¿Sabes? todo hay que sentirlo, notarlo, palparlo en lo más profundo de tu ser...

sábado, 23 de septiembre de 2017

Del valor a una misma y otros amores propios:


Uno de mis escritores preferidos, Gabriel García Márquez, escribió "Del amor y otros demonios" y explicaba ahí, en una novela particular, cómo el amor surge entre personas muy diferentes, también cómo muere y también como otros interpretan demonios, que no existen, pero son la excusa perfecta para encarcelar a alguien. Y es que, quien ama leer saca de la novela el verdadero sentimiento del escritor... Y aquí, según mi percepción, se puede observar un libro lleno de sabiduría en relación a lo que la emoción del amor despierta, pero el libro se quedó corto de amor propio y aquí voy yo, a hacer un guiño a mi modo. Un modo propio y personal, que para nada es comparable a la altura de este renombrado escritor, sin embargo espero que la lectura del siguiente texto evoque en ti algo que te haga cambiar tu vida para mejor:

Toda persona tiene un límite de tolerancia. Cuando ese límite se sobrepasa algo comienza a dañarse. Se nota cierta debilidad y es que en ese "aguantar" puede que se esté pasando por encima del amor que tienes hacia tu persona. Cuesta muchísimo llegar a esta idea, cuesta muchísimo ser franca con una misma y admitir que sí, que tú y que yo también hemos permitido que nuestro valor personal, nuestra autoestima, nuestro merecimiento... En general, todo eso que engloba nuestro amor propio, se merme. 

Lo hemos permitido porque nos hemos puesto al poder de otras personas. Lo hemos permitido porque nos hemos vuelto esclavas de expectativas, sin ser conscientes de que esa esclavitud era algo real y tangible en nuestro día a día. Lo hemos permitido porque hemos decidido no vernos y en ese "no vernos" todo vale: desde nosotros y acto seguido desde los demás (los demás nos hacen lo que nosotros les permitimos). 

En ocasiones esto ocurre en personas que son buenas, generosas, de actitud altruísta y con una naturaleza innata para darse a los demás (y te lo digo por experiencia propia... esta no es la historia de una amiga que conoce otra amiga, esta historia es mía). 

La buena voluntad está socialmente aceptada, aunque a la vez es algo raro y difícil de ver (de manera general y abundante). Nadie te dice que aprendas a ser egoísta, porque es cierto que hay mucho egoísmo desmedido jodiendo el mundo, todos te dicen que aprendas a ser generoso... Sin embargo, mientras te lo dicen parecen evitar contarte la letra pequeña y es que alguien que realmente quiera ser generoso, de manera saludable y armónica, debe aprender a serlo antes consigo mismo y a veces la generosidad se muestra en decir un "ya basta", en poner tierra de por medio o en tomar una determinación sin vuelta de página. 

Nadie te dice que dar está bien, pero solamente si pones cierto límite. Que si estás dando hasta quedarte sin nada, es casi mejor que no des. Y es así porque tú eres tan importante como las personas a las que ayudas, eres tan valiosa como las personas a las que das esa atención, eres tan esencial como todos esas personas que cuentan contigo de manera fiel y estable para ayudarles con cualquier cosa... Y de hecho es muy posible que en valores personales sepas más que muchos de ellos, precisamente por eso te encuentras donde te encuentras. 

Resulta que nadie te enseña que para ser una generosa saludable hay que aprender a dar y a no dar. Y que aprender a dar, y a no dar, no tiene nada que ver con el egoísmo, pero es cierto que tienes que aprender a llevarte bien con las sanas restricciones, porque a veces es necesario parar de insuflar hacia un lugar para dárselo a una. 

No soy la primera persona que se siente medio tonta y fuera de lugar por estar tan abierta hacia los otros, que de repente cuando se mira se ve todo patas arriba y muchas de esas personas que aprovecharon esa generosidad ni siquiera responden con verdadero respeto. Se ha generalizado con que decir "gracias" es suficiente, de hecho se ha generalizado con el uso de muchas palabras sin ponerles la verdadera emoción, intención y energía. De nada vale un "gracias" vacío si no está acompañado de latidos y en muchas ocasiones de actos. 

Es cierto, no hay que dar esperando nada a cambio pero también es cierto que no debes dar a todo el mundo porque tu tiempo, tu vida, tu energía, tu amor, tu atención, tus segundos... Son cosas que no vas a poder recuperar y ese es el valor incalculable que deberías tener presente antes de invertirlo donde, quizás, no sepan ni siquiera admirarlo. 

Y aquí empieza el viajazo... el viajazo al valor que se da una misma y es que el valor es uno de esos amores propios que hay que cultivar, cuidar, proteger y con los que debemos arroparnos. No todo vale, amiga, por eso te digo: introducete al valor hacia ti misma. Este es el amor de tu vida, no hay más. 

¿Quieres sanarte? Valor hacia ti misma.
¿Quieres estar en paz? Valor a ti misma.
¿Quieres tomar decisiones sin remordimiento? Valor a ti misma.
¿Quieres sentirte dichosa? Valor a ti misma. 
¿Quieres encontrar tu pasión? Valor a ti misma.
¿Quieres vivir la vida que te mereces?Valor a ti misma. 

Darse valor a una misma es permitirse ser... ¿qué es el valor? Es algo incalculable que muchas veces se confunde con precio, sin embargo no se parecen en absoluto. El valor es la condición sagrada, psicológica, energética, espiritual y terrenal sobre una persona, animal, lugar, planta, piedra... Es una energía que da lugar a su poder personal y a su potencial. Quien se valora a si mismo comprende la grandeza de su potencial: auténtico, irrepetible y propio. 

En el pasado eran llamadas brujas a esas mujeres que se daban valor a si mismas... Porque el valor es vibrar en la energía más alta que forma parte de tu ser. Cuando te das valor propio te ahorras muchos dolores de cabeza, también te ahorras muchas personas que no te van a aportar nada... Este tipo de personas no son capaces de pasar las capas protectoras de alguien que se valora lo suficiente como para establecer los límites, aunque muchas hemos tenido que sufrir ese desgaste antes de darnos cuenta. 

Y del valor a una misma se salta a lo que realmente mereces, aunque para hablar del merecimiento necesitaría otro post completo y entero. 

Desde hoy quiero que te mires al espejo y que veas quienes y qué realmente vibra al son con tu valor propio. Si percibes que nada de lo que te rodea lo hace, es un buen momento para auto-escribirte una carta de valor personal y leerla 3 veces todos los días hasta que te convezcas de ello.

Dale tiempo a esto del valor a una misma, te costará admitir que seguramente te ha faltado (y mucho) en situaciones que han sido verdaderamente dolorosas y traumáticas. Es posible que llegues a la conclusión que por falta de valor propio te has enganchado a amoríos y relaciones que, lejos de hacerte sentir mejor o de aportarte en tu vida, han destruído partes genuinas e inocentes que formaban quién eras y en esa marca, imborrable, por desgracia ya no existe marcha atrás. Y es posible que ahora, porque te lo he dicho, tengas el pecho sobrecogido y se te salte una lágrima porque la herida aún sigue ahí, tiernita. Pero tranquila, porque si estás leyendo esto es para que cojas la situación por los cuernos y de ahora en adelante sobrepongas tu valor propio al valor que los demás quieren obtener de ti porque no saben dárselo. 

