¿Sabes? todo hay que sentirlo, notarlo, palparlo en lo más profundo de tu ser...

jueves, 30 de agosto de 2018

La sagrada confianza:


La sagrada confianza es un vínculo entre almas y seres, tangibles e intangibles. Y está depositada en todo lo que significa realmente ésta experiencia de vida. Su poder, magnitud, tamaño y vibración es tan alta y puede llegar a lograr tantas cosas, que a menudo las personas utilizan ésta energía ancestral en su propio beneficio egoísta. 

Es sagrada confianza lo que entablamos cuando iniciamos cualquier tipo de relación: sentimental, familiar, entre amigos, entre socios, entre compañeros... En todos esos vínculos hay un pegamento esencial, fundamental, para un funcionamiento en armonía: confianza. 

Confianza es lo que depositamos en nosotros mismos cuando nos atrevemos y aventuramos a tomar una decisión extrema y que cambie radicalmente nuestra propia vida. También es confianza la vibración que utilizamos cuando luchamos por nuestros sueños, cuando hacemos inesperados planes, cuando salimos de nuestra zona de confort, cuando revolucionamos todo lo que es nuestra vida, cuando probamos cosas nuevas, cuando nos abrimos a nueva experiencia o pensamiento. 

Confianza es lo que hay entre un perro y el humano que le acompaña. Y también ocurre con los gatos e incluso con animales salvajes, que por un instante, comparten un segundo de vida con nosotros en un momento sorpresa donde se abren a confiar en nuestra presencia y que no les haremos daño.

¿Comprendéis ahora el valor, real, de la confianza? Para que la confianza sea auténtica y fluya debe estar conectada con el corazón, sin ningún tipo de intermediario, de dudas, de quejas, de incertidumbres o de dobles intenciones. 

Confianza es: yo te cuido y tú, a la vez, también me cuidas. Confianza es: deposito mi amor en ti porque creo en lo que haces y en lo que vas a lograr. Confianza es: yo te defiendo y tú, a la vez, también me defiendes. Confianza es: me desnudo mostrando toda mi vulnerabilidad y mantengo la esperanza y la fe absoluta de que no me harás daño viendo la realidad de mi ser. 

El valor de la confianza es también lo que nos conecta con los demás y también con nuestra propia capacidad para construir y crear nuevas realidades. El poder de la confianza es el que nos lleva a poder colaborar, ayudar, promocionar, contribuir... A buenas obras de caridad.

Una buena relación de amistad está fomentada en una sólida y estable base de confianza. Una buena relación sentimental está colocada sobre una estable, duradera y resistente base de confianza. Una buena relación familiar está situada sobre una enorme estructura de confianza, mutua y hacia la vida. 

La confianza, a veces, se rompe y dependiendo de la magnitud de esa ruptura puede que no se recupere nunca más. En otras ocasiones, por duro que nos ha podido llegar algún golpe inesperado, la confianza sigue intacta, porque está por encima de muchas cosas que nos duelen por culpa del ego. 

La confianza tiene un sagrado y divino hueco en el que vive a sus anchas, dentro de nosotros y en cada unión que establecemos. También, por otro lado, es una energía igual de poderosa que de frágil o vulnerable y tierna. Hay que saber regarla a menudo, y aquí sólo la nutre el ejemplo de autenticidad, honestidad, verdad, transparencia y humildad. Son cuatro pilares fundamentales para que la confianza crezca con fuerza, eche raíces, se haga grande, se expanda y se consolide. Es precisamente por esto que la propia confianza necesita años para tener presencia, para sentirla como "real". 

Confianza es una vibración innata que a veces percibimos en muchas personas, personas que ni siquiera conocemos a fondo. Y quizás ocurre que esas personas llevan tanto tiempo nutriendo las propias confianzas que han surgido y emergido en su vida, que se han impregnado de forma natural con ésta vibración sagrada. 

Cuando alguien confía en ti, está depositando algo más enorme de lo que podemos apreciar. Está dejando una pieza fundamental de su corazón sobre tus manos, sea para lo que sea, y en nuestro turno nos toca demostrar estar a la altura de algo tan bello. Igual cuando nosotros confiamos en alguien, estamos depositando algo verdaderamente importante sobre los demás, o incluso cuando un animal salvaje se acerca a comer a poca distancia de nosotros, exponiéndose a ser dañado o cazado, en ese instante nos está regalando algo de un valor incalculable: absoluta confianza. 

La confianza es lo que te demuestre lo que realmente importa de cada situación y relación. Porque puede que no veas a alguien desde hace mucho, pero si hay confianza cuando le necesites podrás contar con su presencia. Como podéis ver es un vínculo muy poderoso, el de la confianza, que muchas veces nos acompaña por muchos años ¡e incluso vidas! Dentro de nuestro karma hay un registro, natural, de confianzas que seguiremos regando y nutriendo muchas vidas más. 

Cuando alguien, por encima de especie/sexo/raza/edad confíe en ti... Honra el instante y el verdadero significado de algo tan sagrado. Sólo a través de la confianza podemos establecer uniones reales y un mundo mejor. 

jueves, 23 de agosto de 2018

Te mereces el mejor sentir con tu cuerpo.


Ser humano, en una sociedad deshumanizada, es un arduo trabajo no apto para cualquiera. Ser mujer, en una sociedad desnaturalizada, es una compleja tarea que debemos llevar con orgullo y con amor. 

Desde hace años se ha arrancado la realidad de los años, de la vida misma, del cuerpo y del sentir de uno mismo. Desde hace años se juzga a los demás por crecer, envejecer, por cambiar, porque su cuerpo físico es un reflejo de su estado emocional o de las vivencias que se experimentan a flor de piel. La publicidad nos engaña y todo en lo que ella está involucrada, también es un engaño. 

Delgadas, gordas, curvys, jóvenes, tersas, blanditas, con piel de melocotón, arrugadas, con canas o pelo sin una sola cana, con estrías o sin ellas, con celulitis o culo de piedra... Nunca es suficiente, parece que nunca somos suficientes. 

Seamos guapas según otros o feas según otros, seamos inteligentes o tontas según otras percepciones, seamos más espabiladas o menos según determinados prejuicios, seamos más correctas o políticamente incorrectas según quién nos señale... Nada de eso cumple con las expectativas de una sociedad vacía, consumida y que pretende consumir a todos los que en ella estamos involucrados. 

Nacer mujer parece, a veces, una condena. Porque es lo que nos han enseñado. Cuando nos contaron que la menstruación es algo horrible y paraliza la naturaleza de nuestra vida, cuando nos han convencido de que las tetas caídas son un reflejo de falta de cuidado, cuando no se nos permite cumplir años de forma natural, parece que si tienes los muslos llenos de estrías es porque la culpa siempre es tuya... Y así, nos sumimos en una condena de autojuicio, automachaque y exigencia dañina que nos revienta por dentro. 

Pues, sinceramente, yo estoy cansada de todo eso. No vine al mundo para cumplir con las ideas que otros tenían sobre mi, no vine al mundo para cumplir con lo que los hombres esperan de una mujer, vine para descubrirme a mi misma y para acompañar a otros en ese proceso. 

Nos tiramos la vida sintiéndonos insuficientes: no eres lo suficientemente guapa, ni buena, ni atractiva... Y así se pasan los años y nosotras condicionadas, sin disfrutar de libertad y con presencia del templo físico que tenemos. 

Cuantísimas veces nos hemos quitado la toalla con pudor en la playa por miedo a que los demás señalasen la naturaleza de nuestro cuerpo y nos dijesen algo que pudiese destruirnos por completo. Cuantísimas veces nos hemos visto, cara a cara, con nuestro propio reflejo nada más levantarnos y antes que decirnos algo bueno hemos depositado nuestra atención en aquello que no aceptamos de nuestro cuerpo. Cuantísimas veces hemos rechazado planes que implicaban la libertad con nuestro cuerpo físico por miedo, por vergüenza, por timidez, porque pensamos que somos "anormales" porque nos sentimos tan imperfectas que somos incapaces de valorar, con objetividad y ternura, que el cuerpo es sagrado, sea como sea. 

Y muchas veces ésto ha ocurrido porque alguien dijo algo sobre nosotras y le dimos el poder de hacernos daño. También porque hemos prestado demasiada atención a la televisión y tu tóxica manera de alistarnos en una única manera de vivir, vernos, actuar, sentirnos... Y así estamos: destrozadas. Destrozadas y cancelando planes, deshaciéndonos de vestidos, diciendo que "no" a ir de una u otra manera... Es una jaula en nuestra cabeza que nos hace atacar, de manera constante, a nuestro propio cuerpo. 

Una sociedad extrema donde muchas personas terminan abordando esa ansiedad de "no poder aceptar su propio cuerpo" pasando hambre hasta sufrir enfermedades psicológicas bestiales o poniéndose hasta el culo de comer, hasta sufrir obesidad y una culpa que crece más porque entonces todos te miran y te dicen "estás así de gorda por tu propia culpa" y nadie se plantea que quizás si los medios y lo que nos envuelve no nos abordasen, de la manera que nos abordan, nosotras podríamos amarnos con todo lo que somos y lo que tenemos. 

