¿Sabes? todo hay que sentirlo, notarlo, palparlo en lo más profundo de tu ser...

martes, 16 de abril de 2019

El pálpito:


A partir de las 28 semanas de embarazo, se puede percibir con una ecografía el pálpito de un embrión. Es un latido que nos acompañará toda la vida, pero más allá del corazón, nos acompañará en el alma, en el interior. Porque cuando nuestro corazón comienza con su vibración natural, es cuando todo comienza a fluir a través de la intuición, de ese sexto sentido natural e innato en todo ser humano. Es esa sensación que nos recorre desde el dedo meñique del pie hasta el último pelito de nuestra cabeza. 

Sentir un pálpito es una de las percepciones naturales más adoradas y rechazadas. Hay personas que no creen en sus propios "pálpitos" y se condenan a caer de manera habitual entre tropiezos y más tropiezos. Otros, sin embargo, sentimos el pálpito sagrado como una voz interior que proviene de la parte más sabia de nuestro interior. 

"Siento un pálpito..." Es una frase muy singular y característica que llama la atención a cualquiera que la escuche, despierta las alarmas, porque ya sea éste pálpito algo bueno o algo no tan bueno, despierta la atención de la intuición y del pálpito del prójimo. El pálpito es el lenguaje de la intuición convertido en una traducción física a través de nuestro cuerpo, a través de nuestros órganos, de nuestros músculos, de nuestra piel... Cuando el pálpito avisa, la piel se eriza, el estómago se mueve, el corazón se acelera, el pelo se levanta y por la espalda nos recorre un escalofrío. 

Si el pálpito es referente a algo bueno, que tenemos toda la convicción de que ocurrirá, una felicidad inminente nos gobierna y conquista y entonces, antes incluso de que ocurra aquello que nosotros ya vemos como una premonición, la felicidad nos enriquece y nutre. Igual ocurre cuando el pálpito es por algo que no es tan bueno, la sensación de tristeza o angustia que acompañe ese futuro acontecimiento llega antes que el "acontecimiento en si" y nos prepara para la difícil realidad que podremos vivir. 

El pálpito es lo que nos empuja a luchar por nuestros sueños y nuestras ilusiones. También es como un amigo, íntimo y poderoso, que nos empuja a aventurarnos en caminos desconocidos pero que nos llenan de ilusión. No es raro sentir un pálpito revitalizante cuando sabemos que tenemos que tomar una decisión realmente positiva y enriquecedora que cambiará toda nuestra vida, también sentimos un grandioso pálpito cuando nos atrevemos a viajar y aún más grande y poderoso es el pálpito que nos conquista cuando nos enamoramos hasta los huesitos, de una manera en la que nunca nos habíamos enamorado.

A veces sentimos un pálpito cuando nuestra mirada se cruza con la mirada de un animal que necesita nuestra ayuda. Sentimos un pálpito cuando damos un abrazo o un beso, cuando cruzamos media palabra o cuando aplicamos a una nueva posición laboral. 

El pálpito, es como ese consejero y ese apoyo fiel que nos acompaña hasta el fin de nuestros días, es como ese soporte que nos sostiene cuando vamos a tomar decisiones o cuando la vida requiere que caminemos con los ojos cerrados entre inescrutables senderos. 

El pálpito está conectado con el amor a la vida, con el tercer ojo de nuestra intuición, con nuestras mágicas percepciones y con el potencial de nuestro consciente y subconsciente. El pálpito descubre una parte muy importante de los trucos de la existencia: la realidad en la que viaja el tiempo. Porque el pálpito nos suele hablar de momentos futuros, a veces inminentes y en otras ocasiones más lejanos, y al hablarnos de ese futuro nos muestra que la realidad en la que transcurre nuestra vida no es una línea recta como nos han hecho creer.

El corazón palpita, la vida a través de nuestro corazón también nos palpita y el universo se comunica con nosotros a través de inevitables pálpitos, como chivatazos que vienen desde lo más grande que existe.

jueves, 11 de abril de 2019

Para expandirse, acepte su complejidad:


Todos somos complejos. Ser humano es aceptar esa complejidad, que muchas veces encuentra sencillez cuando nos sentimos lo suficientemente cómodos como para hablar de ello y así ponerle nombre y definición a lo que sentimos, exploramos y mostramos. 

Convivir con uno mismo es en ocasiones la convivencia más difícil que se nos va a dar. Nuestras palabras en el interior de nuestra cabeza pueden ser las más constructivas, pero también las que nos causen un choque más destructivo. Y es ahí donde debemos aceptar nuestra complejidad. 

Somos un canal de experiencias, de sentimientos, de emociones, de pensamientos, de formas de inteligencias, de filosofías, somos el reflejo de educación, el resultado de influencias, de años de evolución, somos lo que queda de nuestra propia e intrínseca sabiduría y experiencia individual. Desde nosotros se expanden infinitas realidades y hasta nosotros llegan otras muchas. Es importante observar la complejidad de ese paquete que es el ser humano, para poder aceptarnos en nuestra totalidad. 

