¿Sabes? todo hay que sentirlo, notarlo, palparlo en lo más profundo de tu ser...

lunes, 11 de enero de 2021

La magia de sostener:

 



Lo más difícil que vas a hacer en esta vida es sostener. Sostener a quienes quieres y amas. Sostener a quienes acompañas. Sostener la fragilidad, pero también las sombras, sostener frente a la dificultad para impedir que todo se fragmente. Sostenerte a ti y sostener a otros. 

Esa es la mayor dificultad. Es una prueba de valor, de esfuerzo, de fortaleza y de confianza. Sostenemos a los demás cuando los sentimos vulnerables, pero también cuando dentro de su propio recorrido muestran sus características más inseguras. Nos enseñan a irnos rápido, a tirar la toalla y abandonar. Y está bien hacerlo, pero no siempre. Hay algo que terminamos identificando con la madurez de los años y la sabiduría adquirida y es el reconocer lo que vale la pena. Y está bien dicho "vale la pena", porque en la vida hay mucha pena, unas cuantas alegrías, pero sobre todo hay mucha adversidad. Vivir es un trabajo dedicado a las almas valientes. 

Uno no aprende a sostener de la noche a la mañana. Pero aprende con error y acierto. Aprende con el corazón y con voluntades llenas de consciencia, transparencia y cariño. Si las personas no aprendiésemos a sostener, habría muchas cosas en nuestra vida que no podríamos construir y entre las más importantes se encuentran nuestras conexiones emocionales. 

Sostenemos la mano de alguien que llora su propio duelo, sostenemos la mano de alguien que tiembla de miedo, sostenemos en un abrazo a alguien enfurecido por la frustración, sostenemos la mirada de alguien que nos encanta, sostenemos las sonrisas de alegría cuando compartimos diversión, también sostenemos cargas como pensamientos, sentimientos, obligaciones... Sostenemos desde la empatía y también desde la admiración. Sostenemos lo peor de las personas que consideramos importantes en nuestra vida, porque sabemos que son algo más que esas noches encapotadas oscuras y tenebrosas. Sostenemos porque quizás de forma recíproca esas personas también nos hacen sentir sostenidos cuando lo necesitamos. 

Sostener no es constante, no es algo que alguien nos empuje a hacer, no es todos los días... Es el momento correcto, en el segundo preciso... Así funciona el sostener. Cuando al mirar con los ojos del alma vemos al otro caer a un abismo, un profundo abismo dentro de su experiencia de vida, dentro de su existencia. Entonces lo sostenemos, antes de que se precipite sin solución y se estampe contra la oscuridad. 

Sostener es salvar a los demás de lo difícil del entorno y de lo difícil de si mismos. Y es, sin duda, el gesto más generoso y amoroso que podemos compartir. 

En la vida no se necesita mucho para ser feliz, pero saber sostener y que nos sostengan es sin duda una de esas piezas de valor incalculable que añaden bienestar. Dejemos de huir, de abandonar, de rendirnos... Y aprendamos a sostener, los que nos acompañan son tan frágiles como nosotros mismos.