sobre la cama, cualquiera puede imaginarse en un ambiente de intimidad dialogando consigo para llegar a abrazar esas cuestiones que a veces nos afectan. 

En intimidad... se pueden encontrar los mayores tesoros de la humanidad. Porque yo, con este texto hago referencia a la intimidad sana, la buena, donde se observa algo tan bello como la apertura de un ser humano hacia si mismo o hacia otros. 

Y cuando la intimidad se comparte... Ahí existe un valor incalculable, que da más peso al tiempo, más calidad a la vida y a la experiencia que se viva, más apertura, más conexión, más sinceridad y realidad que en ningún otro lugar. Y resulta tan placentero compartir momentos íntimos, muchos de ellos no tendrían la misma magia si no fuesen compartidos. Y pueden ser momentos tan íntimos como leer cerca de una chimenea bebiendo té, una conversación entre cafés, un beso mañanero o compartir el lavarse los dientes frente al mismo espejo. 

Intimidad... Qué bonito nombre tienes y qué bonita puedes llegar a ser. El lugar donde el disfrute es aún más disfrute, el lugar donde el placer es aún más placer, el lugar donde la vida aparece de una manera tan natural que, por el instante que resulte ese momento de intimidad, todo se simplifica al momento presente y a una sensación de plenitud incomparable. 

Y quien necesite cultivar algo real, profundo, sincero y claro en su vida... Que comience sembrando semillas en la intimidad. El lugar perfecto donde la naturalezas liberadas habitan, coexisten y emergen. 

...Para conocernos tenemos que hacer hueco en la agenda para la intimidad...
Porque allí me quito la careta y me despliego con todo mi esplendor.
Un templo sagrado donde todo será tratado con respeto y cuidado...