Seres terrenales con experiencias espirituales, comportamientos biológicos, vidas pasadas, intuiciones mágicas, pensamientos lógicos, emociones y sentimientos. Junten todo eso en un mismo recipiente y como resultado les saldrá un magnífico y complejo ser humano. Aceptar que somos complejos, es lo único que necesitamos para expandirnos. 

En muchas ocasiones nos sentimos culpables por ser complejos, por esa intensidad que forma parte de nuestro ser. Y esa culpa nos encierra, porque nos encoge, nos castiga, nos hace sentir desmerecedores. Sin embargo, aceptar nuestra complejidad es una forma de reconocerla y reconocer algo es el primer paso para tomas conciencia sobre ello y poder sacar partido de sus aspectos más positivos y trabajar sobre los negativos. 

Para expandirse como ser humano y alcanzar nuevas metas (mentales, espirituales, emocionales, físicas...) Es necesario tomar conciencia de nuestra complejidad única e individual, y desde ahí aceptar. 

Aceptar es un ejercicio arduo, porque supone ceder ante algo que nos puede chirriar. Algo que podemos llevar rechazando toda la vida. Algo hacia lo que damos la espalda. Y ese "algo" es una parte de nosotros, por lo tanto nos repudiamos a nosotros mismos. 

Es fundamental, para expandirse de manera sana y en armonía, aceptarse a uno mismo. Aceptar lo difícil... La complejidad, los miedos, los patrones, las conductas, las rabietas, el pánico, la rabia, la frustración y la respuesta a esa frustración, lo que nos condiciona, la educación que hemos recibido, las conductas que hemos adquirido, las respuestas automáticas que nos acompañan... Si no aceptamos, nos limitamos y nos empequeñecemos. No regamos nuestro ser con humildad y completa voluntad para poder amarnos como nos merecemos.  

jueves, 4 de abril de 2019

Para que la vida te funcione, respeta todas las formas de vida:


Da igual que tengas una mente caótica llena de pensamientos incesantes, de planes y desorden. Eso no es lo más importante. Hay algo más importante que una mente ordenada, algo que da más "combustible" a nuestro camino, algo que existe para que la vida te funcione realmente, para que lo que importa salga adelante; respetar. Respeta todas las formas de vida y de vivir. Respeta todo aquello que sea una filosofía para otros, respeta la vida en si misma mostrándose con sus diferentes caretas en cada ser, en cada persona, en cada momento. 

Para que la vida te funcione, para triunfar en lo más importante, para sentirte plenamente amado, para sentirte emocionalmente satisfecho, para atraer abundancia de la que te enriquece el corazón y el alma y produce miles de sonrisas, para crear conexiones reales que se mantengan por encima de las tempestades, para tener amigos fieles, familiares que son capaces de amarte incluso reconociendo tus sombras más oscuras, compañeros y compañeras de experiencia de vida que saben como eres y aún así se quedan a tu lado... Para conseguir todo esto, que son los grandes mecanismos del camino de la vida, respeta a todo lo que te rodea, a todos los que te rodean. No juzgues su manera de vivir, de decidir, de caminar su sendero, de probar y experimentar, su forma, su especie, su cultura, su idioma, sus ceremonias, sus tradiciones, sus ideas, sus creencias, su pasado... Simplemente respétalos, admirando su presencia y su sagrada existencia.

Para que la vida te funcione tienes que aprender a funcionar con la vida y eso es saber fluir con todo lo que ocurra sin buscar la necesidad del encontronazo y sin chocar, intencionadamente, contra los demás porque piensen, hablen, vivan, decidan, se muestren, sean... De manera completamente distinta a ti. 

¿Sabes cómo nació la esclavitud, el racismo y la violencia homófoba (entre otras cosas)? Ocurrió cuando las personas lejos de aceptar la diferencia, como una parte natural y normal en la vida, se lo tomaron como un enemigo. Algo contra lo que atacar, como si fuese una anomalía negativa, destructiva y dañina. Se lo tomaron como un peligro. Ese tipo de violencia, agresividad, rechazo y odio emergió de personas incapaces de respetar otras formas de vida, otras formas de cuerpo, otros tonos de piel, otras filosofías, otras creencias... Incapaces de comprender emociones ajenas, sentimientos ajenos, fueron en su contra con la intención de destruirlos. 

Lo que ocurre a veces cuando uno no sabe aceptar a los prójimos sin necesidad de juzgarles como buenos o malos o como si lo que hacen es saludable o insano... Es que esas personas de pensamiento rígido, además de sufrir interiormente muchísimo, se desconectan de la naturaleza de la vida que es el AMOR. La comprensión es una de las formas más importantes en las que se muestra el amor. Y al no vibrar en ese amor real, su vida deja de funcionar, pues es uno de los engranajes más importantes para poder rodar, como un coche que avanza. 