Sigue compartiendo, sigue siendo generosa, sigue escuchando a los demás... Pero desde el sano discernimiento, sabiendo cuando algo es natural y fluye y cuando algo ya se torna en tu contra deteriorando la parte más sagrada de tu persona: tu amor propio. Quizás esto signifique decir varios "adiós", tener una conversación (o varias) cara a cara y muy seria, quizás signifique cambiar algunos aspectos y personas de tu vida, tomar algunas decisiones, dejar algunas obligaciones, cambiar rutinas... Quizás signifique un cambio drástico, que marque la diferencia y que esa diferencia te haga darte cuenta de que, hasta ahora y a pesar del dolor, habías vivido acomodada en la zona de confort de "falta de valor propio y amor".

Sea como sea, no estarás sola y conforme más trabajes con ese valor y ese amor, más acompañada te irás sintiendo. Ahora, te recomiendo hacer callar a tu mente que se habrá quedado como loca intentando convencerte de que todas esas cosas, recuerdos, sensaciones y sentimientos que han despertado con la lectura de este texto, son humo y no tienen importancia. Si te ha venido a la cabeza, si el corazón te ha dicho "¡Ey! Fíjate... se parece a lo que te dijimos que trabajásemos juntos"... Es que tiene importancia y es que el universo te lo ha escrito, así de clarito, a tavéss de mis palabras.

jueves, 21 de septiembre de 2017

Creo en ti.



Creo en ti. Creo en ti por encima de la ambivalencia que habita dentro de tu persona, por encima de esa sensación de desarraigo, esos miedos... Los veo absurdos porque sé que tus habilidades y tus potenciales son mayores. 

Creo en ti porque te he visto de verdad. Porque sé que sienta bien, en estos caminos que a veces uno necesita trazar y recorrer. saber que hay alguien cerca que realmente nos ve tal y como somos.

Creo en ti por encima de esa sensación de vértigo, por encima de esa comparación que a veces te haces a ti en relación con otras personas. Creo en ti por encima de todos esos silencios porque, en ocasiones, decir cosas duele mucho... Creo en ti por encima de tus ausencias, contigo mismo y con los demás. Creo en ti por encima de las zancadillas que te haces a ti. Creo en ti por encima de tus resistencias a salir de determinadas zonas de confort.

Creo en ti como individuo. Creo en ti como persona. Creo en ti por encima de tu nombre, creo en ti porque sé que estás aquí para algo mayor, pero también sé que para poder experimentar ese destino debes tener paciencia, trabajar duro, renunciar a cosas, tomar decisiones complejas, salir de muchos lugares donde ahora te encuentras, enfrentarte a muchas realidades que aún no has forjado, luchar y mantener otras muchas situaciones-experiencias latentes y vivas... Creo en ti y debes ser tú también quien se vea así, tan grande y hermoso como eres. 

Creo en ti y creo en esos procesos de gestación que necesitas vivir y experimentar a flor de piel para descubrir quién eres, a dónde dirigirte o hasta donde pueden llegar tus capacidades.

Creo en ti porque eres un individuo único, irrepetible, original y propio. Creo en tu humildad, incluso cuando te niegas a admitir cosas que con el tiempo sacas a la luz. Creo en ti, por encima de esos patrones que quizás repites y que te llevan una y otra vez al mismo punto.

Creo en ti porque sé que si yo creo en ti, tú lograrás creer más fuerte en ti. Creo incluso cuando no te encuentras, cuando haces todo con cautela, creo en ti cuando no sé nada de ti y cuando sé algo, creo igual y a veces más. Creo en lo que sueñas, cuando te permites soñar. Creo que puedes despertar muchas cosas que hoy sientes aletargadas... Sé que cuando lo hagas todo cambiará radicalmente. 

Me enorgullece creer en ti. No te lo digo porque me guste regalarte los oídos. Creo en ti porque eres valiente y el primer paso de valentía es haber venido a este mundo y seguir manteniéndote con vida por encima de los altibajos que se experimentan. Creo en ti incluso cuando no le has dicho a nadie secretos que sé que están debajo de tus caretas y que puedo observar solo con echarte un vistazo... Esas inseguridades y esos terrores, no son absolutamente nada en comparación con la otra parte de tu ser. 

Creo en ti cuando te dejas hundir. También cuando te equivocas y te cuesta admitir el error. Croe en ti cuando cometes fallos y cuando no los cometes, creo también. 

Creo en lo que mi instinto me cuenta sobre tu interior. Creo en ese corazón que tienes y en tu mente creativa, rápida y hábil. Creo mucho en ti, aunque ahora te sientas perdido y lo enmascares todo con sutiles maquillajes transformados en actos silenciosos o en suspiros íntimos. 

Creo en la capacidad que tienes para todo: para crear tu propia realidad, para amar, para cuidar de quienes lo necesitan, para madurar, pare crecer, para ser a cada paso más sabio... Y creo en tu propia esencia, inigualable, aunque a veces sé que miras de reojo a otros anhelando, envidiando o deseando lo que ellos tienen. Incluso con ese patrón de intentar ponerte a la altura de otros, creo en ti. 

Creo en ti aunque no seas capaz de ver que tú estás hecho de otra materia y que la vida te aguarda con increíbles sorpresas, todas para bien. Creo en ti y quiero que sepas que poco a poco todo va ir mejorando, lo sé y como muestra tendrás este texto aquí para consultarlo en un futuro, no muy lejano, y ver como yo llevaba razón. 

Creo en ti cuando te enfrentas al mundo, cuando te arrepientes, cuando tomas decisiones incorrectas... Creo en ti con toda esa parte de ser humano, imperfecto, que te viste. 

Creo en ti cuando sientes tristeza, cuando sientes rabia, cuando necesitas escapar del mundo, cuando miras atrás y te haces tantas preguntas que solo compartes contigo mismo... Creo en ti cuando estás hermético, cuando buscas una excusa para desconectar y cuando haces ver que tú solo puedes (aunque sabes que a veces no es así). 

Creo en ti. Y espero que esto te ayude y te empuje. 

HABITADOS POR SUEÑOS:


Eres el conducto por el que caminan tus sueños. Eres el canal, el habitat natural de un montón de cosas importantes que necesitan ver la luz. Esa es tu mayor responsabilidad contigo mismo y con el planeta que te arropa. 

Tú, yo, todos... Somos seres habitados por sueños. Desde bien pequeños hasta casi los últimos días de nuestra vida, siempre estamos rellenitos de sueños, como una napolitana lo está rellena de crema. Los sueños, tanto los que creamos como los que vivimos cuando dormimos, tienen un poder increíble. 

Cuando empecé a escribir mi novela, la cual aún no está publicada, uno de los capitulos habla sobre la importancia de los sueños y el valor que esconden. Hablaba de que compartir lo que has soñado con alguien, puede dar a ese "alguien" un poder sobre el mensaje encriptado y poderoso que se esconde en el mundo onírico. Pero esto también se puede llevar al campo de la creación y conexión con los sueños personales. Cuando uno idea algo que realmente despierta pasión y entusiasmo dentro de si, debe cuidarlo con protección, arropo y sobretodo con confianza.

Resulta curioso; somos como un campo sembrado por sueños. Si eres capaz de observar el interior de las personas, podrás toparte con un montón de semillas llamadas "sueños" esperando a ser nutridas para germinar y ver la luz del sol. Esperando que crezcan sus raíces, sus hojas y que poco a poco, todo esto les lleve a dar sus frutos y de esos frutos nazcan otras semillas, también potentes, con las que repoblar otros cuerpos, otros lugares, otros corazones, otras mentes.... Y en general, hacer florecer al mundo entero y convertirlo en el bosque que realmente debemos ser. 

