¿Sabes? todo hay que sentirlo, notarlo, palparlo en lo más profundo de tu ser...

viernes, 30 de junio de 2017

El exceso es tan malo como la escasez:


Me ha costado mucho, mucho, aprender esto. De hecho, me ha costado tanto que me tiré varios días en Italia probando una de las medicinas chamánicas más potentes que han llegado, por ahora, a mi camino. 

Yo, que era de darlo todo e incluso traspasar esa frontera del "todo". Que era de renunciar a todo por todos y todo. Mi propio aire, mi propia esencia, mi propio camino... Era capaz de retirarme de cualquier lugar, momento, circunstancia, experiencia... Por darlo, por dar todo, por poner en bandeja de plata mi enorme corazón. Y me topaba una y otra vez con el mismo obstáculo, sin darme cuenta que el obstáculo no era la ausencia, ni el desagradecimiento, tampoco era la "no respuesta"... El obstáculo ha sido, precisamente, ese exceso de todo. 

El exceso es tan malo como la escasez. Porque en ese exceso se genera un apego, insano y maltrecho, que nos encadena y nos hace perdernos por pedregosos y peligrosos senderos donde al final solo nos hallamos a nosotros atados por cadenas de la dependencia. 

Seguro que tu abuela te ha dicho en alguna ocasión que todo en exceso es malo. Por eso, un dulce de vez en cuando no hace daño, pero si te tiras toda la vida comiendo dulces y cada vez en más cantidad es muy posible que sufras diabetes. Ocurre lo mismo con el amor, tanto en pareja como en familia y amigos (o hacia cosas o situaciones).

En esta era de la demostración de puertas hacia afuera, nos hemos embadurnado de la necesidad de tener que decir constantemente todo. Yo, por ejemplo, era de a cada segundo tener que demostrar mi más sincero afecto... No daba por supuesto que la otra persona, si se genera cierta confianza, ya sabe de antemano todos mis sentimientos. Esto no quiero que contradiga lo que hasta ahora he escrito, por supuesto hay que decirle a las personas que las amamos, es bueno transmitir que pensamos en ellas pero no en cantidades industriales e incapaces de ser digeridas de forma sana. 

La indigestión emocional es real, está presente y ocurre.  Cuando pasa, normalmente recibimos como respuesta la ausencia, la huída o ciertas faltas de compromiso que nacen de una manera que tienen los otros sujetos de protegerse a si mismo, de proteger su camino, su esencia, quienes son y sobretodo su libertad. Porque el exceso, de lo que sea, cohíbe la libertad y empantana las cosas buenas que nacen cuando uno aprende que lo bueno, en cantidades armónicas, es dos veces bueno. 

No debemos pasarnos al otro extremo ¡ojo! porque la escasez es igual de mala que un "sin medida". Tampoco quiero que interpretes esto como una manera de construirte más muros, vamos a intentar centrarnos en verlo de otra forma... ¿Sabes lo que genera la confianza? La confianza genera la NO NECESIDAD de la demostración constante. Esa NO NECESIDAD es la libertad y el conectar, realmente, de forma natural con nuestro entorno. 

Cuando vemos mucho a una persona podemos llegar a saturarnos de su presencia, igual ocurre cuando comemos mucho algo... Podemos incluso aborrecer su delicioso sabor, aunque al principio nos empecinemos con que eso es imposible. Vivimos en un mundo de imposibles que son siempre posibles. Por ello te pido que todo en su justa medida es lo más sano para tu vida y para aquellos que la comparten contigo. 

Ese desbocamiento, muchas veces nace de miedos y son los miedos los que nos empujan a una manifestación insistente. Esa insistencia es el ego haciendo mella en algo que sería mucho más bonito si desde el principio, y dejando bien claras las intenciones de cada uno, lo viviésemos con la libertad que nos aporta el propio camino de la vida. 

Un exceso de riego mata las flores de tu hogar. Un exceso de aire puede llegar a matarte a ti. Un exceso de sexo termina por mermar partes emocionales de una relación. Un exceso, es siempre, algo de más y todo lo que sea "de más" desequilibra la balanza de esa situación, acontecimiento, relación... 

Normalmente después de esas exageraciones nos sentimos vacíos, percibimos que no recibimos lo mismo de la otra persona, que no hay un "quid pro quo" a la altura de lo que estamos haciendo. Esto ocurre en primer lugar porque nosotros mismos nos hemos desbordado y nos hemos vaciado, tanta emoción de golpe nos ha dejado secos y os aseguro que hasta que no pase algo de tiempo esos manantiales internos no se van a llenar de nuevo. Desde fuera nadie va a poder arreglar ese estropicio que nos hemos generado. Por otro lado, como comentaba, es fácil que la respuesta de la persona sea salvarse... Salvarse de esa abundante, requete-abundante lluvia de manifestaciones, que le hemos hecho caer encima. Como si de un diluvio se tratase su primer acto va a ser intentar no ahogarse, esto generará también sus propias batallas internas y es muy posible que, aunque esa no sea nuestra intención con tanto amor colosal, se sienta culpable porque notará el vacío que no puede llenar de nuestro interior más el aprecio que tiene sin poder encontrar herramientas para poder ayudarnos. Y ahí, ahí se termina todo. Por suerte. 

Y digo por suerte porque lo que más necesitamos después de habernos pasado tres pueblos con nosotros mismos, al desocuparnos de nuestra persona y amor propio, es tomarnos un tiempo a solas. Recargar nuestras aguas internas, recuperar nuestro corazón que queda exhausto y mal herido después de haberle "obligado" a dar su propia vida, su propia vibración... en cantidades que ni él mismo produce de manera natural. 

De nuevo te digo: ama y mucho, pero ama bien. Adora todo lo que hagas, pero adóralo bien. Vuélcate lo necesario sin convertirte en un vaso roto y vacío, carente de lo que realmente te hace brillar. Y ante todo... No te condenes, por favor, no vuelvas a fabricar esas cadenas porque pienses que sí o sí todo tiene que ser en superabundancia de ti hacia el entorno. 