Para que a todos este tipo de personas les funcione su vida, de una manera plena y completa, necesitan urgentemente comprender que es prioritario respetar otras formas de vida. El amor emerge siempre en un ambiente de respeto, sin respeto el amor se marchita y se esfuma. Porque el amor es frágil y sensible, requiere de ese cariño pleno, de esa aceptación completa. Sin aceptación, el amor no cabe, porque al amor no se le pueden poner muros, ni moldes en los que encajar con total exactitud. 

Para que TU VIDA FUNCIONE necesitas entender que es de vital importancia saber, y querer, respetar al resto de vidas. Sólo así en el camino aparecen facilidades, personas correctas y la propia vida te ayuda cuando las adversidades te sorprendan. Sólo así el cosmos te echará una mano cuando te ahogues y sientas que todo te llega hasta el cuello y no puedes seguir flotando. 

Y cuando hagas esto, verás como hay muchas más personas que te aman. Verás como llega mucha más riqueza a tu vida. Verás como todo encuentra una solución favorable para ti. Verás como los asuntos se arreglan en cortos periodos de tiempo. Y te sorprenderás gratamente, te lo aseguro. Y todo esto te llevará a una sensación de bienestar contigo y con el mundo que te rodea.

martes, 2 de abril de 2019

Que la vida nos pille amando:


No hay diferencia más grande que la que marca la indiferencia, el rechazo, el juicio y el prejuicio, la falta de amor y perdón, la falta de comprensión... Todo ello, junto o por separado, marca una diferencia tan enorme como un abismo.

Un acantilado por el que se precipitarán cientos de miles de oportunidades de crecimiento, conexión, aprendizaje y desarrollo. Cientos de miles de experiencias que nos habrían enriquecido aún más si cabe, que habrían añadido valor a nuestro conocimiento, peso a nuestra sabiduría y sobretodo, de entre todas las cosas nos habrían añadido amor al corazón... Porque todo ello surge de una gigantesca falta de amor. 

Que la vida nos pille amando, así como Dios nos pille confesando y no ya confesados, de esta manera podríamos tener una delirante conversación que posiblemente sería lo que más nos acercaría a los cielos. 

Que la vida nos pille amándonos, enseñando los dientes cuando alguien se empeñe en hacernos creer que no somos lo que realmente sentimos que somos. Luchando por mantener esa bandera propia que todos alzamos en el interior de nuestro ser, esa bandera que se llama valor personal. Que la vida nos vea ojiplática como no vamos a permitir jamás que alguien nos impida ser, estar, pensar y parecer como nuestra naturaleza amorosa nos ha aconsejado durante toda nuestra vida. 

Que la vida nos pille amándonos, entre nosotros y así amando el mundo entero. 

Uno no sólo ama a quien se enamora, uno ama las experiencias, las emociones, las situaciones, los momentos, los recuerdos, la familia, los compañeros animales que nos guían y aconsejan... Uno ama unas salvajes vistas desde un cañón natural que se abre camino a través de un salvaje río, porque uno es capaz de amar paisajes, olores, tactos como la suavidad del pétalo de una rosa, sabores como los dulces de la infancia...

Que la vida nos pille amando: amando todo lo que hemos hecho, aunque a veces nos hayamos sentido avergonzados por ello. Que la vida nos pille amando, amando quienes somos sin tener que obligarnos a un cambio inesperado, abrupto, doloroso y carente de amor propio. Amando quienes son y han sido otros.

Que la vida nos pille amando, amando a nuestros padres por la oportunidad que nos han brindado, aún con sus cientos de errores nos dieron la vida ¿qué podríamos ofrecerles a cambio? pues el hecho de amarla aunque a veces nos cueste sangre, sudor y lágrimas. 

Que la vida nos pille comprendiendo, porque la comprensión es otra de las muchas formas en las que se expresa el amor. Podemos comprender a otros, aunque no hagamos ni vivamos de la misma manera que ellos. Podemos expandir el pecho y permitir la interacción con formas diferentes de filosofía, de creencias, de vivencias, de lenguajes... Aunque luego decidamos no quedarnos con nada de eso dentro de nosotros, pero el simple roce crea un nuevo jardín en el Edén hermoso de nuestros corazones. 

Que la vida nos pille amando, amando de manera que permitamos a los demás ser, ser sin condiciones, mostrándose en su naturaleza más cruda y desnuda y que eso nos haga sentir honrados, privilegiados... Pues estaremos observando la mayor plenitud de la vulnerabilidad de un ser humano. 

Que la vida nos pille amando, pues amar es la mayor manera de confesar que estamos vivos. Y el amor es la solución más natural y más sana que podemos usar en los tiempos que corren, rebosantes de ira, cólera y desdén. 

Que la vida nos pille amándonos.