Quizás, y digo quizás, nuestro interior sea precisamente un lugar natural, un paraje virgen, esperando a ser abrazado y a darle la importancia que se merece. Y quizás, si logramos llegar hasta ahí, consigamos reconducirlo también a nuestro exterior y generar el mundo material-tangible donde merecemos vivir; un mundo en conexión, donde se observe el germinar, el crecer, el madurar... Donde se de importancia a la fuerza del sol, a la potencia de la tierra y a la energía del agua. 

Estamos habitados por sueños que nos crean y evocan nuestra parte más entusiasta. Ese entusiasmo nos conecta con la realidad de que tenemos una inmensa capacidad creadora. Los sueños son una energía que puede cambiar nuestra realidad, que marcan la diferencia en nuestra rutina y que en muchas ocasiones, por no decir en todas, nos abren camino hacia la pasión que está destinada a hacernos ser, mostrarnos y colaborar con quienes somos realmente y con el importante papel que tenemos en esta existencia. Y esto, no es moco de pavo. 

Suena cursi decir que estamos habitados por sueños, suena extraño explicar que esa es una de los importantes e imprescendibles papeles que realizan los seres humanos. Pero yo creo que esto es una realidad. 

Mantener un sueño latente y hacer lo posible por crearlo, por encima de los obstáculos y de las dificultades naturales que existen en la vida, es demostrar nuestro interés y nuestra pasión más primitiva. Si bien es cierto que a veces nos enfrentamos contra nuestras partes primarias y primitivas, yo creo que es necesario reactivar algunas de ellas y más en los tiempos que corren. Sobretodo reactivar aquellas que nos hagan vivir con responsabilidad y vivir con una verdadera conciencia sobre nosotros, sobre el mundo y sobre todo lo que rodea a "nosotros y el mundo". 

Reconocer que eres el habitat natural de los sueños, que además son los mismo que te han marcado, marcan y marcarán quién eres, es abrirte a la voluntad que has dispuesto y te han dispuesto para superarte a ti mismo, para llevar a cabo cada paso necesario que convertirá una idea en algo más. 

Normalmente, conforme vamos creciendo, nos cortan esa conexión con los sueños. Tanto cuando dormimos como cuando soñamos estando despiertos. Muchos adultos olvidan lo que han vivido en las largas noches, se despiertan como si no hubiesen ido a ningún sitio como si en su cabeza no se hubiese generado ninguna imagen. Y por desgracia, esto ocurre en ocasiones con los mismos adultos que son incapaces ahora de reconectar y encender las pasiones internas, esos sueños de estar despiertos, esos sueños del "día", de cuando el sol ha salido y no estamos con los ojos cerrados. 

Todo está relacionado; vivimos en una red que conecta, con amor y armonía, diferentes extremos y momentos. Por encima de nuestra incomprensión y de nuestras dudas, la red sigue funcionando de manera efectiva. Esa red también conecta ambas realidades de nuestra persona, nuestros sueños materiales y pasiones personales, junto con el mundo onírico. Y nos hace comprender que nosotros somos un canal de muchos mundos diferentes, de realidades que nos habitan o nos observan. 

El ser humano está habitado por sueños, pero lo olvidamos. Lo hemos olvidado porque a veces, con el entorno en el que nos podemos relacionar, suena a loco o demente apostar toda una vida por una pasión que vibra con fuerza, por una palpitación, por una idea que siempre ha estado dentro de ti... Suena a persona sin raíces, suena a persona idealizadora. Suena, pero no lo es. Suena porque soñar genera prejuicios, sobretodo prejuicios que nacen de aquellos que a mitad del camino se rindieron. 

Nadie te va a decir que la vida es fácil y que lograr cosas sea un bálsamo calmado. Y es muy posible que encuentres, en diferentes caminos de distintos ámbitos dentro de tu propia vida, muchos obstáculos para llegar a puertos que te has propuesto. También es posible que te veas solo o sola frente a todos esos obstáculos, sin más ayuda que la de tu propia persona y actitud. Pero a pesar de todo esto y por muy cansado que pueda sonar a veces, quien emprende con compromiso el camino de conectar con sus sueños, con la realidad de quien es, con todas esas perlas que tiene en su interior... Logra llegar, logra crear, logra hacer verdad, logra comprenderlo y con ello comprenderse y logra marcar la diferencia y entender que todo lo que había vivido era fundamental y que en este juego poco importan las tentaciones cuando el objetivo está claro, cuando es algo que te recuerdas y algo que vas regando poco a poco, cada día, por encima de ambivalencias e incertidumbres. 

Recuerda; estás habitado/a por sueños.

Vivir con ansiedad:


Sufro ansiedad desde hace años. En mi caso, esta sombra en concreto, no es 24 horas todos los días, es cuando algo  dentro de mi, que siento desprotegido o vulnerable, es tocado o rozado. Esa fibra sensible.

Sé que suena extraño que una persona, como yo, la cual se dedica a motivar a las personas y a llevarlas por un camino de armonía, reconozca ésta realidad. Pero a pesar de que a algunos pueda sonarles contradictorio, confuso o hipócrita, el trabajo que realizo como orientadora, como colaboradora del desarrollo personal de otras personas, como coach y motivadora... Es lo que en muchas ocasiones más me ayuda a trabajar mis propios síntomas y a todos ellos quiero darles las gracias. Gracias por creer en mi, gracias por creer en ustedes y gracias por cada oportunidad, es un privilegio ser testigo de la realidad humana que hay en el fuero interno de todos ustedes, es un verdadero honor escuchar la parte más sensible de cada persona que se abre, como una flor, sabiendo que al menos por mi parte no van a ser juzgadas y confiando en que recibirán toda la ayuda que yo les pueda aportar.

Bueno, como siempre digo yo prefiero personas humanas, reales, con sus sombras y sus luces en todos los ámbitos de mi vida. Sí, yo también quiero terapeutas y guías que muestren su realidad, que la reconozcan como algo natural dentro de esa diversidad que existe en lo más profundo de cada ser humano, de cada persona. Y espero que todas las personas que soliciten mi ayuda busquen lo mismo, porque es lo único que yo les puedo ofrecer de manera sincera, real y honesta. 

Como decía, sufro ansiedad. Y me ayuda, en mi mundo de ansiedad, ayudar a los demás. Hay diversos temas que me pueden llevar a un ataque o simplemente a sensaciones que terminan siendo pasajeras, pero que se muestran ahí presentes. 

Yo defino mi ansiedad como un conjunto de energías y sentires, de pensamientos y emociones, que se agolpan y emergen cuando mis miedos, mi vergüenza, mi culpa, mi exigencia personal... Se presentan. También me puede pasar cuando de repente noto una presión muy fuerte por algo que debo llevar a cabo, tengo un gran sentido del deber y la responsabilidad, o cuando me ataca inesperadamente una profunda sensación de soledad. A veces me ocurre, lo achaco al tipo de vida que llevo... Quizás sean otras cosas, que con el tiempo, lograré ver y transformar. 

A pesar de los síntomas emocionales y físicos, que he experimentado y experimento con la ansiedad, puedo decir que también me ha aportado grandes cosas. Cuando uno vive solo y tiene que convivir con su propia ansiedad, poco a poco va desmigando sus propias emociones y sentires para que no se conviertan en un ataque que te sobrecoja y te deje KO. Este desmigamiento te permite aprender mucho sobre ti mismo y eso, te empuja sí o sí, a comprender cómo son los demás.

Es curioso como siendo la ansiedad un estado de lo más común, debido quizás al tipo de vida que llevamos y al sistema en el que nos intentamos apoyar y sustentar, es en muchas ocasiones un estigma para poder hablarlo con naturalidad. Hay personas incapaces de reconocer lo que es claramente un sintoma o un ataque de ansiedad. A veces no lo reconocen por vergüenza o por miedo a ser tomados como locos sin control. 

