¿Sabes? todo hay que sentirlo, notarlo, palparlo en lo más profundo de tu ser...

viernes, 23 de junio de 2017

Cómo empecé a tener una actitud constructiva...



¿Sabes cuando tus padres te decían que la vida es dura? ¿Sí? ¡Pues oye! Resulta que es verdad. Y así ha sido también mi vida y lo es en muchas ocasiones: dura como el hormigón.

Yo no he sentido que mi camino sea fácil, nunca, de hecho he pasado por momentos muy duros. Yo también he perdido a personas que amaba porque han muerto o porque se han alejado, también han jugado con mi confianza o con mis ilusiones, también me he visto sin dinero, sufro ansiedad si algo me supera, he tenido pensamientos horribles y auto-destructivos, he necesitado hacer terapias (diversas), me he culpado, me he arrepentido, me he equivocado y he arrastrado un error muchos años. También yo me he topado con dificultades sintiéndome completamente sola, he tenido enfermedades que me condicionaban (y no me refiero a un catarro), vivo con mi familia a más de 600km de distancia y bueno muchas otras cosas que en fín, son más o menos un ejemplo de una vida DURA porque la vida dura es lo normal. En la vida hay procesos muy cuesta arriba y son comunes y es normal y también es sano. Sí, es sano. Recuerda mi escrito sobre la adversidad, porque todo lo que es una dificultad clarifica tus habilidades y despierta tus potenciales.

Yo me volví una persona más constuctiva cuando sin apenas dinero la persona que yo amaba despareció de mi vida y me tuve que hacer cargo yo sola de mi piso, mis gastos y mis animales. Me volví constructiva cuando poco después murió mi abuelo y un mes después me vi en el paro con el agua hasta el cuello. Me volví constructiva ahí, en la más profunda mierda que sentía. La vida ya quiso entrenarme con otros acontecimientos, anteriores a estos, pero yo que iba con el ego por bandera no me enteraba de la media  a la mitad. Sin embargo hoy agradezco todo eso, en serio. Y comprendo el potencial y el valor divino, maestro, sanador, terrenal... Que tenían todas esas circunstancias (y aquellas que aún estén por venir para que siga creciendo y aprendiendo).

Ahí me volví constructiva. La actitud constructiva no está ligada a una positividad desmedida, yo también tengo mis días malos, me enfado y me entristezco y sufro mis propios bajones. La actitud constructiva lo que te hace es analizar y dentro de ese análisis te ves, ves toda tu fuerza, lo que eres capaz de crear, superar y tolerar. Y también ves todo lo que puedes soportar por un paso mayor que está por venir o que ya está viniendo. Así es como cambié, como yo pasé de anhelar constantemente una vida mejor a tener el coraje de admirar la que tengo, que no está nada mal gracias a Dios.

Soy consciente que de forma natural me quedan muchas experiencias desagradables que vivir ¿y qué? Todas ellas traerán lo que me ayudará a seguir siendo la mejor versión de mi misma.

Llora, chilla, patalea, echa de menos, rompe algo, enfádate... Pero de todo esto obtén un aprendizaje constructivo, que no sea en vano y que no sea sufrimiento, cambia el sufrir por el aprender, por el comprender, por el evolucionar, por el comprometerse a conectar con cada maestro sagrado que se encuentra en cada momento de tu vida, en forma de personas, segundos, emociones, noticias...

Así empezó mi actitud constructiva. Es la misma que me demuestra lo mucho que aún me queda por vivir y eso me calma. Es la misma que me ayuda haciéndome consciente del enorme margen de tiempo que aún tengo para seguir tomando decisiones, para seguir pilotando este viaje que llamamos vida.

Si lees mi blog sabrás que yo no soy una flower power con unas lentes de color rosa. No lo soy, yo me sacrifico muchas veces para algo mejor, creo que de esta manera le demuestro al universo que estoy más que preparada para llevar a cabo lo que está destinado a hacer sentir mi alma dichosa y conectada en este puzzle cósmico. Yo me he enfadado con Dios muchas veces y he roto a llorar cayéndome al suelo sin poder sostenerme. Yo he pensando en la muerte como en la única solución y lo he intentando, viendo como mágicas circunstancias se ponían en mi camino para evitarlo. Yo también me he sentido una víctima, rechazada y maltratada. También me ha tocado superar traumas que me condicionaban y que impedían que pudiese conectar desde el  corazón con las personas. Yo también tengo mis defectos, mis corazas, mis muros inquebrantables, yo también he podido ser mala con las personas a propósito o por falta de conocimiento, también he tomado decisiones contrarias a las que me aconsejaba mi Pepito Grillo particular, he buscado consuelo generando apegos y dependencias, he puesto como verdad absoluta todo el peso de mi ego y orgullo, yo he dicho a veces "lo siento" demasiado tarde y me he callado muchos "te quiero" hasta que llega un día en el que te juzgas por eso, porque esa persona ya no está ni estará y nunca más podrás decirle "te quiero" cara a cara, como me pasó con mi abuelo.

Así que sí, yo también soy humana, con mis mejores y peores facultades. Con mi sombra la que trabajo a diario, con mis dones que han ido mejorando conforme más me he afianzado en una actitud constructiva. La actitud constructiva suma: suma sabiduría, suma paz, suma tranquilidad... Porque también te ayuda a mirar atrás y decirte "mira todo lo que he superado ¡soy una crack!" y por otro lado la actitud constructiva va de la mano de una de mis frases favoritas "Hoy es el mañana que tanto te preocupaba". 

Es la actitud constructiva la que me ha ayudado a tener muy buenos amigos, buenísimos. A intentar no desaprovechar ninguna gran oportunidad de disfrutar de la compañía de personas con una intención pura y clara. Esta misma actitud constructiva ha traído muchos regalos a mi vida, muchas sorpresas positivas que me han hecho limpiarme los ojos con la manga del jersey y decirme a mi misma "por esto, merece la pena".

La actitud constructiva me centra... Y en el centro se encuentra un templo divino y sagrado, donde puedes observar como el plan cósmico funciona con una singularidad innata, que sin duda es la necesaria para que antes de que te mueras puedas respirar tranquilo sabiendo que no diste más importancia a las cosas que no la tienen, que te recuperaste de todo, que aprobaste los exámenes de la vida con notaza y ante todo... Que vas a poder descansar tranquilo, porque tienes la conciencia tranquila y el corazón muy contento.

Os cuento esto para que veáis que las personas normales, con vidas normales rebosantes de tragos amargos, pueden hacer de su propia existencia una historia que admirar y escribir en los libros que guardan las estrellas.

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