¿Sabes? todo hay que sentirlo, notarlo, palparlo en lo más profundo de tu ser...

domingo, 10 de septiembre de 2017

Soy polvo de estrellas.


Como una noche de verano, mirando al cielo, puede que te tires toda la vida. Cargado con la esperanza de que algo se cruce por nuestro techo cósmico, un cuerpo celeste que marque un antes y después y confiando en que al enviarle, al contarle, al compartirle... Esa profunda realidad que habita en nuestro interior, con la ambición de vivirla, ese astro lo hará realidad.

Pedir deseos a las estrellas fugaces nunca ha estado sobrevalorado, de hecho, es como una de esas pocas cosas que nos quedan de inocencia, de esas que nos conectan de verdad con volver a creer y con dejar abierta la puerta de la posibilidad. 

Yo hace bien poco me cansé. Quizás me cansé de esperar el momento único que ocurre cada tiempo cuando el cielo se llena de verdaderas lágrimas de fuego que embellecen, aún más, el misticismo de cualquier noche con olor a mar, brisa suave y sensación de plenitud. Quizás ha ocurrido porque precisamente este año no he podido disfrutar de uno de esos momentos clave o quizás porque Dios a predispuesto que llegue a la conclusión y que lo entienda de una vez por todas: soy polvo de estrellas. 

Soy polvo de estrellas. Eres polvo de estrellas. Las mismas que cantan, tintinean y bailan en esa profunda oscuridad que nos abriga del universo. Venimos de allá, estamos aquí, iremos a... quién sabe. 

El latido de la magia que estudia la astrofísica también vibra y late en cada una de mis células. Somos del mismo material que esos átomos escurridizos donde se puede hallar mucho más que un par de fórmulas matemáticas. Soy, somos, del mismo lugar donde las estrellas se estrellan, renacen y mueren dejando una luz que parece eterna hasta que el tiempo, el bendito tiempo, termina por hacer que se pierda... Somos del mismo material que ese vacío que nunca está vacío. 

Soy de la misma materia que todo eso que admiro y que acaricia cada una de mis ideas. Soy de los mismos componentes químicos, vibro, tengo fuego en mi cuerpo, aire, tengo tierra, tengo agua y a veces hielo. 

Soy polvo de estrellas, aunque me ha costado mucho verlo. Como soy polvo de estrellas hoy le pido a esa misma magia que acoge a esos admirables cuerpos celestiales curiosos y comprometidos. 

Hoy le digo a ese torbellino energético que al menos solo por esta vida, si es que no puede ser por todas, se cumpla cada deseo que sienta dentro. Pero no cualquier deseo, porque soy humana y puedo equivocarme mucho, quiero que me ayuden a saber pedir con discernimiento, claridad, comprendiendo... Que se cumplan los deseos, única y exclusivamente, aquellos que me harán sentir plena, dichosa y realmente en consonancia con la mejor naturaleza que habita en mi. 

Hoy le pido a ese polvo de estrellas, que engalana el cielo y a cada habitante de esta tierra y en esos habitantes me incluyo, que me haga conseguir cada objetivo hermoso, lleno de paz, ayudando a un bien mayor, sintiéndome orgullosa y auto-admirándome por ello.

Soy polvo de estrellas... A si que por último, hoy le pido como deseo a ese polvo de estrellas, que se lleve todos mis dolores, mi mal estar, que me ayude a transmutar cada herida que aún está abierta, que jamás me pierda, que nunca me convierta en roca, que pueda seguir mostrándome desde el corazón porque viva lo que viva mi naturaleza abierta y dispuesta jamás mute... Hoy le pido, como deseo, que me limpie por dentro ese roto que encuentro cuando indago en tardes tranquilas donde convivo conmigo para no perderme. Hoy le pido que me convierta en alguien aún mucho más valiente, aún mucho más dispuesta, aún mucho más comprometida, aún mucho más buena.

Y se lo pido a mi propio polvo de estrellas... Porque yo, y tú y todos, somos estrellas que vagamos fugaces en una existencia temporal la cual seguirá emitiendo luz, por un tiempo definido, incluso una vez que nosotros nos apaguemos.

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