Estas nuevas generaciones de 20 y tantos hasta 30 y tantos somos los más expuestos a sufrir ansiedad, a pesar de la situación ventajosa y de la buena calidad de vida que disfrutamos, si la comparamos con muchos de nuestros antepasados. Pero quizás es por eso, por lo que todos podemos tener de una forma de vida más o menos fácil, que al final habitamos en un ambiente que te lleva a una competencia desmedida para lograr lo que es más único o más mejor, quizás no nos conformamos, quizás... son demasiadas cosas que analizar. Lo importante es que realmente parte de esa calidad de vida que hemos ganado por un lado, claramente, la vamos perdiendo por otro, lo cual es una pena. 

Así me veo yo y así lo experimento yo. También me he dado cuenta que la ansiedad es más frecuente en personas que no se rinden ni tiran la toalla, es común en personas ambiciosas o que realmente piensan en su propio bienestar y hacen lo posible para lograrlo, hasta llegar a extremos aunque sus herramientas no den para más. A veces la ansiedad puede ser la respuesta de una espera que parece infinita o la respuesta, incomprensiva, ante diferentes sucesos donde nos sentimos abatidos porque no disfrutamos de las capacidad suficientes para manejarlos. Puede que en ocasiones sea una respuesta fisiológica a "ya no puedes ser más fuerte, pisa el freno y reconócete". 

Vivir con ansiedad, y sobretodo reconocer que algunas situaciones te pueden llevar a experimentar estados de ansiedad, supone realmente desnudarse. Un ataque de ansiedad puede sacar las mayores heridas de una persona hacia la luz y casi nadie quiere que eso pueda ser visto por otros, conocido por otros... Porque vivimos con ese pavor a que lo utilicen en nuestra contra. 

Hay tantos tipos de ansiedad como de personas puede haber en el mundo, aunque algunos especialistas se empeñen en encasillarla solo como A, B, C... Sin embargo, para mí, existen muchos matices. Y al igual que hay muchos tipos, también existen muchos grados o cómo de afectados podemos llegar a estar; incluso en una misma persona, con su ansiedad concreta, puede experimentar diferentes grados e intensidades según sus propias circunstancias, las de su entorno y las de su interior. 

Hemos nacido humanos, con una hermosa capacidad sensitiva, mental y emocional, sin embargo conforme crecemos nos damos cuenta que, al menos actualmente, no existe de forma natural una guía que nos acompañe para aprender a gestionar todo eso de una manera constructiva y a sacarle el mejor provecho. Por ello creo que la ansiedad es en muchas ocasiones una respuesta "ignorante" (sin animo de ofender) que tenemos ante una situación donde no sabemos gestionar todo lo que en una milésima de segundo puede recorrer nuestra cabeza, corazón, alma y cuerpo. Creo que puede ser de gran ayuda una educación emocional sensata, real, donde se explique con naturalidad nuestra parte emocional y diversa de los seres humanos y donde no se idealice solo con la ilusión de una felicidad 24/7 durante toda la vida. Y además dentro de esto, también opino que los frutos serían mucho mayores si esta inyección de educación se chutase desde que somos pequeños, para ir ya con herramientas que crezcan y maduren a la par que nosotros, de esta forma al toparnos con grandes problemas o situaciones adversas, todas esas habilidades ya habrían echado raíces y podríamos apoyarnos en ellas con seguridad. 

La ansiedad es como la cara fea de La Luna; todos saben de su existencia pero casi nadie se preocupa realmente en observarla. Y ocurre también que es como esa "cosa" desagradable que nadie o casi nadie está dispuesto a tolerar cerca, porque puede resultar muy impactante ver como alguien de repente se desmorona (aunque no sea llorando y solo sean síntomas internos que los demás pueden percibir como un incómodo silencio). Resulta impactante y ese impacto es desagradable, sobretodo por ese empecinamiento a la perfección, por esa falsa ilusión hacia la felicidad sin frenos... porque nos estrellamos de bruces contra la realidad: la fragilidad humana. 

La ansiedad es un síntoma de alarma físico y psicológico que genera nuestro cuerpo para que nos demos cuenta de algo que no estamos llevando bien a nivel emocional. Creo que es mejor romper algo, chillar o incluso golpear una pared (por un estado de ansiedad) porque eso nos hará parar con el veneno que nos ha llevado al extremo, si no, poco a poco nos destruiría de una forma sutil pero efectiva. 

La ansiedad no es el apocalipsis de un día a día, ni de una vida, ni de una persona... Es solo una de las muchas facetas que alguien puede mostrar. No es todo lo que alguien es, pero sí es una pieza de su puzzle. Y no tiene porqué ser para siempre, hay personas que solo lo han sufrido durante un periodo de su vida y otras conviven con ella a diario o de manera intermitente y hay que comprenderlo, porque cada humano es un universo, un complejo y profundo universo infinito. 

Mi ansiedad viene por diversas inseguridades y miedos, también por cicatrices del pasado y ese pánico a que puedan re-convertirse en un presente o en un futuro. Mi ansiedad viene porque a veces siento que cargo de más y por miedo a molestar a otros decido salir adelante con todo lo que lleve, pueda o no, porque a cabezona no me gana nadie (quien diría que soy piscis ascendente cáncer). Mi ansiedad emerge muy fuerte cuando de repente me abruma el pánico a estar sola toda la vida, a cometer errores o fallos que nadie pueda perdonarme y que eso me lleve a no encajar con nadie o que a nadie se atreva a quedarse a mi lado. Mi ansiedad viene cuando tengo que abrirme entera o cuando intento poner palabras a muchas de las cosas que siento, veo y percibo... Por eso escribir es para mi una de las técnicas más sanadoras y enriquecedoras que he encontrado. 

También mi ansiedad tapa inseguridades como diferentes vergüenzas, diferentes auto-prejuicios o incluso puede emerger a modo de castigo por no ser capaz de auto-perdonarme. 

Hoy os escribo todo esto porque quiero que sepáis que yo también tengo mis trabajos personales y que gran parte de ellos los he logrado reconocer a través de este blog, a través de las consultas que hago y a través de lo que comparto en mi página web. Llevar a cabo una responsabilidad con los demás, ligada al ámbito del crecimiento humano, del desarrollo y de la espiritualidad, me hizo arremangarme y asegurar al universo que cada día lo haría, lo hago y lo haré lo mejor posible. Y ese "mejor posible" implica también un compromiso conmigo misma, con mi propio camino de crecimiento, auto-reconocimiento, valoración y conexión. 

Vivir con ansiedad es... para mi, una aventura. Es pedir que no te idealicen, es aprender a elegir a personas que te vean más allá de eso, es... es muy complejo de explicar. Incluso con toda su oscuridad y su lado de tinieblas, también la ansiedad es, en si, una lección de vida. Como un maestro que te pone a prueba; la ansiedad prueba contigo y después lo que elijas o lo que aprendas depende de cómo te has tomado la lección y de cuanto interés has puesto en ver lo que hay detrás del estallido. 

A veces, físicamente, sientes que te asfixia, otras veces parece estar ahí y se muestra solo de forma en la que los demás te ven distraído o ausente, quizás poco risueño o apagado. Por las noches puede ser lo que te impida dormir o si consigues dormir hace que aprietes fuerte los dientes y te levantes con dolor de cabeza. La ansiedad, en ocasiones, te empuja a tener que expresarte, aunque a veces eso no siempre es posible... Aunque sea expresarte pasional e impetuosamente.