Fluir supone aceptar que las cantidades varían, que cada circunstancia tiene un porcentaje distinto para dar y recibir, siempre y cuando ese dar no sea una manera de verternos completamente hacia afuera. Cuida tu interior, cuida quien eres, cuida lo que sientes, lo que percibes y ante todo, cuídate de los engaños del ego. 

Cuanto menos confianza y más inseguro se siente uno, más necesidades genera hacia los demás. Sé que esto en la teoría es muy fácil decirlo, pero estoy segura de que también te va a resultar fácil en la práctica ¡como me está resultado a mí! Solo necesitas una guía y aquí estoy, con mis palabras, para decirte cómo. 

Lo único que tienes que hacer es seguir centrado/a en ti. Cuidar tu magia personal, hacerte cargo de tus compromisos para contigo, ser fiel a ti, no renunciar a lo que te hace único y ante todo... Comprender que la vida es un vaivén incontrolable. 

Recuerda que como dije en otros textos, en el control no existe nada de felicidad, ni de dicha, ni de amor, ni de conexión... Solo existe mente y una imperiosa necesidad de inmolarse viendo explotar incluso lo más bonito que te puede pasar en la vida. Somos muy dados a los suicidios emocionales, porque somos muy dados a poner como primer y más supremo consejero al ego, a la razón y a la mente. Te estoy proponiendo otra forma de vivir, otra forma de amar, de sentir, de percibir, de entender el mundo, algo que se sale de lo común porque por desgracia lo común es precisamente esa actitud dañina de la que te hablo. 

Salte de lo común. Sé valiente. Te aseguro que vas a recibir más haciendo esto, que dándote tanto hacia todo y todos. Solo es una forma sana de vivir contigo, no es egoísmo, es comprender que "más" no siempre es mejor, simple y llano. Y que te importe un pedo lo que los demás digan sobre tu nueva forma de moverte por el mundo, liberado/a de cadenas de que lo único que te generan es mucha adhesión, vas a terminar convirtiéndote en un ejemplo y no en alguien a quien juzgar. 

Todos, en nuestro fuero más interno, amamos estar con un ave libre y salvaje. Y para ser libre y salvaje hay que saber manejar esa libertad que los demás merecen, ese tiempo y ante todo, acallar la imperiosa necesidad de tener que entregarnos hasta quedarnos sin nada para nosotros. 

Te vuelvo a repetir: el exceso de riego mata a las plantas, no mates lo que adoras, lo que amas, lo que quieres, lo que te llena... Porque quizás estás echando demasiado y no deberías. 

miércoles, 28 de junio de 2017

Escombros y jardines:


Yo no sé mucho sobre las relaciones, yo sé mucho sobre mí. Sé mucho sobre lo que deseo, lo que quiero, quién soy, qué soy capaz de hacer, sé mucho de lo que guardo, de lo que percibo, de lo que comparto, de lo que siento, de cómo lo demuestro... De eso, de eso sé mucho. También intuyo mucho sobre otras cosas, de las que aún no sé tanto pero seguramente ya sabré. 

El caso es que entre estos saberes me he topado de lleno con una realidad, una realidad a la que yo llamaba estar rota, pero que no es más que una de las mil verdades que me componen. Sé que soy, en mi interior, tanto de escombros como de jardines. Un 50/50 difícil de llevar. 

Quien entra por la puerta de mis jardines se queda prendido de mis bellas flores, paseando por los senderos de mi interior y las sinuosas curvas de mi cuerpo. Descubriendo una naturaleza, sutilmente tapada bajo un fino lienzo de confianza y hermosura innata. Una belleza que se esconde más en cómo soy, como persona, que en lo tangible de mi cuerpo. El problema es que los senderos no solo avanzan por un camino infinito de flores, de flores frescas y aromáticas, de campos gigantes, de árboles espléndidos... Mis senderos terminan en un terraplén pronunciado, en un acantilado que quita el hipo y que cae al vacío hacia mis más profundos escombros. Normalmente quien llega hasta ahí poco más sigue avanzando y recupera su paso, decidido, volviendo atrás sobre el sendero de las flores intentando por el camino arrancar algún pétalo de más o tallar alguna muesca en el tronco de mis árboles. 

Esa es la entrada más visitada, no por la cantidad de personas que entran, si no porque las pocas que lo han hecho siempre han ido por el camino del sendero de las flores. Sin embargo existe otra puerta, otra ruta hacia mi interior: la ruta de los escombros. Ese mismo precipicio que comentaba es también un mágico camino hacia mi interior; lleno de sombras, escombros, restos destrozados de versiones que fui, un basurero emocional empantanado, flash-backs repetidos de experiencias del pasado y tierras quebradizas e infértiles. En esos senderos habita lo peor de mi y quedan restos de tóxicos que me han generado las heridas más profundas de mi persona. Es el motor de mis pesadillas más crudas. Pero también es, lo que de alguna manera, enriquece la parte más interesante de mi persona. 

Es cautivador conocer a alguien que no le teme a lo peor de si mismo. Y es cautivador porque emana de una forma natural seguridad, una seguridad que todos anhelamos pero que pocos se atreven a reconocer que solo se consigue desde dentro. Así de primeras es lo que se me ocurre que puede pasar conmigo. Sin embargo, estoy segura de que todos somos escombros y jardines, aunque no todos seamos igual de valientes para reconocer esa parte menos bonita e inquebrantable que también nos compone. 

Hoy, porque sí, me di cuenta que es bello cuando puedes hablar de esos problemas, de esas torres caídas, de esos tejados rotos, de esas guerras vividas que han dejado polvo, cenizas y lodo. Es bonito hablarlo, sobretodo poder comunicarlo con alguien que sin juzgarte, sin una sola palabra lo escucha todo... Y ahí me llegó, como una inspiración divina "quédate con quien vea tus escombros". 

Sí, quédate con quien vea tus escombros y no le asuste en absoluto ese paisaje de cascotes desaliñados y peligrosos que construyen tu horizonte interior. Quédate con quien sea capaz de saber que estás rot@ y que eso supone cierta dificultad para recuperar tu inocencia natural. Quédate con saber que sin decir nada, simplemente por ser consciente y seguir ahí, te está demostrando más que aquellos que al ver lo peor se marcharon. 