Desnaturalizar la propia vida en el cuerpo de la mujer, eso es lo que hace ésta sociedad y de la que muchos se alimentan. Se alimentan de esa carencia de amor propio y se jactan de ella. Y aquellos que se creen con poder, entierran sus propia baja autoestima utilizando el arma de "atacar los defectos de otras". 

Recuerdo en una ocasión, tras acostarme con un chico, que éste me dijo literalmente "se nota mucho en tus tetas que has perdido peso". Mi cuerpo ha sufrido muchos cambios, tantos como mi mentalidad y mi personalidad. He vivido en extremos: desde sufrir anorexia a verme con 68kg midiendo 1'63m... Actualmente no soy capaz de subir de 50kg por el nivel de estrés con el que vivo a diario, pero como con placer y gusto. Imaginaos mi cara al escuchar semejante mierda e imaginaos mi alma y mi corazón al darme cuenta de que esa realidad está latente, viva y coleando, en ésta sociedad. La realidad de creerte con la libertad de juzgar el físico ajeno y de quedarte sólo con esa parte sobre los demás. La verdad superficial y vacía... Horroroso. 

Durante años fui incapaz de vestir pantalón corto o falda, fui incapaz de ir a la piscina o la playa con total libertad, fui incapaz de desnudarme con luz clara (tenía que ser tenue), durante años me ponía roja por las estrías que hay en mis muslos, durante años fui incapaz de aceptar que tengo un culo blandito, durante años desnudarme delante del médico me parecía una condena agónica porque pensaba que él o ella pensaría "menudo cuerpo más feo". Durante años dije "no" a planes que implicaban ir en traje de baño o estar desnuda. 

Y ahora con 26 años no quiero que nada más me pare. 

Me apetece bañarme desnuda, donde sea legal y se me permita, me apetece acostarme a plena luz del día, me apetece ir sin sujetador, me apetece comer con total libertad, me apetece hacer deporte por placer y no por obsesión, me apetece tumbarme desnuda sin sentir que cada pizca de mi piel puede ser motivo de crítica o juicio. Me apetece crecer y cuando llegue la vejez me habrá gustado haber disfrutado al máximo lo único que me pertenece: mi propio cuerpo.  

Y espero haberte ayudado con ésta historia, con este texto, para al menos darte lo mejor de mi propio aprendizaje y que lo lleves a cabo contigo misma. 

Con pelos o sin ellos, con estrías o sin ellas, con chichas o sin ellas, con pieles colganderas o sin ellas, con tetas grandes o pequeñas, con canas o sin ellas, con granos o sin ellos, con cicatrices o sin ellas, con piel grasa o sin ella, con los dientes perfectos o torcidos, con las uñas largas o mordisqueadas, con pezones grandes o pequeños, con cuervas o sin ellas, con tripita o sin ella, con caderas anchas o con caderas estrechas... Eres perfecta, te lo aseguro. 

Eres el increíble y maravilloso resultado de años de evolución, eres resultado de la más misteriosa química y física. Perteneces a éste planeta, tal y como eres físicamente, y que no te hagan sentir fuera de lugar por una vacía e insana sociedad que nos hace vivir mirándonos, a nosotras mismas, con odio y disgusto. 

Es momento de que luches por ti misma. Y que esa sea tu mayor promesa. Y desde ese cambio, crearemos la sociedad que tanto nos merecemos. No estás sola. 

Este es el texto, a pie de ésta misma foto, que escribí ayer y me inspiro para ésta entrada:

"
Me ha costado años aceptarme (sobretodo físicamente). Sufrí anorexia (40-45kg), años después recuperé más de mi peso (68kg) y actualmente el estrés no me ayuda a subir de 50kg. Mi cuerpo está lleno de estrias y tengo celulitis. Durante años era incapaz de ir a una piscina o a la playa... No soportaba lo imperfecto de mi cuerpo. Cuando comprendí que la belleza sagrada está por encima de todo eso, me propuse poner mi granito de arena para que todas las mujeres del mundo pudiesen verlo igual que yo. Cuando era pequeña en el colegio me machaban insultandome y llamándome fea. También he visto que lo que es "bonito" o "feo" sólo se encuentra en los ojos del que mira y en el corazón de quien lo siente.
Y por eso, a través de @tarotsanadorevolutivo y "Corazón de un Oso" comparto mi personal experiencia con el cuerpo, la belleza, lo que es bonito realmente y lo que no. Por favor, no tires años de tu vida odiandote (como he hecho yo): nadie es perfecto. Te mereces ser feliz y dichoso dentro de tu cuerpo único y auténtico. No dejes que te convenzan de lo contrario, te mereces el mejor sentir contigo misma."




miércoles, 15 de agosto de 2018

El valor sagrado de la vida y porqué estoy a favor del aborto:


Antes de precipitarte brúscamente a juzgarme o a dejar de seguir mis publicaciones, permíteme compartir una historia contigo, después si lo deseas puedes dejar de apoyar lo que hago. 

En primer lugar me gustaría dejar constancia de que yo sí he vivido la experiencia de abortar, en mi caso de manera natural, que es algo muy diferente a tener que tomar una misma la decisión. Dicho esto, aquí viene esa historia que quería compartir:

Cuando era pequeña lo que más me gustaba hacer era escuchar las historias de cuando mi padre era niño. Tenía un vinculo fuerte y sólido con mi referente masculino, mi padre, y siempre sentí que era el que más tolerancia y paciencia tenía conmigo, ya que yo era una niña muy inquieta y que comprendía tarde, y mal, los límites de los demás.

 Además, a menudo me veía ahogada en mis propios procesos emocionales debido a diversas circunstancias (colegio, enfermedades etc...) y mi padre encontró el método de hacerme sentir mejor: me enseñó (como supo) todo sobre la naturaleza (lo que él sabía). Así que mientras íbamos a coger setas, a ver nidos, a coger espárragos, a caminar por el río o a echar una siesta... Siempre había alguna buena "aventura" de la infancia de mi padre que a mí me hacía pensar. Y recuerdo, con detalle, cada una de esas historias porque el pobre se quedaba sin repertorio, pero a mí no me importaba que me las repitiese una y otra vez. 

Debido a todo lo que se ha levantado con el tema de la legalización del aborto en paises de latinoamérica, vengo a compartiros una historia que hoy, tras un buen rato de meditación y lectura, ha aparecido en mi cabeza inesperadamente. Tanto ha sido así que he escrito a mi padre para asegurarme de la veracidad de esos hechos y me lo ha confirmado. 

Cuando mi padre era pequeño le gustaba mucho la naturaleza y tenía mucha inquietud sobre ella. Quizás la educación que recibió no fue lo más cercana a la educación emocional y respetuosa con Pachamama, pero lo cierto es que incluso con sus horribles errores, se ha obtenido un aprendizaje que maravillosamente ha podido compartir conmigo. Mi padre se crió en un entorno de cazadores y gente que conocía el campo, y años, muchos años después nací yo... que soy vegetariana y hablo con los animales (si se lo hubiesen dicho de pequeño, no se lo habría creído). 

Uno de esos días caminando por el campo, buscando su propia experimentación y contacto con la naturaleza, se encontró un nido de "andarríos" (es un tipo de ave que vive aquí en España). Visitó varios días aquel nido, hasta que haciendo cuentas pudo llegar el día en el que los pajaritos nacieron, él amaba esos pájaros y quería uno (ahí la falta de comprensión y educación emocional, pero no podemos juzgar a quien no ha mamado de lo que no se la ha ofrecido, porque no lo tenía a su alcance). Tanto lo quería que decidió atar la pata de uno de esos pájaros, porque él sabía que no iba a poder alimentarlo tan bien como lo haría su madre y posiblemente el polluelo moriría. 

La madre motivaba al pajarito a salir del nido (la historia es un poco cruel, pero en serio tiene belleza aunque el final no sea lo que todos deseamos) al ver que su polluelo estaba impedido desapareció y al rato apareció con unos frutos rojos en el pico que le dió a comer a su hijo recién nacido. El polluelo al comer esto, murió. 

El aprendizaje de ésta historia (además de que no tenemos que intervenir en la vida de los animales por puro egoísmo) es que toda madre quiere lo mejor para sus hijos: la mejor vida, la mejor comida... Y sobretodo que puedan ser libres. 

Cuando algo les impide todo eso ¿para qué vivir? Una madre de andarríos tomó la decisión de, al ver apresado a su polluelo, darle la única opción de irse al otro plano y así liberarse. Porque la vida tiene un valor sagrado y es un valor que, desagraciadamente, no todo el mundo puede disfrutar. Cuando desde la cuna te ves obligado a unas circunstancias pésimas, una calidad de vida pésima, una ausencia continuada de oportunidades para expandirte y crecer... Significa que, desgraciadamente, desde la cuna estarás condenado a una vida mucho más dura de lo que podría haber sido si quizás ese nacimiento hubiese estado programado, pensado, elegido... 