En fin... Esto es una pequeña muestra de lo que significa para mi y lo que he visto ahora que es vivirla. Se me quedan muchas cosas en el tintero, porque es un tema amplio y complejo, difícil y muy íntimo, pero espero que este texto te ayude a reconocerte y que te sientas mejor contigo mismo, como el gran humano que eres. 

lunes, 18 de septiembre de 2017

Levantemos polvo:


Y que más da quién esté y quién no, si lo que importa va más allá de eso, de hecho, eso mismo es humo.

Levantemos polvo. Digamos las cosas sin dejarnos ni un poco, ni un poquito. Claras, como agüita del río.

Si todo está en paz y tranquilo dentro de ti, dentro de uno mismo, en el centro de tu hermoso corazón... Entonces todo se puede. Si todo es desde el amor, el verdadero amor y la impecable paz... solo si es desde ahí, desde ese bien mayor.

Qué más da los "ya no sueño contigo" y los "ya no nos vemos tanto/pronto/nunca"... Al final, el alma y el cuerpo, la mente y el corazón, la esencia y la vida, comen y se nutren de quien uno se siente consigo mismo, sin nadie más dentro.

Es lindo el amor compartido, decidido, recosido y trabajado. Con sus experiencias, su crecimiento, su madurez, su mucho que aprender y enseñar... Pero hasta que esos vientos lleguen a estos puertos, reales y humanos, solo nos queda/me queda la verdad de nosotros/de mi. Donde también hay, en muchas ocasiones, que decidirse, recoserse, trabajarse duro, aprenderse con dulzura y enseñarse con firmeza.

Hasta ese momento... Levantemos polvo construyéndonos. Como quien inicia una obra o quien talla mármol plasmando algo realmente bello.

Echándome de más:


Y es que en tu ausencia me di cuenta que me quedé con muchos te quieros... Y sé que esto me hace más esclava. No sabía cuánto podía encadenarme por no compartir amor, del verdadero. Y cuando la oportunidad pasa, empieza ese movimiento interno, ese miedo y ese aprendizaje por haber dejado todo hasta después, esa insana procrastinación de las emociones. 

Y echándote de menos, me encontré echándome de más. Con un miedo a que todo vuelva a suceder; a no compartir ni comunicarme lo suficiente, a quedarme demasiadas palabras atrancadas entre el corazón y los labios, mientras sufren muertes agónicas por la cobardía y la vergüenza.

Desde que diste ese adiós, inesperado o natural, me di cuenta que cuando pierdes a alguien se pierde también una pequeña parte de tu persona, supongo que es como funciona el destino. Y por mucho que quieras y ames muy fuerte, las personas se marchan sin poder evitarlo. Se van. Sin embargo algo en mí, me dice que merece la pena, aunque el adiós se prologue más que cualquier "para siempre".

Merece la pena la esperanza, aunque todo tenga ya su final predestinado e inevitable. Aunque nos condene, deberíamos sentirnos más libres, sobretodo porque es lo único que nos empuja a abrir las alas y atrevernos,para expresar todo aquello que callamos, para mostrar todas esas cosas que ya no hacemos. 

Ya no puedo abrazarte, al menos no desde el mismo lugar. Ya no puedo escucharte, al menos no de la misma manera, porque creo que no me llegará lo que realmente quieras decirme. Tengo tantas preguntas agolpadas en mi interior y me lamento porque siento que no encontraré una respuesta clara, no ahora, no en este momento.

Y aunque esto ya no cambie, no podamos cambiarlo, todo lo que queda siempre serán algo más que recuerdos... No puedo evitar echar de menos el amor que me dabas. Seguro que ahora me amas más, con más ternura y comprensión, pero eso no sé si lo podré saber, porque quizás solo sean ideas para no perderme en un mundo sin un hueco para la esperanza.

Supongo que es por esto que a veces me pongo a pensarte...

Me aferro a lo que pude observar en ti, sobretodo para aprender a vivir. 

-A mi abuelo.

domingo, 10 de septiembre de 2017

El fruto de mi(tu) vida:


Te comprendo, de verdad. Es horrible estar en un mundo que solo da valor a lo material. Es horrible intentar priorizar por algo más y encontrar una ausencia de apoyo. Y en ocasiones es difícil aceptar que, de alguna manera, siempre se necesita dinero y cosas tangibles para poder avanzar, incluso para poder crecer en el ámbito espiritual. 

Comprendo tu sentimiento, comprendo tus emociones, comprendo incluso tu frustración. Y comprendo, también, cuando te sientes fuera de lugar porque no encuentras personas afines a ti que sepan mirar en la misma dirección y que abracen tu forma de entender, sentir y experimentar la vida. Y como sé lo que es eso, lo sé de primera mano, hoy he decidido escribirme(escribirte) esto para que te ayude. Te invito a imprimirlo y re-leerlo cada vez que lo necesites. 

En el siguiente texto voy a intentar compartirte cómo yo me siento en ocasiones, en diferentes ámbitos de mi vida y si por casualidad te ves reflejada o reflejado, quizás deberías tomártelo como una señal privada que te envía el cosmos:

Te voy a decir, a ti, que desde tu mundo de la seguridad material me observas negando con la cabeza y creyendo que soy una loca incrédula, a la que en ocasiones le faltan raíces o que no sabe de alguna manera tener los pies en La Tierra, que sé perfectamente cuál es el fruto de mi vida. Lo tengo bien claro. Tú, crees que estoy muy perdida y estás convencido de alguna manera en que lo único que hago es un recorrido sin sentido en zigzag donde terminaré perdiendo, donde me caeré con todo el equipo... Y yo, te miro y te digo "¿qué es para ti un equipo?" Para mi un equipo de mi propia existencia, mi autoequipo, es precisamente el fruto de mi vida.

Para ti todo hay que tocarlo, ponerle un precio. Sin embargo, para mi todo tiene un valor que no es numérico, los humanos me parecen seres increíbles y admirables, los animales son Dioses convertidos en carne y hueso, las plantas son madres y padres que no abandonan, La Tierra es, en si misma, la mayor riqueza que podemos disfrutar en esta vida. 

Tú crees que yo solo tengo ideas bobas. Piensas que es humo todo lo que habita mi cabeza, que el tema de ser una persona de corazón no tiene mucho futuro, que aquí solo importa una nómina sustanciosa, una hipoteca, el último modelo de Audi y esa cuenta en Netflix. A ti, que me etiquetas de utópica hasta niveles enfermizos, te chirría tanto mi forma de ver el mundo que haces de cualquiera de mis ideas el ataque perfecto para intentar destrozar todo aquello en lo que me apoyo... Pero se te escapa, porque aquello en lo que me apoyo no es lo que tengo, es en lo que me convierto como ser humano, como persona íntegra, como alma en cuerpo físico, como ejemplo, como coherencia entre mi corazón-mente-alma... Y eso poco tiene que ver con tu mundo, donde todo se resume a algo llamado economía, sistema, piezas de un puzzle que manejan otros.

No sé si es por tu desconocimiento o por tu miedo, no sé si es por ignorancia o porque nadie te dijo jamás que nosotros tenemos potencial para más, para mucho más, pero que cada cual requiere de su propio tiempo... Cada persona necesita un tiempo de gestación para hallarse y una vez que te encuentras, todo fluye a su ritmo. 