Y en ese pensamiento, de mi hacia mi, de mis escombros y jardines afloró también cierta rabia, sin desdén, pero con frustración... Y me frustra saber que ya no abro las alas tanto como ayer. Que quien antaño estuvo, sin cuidado ni delicadeza, ha sido también protagonista de ese derrumbamiento interno. Esa sacudida que ha hecho que mis parajes sean, al menos la mitad de lo que nunca había querido. Esos visitantes cobardes y vacíos, con mazos, piedras e indiferencia, tiraron abajo esa parte tan sólida, cándida y abierta... Esa parte que ahora solo es humo, fuego ardiendo, broza y desechos. 

Quédate con quien te vea horas hablando porque entiende que necesitas decir algo más. Quédate con quien te diga que sí. Quédate con quien, realmente, sea capaz de vivaquear en las peores travesías de tu persona, entre tus sonrisas más bonitas y tus miradas inquietas, rebosantes de un "por favor... no me destroces lo poco que me queda".

Quédate con quien, sin decírtelo, te haga el amor como una señal de que todo saldrá bien. Alguien que te llene de ratitos la vida entera. Que entienda que eres huída, canción, gloria divina, agua que cae de las nubes, magia que flota en el ambiente... Alguien que no sea capaz de pensarte compartiéndote porque desde la primera mirada te vio como quien eres realmente; esa diferencia que lo dice todo. Quédate con quien no te llame solo cara guapa, pero que sí te diga, y mucho, corazón hermoso.

Aunque ya te digo, que yo de esto no sé mucho, que yo sólo sé de quien soy, de lo que me gusta hacer, sentir, de lo que he vivido, de lo que creo hoy, de lo que fabrico cada día. 


martes, 27 de junio de 2017

Incorruptible secreto.

Imagen: Riccardo Mannelli
Sin tiempo. A mi me gusta sin tiempo. No le pongamos tiempo, ni límites, ni lo vistamos con miedo.

El sexo se hace desnudo y el amor más o menos de lo mismo, pero implica el compromiso de un desnudo íntegro, desde dentro hacia afuera comenzando por uno y acompañando a quien está ahí contigo. Cuanto erotismo en un solo sentimiento e incluso a veces que cortos se nos quedan esos orgasmos dedicados con sabor a rosas, dulce y miel.

Dije sin tiempo porque hace tiempo dejé de medirlo, ni siquiera los rayos del sol son capaces de convencerme de lo contrario. Lo que dure, durará y eso es algo que yo no puedo predecirlo o evitarlo. Mientras tanto no nos quedemos cortos de todo, de todo lo bueno que nace: caricias, arrumacos, risas, planes, palabras mal puestas, conocimiento, libertad compartida y sensación de dicha.

No podemos evitar que lo que tenga que irse se vaya, cuando deba hacerlo. No podemos evitar que lo que tenga que venir, venga, cuando deba hacerlo. Lo que podemos evitar son los enredos que nos hacen vivir confusos hasta que ocurre un suceso y otro, en medio de este libro tan importante que redactamos inconscientes cada día.

Incorruptible secreto a voces  y sentimiento que aflora, tímidamente, entre los pocos recovecos libres que pueden quedar cuando dos pieles se unen y los segundos se detienen. No miras el reloj, ni miras el mañana, te quedas embobado mirando el segundo que se teje en nuestra red de recuerdos. Eso será imborrable, eso sí es para siempre.

Y los únicos barrancos por donde quiero precipitarme son ahora las líneas que hay en tus manos.


viernes, 23 de junio de 2017

Cómo empecé a tener una actitud constructiva...



¿Sabes cuando tus padres te decían que la vida es dura? ¿Sí? ¡Pues oye! Resulta que es verdad. Y así ha sido también mi vida y lo es en muchas ocasiones: dura como el hormigón.

Yo no he sentido que mi camino sea fácil, nunca, de hecho he pasado por momentos muy duros. Yo también he perdido a personas que amaba porque han muerto o porque se han alejado, también han jugado con mi confianza o con mis ilusiones, también me he visto sin dinero, sufro ansiedad si algo me supera, he tenido pensamientos horribles y auto-destructivos, he necesitado hacer terapias (diversas), me he culpado, me he arrepentido, me he equivocado y he arrastrado un error muchos años. También yo me he topado con dificultades sintiéndome completamente sola, he tenido enfermedades que me condicionaban (y no me refiero a un catarro), vivo con mi familia a más de 600km de distancia y bueno muchas otras cosas que en fín, son más o menos un ejemplo de una vida DURA porque la vida dura es lo normal. En la vida hay procesos muy cuesta arriba y son comunes y es normal y también es sano. Sí, es sano. Recuerda mi escrito sobre la adversidad, porque todo lo que es una dificultad clarifica tus habilidades y despierta tus potenciales.

Yo me volví una persona más constuctiva cuando sin apenas dinero la persona que yo amaba despareció de mi vida y me tuve que hacer cargo yo sola de mi piso, mis gastos y mis animales. Me volví constructiva cuando poco después murió mi abuelo y un mes después me vi en el paro con el agua hasta el cuello. Me volví constructiva ahí, en la más profunda mierda que sentía. La vida ya quiso entrenarme con otros acontecimientos, anteriores a estos, pero yo que iba con el ego por bandera no me enteraba de la media  a la mitad. Sin embargo hoy agradezco todo eso, en serio. Y comprendo el potencial y el valor divino, maestro, sanador, terrenal... Que tenían todas esas circunstancias (y aquellas que aún estén por venir para que siga creciendo y aprendiendo).

Ahí me volví constructiva. La actitud constructiva no está ligada a una positividad desmedida, yo también tengo mis días malos, me enfado y me entristezco y sufro mis propios bajones. La actitud constructiva lo que te hace es analizar y dentro de ese análisis te ves, ves toda tu fuerza, lo que eres capaz de crear, superar y tolerar. Y también ves todo lo que puedes soportar por un paso mayor que está por venir o que ya está viniendo. Así es como cambié, como yo pasé de anhelar constantemente una vida mejor a tener el coraje de admirar la que tengo, que no está nada mal gracias a Dios.