El valor sagrado de la vida es que esa vida tenga una buena calidad. Que se de en unas circunstancias saludables, equilibradas y en armonía. El valor sagrado de la vida no es simplemente dar a luz u obligar a una mujer a vivir la experiencia del embarazo, pasando por encima de su libre y divino albedrío. La historia del pájaro que os he contando no es excepcional, en plena naturaleza salvaje muchas hembras pueden tomar la decisión de abortar, matar a sus crías o abandonarlas cuando las circunstancias que acompañan esos procesos no son las más óptimas para la supervivencia. 

Nosotros, aún rodeados por un sistema artificial, también nos encontramos en un tipo de "supervivencia". Esa supervivencia está sobretodo marcada por el punto de partida (o las oportunidades que nazcan en éste). Una persona que nazca en un país desarrollado, en una familia que sea, al menos, de un nivel medio tiene mejores posibilidades y más grandes oportunidades que una persona nacida en un país subdesarrollado y en una familia en plena pobreza. Y éste no es el único condicionante para nuestro punto de partida, a nivel energético el hecho de ser deseados también marca un importante "antes y después" en nuestra forma de vivir. 

Obligar a una madre a ser madre, aún cuando ni ella misma se siente preparada para tal papel o cuando ella misma duda de que su hijo pueda tener la calidad de vida que siente que tiene que merecerse, es romper a dos seres humanos. La obligatoriedad es la conducta que utilizan los sistemas para amedrentarnos y rompernos, porque coartan nuestro derecho a la libertad y nos desarraigan del sagrado libre albedrío. Os aseguro que Dios no se enfada por los abortos, Dios se enfada más por seguir obligando a las personas sin utilizar la verdadera comprensión humana y empuñando con osadía el arma del prejuicio y la moralidad. 

Recordemos de nuevo a esa madre de Andarríos tomando aquella sabia y dolorosa decisión. Yéndose lejos de allí para buscar la única solución al cautiverio de su polluelo... Ojalá esté expresando con claridad lo que realmente quiero transmitir. 

Estoy a favor del aborto porque creo en la vida. Porque primero, las personas merecemos una asistencia sanitaria legal, gratuita y correcta en cada circunstancia. Porque creo que ese ser humano merece libertad y la libertad de decisión es un valor real sobre la vida, porque creo en el bienestar de los demás y creo que no hay bienestar psicológico ni emocional cuando se obliga a ser madre a una mujer. Y porque creo que en la propia naturaleza se dan éstos mismos (o muy similares) acontecimientos como un ejemplo real y tangible de que todas las hembras toman importantes decisiones sobre su descendencia y sobre la supervivencia de su propia especie.

Creo en la vida, en la vida deseada y consensuada. En la vida bien recibida, en la vida bien abrazada, en la vida soñada y que se lucha por traerla aquí. Creo en la vida que nace como fruto del amor (del amor de una mujer a si misma, del amor de una pareja, del amor hacia un bebé). Pero no creo en la vida no deseada, la vida no consensuada y obligada, la vida que tiene que ser recibida por obligación e imposición, la vida que se abraza porque así te están empujando a ello... Está claro que de manera innata o con el tiempo y el roce (junto a las hormonas) una madre puede terminar queriendo y amando incluso a un hijo no deseado (aunque esto no siempre pasa), pero hay un daño mayor ahí que no quieren observar aquellos que se obcecan con su enceguecida moralidad religiosa: se rompe un alma cuando se le hace pasar por tal experiencia, porque se pasa por encima de la libertad de su ser, el cual desea todo lo contrario.

Creo en la vida que no corre riesgo (ni abortando, ni pariendo) y por esto considero necesario que el aborto sea legal, gratuito y una opción para todas las mujeres que así lo sientan y necesiten. 

Muchas de ellas seguro que desearían ser esa andarríos (o muchos animales que al verse en situaciones de riesgo consumen plantas que son abortivas antes de traer nuevas camadas)... 

Señores, señoras... La vida y la muerte forman parte de ésta experiencia. Lo difícil y lo fácil, lo blanco y lo negro, lo bueno y lo malo... Y es que todos somos vida y muerte, todos somos difíciles y fáciles, todos apostamos por el blanco y más tarde por el negro, y todos somos buenos y malos. 

Vamos a entenderlo ya y démosle a la vida el valor que realmente tiene, sobretodo a la vida que ya está aquí, que ya está viva. Vamos a encargarnos de los vivos primero, de la mejor manera y comprendiendo sus experiencias, sus lugares, sus niveles de consciencia... Demos atención a eso, depositemos ahí nuestra voluntad y no nos empecinemos en seguir trayendo almas al mundo, de manera impuesta, para que más tarde terminen siendo adultos rotos, desconectados y maltrechos, sin rumbo y sin sentido. 

Vamos a darle el valor real a la maternidad: LA BELLEZA DE SER MADRE porque una mujer decide serlo y no porque se le obliga a ello. Las cosas son diferentes y se hacen de forma diferente, salen de forma diferente y dan resultados distintos, según si es una obligación, una voluntad propia, una decisión libre o una decisión impuesta. 

Y ahora ya sí, después de haber leído toda la historia y mi punto de vista, tómate tu libre albedrío para dejar de seguir o apoyar lo que hago, estás en todo tu derecho y defenderé ese derecho hasta que me muera. Igual que el derecho que nos corresponde a todas las mujeres: la libertad de decidir NO ser madres. 

viernes, 10 de agosto de 2018

Arrancados de la naturalidad:


Hace unos días escribí en mi facebook la siguiente reflexión:

"Si no tienes algo bueno que decir sobre el físico de los demás, mejor no digas nada.
Cada ser humano está lidiando una batalla contra algo físico de si mismo (te lo aseguro) algunos porque se sienten gordos, otros porque se sienten muy flacos, otros no les gusta su nariz, otros no soportan sus estrias, otros no le gusta su pelo... Es difícil trabajar el amor hacia el cuerpo físico en una sociedad q nos vende un humo perfecto e imposible.
No estamos rodeados de naturalidad y aceptación de lo natural. Por eso, éstas batallas se hacen más duras.
Los comentarios: has ganado/perdido más peso, se te ve más flaco/gordo etc etc no ayudan y generan una y otra vez el mismo problema.
Si no tienes algo bueno que decir a los demás sobre su cuerpo, mejor no digas nada. No sabes con lo que tiene que lidiar a diario."

Lo cierto es que cada día tengo más claro que el ser humano está arrancado de su naturalidad. Estamos tan adoctrinados con la idea del cuerpo perfecto que no nos preguntamos sobre el cuerpo natural. Estamos tan instruídos con el programa de la piel perfecta, la forma perfecta, el peso ideal... Que no nos planteamos sobre el cuerpo natural y sus fases de cambio. 

El físico es el envoltorio, regalo, que arropa todo lo más importante de nuestro ser. Sin embargo éste regalo, mezcla de vida propia y genética, es algo efímero con fecha de caducidad que pasa por ciclos naturales y biológicos. Envejece y hace reflejo de todo aquello que necesitamos somatizar,  es también el registro ancestral de nuestros antepasados y de nuestras propias vivencias emocionales y físicas. En él se guardan las miles de cicatrices de caídas, de cambios de forma, de rabia, de dolor... Y también las miles de caricias de amor, de ternura y de vulnerabilidad que hemos compartido con cada persona que hemos conocido. 

El cuerpo físico es la forma y la materia que se oxida conforme vamos creciendo, cuantos más años pasan, más se oxida. Es natural y es biológico, somos pura física y química construida dentro de la ciencia que estudia la biología. Células que nacen y mueren mientras se reproducen, alelos que componen nuestro color de ojos, nuestros folículos, nuestro tono de piel... Casual causalidad de dos personas que se encontraron y como fruto de ese encuentro salimos nosotros. En muchas ocasiones arrastramos determinadas señas de identidad familiar: lunares en el mismo lugar, misma delicadeza en la piel, mismo tipo de rizo en el cabello, labios gruesos... Y todo eso, amigos míos, es natural. 

Y hay cosas naturales del cuerpo que resultan inamovibles en algunas circunstancias, y hay que aprender a vivir con ellas. Determinadas predisposiciones a evolucionar en forma, por ejemplo. O qué se yo... Cosas que parecen comunes de la rama familiar de la que venimos y que se repiten. 