Para ti todo lo que importa es ese título en la pared, ese CV interesante, ese máster que está aceptado porque alguien dijo que era importante invertir miles de euros en estudiar algo que, muy seguramente, terminarás olvidando. Para ti, desde tu perspectiva, es importante esa competencia donde demostrar quién es el mejor y no solamente te resulta importante, crees que es prioritaria, necesaria y que no existe otra forma para vivir pleno, sin que te falte de comer y pudiendo conseguir todos los caprichos que se te antojen. Me parece bien, me parece bien para ti. Y me parece aún mejor si me confirmas, de manera sincera, que eso te hace feliz. Si lo admites con un pleno "sí, esta forma mía de pensar es la que más dichoso, lleno, feliz y enriquecido me hace sentir" pues entonces, solo entonces, te diré que me alegro profundamente por ti y por haber encontrado tu forma de pensamiento, tu vibración personal, tu hueco en este mundo... Ese hueco personal, intransferible y que ocupa la mente, el corazón, el alma, las emociones y sobretodo tu existencia, tu única existencia en esta vida. 

Me parece genial, te lo digo de corazón. Sin embargo, y aquí vengo, para mí tu mundo no encaja conmigo. Tu mundo me hace infeliz, desdichada, fuera de lugar, me hace sentir menos, me hace compararme, me hace no verme, me hace sentirme insignificante, me hace perderme y me hace daño, mucho daño. 

Mi mundo es diferente y ambos mundos, ambas formas de llevar la vida, conviven dentro de una misma realidad espacio-temporal y eso es hermoso, te lo aseguro. Sé, soy consciente, que necesito dinero para vivir y sobrevivir. Sé, soy consciente, que necesito de unos resultados para crear un futuro. Sé, soy consciente, que necesito de una madurez para plantear un camino que no sea inestable. Sé, soy consciente, que necesito de tiempo, de sacrificio, de trabajo (y todo lo que pueda significar la palabra trabajo). 

Ahora, comprendo algo que va mucho más y que creo que es ahí donde diferimos y no pasa nada. Acepto tu forma de vivir, solo te pido que aceptes la mía.

Viéndome tan sola, experimentando estas cosas tan profundas que me han ido ocurriendo en el margen de un año y medio, sobreviviendo, reponiéndome, mejorando, perdiendo la esperanza y recuperándola de nuevo, sufriendo terribles miedos, haciéndome daño, fustigándome por dentro... Intentando seguir el ejemplo de pasos como los tuyos, de ese mundo de materia y organización fisica-tangible-sistemática... Enfermé.

Enfermé muchísimo, enfermé hasta el punto de que cada día de esta vida para mi suponía una ansiedad constante, imparable. Me ahogaba solo con abrir los ojos cada mañana. Y me di cuenta que al valorar el fruto de mi vida solo y exclusivamente con ejemplos físicos, con un precio... Me dejaba lo más importante por el camino y enfocaba mi energía hacia aquello que realmente no era fruto, si no, que era entretenimiento. Proyectaba mi visión hacia lo que era humo, lo que realmente no te acompaña a tu próxima vida, a tu próxima experiencia, a tu próximo aprendizaje... Y cuando comprendí esto, cuando lo abracé fuerte, todo empezó a ir mucho mejor.

Me di cuenta que debía valorar el verdadero fruto de mi vida ¿y cuál es? Pues evidentemente no es lo que tengo, es lo que crezco como ser humano, es lo que maduro, es lo que siento, es lo que transmito, es lo que comparto, es el pensamiento hecho palabra, es la emoción hecha arte... Y el fruto de mi vida, y el de muchas personas como yo, es ese desarrollo que hemos logrado dentro de nosotros mismos. El fruto de nuestra vida es nuestro propio mundo interno, ese que no tiene comparación y al que jamás se puede llegar poniendo única y exclusivamente retos y objetivos materiales de por medio. 

Lo veo... El fruto que doy, como árbol de mi propia existencia, es precisamente esto: lo que estás leyendo, lo que estoy sintiendo, lo que estoy creciendo, lo que estoy despertando. 

Y cada día que avanzo a favor de este camino más frutos internos crecen y maduran ¿y qué pasa después? Que poco a poco, con cada paso, el universo responde con su habilidad de materializar. El mayor testigo de nuestra historia individual siempre agradece, siempre devuelve, en mayor medida y como nosotros decidamos y deseemos recibir... Por eso sé, que si mi jardín interior está florecido y lleno de frutas, también lo estará ese mundo exterior, el mismo en el que tú te has entretenido sin mirar un poco hacia dentro preguntándote cómo están esas praderas a las que no se llega de otra manera más que valorando lo que realmente no se puede coger, pagar, vender, cambiar, comprar... Y ahora, más que nunca, te agradezco que lo entiendas y que poco a poco lo comprendas, porque yo sí admito que esta forma de pensar, esta filosofía de vida, es la que me hace sentir plena, dichosa y llena, es la única que me aporta seguridad y que me hace comprender la importancia de mi existencia en este mundo, porqué nací y porqué sigo disfrutando de la vida y ante todo, porque jamás debo rendirme.


Soy polvo de estrellas.


Como una noche de verano, mirando al cielo, puede que te tires toda la vida. Cargado con la esperanza de que algo se cruce por nuestro techo cósmico, un cuerpo celeste que marque un antes y después y confiando en que al enviarle, al contarle, al compartirle... Esa profunda realidad que habita en nuestro interior, con la ambición de vivirla, ese astro lo hará realidad.

Pedir deseos a las estrellas fugaces nunca ha estado sobrevalorado, de hecho, es como una de esas pocas cosas que nos quedan de inocencia, de esas que nos conectan de verdad con volver a creer y con dejar abierta la puerta de la posibilidad. 

Yo hace bien poco me cansé. Quizás me cansé de esperar el momento único que ocurre cada tiempo cuando el cielo se llena de verdaderas lágrimas de fuego que embellecen, aún más, el misticismo de cualquier noche con olor a mar, brisa suave y sensación de plenitud. Quizás ha ocurrido porque precisamente este año no he podido disfrutar de uno de esos momentos clave o quizás porque Dios a predispuesto que llegue a la conclusión y que lo entienda de una vez por todas: soy polvo de estrellas. 

Soy polvo de estrellas. Eres polvo de estrellas. Las mismas que cantan, tintinean y bailan en esa profunda oscuridad que nos abriga del universo. Venimos de allá, estamos aquí, iremos a... quién sabe. 

El latido de la magia que estudia la astrofísica también vibra y late en cada una de mis células. Somos del mismo material que esos átomos escurridizos donde se puede hallar mucho más que un par de fórmulas matemáticas. Soy, somos, del mismo lugar donde las estrellas se estrellan, renacen y mueren dejando una luz que parece eterna hasta que el tiempo, el bendito tiempo, termina por hacer que se pierda... Somos del mismo material que ese vacío que nunca está vacío. 

Soy de la misma materia que todo eso que admiro y que acaricia cada una de mis ideas. Soy de los mismos componentes químicos, vibro, tengo fuego en mi cuerpo, aire, tengo tierra, tengo agua y a veces hielo. 

Soy polvo de estrellas, aunque me ha costado mucho verlo. Como soy polvo de estrellas hoy le pido a esa misma magia que acoge a esos admirables cuerpos celestiales curiosos y comprometidos. 

Hoy le digo a ese torbellino energético que al menos solo por esta vida, si es que no puede ser por todas, se cumpla cada deseo que sienta dentro. Pero no cualquier deseo, porque soy humana y puedo equivocarme mucho, quiero que me ayuden a saber pedir con discernimiento, claridad, comprendiendo... Que se cumplan los deseos, única y exclusivamente, aquellos que me harán sentir plena, dichosa y realmente en consonancia con la mejor naturaleza que habita en mi. 