Soy consciente que de forma natural me quedan muchas experiencias desagradables que vivir ¿y qué? Todas ellas traerán lo que me ayudará a seguir siendo la mejor versión de mi misma.

Llora, chilla, patalea, echa de menos, rompe algo, enfádate... Pero de todo esto obtén un aprendizaje constructivo, que no sea en vano y que no sea sufrimiento, cambia el sufrir por el aprender, por el comprender, por el evolucionar, por el comprometerse a conectar con cada maestro sagrado que se encuentra en cada momento de tu vida, en forma de personas, segundos, emociones, noticias...

Así empezó mi actitud constructiva. Es la misma que me demuestra lo mucho que aún me queda por vivir y eso me calma. Es la misma que me ayuda haciéndome consciente del enorme margen de tiempo que aún tengo para seguir tomando decisiones, para seguir pilotando este viaje que llamamos vida.

Si lees mi blog sabrás que yo no soy una flower power con unas lentes de color rosa. No lo soy, yo me sacrifico muchas veces para algo mejor, creo que de esta manera le demuestro al universo que estoy más que preparada para llevar a cabo lo que está destinado a hacer sentir mi alma dichosa y conectada en este puzzle cósmico. Yo me he enfadado con Dios muchas veces y he roto a llorar cayéndome al suelo sin poder sostenerme. Yo he pensando en la muerte como en la única solución y lo he intentando, viendo como mágicas circunstancias se ponían en mi camino para evitarlo. Yo también me he sentido una víctima, rechazada y maltratada. También me ha tocado superar traumas que me condicionaban y que impedían que pudiese conectar desde el  corazón con las personas. Yo también tengo mis defectos, mis corazas, mis muros inquebrantables, yo también he podido ser mala con las personas a propósito o por falta de conocimiento, también he tomado decisiones contrarias a las que me aconsejaba mi Pepito Grillo particular, he buscado consuelo generando apegos y dependencias, he puesto como verdad absoluta todo el peso de mi ego y orgullo, yo he dicho a veces "lo siento" demasiado tarde y me he callado muchos "te quiero" hasta que llega un día en el que te juzgas por eso, porque esa persona ya no está ni estará y nunca más podrás decirle "te quiero" cara a cara, como me pasó con mi abuelo.

Así que sí, yo también soy humana, con mis mejores y peores facultades. Con mi sombra la que trabajo a diario, con mis dones que han ido mejorando conforme más me he afianzado en una actitud constructiva. La actitud constructiva suma: suma sabiduría, suma paz, suma tranquilidad... Porque también te ayuda a mirar atrás y decirte "mira todo lo que he superado ¡soy una crack!" y por otro lado la actitud constructiva va de la mano de una de mis frases favoritas "Hoy es el mañana que tanto te preocupaba". 

Es la actitud constructiva la que me ha ayudado a tener muy buenos amigos, buenísimos. A intentar no desaprovechar ninguna gran oportunidad de disfrutar de la compañía de personas con una intención pura y clara. Esta misma actitud constructiva ha traído muchos regalos a mi vida, muchas sorpresas positivas que me han hecho limpiarme los ojos con la manga del jersey y decirme a mi misma "por esto, merece la pena".

La actitud constructiva me centra... Y en el centro se encuentra un templo divino y sagrado, donde puedes observar como el plan cósmico funciona con una singularidad innata, que sin duda es la necesaria para que antes de que te mueras puedas respirar tranquilo sabiendo que no diste más importancia a las cosas que no la tienen, que te recuperaste de todo, que aprobaste los exámenes de la vida con notaza y ante todo... Que vas a poder descansar tranquilo, porque tienes la conciencia tranquila y el corazón muy contento.

Os cuento esto para que veáis que las personas normales, con vidas normales rebosantes de tragos amargos, pueden hacer de su propia existencia una historia que admirar y escribir en los libros que guardan las estrellas.

miércoles, 21 de junio de 2017

Parte del recorrido:


Terribles son las pesadillas...
Aquellas que se despiertan cuando el desnudo está cerca.
Porque ¡caretas fuera! 

Y congoja inexplicable a tener que mostrarte...
Sin una coartada, sin un para luego, sin un recurso...
Un recurso que valga como consuelo...
Como excusa barata, como huida, como vuelo en el cielo...

Parte del recorrido...
Es haberme visto y haberme ido...
Corazas de hierro fundido...
Muros de hormigón armado...
Fosas llenas de destructores natos. 

Terribles son las pesadillas...
Aquellas que al despertar te esperan...
Aquellas que no se marchan al abrir los ojos...
Ni al decir buenos días...
Al pasar la semana, el mes o el año. 

Y un vértigo inquietante... 
Porque esto es solo para gente preparada...
Y los demás damos tumbos...
Con nuestras mejores intenciones...
Insuficientes para las realidades que nos despojan...
Nos arrebatan la protección
 Que tanto nos había costado...
Que tanto nos había costado...
Que tanto nos había costado ¡la vida!
Y por la que tanto hemos perdido...
Pero que aún así amamos. 

Porque en esos zulos...
Donde nos sentimos mierda y barro...
No está esa sensación, la sensación del incauto...
Un incauto liberado, capaz y convencido...
Un incauto con quien yo no habito...
Por eso me digo: terribles los miedos...
Sobretodo aquellos que se creían para siempre escondidos.

lunes, 19 de junio de 2017

Mis abuelos.

Mis abuelos el día de su boda.
"Los abuelos son los padres que te conectan, como hilos mágicos, con las energías y el verdadero amor del cosmos"
Amalia B. 