Estamos desarraigados de la naturaleza pura. No comprendemos el envejecimiento natural de la estructura física que nos soporta y aguanta, no queremos aceptar la imperfección como la base de la pura aceptación y felicidad. Y muchas veces, cuando estamos dolidos, de bajón, nos sentimos atacados... Respondemos atacando al físico de los demás. Respondemos contra un juicio hacia una parte de su persona, sabiendo que puede sufrir cambios favorables pero que hay ciertas "estructuras" que no pueden modificarse. Y también, cuando nos odiamos a nosotros mismos lo primero que hacemos es rechazar nuestro propio cuerpo físico. 

La televisión, el marketing y los medios de comunicación nos han atormentado con esa idea repitiéndola una y otra vez hasta convertirla en realidad. Tal es el veneno que nos corrompe, que cuando vemos cosas tan naturales como un cuerpo con estrías por haber adelgazado, celulitis en un culo de mujer, una piel que ya no está tersa o arrugas en el entrecejo... Lo primero que hacemos es mirar con cierta inquietud que nos hace sentir incómodos. Nos sentimos incómodos ante "el peso de más" y también hacia cuerpos mucho más delgados, porque tenemos un ideal inyectado a sangre, un ideal sobre mujeres y hombres. Y por mucho que vayamos de abiertos, de personas con perspectiva underground, de sociedad metropólita y con miras abiertas, lo cierto es que hay que reconocer cosas muy duras de uno mismo hasta llegar a esa libertad de pensamiento. 

Estamos tan arrancados de lo natural que somos capaces de juzgar a mujeres que no quieren depilarse porque pensamos que es antihigiénico, cuando sanitariamente se ha demostrado que con unos hábitos de limpieza habituales el vello púbico previene de infecciones bacterianas, ayuda a regular el PH y cuida mejor determinadas zonas delicadas de nuestro cuerpo. Sin embargo, la perspectiva que nos han transmitido tantísimas campañas de publicidad, tantísimos calendarios "femeninos" y tantísimos anuncios de gillette nos parece más seductora que la inexorable realidad de que somos primates que tenemos pelo y que lo necesitamos, mucho más que esos jabones irritantes, para mantenernos sanos. 

Estamos tan desconectados con nuestra naturaleza corporal que nos atormentamos cuando llegados a los 40 años nos toca reconocer que nuestra cara de adolescente perenne nos abandonó hace ya, al menos, un par de décadas. Y cuando comienzan a salir las primeras canas, camino a los 30, se nos cae el mundo encima... 

Buscamos una eterna juventud, física, que es inexistente. Queremos conservar la piel tersa como el culito de un bebé y ni una sola señal de vida... ¡Señoras! ¡Señores! Cada marca en su piel es una experencia vital de estar con vida. Cada pequeña mota, granito, cada pequeña cicatriz, cada piel colgandera, cada parte blandita y achuchable de ese milagro de la biología al que llamamos cuerpo, cada estría en las rodillas, entre los muslos o en los pechos, cada arruga por reír, por llorar o por preocupación, cada cana, cada pelito en el bigotillo, entre las piernas, en las mismas piernas o en las axilas... ¡Todo ello son muestras inequívocas de vida! De pura vida. 

La variedad corporal que compone el mundo es lo que nos convierte en bellos. Cuerpos redondos, planos, con curvas o sin ellas, cuerpos curvys y cuerpos palillo (como el mío), cuerpos con pasados obesos o con futuros fibrosos, cuerpos musculados y tonificados y cuerpos blanditos y sin marcar nada... ¿Qué es más natural? ¡TODO ES NATURAL! Porque ninguna forma del cuerpo es perfecta, porque el cuerpo perfecto no existe, porque en la variedad está el gusto, porque todo depende del ojo que mira y valora, porque todo es sensible al cambio, porque todo es biológico. 

Es hora de volver a sembrarnos en lo natural, en la aceptación de la naturaleza del cuerpo físico. 

miércoles, 8 de agosto de 2018

¿Se amar? ¿sabemos amar?


Llegó el día. Ese día caluroso donde te haces una enorme cuestión y sientes que en esa cuestión hay un enorme aprendizaje, más que teoría. Sientes que a través de esa pregunta puedes comprender cosas que hasta ahora no eras capaz de ver. 

Me planteo si se amar, realmente. Si realmente todos los humanos sabemos amar. El amor es esa energía universal que se adapta en forma a la circunstancia en la que se de: amor de madres a hijas e hijos, amor de padres a hijas e hijos, amor de hermanos, amor de amigos, amor de conocidos... Y en cada forma nosotros somos alguien diferente y el amor es una frecuencia con una forma diferente. Todas esas formas de amor deberían tener algo en común: respeto, bienestar, intentar aportar lo positivo, vulnerabilidad y humanidad. Seguro que pueden tener más cosas, pero éstas me parecen esenciales. 

Y por último, después de todos estos amores, llega a nuestra vida el amor en pareja. Porque una cosa es amar a tu entorno de amigos, de familia e incluso a ti mismo y otra muy diferente es amar a alguien como pareja. 

Ayer en instagram colgué varios vídeos replanteando ésta cuestión a todas las personas que siguen mis publicaciones. Tengo la teoría de que ese "folleteo espontáneo" que siempre ha sido algo muy de moda, es más que simple sexo. El ser humano tiene infinidad de maneras de ofrecerse autoplacer y creo fervientemente que cuando buscamos el contacto de otro humano lo hacemos más que por un orgasmo. Tenemos la necesidad del cariño, un cariño que nace de amor, tenemos la necesidad del amor, el gusto por el amor. 

Sí creo que el humano necesita amor en su vida, como el oxígeno que respiramos. 

Cuando nos abrimos a una pareja de repente nos vemos enfrentándonos contra una realidad: la realidad de cómo hemos sido programados. Nosotros arrastramos los miedos, las conductas y los patrones de nuestros antecesores, pero a veces es tan doloroso reconocerlo que podemos tirarnos años negando esa evidencia. 

En las relaciones de pareja es donde uno realmente se pregunta muchas cosas sobre si mismo, sobre su propia vida, sobre lo que desea en su camino (bueno hay gente que no se lo cuestiona, pero otros sí... y esos otros somos muchos). Entonces te paras a pensar ¿qué es realmente el amor? ¿Existe una sola definición para el amor? 

A veces pensamos que los demás no nos aman cuando cometen errores que nos hacen daño, entonces nos marchamos, nos vamos o dejamos la relación. A veces pensamos que una infidelidad es el mayor acto de anti-amor que existe, a veces creemos que si alguien tiene un resorte de autodefensa esa autodefensa es incompatible con el amor, a veces creemos que cuando existe inestabilidad la inestabilidad es un ambiente que hace desaparecer el amor... A veces idealizamos una perfección que nos hace perder oportunidades y que nos hace perdernos a nosotros mismos en esa búsqueda, consciente e inconsciente, de un amor en pareja a la altura de nuestras expectativas. A veces olvidamos el sagrado concepto de la voluntad para con el amor.

¿Cuándo uno decide realmente ir a por todas con todo lo que implica el amor? ¿Cuándo dices: con ella o con él sí, por encima de nuestra sombra individual y conjunta? El amor no es un camino de rosas. Pero por encima de las dificultades ¿sé amar? ¿Sabemos amar? ¿Cuál es la manera de hacer que todo compense? ¿Cómo podemos apartar, por un momento, nuestra cruda humanidad para poder ver que hay amor ahí debajo, incluso por debajo de lo más horripilante? 

¿Acaso llamamos amor a cosas que no lo son y por darnos a ellas, al no ser amor, no estamos amando verdaderamente? ¿Se enamora uno al instante o poco a poco? ¿El impulso desmedido de un "amor a primera vista" tiene menos estabilidad que el amor trabajado día tras día? ¿Cuántas expectativas tenemos de lo que realmente es el amor? ¿Y de cómo tiene que ser nuestra pareja? Y dentro de uno mismo ¿qué es realmente lo fundamental y que es aquello que usamos como fundamental para salir huyendo al presentarse un compromiso real? 

"¿Sé amar realmente?" me pregunto en un día con este calor que me asfixia. Quizás hay algo que está mal dentro de mi y no sé hacerlo sano, bueno. ¿Amar es darlo todo o es simplemente estar? ¿Amar es esforzarse o es no esforzarse porque uno debe ser como es? ¿Amar implica trabajo o es una energía que se desenvuelve sola sin ningún tipo de esfuerzo? ¿Cómo uno se libera de las expectativas que surgen incluso después de éstas preguntas? ¿Cuándo sabes que no te estás equivocando?

 ¿Qué es lo que nos hace tener miedo al amor? ¿Es sólo por pura vulnerabilidad y que los demás vean todo nuestro ser o por puro pánico de perder lo que hemos logrado en nuestra vida? Caminar solo siempre resulta un ejercicio mucho más sencillo, es más ameno aguantarse a uno mismo de manera solitaria que aguantar y sostener a otro. De verdad, es más fácil despertarte a solas con tus propios miedos y pesadillas en relación a la vida que con los miedos y pesadillas de otra persona más... ¿Será acaso un acto de pura valentía el entrar en pareja? ¿Serán realmente valientes y guerreros los que entran en amor compartido? Y los que hemos tirado la toalla tantas veces y lo hemos hecho mal tantas veces... ¿somos unos cobardes? 