Hoy le pido a ese polvo de estrellas, que engalana el cielo y a cada habitante de esta tierra y en esos habitantes me incluyo, que me haga conseguir cada objetivo hermoso, lleno de paz, ayudando a un bien mayor, sintiéndome orgullosa y auto-admirándome por ello.

Soy polvo de estrellas... A si que por último, hoy le pido como deseo a ese polvo de estrellas, que se lleve todos mis dolores, mi mal estar, que me ayude a transmutar cada herida que aún está abierta, que jamás me pierda, que nunca me convierta en roca, que pueda seguir mostrándome desde el corazón porque viva lo que viva mi naturaleza abierta y dispuesta jamás mute... Hoy le pido, como deseo, que me limpie por dentro ese roto que encuentro cuando indago en tardes tranquilas donde convivo conmigo para no perderme. Hoy le pido que me convierta en alguien aún mucho más valiente, aún mucho más dispuesta, aún mucho más comprometida, aún mucho más buena.

Y se lo pido a mi propio polvo de estrellas... Porque yo, y tú y todos, somos estrellas que vagamos fugaces en una existencia temporal la cual seguirá emitiendo luz, por un tiempo definido, incluso una vez que nosotros nos apaguemos.

miércoles, 6 de septiembre de 2017

¿Quién te ama de verdad?.


La luna está llena y en piscis, es la excusa ideal para cualquier humano-lobo y para cualquier persona con el sol en piscis (o sin estar en piscis) que siente que la gasolina del mundo es el puro amor. 
Excusa también perfecta para escribir unos cuantos párrafos y dejarse llevar por el bendito diálogo interno:

"¿Quién te ama de verdad?" Me pregunto mientras miro el oscuro cielo de Madrid. Las pobres estrellas no pueden hacer frente a la contaminación lumínica, sin embargo, la impresionante cara bella de la luna siempre está presente... No hay ninguna artificial luz que se pueda enfrentar a su increíble reflejo. Pego una calada, pongo Spotify (porque soy una millennial de esas) y decido dejarme llevar por la sugerencia de una influencer, que además es astróloga, abro esa lista de reproducción que aconseja para un día como hoy. 

Se supone que debería ser un día feliz, más que nada porque es mi último día libre en mucho tiempo. Otra calada. Esta vez dejo que el humo se quede dentro de mi más tiempo "Al menos algo que me de calor desde dentro" me digo mientras me intoxico. Se me pasa por la cabeza que quizás soy un poco idiota o que quizás he nacido en el año equivocado, quizás soy de otra generación y qué narices hago aquí... Esa cantidad de burradas. 

Mis parpados se bajan un poco y las pupilas se dilatan. La suavidad me vence, el hormigueo asciende y la paz aparece, cada vez suena más lejos esa pregunta "¿quién me ama de verdad?" "¿quién nos ama de verdad?" "¿quién ama?"... Aunque suene lejos no me deja, no se despega de mi. 

Me observo "yo me amo. Me parezco una persona bonita y fuerte, algo que no es fácil. Yo me amo." 

Pero te das cuenta que no siempre es suficiente el amor de uno mismo, que mucho de cómo nos amamos y porqué también viene de que otros nos aman. Entonces pienso en esos otros y esas otras, esos amigos, esos colegas, esos compañeros y compañeras, esas citas esporádicas, esos polvos, esos besos, esas aventuras revoltosas, esas ilusiones rotas y vuelvo a este ahora. 

Colocada, literal y metafóricamente, en este presente. No le quito el ojo al cielo, porque me gusta preguntarme imaginando que una estrella me chillará la respuesta. A veces pienso que cuando dices algo mirando al cielo, al no haber intermediarios, llega antes. Sigo escuchando esa lista de reproducción "llevaba razón esa blogger..." me digo mientras poco a poco el papel se consume entre mis dedos, a suaves caladas, juego con el humo.

Me miro de abajo hasta arriba,  lo máximo que llego de arriba es el pecho y lo lleno de aire. Purifico. Le doy las gracias a la vida, pero a pesar de eso aún no me he respondido. 

Me he dado cuenta de que los humanos estamos constantemente amando y que para amar no es necesario estar enamorado. Son dos cosas muy distintas. 

Me he dado cuenta de que podemos, aunque no siempre lo hacemos, amar a todo nuestro entorno y decirnos "te amo" sin que implique algo complejo y con final dramático. Me he dado cuenta, aunque no sé si es lo que yo tengo del todo en mi vida.

"¿Qué significa amar a alguien?" Me pregunto y acto seguido me respondo sin dejarme mucho tiempo para la paranoia  "Significa ayudarlo sin compromisos ni miedo. Significa acompañarlo, apoyarlo, estar de verdad a pesar del tiempo, a pesar de la distancia, a pesar de los cambios. Creo que amar a alguien es la mayor representación de comprensión, empatía y conexión. Es el ejemplo de la generosidad, alejada de todo tipo de egos.... Entonces ¿quién me ama de verdad?". 

"Sometimes I feel so happy..." Dice la canción que escucho en este instante y habla de los momentos que cambian, de lo que es correcto y de aprender de ello. 

¿Quién te ama de verdad? Te ama quien se queda a tu lado a pesar de toda tu mierda, aquí quiero ser muy sincera, todos tenemos una parte horrible que la aceptemos o no está ahí, quien la tolera y se queda a tu lado, te ama. Te ama quien es franco, sincero, transparente. Te ama quien te habla desde el corazón, quien te busca y se sumerge en tu dolor para que salgas a flote. Te rescata como un socorrista. 

Te ama quien te descuelga el teléfono a pesar de las horas. Te ama quien se pone en silencio escuchando todo lo que tienes que decir porque comprende que en ese instante solo necesitas que te escuchen así, sin añadir nada más, sin aconsejar y sin opinar. Te ama quien te respeta, y te respeta aquella persona que desde el minuto uno ve quien eres y admira tu naturaleza única e irrepetible.

Te ama quien va de cara, quien te dice las cosas que te duelen y no te duelen pero que sabe que necesitas observar y trabajar. Te ama quien comprende tu llanto, tu rabia, tu anhelo... También te ama quien no te juzga, simplemente acepta que a veces tomes esas decisiones que te llevan por caminos parecidos y termines hecho mixtos porque ella te dejó, porque él se fue con otra, porque aquello era sin futuro y hasta tú lo sabías pero te gustó jugar al autoengaño. 

Te ama quien no añade la odiosa coletilla del "te lo dije". Te ama quien no permite que te insultes ni que te arrepientas, porque en esa incertidumbre que sientes te dice todo lo bueno que te has llevado de la experiencia.

Te ama quien no te olvida, te ama quien te dice todo lo que a veces ni tú misma eres capaz de decirte frente a un espejo, como por ejemplo lo mucho que vales, el potencial que tienes, la energía con la que puedes construir todo lo que deseas. 

Te ama quien realmente te lo dice, quien no se anda con niñerías, quien comprende que cualquier tipo de relación sana (emocional-familiar-amistad) implica un compromiso desde el corazón. Te ama quien te perdona, quien olvida tus meteduras de pata, quien sabe que eres humano y puedes errar muchas veces. Te ama quien sabe que eres capaz de estampar un vaso cuando la rabia te puede, sin embargo a pesar de escucharlo te coge de la mano o te dice lo mucho que vales y que eso es bastante más natural de lo que crees.

Te ama quien no te permite odiarte a ti mismo, quien te limpia las cargas de una actitud autodestructiva. Te ama quien no te abandona, quien prioriza por el cariño antes que por los miedos. 

Y entre tantos ejemplos de quien te ama y quien no, la brisa y yo hemos agotado esta hierba que se quemaba entre mis dedos. 