A continuación os comparto una carta que redacté hace unos años, cuando mis abuelos celebraron su boda de oros, en su caso cumplían 50 y tantos años casados. Podéis observar que he cambiado mucho, a nivel literario-expresivo, sin embargo la esencia (que es la potencia de lo que se comparte aquí) sigue siendo algo extraordinario. Este texto, que leí delante de todos los asistentes, fue un bálsamo de sanación para mi familia y una de las mayores demostraciones de amor que he hecho, hasta ahora, en mi vida: 

"Yo no sería nada sin ellos, son el comienzo de algo grandioso y por eso ésta es la frase, el comienzo con el que explico lo especiales que son.

Son la demostración de que el amor perdura más allá de todas las estacadas que pueda darte la vida, pero que claro, se necesita un esfuerzo. 

50 y tantos años que se dicen pronto, cuántos queremos llegar a donde han llegado ellos, y siempre, manteniendo una sonrisa, mirando hacia delante, dando cada paso sin dudarlo… podría deciros, soy parte de ellos, ellos de mí, y de todos vosotros.
Hoy es un día especial, es para recordarles que son importantes, que ocupan un gran hueco en el corazón de muchas personas, de mí la primera.

De ellos saqué mi amor hacia sembrar tomates y otras verduras, hacia mirar la estrellas tendida en el césped (como hacía en su jardín junto a mi abuela cuando era pequeña), de ellos aprendí la paciencia, la honestidad, la humildad, la esperanza… han sido una gran influencia en mi educación, y se lo agradezco, me considero una buena y gran persona, que respeta y cuida a los necesitados, y jamás habría aprendido a hacer todo eso sin ellos.

Me gustaría compartir con todos vosotros mi visión, cómo yo les veo; mi abuelo siempre ha sido un buen hombre, paciente y cariñoso, detallista y trabajador. Cada cosa que hacía, por pequeña que fuese, tenía su firma, firma de esfuerzo. Recuerdo cuando me levantaba por las mañanas y ahí me esperaba, con churros y un vaso de colacao recién hecho y calentito.

Mi abuela es la imagen de una mujer fuerte, luchadora y también, muy trabajadora. Auto-suficiente, ejemplo a seguir para muchas mujeres, de gran y cálido corazón, no se piensa dos veces en ayudar a las personas, muy protectora con los suyos, le gusta admirar los pequeños detalles como por ejemplo: cómo crecen las flores, las estrellas en el cielo o una reunión familiar como la de hoy. Mi abuela me ha enseñado muchas cosas, desde cómo hacer un huevo frito, hasta como coser una bufanda. Recuerdo los veranos que pasaba con ella, mientras ella cocinaba y yo limpiaba los cacharros de la cocina, lo ponía todo perdido y lleno de agua, ella paciente me enseñaba a ser más cuidadosa.

Ambos me enseñaron el respeto por la naturaleza, por los animales, por los pequeños detalles y que la vida es un camino donde hay muchas batallas, pero si tienes a las personas adecuadas a tu lado siempre saldrás victorioso. Y eso es algo muy importante y que no todo el mundo es capaz de transmitir.

Mis abuelos han tenido una vida llena de aventuras, anécdotas, grandes momentos y también, tragos amargos, pero siempre han sabido como recomponerse y seguir adelante, tirando también de todos nosotros. Siempre han sido una mano para levantarnos y el mejor ejemplo de que el amor verdadero existe. El tiempo va pasando, pero ellos siempre conservan esa sonrisa y esas ganas de seguir adelante, esas ganas de conocer momentos nuevos en su vida, de esperar grandes y buenas noticias, de saber que siempre hay algo más.

Hoy, es el comienzo de un nuevo capítulo en su camino, hoy es el día donde espero que se hayan dado cuenta de que son el pilar de algo realmente importante: una gran familia. Son la base de algo grandioso. Y estoy orgullosa, porque son mis abuelos. "

Aprende a valorar.


El truco de la vida es todo lo que gira en torno al ahora. La vida es, en si misma, una milésima de segundo tras otra que en ocasiones deja de fluir y se acaba repentinamente. Por ello, el truco de la vida es todo lo que gira en relación al momento presente, pues el presente es la única franja de tiempo real con la que puedes trabajar en tu día a día. 

Sin presente no existiría un mañana que construir, ni mucho menos un sanador pasado que hemos dejado atrás. Por ello hoy te digo: aprende a valorar. 

¿Qué tiene que ver valorar con el presente? Mucho. La acción de valorar, que es poner valor a alguien o a algo, se centra mucho en el presente porque te ayuda a abrir los ojos y a ser objetivo con lo que te rodea AHORA MISMO. Y este gran matiz es fundamental para que sepas vivir con los brazos abiertos sabiendo que, a pesar de nuestro inconsciente, la vida y el universo siempre trazan caminos a favor de nuestra existencia pero estos caminos llegan con mayor libertad y energía cuando la existencia que los espera ha sabido disfrutar de lo que ha tenido en cada segundo REAL y TANGIBLE. Y tú también eres existencia. 

Si estás leyendo esto es porque tu interior te está pidiendo un pequeño favor: integra el valor del momento presente para magnificar tu vida y atraer realmente lo que te mereces. Valorar, así como tener paciencia, amar, inspirar... Es un super-poder humano. 

Nosotros, los humanos, nos hemos convencido de que los super poderes deben ser efectos especiales geniales que nos hagan detener el tiempo, avanzar más rápido, viajar con un parpadeo... Y esta distorsionada ilusión nos ha doblegado, haciendo que perdamos el verdadero valor de nuestra naturaleza. Porque dentro de quienes somos, cada uno de nosotros porta habilidades especiales para hacer de su vida un lugar mucho más armónico donde habitar. 

El super poder de valorar te ayuda a ver lo que tienes ahora. Normalmente tenemos como consejero habitual una vocecilla incordiosa y machacona que se llama juicio y ego (es un mini-señor pluriempleado que vive dentro de nuestro cuerpo). Desde ahí observamos todo y tendemos normalmente a ver la parte más negativa de cada circunstancia, promoviendo así una actitud victimista. El papel de víctima es el más fácil, porque no tienes que responsabilizarte de nada, tu excusa será que tu realidad depende y ha dependido de todo aquello que estaba o está fuera de tu alcance... Y siento decirte que esto no siempre es así. 