Yo muchas veces me siento culpable por haberme portado tan mal con tantas personas que he conocido. Siento haberles hecho daño (no me gusta ni hacer daño a un pequeño animalito, imagínate a un ser humano). Pero a veces siento que a pesar de que bajo los ojos de otros, esas cosas eran evitables, para mi no lo han sido y se han dado de una forma contra la que no podía luchar. 

A veces siento que he perdido enormes oportunidades con buenas personas (porque al final todos tenemos mucho de buenos y mucho de villanos) y que no he podido realmente aprovecharlo de una forma constructiva (aunque el final fuese inevitable). Resulta realmente difícil de digerir. 

A veces temo estar tan mal yo, que no sepa amar a los demás de la manera que se merecen. Y temo tener esas conductas, que en ocasiones parecen emerger de una parte primigenia de mi subconsciente. Y ese comportamiento primario es tan doloroso como destructivo...

Yo me amo, con mis ciclos, pero me amo. No conozco a nadie que no se ame con sus ciclos, porque creo que también uno aprende mucho de valor y autoestima incluso en los momentos donde experimenta el autorechazo. Dicen que hay que amarse a uno mismo para que otros te amen y con esa retaíla veo muchísimas personas arrastrando una incapacidad para dejarse entrar en relación o para que otros les amen. Muchas veces no nos amamos a nosotros mismos pero nuestros familiares, amigos sí que  nos aman ¿por qué no nos iba a amar una pareja? (y hablo de puntos medios, no de situaciones extremas donde haga falta de intervención de un terapeuta). 

A veces somos muy autoexigentes con nosotros y pensamos "no me estoy amando lo suficiente" y entonces no nos sentimos merecedores de que otros nos amen, y lo arrastramos por años porque "aún no me amo completo". Y quizás te mueras, soltero o soltera o en pareja, y te des cuenta entonces que eso de amarse plenamente, completamente, se da en momentos y en otros momentos es algo que queda ausente y de nuevo se repite el ciclo, y es tan natural como la vida misma. 

Y ésto es parte de lo que siento cuando me pregunto si realmente sé amar en pareja, si realmente sé dejar a otros que me amen en pareja, si realmente tengo consciente qué significa eso. Nada claro... todo complejo.

sábado, 4 de agosto de 2018

LUNA EN ESCORPIO:

Aquí uno con la luna en escorpio, claramente. 

Éste texto es sólo mi propia conclusión, tras mucho tiempo investigando sobre mi propia luna. Cansada de encontrar sólo textos que se centraban en el lado oscuro de Escorpio, seguí investigando en otros idiomas hasta comprender que incluso lo más oscuro de la luna en escorpio es también una parte esencial para tu potencial lumínico.

La luna en escorpio es una luna muy emocional, muchísimo. Forma parte de aquellas personas que han tenido una relación castradora con su madre: mamá (seguramente con su mejor intención) nos ha intentado cambiar, ahogar, manipular, condicionar y mantener con una correa corta. Su forma de actuar con nosotros ha sido muy diferente, posiblemente desde el lado de "sólo quiero protegerte" hasta una sibilina manera de intentar que viésemos todo de su misma manera, provocando una naturaleza escorpiana de rebeldía intentando soltarse de todo eso y dándose, entonces, situaciones dramáticas e inestables. 

Yo creo que aquellos que tenemos la luna en escorpio hemos visto o vivido el lado oscuro de la madre (o del padre) pero seguramente de alguien muy cercano a nosotros que nos ha criado desde pequeños. Posiblemente por eso tenemos, de forma innata, un dolor constante dentro de nuestro ser. Esto no quiere decir que seamos personas tristes, quiere decir que comprendemos bien las sombras, la profundidad... Pero también que de alguna manera hemos intentado huir de toda esa intensidad. Y hablando de intensidad, esa es una característica innata de nosotros: somos muy intensos. 

La intensidad y la impulsividad son nuestros polos más potentes. Si quien está con nosotros (como amigos y pareja) son capaces de soportarlo y de valorar el lado positivo que ello implica, tendrán a alguien fiel, leal y súper protector a su lado toda la vida. Es una de las lunas más honestas, no nos andamos con medias tintas: amamos o no amamos. No comprendemos los grises en valores tan importantes como las batallas, el amor, la lealtad, la amistad... Todo aquello que implique poner el corazón sobre la mesa, para nosotros es algo que será un SÍ o un NO, nos resulta difícil comprender un "quizás". Están con nosotros y estamos con ellos o no estamos, no tenemos tiempo para perderlo con gente que no nos quieran valorar así y preferimos la soledad a una compañía que no esté a la altura de soportar lo malo y lo genial de nosotros. 

Claro, esto también nos lleva a problemas. Pocas personas comprenden ésta impulsividad y muchos huyen porque precisamente ésta manera de funcionar es muy parecida a la que mamá nos hizo de pequeños. No deja de ser una manera de llevar al extremo a los demás, pero es nuestra manera de hacer que algo sea auténtico y sólido. No comprendemos las cosas que se desmigan o las cosas que son de "medio mentira". Las medias tintas nos crean sarpullidos. 

Somos muy emocionales, mucho. La luna responde a la parte de las emociones, y también a un importante papel dentro de las relaciones con las demás. En ese sentido somos intensos. Parte de ésta intensidad está relacionada con nuestra intuición, muy dada a saber qué va a pasar antes de tiempo... Si te decimos "ten cuidado con Fulanito" ¡haznos caso! No se nos escapa ni una. Ver los demonios y las sombras ajenas es un don que tenemos, precisamente para proteger a los que más queremos. 

Nos asusta abrirnos a los demás y nos cuesta mucho. Aunque a menudo la gente coge rápido confianza con nosotros, no es algo igual de rápido para nosotros. Y es algo que nos da pánico porque sentimos que nos pueden traicionar. Es con el paso de los años como nosotros sentimos que ya hay un vínculo real de completa y absoluta confianza, hasta entonces no estamos al 100%. Sin embargo, es contradictorio porque a pesar de eso desde prácticamente el minuto uno ya somos protectores con los demás... Quizás es una pequeña muestra para demostrar las ventajas de elegirnos como compañeros. 

Todas las personas que conozco con la luna en escorpio han vivido extremas y difíciles situaciones desde pequeños. Inestabilidad en el hogar o quizás alguna experiencia muy chocante o traumática. Ese es el motivo también por el cual necesitamos tiempo y posiblemente también es la excusa por la cual ponemos al límite las relaciones con los demás y mandamos pequeñas pruebas para comprobar si realmente son relaciones de las que no se romperán y abandonarán "Si me aguanta en mis dramas, cuando soy extremo, cuando estoy hundido, cuando tengo veneno en mi interior o cuando sólo pienso en la muerte... Podrá aguantarme en cualquier batalla dura de la vida. Porque tiene que aguantar esto o si no, no aguantará nada".

Somos guerreros innatos. Luchamos por un mundo más "real", no soportamos las mentiras, ni las conductas para intentar utilizarnos, vemos venir de lejos ese tipo de conductas aunque a menudo nos quedamos cerca hasta que pasa algo que efectivamente demuestra que nuestra intuición no se equivocaba. 

Somos como dragones capaces de hacer arder el mundo, solamente por proteger a quienes están cerca de nosotros. Y haríamos arder todo sin pensarlo un sólo segundo, porque eso es lo que nosotros hemos necesitado cuando hemos sufrido tan intensamente siendo niños o estando en una situación realmente vulnerable, pero al no recibirlo nos hemos transformado en antihéroes. Defenderemos el bien mayor, aunque en esa defensa tengamos que llevarnos algo o alguien por delante. Esto, en muchas ocasiones, es la mayor dificultad para establecer una relación sentimental estable y equilibrada. 

El sexo es una de las mayores demostraciones de amor, afecto y cariño hacia aquella persona que elegimos como pareja. De forma natural nos sale desnudarnos el alma mientras compartimos el placer en la cama, no lo usamos como manipulación, es la manera que utilizamos para acercar nuestra alma a la de nuestro o nuestra compañera. 

Utilizamos vías artísticas para poder desahogarnos. Escribir, dibujar, fotografiar... Cualquier cosa puede estar bien para poder proyectar nuestro sentir. 

Somos rencorosos. Si has hecho daño a alguien a quien amamos (más que daño a nosotros mismos) esperaremos el momento correcto para devolverte, a la altura de lo que nosotros pensamos, ese dolor. Y si no podemos hacer nada al respecto, nos quedaremos sentados esperando a ver si la vida actúa por nosotros... A los nuestros no se les toca, jamás. 

Somos capaces de soportar más golpes y heridas hacia nosotros y ponernos como escudo antes de que otros tengan que recibirlos. Porque estamos tan acostumbrados esa sensación de herida que nunca deja de sangrar, que pensamos que por un poco más de dolor tampoco  no nos pasará nada. 