Entonces, ahora que lo sabes... que te quede bien claro quién realmente te ama y mi recomendación es que los y las ames igual. Aunque todos podemos amar 24/7 a mogollón de personas, no todos quieren hacerlo porque a veces el egoísmo es más tentador que vivir una vida donde buscar la importancia de darle valor y cariño a los demás. 



Mostrarse fuerte para no preocupar:


Me destrocé las manos aporreando...
Azotando una existencia que observaba...
En ocasiones amarga...
En otros momentos dura...
Y en otros instantes era agua que fluye...
Colina abajo, viento arriba...
Aire y brisa.

Con mis ojos puedo observar...
La ventana abierta de mis adentros...
Adentros como vísceras, dolores y esfuerzos...

Respondo con sonrisas...
Para aquellos que buscan una mano...
Porque Dios se muestra en humanos
Dispuestos y fieles...
Comprometidos y guerreros.

Y resulta que no hay muchos...
El compromiso siempre nos dio miedo.

Sin embargo, en mí habita un corazón...
Valiente y bravo...
Inquieto y aventurero...
Que poco le cuesta abrazar a quien 
Entre las sombras se ha hundido...
Escondiéndose de su propia luz,
Destruyendo su belleza,
Perdiendo su fuego.

En las noches grises, con puentes derruídos...
Cuando las guerras no cesan...
Y las bombas suenan...
Cuando las trincheras están llenas...
Cuando todo es ceniza en el tiempo...
Cargada de compasión puedo comprender...
El proceso personal del prójimo...
El vecino que está aún por crecer.

Y ahí me quedo, quieta...
Miro desde lejos esa futura embestida...
Y reposo mi cuerpo...
Siendo cobijo, hogar, familia, amiga...
O cualquier otro personaje loco...
De este juego llamado vida.

Y en la repisa de mi mundo...
Con los pies colgando...
El nudo en la garganta, los pesos cargando...
Porque entre este sonido de chiflados...
Hay alguien que se detiene...
Que llama desde el centro...
Que te indica que el hogar está cerca...
Que la pena pasa...
Que la mochila es ligera...
Que el amor habita...
Aunque existan km de por medio...
Aunque existan miedos...
Aunque existan pasados...
Aunque existan brechas y cicatrices...
El amor está cerca...
Lo presiento.

Dime... 
Solo dímelo....
Ayúdame si es cierto...
Que por mostrarme fuerte...
Para no preocupar a otros...
Es posible que me esté quebrando...
Que me estoy rompiendo.

La fina línea que separa...
La sana restricción...
Con los equilibrados límites...
Del egoísmo y el cerrarse...
Volverse hermético...
Sin esperanza...
Sin brillo...
...

Te escribo, a ti...
Para que me guíes...
Hoy, mañana y pasado...
No me sueltes...
Porque sé que no es casualidad...
Tener estas cualidades...
En un mundo habitado ahora...
Por personas que se sienten incapaces...
Perdidas, dolidas, rabiosas...
Y necesitan la fortaleza de aquel...
Que sigue erguido a pesar de los golpes...
De aquel que no se apaga...
Ni se apagará nunca...
Aunque el sol se consuma...
Aunque nos conquiste la bruma...

Una vez más te pido consejo...
No es nada sin motivo...
Y aquí la causalidad quedó bien lejos...
Hoy te pido que yo sea la que recibe...
Un abrazo...
Un "te amo"...
Un "te quiero"...
Porque mantenerme al otro lado...
En ese canal de comunicación...
A veces es la cuesta hacia arriba...
Que nadie más quiere recorrer...
Y yo valiente de mi lo digo mil veces:
Allá voy yo, con mi corazón bandido...
Mi bandera blanca...
Mi sonrisa al viento...
Mi última palabra...
Mi eterno "te quiero". 

Un paso mío...
La esperanza de que otro dé el siguiente...
Te espero al otro lado, compañero...
Hagamos de este mundo...
Un lugar calmado, rebosante de valientes.

Para todos aquellos que lo están pasando mal en los tiempos que corren.

sábado, 2 de septiembre de 2017

Mal aprendiendo.


Amamos tanto en silencio que no se cuantas veces habremos puesto la cara de otros en cuerpos que nos han tocado efímeramente.

Tenemos ese anhelo por encajar, encontrar esa pieza porque aunque vamos de independientes todos creemos en un amor donde encajar, donde hacer clic, eso no significa que nos falte nada personal y propio de nuestra persona... Pero igual que ocurre con el sexo, que todo encaja, buscamos que también encaje dentro.

Y es que nos lo ponemos cada vez más difícil. Hemos aprendido a mal callar, a temer más que a atrevernos, a tener en un plan B con otras personas sin pensar ni siquiera en cómo se pueden sentir, hemos pensado en sexo porque sí ¿por qué no? y en otra historia nueva sin haber terminado la anterior. Hemos aprendido a vivir con recuerdos que se convierten en peso que nos hunden en nuestros océanos, cambiándonos completamente, sin dar segundas oportunidades al cariño real.

Hemos aprendido que el orgullo nos mentiene erguidos y eso es bueno, hasta cierto punto, porque cuando lo pasamos de rosca nos jode la vida, nos jode a nosotros, nos machaca vivos porque nos intoxica hasta tal punto que hace que perdamos lo más bonito que podríamos haber conseguido.

Hemos aprendido a atacar al ataque, a besar al destape, a morder, a follar, a agarrar igual cualquier nalga sea de quien sea por propio gusto personal... Hemos aprendido a remolonear en lo carnal y a veces llega un punto, y lo sabes, que te levantas una mañana sin resaca y te das cuenta de que la has cagado.

Hemos aprendido a desvalorar el orgasmo, a no dedicarlo, a poner el mismo estribillo a todas las relaciones, hemos aprendido lo volátil que es el tiempo y nos agarramos a eso como única excusa para que si algo no sale bien (aunque tenga solución) no demorarnos más de la cuenta, que la vida son dos días y al menos uno y medio sabe a Gin.

Tenemos segundos platos y velas encendidas por si las moscas, porque del rechazo y de los corazones rotos lo que hemos aprendido es a ser unos capullos sin vergüenzas. Nos da igual si la gente puede terminar igual de destrozada que nosotros... Porque hemos aprendido en esa penumbra del desamor que nosotros vamos primero desde una perspectiva ególatra y egoísta, sacudiéndonos la responsabilidad que acarrea cada pequeño gesto cuando hay otra persona más implicada.

Y es que... Se nos hace tan difícil abrirnos, quitarnos esas capas. Se nos hace difícil porque pensamos que no compensa ¿qué puede compensar un dolor tan tremendo? pensamos que no compensa, que no merece el esfuerzo trabajar a favor de algo más que una relación de unos pocos meses... Y elegimos, conscientes o inconscientes, esas mismas situaciones una y otra vez, porque vamos arrastrando el patrón del miedo antes que la verdad, del orgullo antes que el amor, de la rabia antes que la humildad, del egoísmo antes que comprender a quien realmente nos ve desde el otro lado.

Conforme más nos regocijamos en estas actitudes, más nos pringan y más forman parte de nosotros y entonces, solo entonces, sí que será difícil quitarlas de encima, desprogramarlas.

Hasta entonces, seguiremos amando en silencio mientras nos entretenemos con cuerpos, con almas, con seres humanos que realmente no queremos tener al lado pero que temporalmente nos quitan el mal estar, esa sensación a la que tanto nos cuesta enfrentarnos y transformar.

Ahora me pregunto en qué caras pensaban cuando estaban conmigo...