Sí, en la vida hay muchas cosas que no dependen exclusivamente de ti. Hay muchos momentos inesperados, por los cuales vas a tener que re-aprender y activar tu naturaleza de adaptabilidad. Sin embargo al margen de estas excepciones, todo, absolutamente todo depende de cómo te tomes las cosas y ese "cómo" nace de cuánto has entrenado su súper poder para valorar lo que hay a tu alrededor y dentro de ti. 

Este super poder es útil incluso en momentos puntuales totalmente imprevistos, donde en esta pelicula llamada vida te toca improvisar sí o sí. También es un poder magnífico para atraer todo lo que deseas, es una forma de demostrarle al universo que eres capaz de agradecer todo lo que te manda y por ello esta fuerza cósmica responderá favorablemente mandándote lo que realmente desea tu alma. 

Valorar es un trabajo diario, de hecho debería estar en tu rutina junto con lavarte los dientes, pasear al perro y dar las buenas noches. De valorar nacen otras actitudes como la actitud constructiva de inspirar, también la de amar (sin valor no hay amor), la de perdonar, la de madurar, la de crecer, la de aumentar nuestra consciencia personal-espiritual, la de generar un mundo mejor... Valorar es como un gesto de agradecimiento en toda regla. Una poderosa actitud de demostración hacia ti mismo y hacia aquello donde dispones este tipo de energía. 

Cuando uno valora positivamente a algo o alguien, colabora de manera activa en mejorar la vibración que rodea a esa persona o circunstancia. Igual que ocurre con el amor y el agradecimiento. 

Teniendo esto claro es mucho más fácil comprender porque debemos aprender a valorar en relación a nuestro presente. El presente es la materia madre gracias a la cual vamos a tallar nuestro futuro y parte del futuro de aquellos que se relacionan con nosotros. Para que trabajar con esta energía sea algo más afable, debemos observarla valorando cada momento e instante que nacen de ella. Este patrón de conducta te ayudará sobretodo en tus peores momentos. 

Valora a los amigos que forman parte de tu vida, porque te aseguro que sin ellos no serías la misma persona.
Valora a quien te escucha, no todo el mundo está dispuesto a invertir el tiempo en escuchar a los demás desde el corazón. 
Valora lo que has logrado con esfuerzo e ímpetu.
Valora todo lo que has superado. 
Valora el hoy, porque "hoy" era ese "mañana" que tanto te preocupaba. 
Valora a tu familia, con sus mejores o peores actos te han ayudado también a auto-descubrirte.
Valora tu trabajo, incluso aunque te moleste, hasta que encuentres otra cosa no deja de ser un reglao de la vida para  ayudar a que te mantengas económicamente. 
Valora a quien te ama, el amor es  una energía preciosa y difícil y solo los valientes están dispuestos a comprometerse con los trabajos que sugiere. 
Valora las experiencias que han surgido en tu vida y no te arrepientas, todo tiene solución y si no es una solución que cambie lo ocurrido, será una solución que te ayude a ser mejor. 

Como ves, valorar da un aspecto diferente y hace emerger la parte más elevada de cada cosa, persona, momento, experiencia, recuerdo, idea, proyecto... Somos empoderadores natos capaces de crear cualquier realidad que se nos antoje, pero para que esas realidades estén en consonancia con la armonía de nuestro ser, debemos abrir los ojos y ser conscientes de estos pequeños detalles pues son una parte fundamental de la maquinaria que el universo a dispuesto para nuestra experiencia. 

Aprender a valorar también te ayudará a ser un imán de mejores personas, circunstancias, momentos, trabajos, proyectos... Y de alguna manera te dará la sensatez suficiente para no dejar perder los mejores trenes de tu vida. 

Valorar es de sabios que saben decirle sí a la vida. 




miércoles, 7 de junio de 2017

Todo lo grande que soy/eres.

Kambú, mi colibrí y yo.
"Eres de otro mundo y eso es lo que me hace preguntarme porqué decidiste venir a este..."

¿A qué le temes? ¿Dónde está tu límite para medir? ¿Dónde se esconde eso que tanto te hace daño? ¿Qué rincón no has limpiado todavía? ¿Por qué aún quedan resquicios de aquello que sabes que no encaja contigo? No huyas de tu sabiduría. 

No existen alturas ni medidas, esas tablas son difusas porque son inventadas e impuestas. No son reales, ni tangibles... Son meras ilusiones para aquel que cree necesitarlas ¿cuántas veces más tienes que demostrarte que tú no vas por ahí?. 

Ese miedo innegable y absurdo a quedar como menos, a ser de menor valor, a importar poco... Y sin embargo, una palabra tuya destapa todo un enorme y florecido mundo interno que pocos, muy pocos, se atreven a cultivar y a cuidar. ¿Dónde nace esa tontería? Porque sería buena idea arrancarla de raíz. 

Y es que aún tengo/tienes pequeños vestigios de falta de amor que en cuanto pueden recuperan el control de tu conciencia y de tus pensamientos. Tan dispuest@ a ayudar a los demás que muchas veces te abandonas a la suerte de la peor parte de ti mism@... La parte que no se lo cree, la parte que no se quiere. 

Temer es de cobardes y ya has demostrado que eres valiente... No retrocedas en tu constructivo avance. 

¿Qué es lo que te ocurre? Te da terror un adiós, muy buenas... Y es eso en donde te refugias. Cuando seas capaz de ver quién eres, todo esto te parecerá un juego de niños pequeños. 

Lo tienes bastante más claro, lo que yo no sé es porqué aún no te lo tomas como una realidad indivisible de tu presente. Te quieren y te aman tanto que cuando te pierdes el universo te va poniendo pistas por el camino para que te recuperes, para que te encuentres y sobretodo para que no abandones. 

Sigue las pistas antes de no poder regresar de vuelta a casa, antes de que sea demasiado tarde. 

Eres alguien, alguien hermoso y decidid@, llen@ de amor y constructor/a de caminos. Por eso, que no es poco, deberías quererte mucho y fuerte. Y aquel que no se atreva a querer semejante presencia, deseale lo mejor en su vida y no cierres la puerta. 