Hemos pensado en la muerte. Y seguramente, de vez en cuando, seguimos pensando en ello de vez en cuando. 

Somos un desajuste caótico a nivel emocional, pues nuestra forma de gestionar nuestras emociones y nuestro lenguaje con ellas, a menudo puede suponer un huracán (si buscas alguien estable, esos no somos nosotros... )

Y para apostar: en la vida, en el amor, en el trabajo, en los estudios... Es un TODO o NADA. No nos gusta perder el tiempo en puntos medios, porque sentimos que la vida es muy corta.

Naturalmente irradiamos fuerza. Eso es lo que los demás admiran de nosotros: "es una persona muy fuerte". También por este motivo nos ganamos la lealtad de aquellos que nos quieren, porque nuestra fidelidad y nuestra fortaleza les hace sentir protegidos. 

A menudo vemos la realidad emocional de los demás, a pesar de que estos no sean capaces de ponerle definición con palabras. Y a pesar de que piensen que cómo solo habita en su mente y en sus pensamientos, entonces no existe. Esas realidades se muestran con nuestra intuición de una manera muy clara, y no fallamos nunca. Si escondes algo de tu sentir, ya sabemos de antemano qué es, aunque no te hayas atrevido a compartirlo con nadie. 

Desarrollamos esa intuición y también una manera tan "real" de ser, que es a través de esto como los demás nos toman como personas importantes de las que aprender. 

Somos como antiheroes que salen en un cómic a través de una nube densa en medio de una ciudad caótica. 

Somos los mejores para amar en las situaciones más mierdas, después (eso sí) de haberte llevado ya al extremo y haber comprobado que tú también eres capaz de amarnos en nuestras situaciones más mierdas. Si has pasado con nota ésta prueba, tendrás lealtad, fidelidad, intensidad, buen sexo, protección extrema... Toda tu vida. Si tú también has demostrado que nos cuidas y nos proteges, recibirás lo mismo multiplicado por tres por parte nuestra. 

Somos Hades capaces de introducirse en la boca del lobo con tal de que los demás no arrastren dolores tan profundos como los nuestros. Y si necesitas un abrazo, cuando todo se venga abajo, estaremos ahí, te arroparemos para que descanses y cuando abras los ojos habremos reconstruído, al menos, la mitad de lo que se ha venido abajo (o más, dependiendo de lo que nos haya dado tiempo ;-) )

Luna en escorpio es: si no puedes soportarme en mi Kali, no disfrutarás de mi Shakti. 



viernes, 3 de agosto de 2018

¿Por qué Nepal?


Algunas personas me están preguntando porqué me he organizado el viaje a Nepal para éste septiembre... Lo cierto es que yo, como muchas personas, tengo una lista de países que son "pequeños sueños" que visitar. Siento que son lugares donde tengo que reencontrar algo de mi. Tengo la teoría que todos los lugares que visitamos en el planeta son sitios donde ya hemos vivido y que vamos de nuevo allí para recoger algún pedacito de nuestra alma que todavía sigue por ese lugar. 

También hay personas que me han preguntado que porqué sola, y lo cierto es porque estoy cansada de esperar personas que estén disponibles a realizar experiencias conmigo. Soy bastante más independiente de lo que muchas personas creen, a pesar de toda mi emocionalidad. Pero al vivir completamente sola y salir sola de todo, sin tener familiares cerca ni ayudas inmediatas, sé estar sola, sé desenvolverme sola y sé cuidarme sola (eso no quita que de vez en cuando una palmada, una ayuda o una muestra de cariño y apoyo sean bien recibidas).

Pienso que a veces el vivir es recomponerse como un puzzle, por mucho que se sienta como una experiencia que nos rompe. Por otro lado, la cultura nepalí, su carácter, su religión... Es algo que admiro muchísimo. Ese pueblo es el ejemplo en todo: es uno de los países para mujeres más seguros que existen, se recomponen de cada palo que han recibido (por ejemplo del último terremoto o de los aludes que se han llevado por delante a tantos sherpas y turistas), para mí son el claro ejemplo de que "la depresión desaparece cuando la supervivencia apremia". Aquí en occidente haríamos un evento especial por cada golpe parecido y terminaríamos revolcándonos, una y otra vez, en el mismo dolor. Allí han aprendido a vivir con el dolor, algo que personalmente me parece muy admirable, muy humilde y muy humano. 

Nepal además se dice que es el hogar de nacimiento de Buda. Puede ser que por ésto la gente de allí tenga ese carácter, al parecer tan generoso, amable y con tantas intenciones por ayudar a los demás. Además es un país donde ser vegetariano es algo normal y corriente, algo que personalmente agradezco muchísimo, porque no solamente comeré genial, además seré respetada por mi condición personal y espiritual. 

Abierto a recibir personas de todo el mundo y como si fuese un agujero para ver la época medieval asiática, sus calles recogen sabidurías de muchísimos años de antiguedad y sus prácticas, religiosas y culturales, están en sintonía con la paz, las mejores intenciones, el amor, la bondad... ¿qué mejor lugar para ir? 

El viaje me lo he organizado de manera totalmente improvisada al verme realmente mal. La última ruptura más todo lo que estaba relacionado con esa experiencia (y lo que he vivido a nivel físico y mental) me han dejado realmente tocada. Siempre voy con una careta de fortaleza y la verdad que suelo tener buenos amigos y muchas cosas por hacer para no hundirme del todo, sin embargo sigue habiendo una espina de dolor que merezco sanar reencontrándome a mi misma en la otra punta del mundo. Éste reencuentro es esencial también para comprender algo más sobre mi propio camino, ya que yo vivo sumergida en una duda constante sobre mi propia existencia y el motivo por el cual estoy aquí. 

No tengo muchas expectativas con el viaje, simplemente poder encontrarme algo nuevo de mi allí y que sea lo más agradable y positivo posible. Todo lo demás será una sorpresa que le permitiré a la vida mostrarme. 

Ya estamos en agosto y en menos de lo que canta un gallo estaré a 15horas de vuelo rumbo a una de las experiencias de mi vida... Y si a nivel personal me preguntasen cómo me siento con ésta decisión y con lo que estoy construyendo, sólo podría decir que me siento orgullosa. Realmente orgullosa, como una guerrera que se siente satisfecha. La gente, en general, no es consciente del valor y de la magnitud de las guerras que pasan otras personas y desvaloran y desmerecen sus logros porque no saben lo difícil que es el ardor de algunas batallas. Pero yo sí soy consciente de la dificultad y la adversidad que hay en mis propias batallas diarias (emocionales y físicas) y por eso sé que me merezco cada paso de aventura y atrevimiento que doy en mi vida. 

Voy a encontrarme con una nueva yo... Y espero que ésta nueva versión de mi me ayude a mi y a todos los que me necesiten y aman. 

Que vea quién eres:


¿Sabes uno de los básicos esenciales para una relación? ¡Que te vea! Que tu pareja/compañer@ sepa quién eres, qué has hecho, cuáles son tus herramientas, qué has superado... Y que no se deje por ver nada de ti, bueno y malo. Otro básico es poder compartirle todos tus secretos, experiencias y pensamientos, pero de esto hablaré otro día. 

Tiene que verte, verte bien. Seas bueno, malo o regular, tiene que verte. Todos tenemos cosas por las que ser valorados y admirados positivamente, y todos merecemos muestras de esa admiración real. 

Porque todos tenemos nuestras cosas malas, eso ya lo sabemos, no podemos sentirnos culpables o machacarnos por ello de manera incesante y tampoco podemos permitir que otros nos machaquen. No vamos a ser perfectos y por mucho que crezcamos y "maduremos" siempre tendremos cosas por pulir y resortes activos. Pero por encima de eso, la persona que esté contigo tiene que verte y admirarte por quién eres. Y evidentemente, tú debes y tienes que hacer lo mismo. 

No podemos vivir o convivir con una persona a la que estamos tratando de cambiar constantemente y corrigiendo, no es justo para la otra persona y tampoco para nosotros. Lo más sano, en éstos casos, es admirar con quietud. Posiblemente siempre tenga algo que nos puede incomodar, pero ese algo no es el "todo" de esa persona, porque si fuese su todo no nos habríamos enamorado.

 Tenemos que observar desde esa quietud que comentaba el pack completo que define a ese ser humano: sus cosas lindas, sus cosas feas, sus herramientas buenas y sus herramientas no tan buenas, sus cargas personales, las vivencias que sabemos ha vivido, el tipo de familia de dónde viene, las adversidades que sabemos ha superado... Y ahí hallaremos el motivo de todo el porqué es así. Tanto para las pocas cosas que no nos gusten, como para las muchas cosas que sí nos gustan. Y al observar las cosas que no nos gusten lo que mejor nos queda por hacer es aceptarlas (siempre y cuando no supongan una falta de respeto: que no nos insulte, agreda etc...). 