No te sientas culpable nunca por aquello que otros no quisieron ni abrazar... Vales mucho y más como para andar con esas tonterías. Si te escuchases cuando hablas, si vieses el ejemplo que eres, lo bien que construyes, ayudas y colaboras con todos... Si fueses realmente testigo, de forma consciente, de cómo tu evolución colabora activamente para que otros evolucionen, crezcan y sanen... No existiría en ti ni la menor duda de que eres del tamaño ideal, grande como la mayor de las montañas, fuerte y poderos@ y que no es culpa tuya si otros no pueden o quieren ver eso. 

No te dejes embaucar y engatusar por los juegos y las tentaciones de la materia... Porque incluso detrás de una cara bonita hay algo que puede ser mucho más bonito, tanto que ni siquiera los ojos pueden imaginarlo con la mente: el alma de una persona que brilla. Y ahí debes quedarte tú. Y ahí se encuentra el secreto de una vida plena; en sentirse satisfecho con quien uno es, en todo su tamaño sin titubear ni preocuparse porque otros no puedan sentirlo igual.


viernes, 2 de junio de 2017

REGENERACIÓN EMOCIONAL.


Eres de un material maleable y te aseguro que deberías dar las gracias por ello. 
No importa cómo de empinada te parezca la cuesta, porque tú estás formado por ese material que podría convertirse en la misma inclinación, en el mismo suelo, en la misma realidad que tanto te aflige para abrazarla una vez más. 

¿Te han hablado alguna vez de las crisis curativas? ¿No? Te comento... Las crisis curativas son estados emocionales que nos llevan a un estado crítico, extremo... Algunos lo son tanto que puedes llegar a tener los peores pensamientos sobre tu vida o sobre ti mism@. Sin embargo, detrás de esa tormenta con sabor a hiel hay mucho más pero solo queda a la vista de los valientes. Valientes son aquellos que cuando llegan a un extremo, emocional o personal, siguen teniendo el coraje de encender una vela dando las gracias. Ahí lo estás comprendiendo todo. 

La vida no es fácil, a veces parece una guerra continua o intermitente, sin embargo te puedo asegurar que cada día nuevo es por tanto una nueva oportunidad para tomarte las cosas de otra manera... Para convertirte en ese día en mar o aire, para ver cada problema como un maestro enorme y para adentrarte en los rincones de tu memoria con intención de reorganizar tus archivos emocionales. 

Todo tu mundo está aquí. Porque este "hoy" era ese mañana que tanto te asfixiaba. Este presente es el único momento real que existe en este instante de tu camino... El pasado ya no existe y el futuro ¿quién sabe? Quizás nunca existirá. Aprovecha cada segundo y en esos segundos indaga sobre una habilidad natural, que si la cultivas y la cuidas, cambiará por completo todo tu camino. 

Últimamente vivo en un estado de demasiado estrés. Quizás porque los anhelos y los deseos se chocan de manera constante contra la realidad que vivo cada día, quizás porque soy muy exigente conmigo misma, quizás porque aún queda mucho trabajo para desprogramar esa impaciencia que tantas veces me envenena... O quizás hay otro/s motivo/s que no alcanzo ni a imaginar. El caso es que, más allá de la razón o la explicación, estoy pasando por una fase de mi vida donde siento que el tiempo me da para poco, donde a veces me ahogo, donde realmente percibo un peso que me hace incluso dudar de manera constante... Yo a todo eso lo llamo agobio, estrés y cansancio.

El estrés es un estado multifactorial que provoca en nosotros una respuesta emocional y hormonal que puede llegar a ser realmente tóxica. De hecho, no solo se produce adrenalina (la cual puede ser realmente placentera) si no que se desinhiben ciertas habilidades de naturaleza armónica y que son las que realmente nos dan calidad de vida. Cuando la adrenalina aparece puede neutralizar otras hormonas que realmente nos otorgan calma, paz y sensación de plenitud... Porque las hormonas son como un grupo de conocidos donde no todos se llevan bien con todos y cuando unos aparecen, se marchan otros. A nivel emocional y energético los estados de estrés nos bajan todas nuestras defensas y herramientas para mantenernos "top". Esto quiere decir que baja nuestra vibración y puede llegar a afectarnos a largo plazo. 

Pero no vamos a juzgar al estrés exclusivamente como algo negativo. Los estados de estrés, al tirar abajo determinados muros e incluso en ocasiones exponernos y mostrar al mundo nuestras verdaderos miedos, patrones y vulnerabilidades (puedes ponerte a llorar diciendo realmente que es lo que más te atemoriza o cuales son los pensamientos que bombardean tu cabeza en ese momento) nos demuestran una parte de quienes somos. 

¿Quién eres cuando un estado te lleva al límite? ¿qué sale de ti? ¿cómo ha cambiado esa reacción con el paso de los años? En mi caso me convierto en una persona muy sensible, que se siente abatida y que llora. Sin embargo, a la vez siento cierta sensación de que todo está pasando por un motivo mayor, aunque en ese instante no pueda solucionarlo o pararlo. De mi sale una sensación de querer desconectar y de necesidad de descanso, porque el estrés es un estado emocional que te agota. Antiguamente respondía al estrés con mucha agresividad, muchísima, sin embargo a día de hoy es increíble como sale de mi simplemente una sensación de purificación. Porque al final siento que llorar, al menos en mi caso, en momentos de estrés me alivia y mucho. Como si las lágrimas fuesen una ducha de dentro hacia afuera eliminando toda la suciedad. 

No es bueno sentir estrés muy a menudo, pues puede generar en nosotros una dinámica de ansiedad de la cual podemos volvernos adictos. Evidentemente el estrés como una rutina de vida lo único que va a hacer es corrompernos y machacarnos; envejeceremos más rápido, enfermaremos a todos los niveles, sentiremos infelicidad... Sin embargo, algunos casos puntuales de estrés (y más si te gusta trabajar contigo mismo y eres una persona analítica y objetiva para y con tu crecimiento personal) pueden llegar a ser importantes puntos de inflexión en tu vida que tracen un antes y un después. 

Hay personas que por momentos puntuales de estrés han tomado decisiones que han cambiado completamente su tipo de vida, nivel de vida y manera de tomarse las cosas. He aquí una realidad: al final no hay mal que por bien no venga. Es decir, que incluso lo que más dañino nos pueda parecer, si aprendemos de ello se convierta en algo que realmente cambie y puede llegar a mejorar nuestra vida. 

A pesar de esa circunstancia a la que llegué ayer, hoy me he levantado realmente empoderada y fortalecida. No sé si se debe a ese cambio de vibración que he vivido y experimentado gracias al Kambo, no sé si será por mi propio crecimiento personal y mi toma de conciencia continua o porque realmente me estoy convirtiendo en la persona que merezco ser (o quizás sea un poquito de todo esto) pero el caso es que le estoy muy agradecida al universo por la experiencia de ayer, por traumática y dolorosa que me pareciese vivirla en ese momento. 

He podido reconocer en mi una valiosa habilidad natural que impera en todos los humanos pero que a pesar de ello no todos lo tienen despierto de forma constructiva y positiva: LA REGENERACIÓN EMOCIONAL. 

Hemos oído hablar muchas veces de la regeneración celular. En Biología, la regeneración es el proceso por el que se recupera la estructura y la función de órganos o partes del cuerpo dañados. Ahora vamos a hablar de un concepto más profundo: la recuperación emocional. 

Para poder comprender realmente lo que es una regeneración emocional, deberíamos tener en cuenta si conocemos nuestro centro anímico-emocional en un estado donde su estructura y función está en armonía. El concepto armonía nació en primer lugar ligado a la belleza, sobretodo a la belleza artística. Vamos a suponer que la belleza no es ese concepto físico que tenemos sobre las cosas (la belleza no es algo bonito o guapo) comprende la belleza, en este caso, como un equilibrio. ¿Conoces la belleza de tu ser interior? ¿Eres capaz de reconocerlo en armonía y podrías describirlo? Me refiero a tu ser interior como todas tus emociones y tu parte anímica. 

Si conoces esa parte interna, esa estructura emocional-anímica en un estado natural donde existe equilibrio, entonces tienes más de la mitad del camino ya recorrido. Tener en cuenta este concepto te ayudará a saber que portas una habilidad y es la de poder recuperarte a nivel emocional en menos de lo que canta un gallo. 

Hay terapeutas que ponen tiempo a las emociones, esto quiere decir que según su valoración y sus propios estudios cada emoción puede afectarnos durante "x" cantidad de tiempo y que pasado ese tiempo, si seguimos percibiéndola, se debe a un enganche hacia ella, es decir que nos apegamos a ese estado. Yo, como riño un poco con el tiempo en si mismo (quién lo diría teniendo en cuenta que soy relojera) no voy a apoyarme en esto. Me parece absurdo; el tiempo es un mecanismo de medida ligado a una relatividad. Puedes decirme que matemáticamente sí o sí los segundos pasan de una manera, sin embargo como he visto lo poderosa que es la percepción humana esa explicación se me queda muy corta y obsoleta si la intento relacionar con mi manera de ver el potencial que existe dentro de cada persona y ese potencial es precisamente lo que percibe cada uno y cómo una hora puede ser mucho o poco dependiendo del contexto. 

No necesitas tener en cuenta el tiempo para reconstruirte y fomentar una actitud que vaya a favor de tu naturaleza de regeneración, lo único que necesitas es saber quién eres y amarte. Lo sé, cuando lo digo suena tan fácil y sin embargo, en algunas ocasiones, ponerlo en práctica puede ser realmente complejo. 

Si sabes cuál es tu equilibrio emocional y anímico natural, obsérvalo como una realidad latente dentro de ti y que está esperando de tu llamada personal cuando te encuentres en un estado de extremo o de crisis (yo considero el estrés como un estado de crisis). No dudes de ti. E incluso aunque todo te parezca horrible y ese estado tan difícil de llevar despierte tus peores pesadillas, haz algo que te conecte con tu armonía. Enciende una vela dando las gracias a la vida, a pesar de que te sientas como un estropajo mal usado... Dona algo de dinero con la intención de favorecer la abundancia en el mundo, ayuda a alguien, da un buen consejo, súbele el ánimo a una persona aunque tu ego considere que su problema es menor que lo que tú estás viviendo en ese momento. Y después de hacer algo así, tómate un momento para descansar: dándote una ducha, durmiendo, leyendo un buen libro... Y pídele al cielo que al día siguiente te haga sentir como nuevo. Y lo sentirás, te lo aseguro. 

La regeneración emocional se convierte en un patrón del día a día conforme más pensamos en ella y más presente la tenemos. Un maestro nace de repetir algo, por ejemplo, para ser maestro de artes marciales debes practicar mucho esas artes marciales... Para convertirte en un maestr@ de tu propia regeneración emocional, debes tenerla muy en cuenta y practicarla mucho. Sé consciente de la primera frase de este texto; Eres de un material maleable y te aseguro que deberías dar las gracias por ello. Eso significa que puedes adaptarte a cada situación que aparezca en tu vida, también significa que tu capacidad de "regeneración emocional" puede optar por diferentes formas y estados según cada acontecimiento. Pero hay una constante que no puede modificarse y es aquella a la que apelas y llamas: tu centro. 

Tu equilibrio emocional-anímico va a ser siempre el mismo, creo que es de las pocas constantes que existen en una persona. Descubre cómo es, a qué sabe, qué color tiene, cuál es su tamaño y su textura, cómo lo definirías, cuánto ocupa dentro de ti, dónde vive, dónde se encuentra dentro de tu cuerpo, cómo accedes y cuándo has accedido a esa estabilidad interna... Y te aseguro que siempre que vayas a visitarlo, siempre que lo sientas, siempre que le hagas resurgir y cuanto más vivas en ese estado, más te darás cuenta de que es lo único que no admite transformación y que además jamás te abandona. Cuanto más tiempo le ofrezcas, más fácil te será convertirte en esa consonancia de tu persona.