Todos tenemos nuestras pesadas cargas inherentes a nuestra persona, que son muchas veces las que alimentan lo peor de nosotros. Esas respuestas irascibles en determinados momentos, esa necesidad de huída, esas corazas protectoras, esa manera de ser independientes y no necesitar que nadie nos saque las castañas del fuego, ese momento de estar agotados por soportar determinadas obligaciones... Todos vivimos una vida intensa y compleja y en algunos casos lo es aún más. 

Algunas personas llevan a cabo papeles fundamentales dentro del engranaje de la vida donde les ha tocado participar y tienen que cuidar de personas a las que aman, sostener situaciones difíciles, hacer de ancla, tirar hacia adelante de algo o de alguien... Y eso también puede repercutirles, pero es una parte que está en su camino para que aprendan algo, para que desarrollen algo de si mismos. Como compañeros tenemos que ver qué supone eso por encima de nuestro prejuicio, admirando la capacidad de esa persona para desenvolverse en las circunstancias más difíciles, por encima de esas adversidades y siendo testigos de que hacen todo lo que saben y lo que pueden. 

Si quieres que una relación funcione tienes que ver al otro y el otro, te tiene que ver a ti. Completamente. 

Tiene que saber y admirar las batallas que has luchado. Tiene que saber y admirar los traumas que te han marcado y de los que has salido tan "bien parado" como has sabido y has podido. Tienes que ser conocedor de todo ese pasado que te ha marcado, de una manera o de otra, y después de eso tiene que ser lo suficientemente humilde como para darle el valor que se merece y que te mereces... Que hay cosas muy difíciles que vivimos en la vida como para que nuestro compañero o compañera no vea en quienes nos hemos convertido, cómo nos han influído, como eso nos ha hecho ser alguien más fuerte, resistente y también más humano. 

Si no ve la realidad de quien eres, con todas las metas que has conseguido (sean materiales o no), con todas las veces que has sido valiente y te has atrevido a dar pasos importantes en tu vida... Si no valora o refuerza positivamente eso, si no te lo recuerda al menos de vez en cuando (sobretodo cuando las embestidas de la vida te dejen patas arriba) siento decirte que no tienes una relación de calidad y que no tienes un compañero o compañera que te valore tal y como tú te mereces. 

Si no se siente orgullosa u orgulloso del ser humano que eres, si no te da una palmada en la espalda de vez en cuando, si no puedes hablar con fluidez de lo que te hace sentir dolor y comentarle cómo vives con ese dolor y lo vas superando, si no puede ser testigo de que has pasado por shocks realmente graves y nos te has recompuesto, si no puede ver tu vulnerabilidad tiritando en el interior de tu ser mientras cada día haces lo posible por seguir adelante en ésta vida... Quiere decir que esa persona no puede verte. Y si no puede verte, no te amará plenamente. 

Si no es capaz de comprender que a veces determinadas experiencias te cambian el carácter y la forma de vivir, si no entiende los miedos de los que puedas hablarle, si no es objetivo con el tipo de vida que llevas, si no te anima y te acompaña a que tu vida sea mejor recordándote la capacidad innata que tienes para superar cosas peores (como las que seguramente ya has vivido) no está viendo quién eres. 

Si no te dice, alguna vez, lo mucho que te admira. Si no se abre sinceramente desde esa sorpresa de orgullo por ti, si no te arropa cuando estés agotado o agotada de esos caminos que parecen infinitos... Si no ve el esfuerzo diario, físico y mental, que haces por ir dando pasitos para mejorar tu calidad de vida, tu tipo de vida, tu calidad como persona y el tipo de persona que eres... Te digo, sinceramente, que no está viendo quién eres. 

Si tú no eres capaz de ver su pasado, de dónde viene, si no eres capaz de sentarte a su lado y decirle sinceramente "estoy orgullosa/o de todo lo que has superado y de que aún no te has rendido en la vida", si no eres capaz de recordarle que ya ha pasado por cosas más difíciles, si no le acompañas a echar un vistazo a la mochila de experiencias que lleva y que le han hecho convertirse en quién es y le empujan a convertirse en alguien mejor el día de mañana... Significa que no estás viendo quién es. 

No nos va a gustar todo de nuestra pareja y las fricciones son tan naturales como el respirar. Y todos tenemos puntos "tóxicos" dentro de nosotros mismos y patrones que no son admirables y que repetimos alguna que otra vez. Todo esto también forma parte de ser humano, pero por encima de esto hay algo más: nuestra capacidad para salir adelante, nuestra capacidad para reconstruirnos, nuestras herramientas, nuestra capacidad proactiva por encima de los momentos amargos que todos pasamos, nuestra capacidad para encontrar solución, nuestra capacidad para vivir con recuerdos de experiencias traumáticas... Y es eso lo que merecemos que vean en nosotros y que los otros merecen que nosotros veamos. 

Esto es fundamental para una buena relación sentimental: si no te ve, no te valora y si no te valora, no será objetiva/o con tu valentía, tu mérito personal, con tu coraje... Y tampoco con todo lo que eso significa a nivel humano dentro de ti. No será capaz de admirar y de darle importancia a tu presencia, si no te ve... no te ve. 

(Y aunque esto es fundamental para una buena relación sentimental, lo cierto es que también es un básico para las buenas relaciones de amistad. Nuestros amigos también merecen que nosotros veamos quiénes son, qué han vivido y cómo eso les ha transformado. Y merecen también nuestro refuerzo positivo hacia su persona y nuestra admiración, apoyo y celebración por cada cosa que han superado, han cambiado, han logrado y han conseguido y también por cada parte que que les compone a ellos mismos, como seres humanos).

miércoles, 1 de agosto de 2018

Nadie tiene que regresar a ti/a tu vida:

ARTISTA: GUADA
No puedes vivir constantemente con las puertas medio abiertas. No deberías vivir con la esperanza de que alguien regrese. Nadie tiene la obligación de volver a tu vida.

A veces la gente vuelve, sí, y sólo depende de ti cuidar y compartir cariño de nuevo, sólo depende de ti cambiar rolles y entrar al juego. Sólo depende de ti observar, valorar y permitir. Pero muchas veces, muchas, la gente no vuelve. No. Y no pasa nada. 

A veces las personas son pasajeras y otras veces no. A veces las personas se quedan en recuerdos y a veces, sólo a veces, se vuelven en presente y en futuro: con los mismos juegos, con diferentes juegos, con los mismos papeles o con diferentes papeles. Pero éstas cosas siempre ocurren al margen de nuestras expectativas. 

Mereces vivir plena y para ello necesitas tener la libertad de marcharte, levantarte e irte, de esa sensación agotadora de las ventanas y las puertas medio abiertas. Mereces vivir volando y no esperando en la misma rama, mientras la vida vuela a tu alrededor con la intención de que te sumes a su recorrido. 

A veces queremos mucho, a nuestros amigos, y de repente ya no son amigos. A veces queremos muchos, a nuestra familia, y de repente parece que ya no nos quieren. A veces amamos mucho, a alguien de quien nos hemos enamorado, y de repente ya no son las mismas circunstancias y la persona ya no está. Éstas cosas pasan en todas las vidas y a todas las personas. Y es una frecuencia natural también de vivir. Es parte del libre albedrío, del ir y del venir, del progresar, del avanzar y de seguir caminando. Y aunque puede resultar un golpe duro, sólo queda coger aire, aceptarlo y seguir progresando. 

Nadie tiene porqué regresar a ti, a tu vida, aunque a veces sí vuelven. Pero lo más importante no es estar esperando que otros estén de nuevo aquí, lo más importante es que tú regreses siempre a ti. Y uno de los primeros pasos para lograrlos es abandonar la sensación de esperar, la amarga sensación de que ojalá nos den oportunidad cuando no se va a dar, de que ojalá podamos pedir disculpas y curar la herida cuando quizás nunca se podrá curar, de que ojalá esa amistad nos vuelva a valorar cuando quizás ya nunca más nos querrá. Y no pasa nada, aunque parece que pasa mucho. 

Uno aprende: en presencia y en ausencia. Y aprendiendo es como uno vuelve a si mismo, que eso es lo más importante, regresar a la esencia de uno, a quien uno es. Prestamos, en ocasiones, tanta atención al "ojalá vuelva" al "deseo que todo se arregle de la manera que yo quiero"... Que nos olvidamos de prestarnos atención a nosotros. Y en la espera, esa amarga espera, que se va alargando con el tiempo, nuestras ropas se desgastan, nuestro corazón se mengua y miles de oportunidades diferentes pasan por delante de nuestros ojos sin que podamos apreciarlas con completa sinceridad y objetividad. 

En ocasiones no sólo esperamos el regreso de personas, a veces esperamos el regreso de situaciones y de momentos, que aunque no se puedan dar exactamente igual deseamos y anhelamos que sean lo más parecidas posibles. Y ahí nos amarramos. En realidad, ahí nos condenamos. 

Es en éstas eternas esperas, de personas/cosas/momentos, donde perdemos la vida, el entusiasmo, donde perdemos a veces la verdad de lo que realmente nos gusta, lo que realmente queremos, de lo que realmente podemos llegar a hacer. Porque nos quedamos ahí, anclados en un lugar, sin progresar y sin avanzar. Porque nos atamos ahí, a esa emoción, sin dejarnos sentir y experimentar nada más. Porque a veces nos obligamos y nos castigamos justo así, empecinándonos por una realidad y un absolutismo que impide a la vida hacer su magia. 

Cuando nos aferramos de una manera tan "agarrada" a ese deseo, a ese anhelo, a ese apego, a esa añoranza, a ese "ojalá..." lo que hacemos es cerrarle las puertas a la magia de la vida. Y si las puertas están cerradas, la magia no puede seguir trabajando a nuestro favor. Algo horrible, créeme, porque lo he vivido. 

Y a veces en ese trabajo tan "cabezón" logramos lo que tanto deseábamos, pero en algunas ocasiones esas cosas que hemos logrado no son ni parecidas a lo que creíamos: ese trabajo que queríamos recuperar, esa persona que queríamos de nuevo a nuestro lado, esa situación que queríamos vivir... De repente todo se ve como forzado, poco natural, todo es incómodo y sentimos que estamos en un hueco donde no encajamos. Es como difícil de sostener, nos despierta miles de miedos, ampollas y heridas, se siente como inestable y nosotros también lo estamos. Cuando esto ocurre así, es una señal de la vida que nos dice "te lo dí por empecinado, por cabezón, por testarudo y por tozudo, pero realmente esperaba darte algo mejor... Ahora estás viviendo los efectos secundarios de forzar una situación, de forzar una persona, de forzar una realidad que no tenía que ocurrir" Y vivimos esa destructiva realidad, ese choque contra la verdad: no podemos empujar las cosas para que ocurran, por mucho que así lo deseemos con todo nuestro apego, nuestro anhelo, incluso aunque sólo lo deseemos con el corazón. 

A veces, lo mejor, es volver a uno mismo, regresar a uno mismo, aunque los demás o lo demás ya no esté en nuestra vida. Y darnos ese tiempo a nosotros, mientras la vida también va trabajando a su ritmo. Es ésta voluntad la que nos va a aportar mayor bienestar.

Maestros del desafío:


Vestidos con una enigmática belleza, se mostrarán en el centro de nuestras dificultades y adversidades. Para que abramos el corazón, porque al corazón no se le hace salir de su armadura con suaves caricias, a veces necesitamos más. Un choque real. Yo soy muy fiel a la creencia de que el ser humano sólo es capaz de metamorfosearse y transformarse en ambientes que son radicalmente opuestos a la comodidad, eso implica situaciones difíciles y adversas, complicaciones, cosas completamente inesperadas. 

En éstos "hábitat" encontramos a nuestros particulares "maestros del desafío". Un buen maestro será aquella persona que no ha utilizado la complacencia, si no, que ha despertado y levantado todas tus costras y heridas. Son personajes importantes en los embates de la vida. 

Maestros del desafío, como cuando entras en guerra con tus padres, con tu pareja, con tus amigos... Todos ellos son maestros del desafío. Y créeme que la enseñanza que se traen entre manos tiene un poder inimaginable y también dentro de cada uno de sus corazones hay una buena cantidad de amor, del bueno, para nosotros. 

Son los maestros del desafío los que nos acercan a ser más humanos y sobretodo los que nos ayudan a desarrollarnos. Y son los que nos transmiten unas realidades amorosas y un contacto desnudo y puro con una profunda sabiduría sobre el mundo, sobre nosotros y sobre el universo. 

Son maestros del desafío los que nos llevan a vivir adversas situaciones, estén o no presentes, para así demostrarnos a nosotros mismos de qué pasta estamos hechos. La presencia y la ausencia también habla mucho de su papel como maestros en nuestra propia vida. Porque alguien puede ejercer de maestro, incluso después de haberse ido, muerto o alejado. Incluso después de no poder volver jamás. La enseñanza queda ahí y está perenne en nosotros, pero sólo es enriquecedora si nos abrimos a verla con total benevolencia y humildad. 

Maestros del desafío son aquellos que nos tocan "la tecla" que despierta nuestros resortes más primigenios. Es entonces cuando embestimos con toda nuestra fuerza, cuando despertamos todo lo más difícil de aguantar que habita en nosotros. Y ellos, esos personajes, están ahí al otro lado y han sido capaces de hacernos ver, cara a cara, lo que se nos da tan especialmente bien maquillar y ocultar. 

La vida es en sí misma también una maestra del desafío, pues precisamente, y valga la redundancia, es a través del desafío como nos enseña a seguir viviendo, creciendo, desarrollándonos... Es como nos abre las puertas del aprendizaje continuado. También es como nos moldea, nos pone en ambientes favorables para nuestra construcción, nuestra destrucción y nuestra re-construcción (alguna que otra vez te tocará destruirte, no temas, es una fase natural como muchas otras). 

Sin nada, como las circunstancias, y sin nadie, como las personas, que nos desafiase... Nosotros no creceríamos del todo, no encontraríamos tampoco nuevas personas, ni nuevas experiencias... Y realmente no hallaríamos, finalmente, uno de los destinos más importantes de nuestro ser: el destino para nuestra esencia y nuestro alma. 

Cuando las cosas no salen como esperamos o cuando las personas no son como creemos (o las cosas con ellos no se dan como imaginábamos) se crean diferentes desafíos, éstos desafíos, dificultades e inesperadas circunstancias, trazan un sendero inhóspito y nuevo. Es a través de este camino como nosotros también vamos avanzando en pro de un destino mayor y más acorde a nuestro tamaño, a nuestra vibración, a nuestra naturaleza. Aunque a veces sea como algo horrible que parece hundirnos en la más absoluta miseria, es en éste pozo de dificultad donde encontraremos realmente la luz que nos merecemos, porque no nos merecemos otra, ni una que alumbre menos o poco... Nos merecemos una luz, una esperanza y una realidad, de acuerdo al esfuerzo que llevamos a cabo cada día, a la altura de nuestro trabajo constante, de nuestras intenciones, de nuestra capacidad para aprender y enriquecernos. De acuerdo a la nueva versión de nosotros mismos, esa realidad que vamos creando poco a poco cada día. 

Son todos estos maestros del desafío los que merecen nuestro más absoluto y enorme agradecimiento. Con ellos, tú no serías posible y esa realidad que te abraza ahora (más la que te abrazará mañana) tampoco se habría dado. 

Las ausencias y las presencias, las personas que están y que no están, las cosas que se dieron y las que no, las cosas que salieron y las que no, los amores y los desamores, los amigos y los ex-amigos, los familiares vivos y los que marcharon, los contratos y los despidos, las noticias inesperadas y desagradables que nos obligan a improvisar, los nuevos "holas" y los inevitables "adiós", la abundancia y la carencia, la felicidad y la tristeza... Todos los lados de la vida se dan en importantes márgenes de "desafío" porque incluso lo más precioso de nuestra vida, sea lo que sea, ha nacido de nuestra capacidad por cumplir un desafío, por cruzar una meta, por superar algo. 

Tanto lo que nos parece "bienestar" (y todo lo que ello conlleva: personas y momentos) como aquello que nos parece "malestar" ocurre en una atmósfera compleja para que nos autosuperemos, seamos conscientes y realistas con lo que realmente deseamos. Sucede, siempre, llevándonos a diferentes límites. Y todo ello ha nacido de un combate, constante, con la vida. 

Hay que tenerlos muy bien puestos (los ovarios y los cojones) para enfrentarse a ésta realidad de materia y sacar jugo de cada enfrentamiento, necesario y esencial, para encontrar quienes somos. Quizás éstos maestros del desafío, disfrazados de personas y de sucesos inesperados, no dejen de ser herramientas primordiales para encontrar y hallar quienes somos realmente nosotros. Quizás toda ésta vida de ventaja que se nos da, al final no sea más que un juego sin muchas respuestas pero con un único propósito: saber quién eres tú. 

Que todos estos maestros del desafío despierten lo "más difícil de ti" y te hagan vivir situaciones complejas, para que realmente te encuentres contigo, más desenvuelto, más evolucionado, más proactivo... Y siendo como realmente eres, admirando eso y no creyéndote la mentira que, seguramente, te has ido contando hasta ahora. Te deseo lo mejor de lo mejor en la vida y espero que todos estos hechos, muchas veces inevitables, te lleven a una experiencia aún más abundante y enriquecedora y de ésta manera te despojen de resistencias y máscaras y te lleven a ver quién eres, cuáles son tus verdaderas capacidades y cómo de lejos puedes llegar... Más lejos incluso de lo que puedes imaginar.