Uno de mis escritores preferidos, Gabriel García Márquez, escribió "Del amor y otros demonios" y explicaba ahí, en una novela particular, cómo el amor surge entre personas muy diferentes, también cómo muere y también como otros interpretan demonios, que no existen, pero son la excusa perfecta para encarcelar a alguien. Y es que, quien ama leer saca de la novela el verdadero sentimiento del escritor... Y aquí, según mi percepción, se puede observar un libro lleno de sabiduría en relación a lo que la emoción del amor despierta, pero el libro se quedó corto de amor propio y aquí voy yo, a hacer un guiño a mi modo. Un modo propio y personal, que para nada es comparable a la altura de este renombrado escritor, sin embargo espero que la lectura del siguiente texto evoque en ti algo que te haga cambiar tu vida para mejor:
Toda persona tiene un límite de tolerancia. Cuando ese límite se sobrepasa algo comienza a dañarse. Se nota cierta debilidad y es que en ese "aguantar" puede que se esté pasando por encima del amor que tienes hacia tu persona. Cuesta muchísimo llegar a esta idea, cuesta muchísimo ser franca con una misma y admitir que sí, que tú y que yo también hemos permitido que nuestro valor personal, nuestra autoestima, nuestro merecimiento... En general, todo eso que engloba nuestro amor propio, se merme.
Lo hemos permitido porque nos hemos puesto al poder de otras personas. Lo hemos permitido porque nos hemos vuelto esclavas de expectativas, sin ser conscientes de que esa esclavitud era algo real y tangible en nuestro día a día. Lo hemos permitido porque hemos decidido no vernos y en ese "no vernos" todo vale: desde nosotros y acto seguido desde los demás (los demás nos hacen lo que nosotros les permitimos).
En ocasiones esto ocurre en personas que son buenas, generosas, de actitud altruísta y con una naturaleza innata para darse a los demás (y te lo digo por experiencia propia... esta no es la historia de una amiga que conoce otra amiga, esta historia es mía).
La buena voluntad está socialmente aceptada, aunque a la vez es algo raro y difícil de ver (de manera general y abundante). Nadie te dice que aprendas a ser egoísta, porque es cierto que hay mucho egoísmo desmedido jodiendo el mundo, todos te dicen que aprendas a ser generoso... Sin embargo, mientras te lo dicen parecen evitar contarte la letra pequeña y es que alguien que realmente quiera ser generoso, de manera saludable y armónica, debe aprender a serlo antes consigo mismo y a veces la generosidad se muestra en decir un "ya basta", en poner tierra de por medio o en tomar una determinación sin vuelta de página.
Nadie te dice que dar está bien, pero solamente si pones cierto límite. Que si estás dando hasta quedarte sin nada, es casi mejor que no des. Y es así porque tú eres tan importante como las personas a las que ayudas, eres tan valiosa como las personas a las que das esa atención, eres tan esencial como todos esas personas que cuentan contigo de manera fiel y estable para ayudarles con cualquier cosa... Y de hecho es muy posible que en valores personales sepas más que muchos de ellos, precisamente por eso te encuentras donde te encuentras.
Resulta que nadie te enseña que para ser una generosa saludable hay que aprender a dar y a no dar. Y que aprender a dar, y a no dar, no tiene nada que ver con el egoísmo, pero es cierto que tienes que aprender a llevarte bien con las sanas restricciones, porque a veces es necesario parar de insuflar hacia un lugar para dárselo a una.
No soy la primera persona que se siente medio tonta y fuera de lugar por estar tan abierta hacia los otros, que de repente cuando se mira se ve todo patas arriba y muchas de esas personas que aprovecharon esa generosidad ni siquiera responden con verdadero respeto. Se ha generalizado con que decir "gracias" es suficiente, de hecho se ha generalizado con el uso de muchas palabras sin ponerles la verdadera emoción, intención y energía. De nada vale un "gracias" vacío si no está acompañado de latidos y en muchas ocasiones de actos.
Es cierto, no hay que dar esperando nada a cambio pero también es cierto que no debes dar a todo el mundo porque tu tiempo, tu vida, tu energía, tu amor, tu atención, tus segundos... Son cosas que no vas a poder recuperar y ese es el valor incalculable que deberías tener presente antes de invertirlo donde, quizás, no sepan ni siquiera admirarlo.
Y aquí empieza el viajazo... el viajazo al valor que se da una misma y es que el valor es uno de esos amores propios que hay que cultivar, cuidar, proteger y con los que debemos arroparnos. No todo vale, amiga, por eso te digo: introducete al valor hacia ti misma. Este es el amor de tu vida, no hay más.
¿Quieres sanarte? Valor hacia ti misma.
¿Quieres estar en paz? Valor a ti misma.
¿Quieres tomar decisiones sin remordimiento? Valor a ti misma.
¿Quieres sentirte dichosa? Valor a ti misma.
¿Quieres sentirte dichosa? Valor a ti misma.
¿Quieres encontrar tu pasión? Valor a ti misma.
¿Quieres vivir la vida que te mereces?Valor a ti misma.
¿Quieres vivir la vida que te mereces?Valor a ti misma.
Darse valor a una misma es permitirse ser... ¿qué es el valor? Es algo incalculable que muchas veces se confunde con precio, sin embargo no se parecen en absoluto. El valor es la condición sagrada, psicológica, energética, espiritual y terrenal sobre una persona, animal, lugar, planta, piedra... Es una energía que da lugar a su poder personal y a su potencial. Quien se valora a si mismo comprende la grandeza de su potencial: auténtico, irrepetible y propio.
En el pasado eran llamadas brujas a esas mujeres que se daban valor a si mismas... Porque el valor es vibrar en la energía más alta que forma parte de tu ser. Cuando te das valor propio te ahorras muchos dolores de cabeza, también te ahorras muchas personas que no te van a aportar nada... Este tipo de personas no son capaces de pasar las capas protectoras de alguien que se valora lo suficiente como para establecer los límites, aunque muchas hemos tenido que sufrir ese desgaste antes de darnos cuenta.
Y del valor a una misma se salta a lo que realmente mereces, aunque para hablar del merecimiento necesitaría otro post completo y entero.
Desde hoy quiero que te mires al espejo y que veas quienes y qué realmente vibra al son con tu valor propio. Si percibes que nada de lo que te rodea lo hace, es un buen momento para auto-escribirte una carta de valor personal y leerla 3 veces todos los días hasta que te convezcas de ello.
Dale tiempo a esto del valor a una misma, te costará admitir que seguramente te ha faltado (y mucho) en situaciones que han sido verdaderamente dolorosas y traumáticas. Es posible que llegues a la conclusión que por falta de valor propio te has enganchado a amoríos y relaciones que, lejos de hacerte sentir mejor o de aportarte en tu vida, han destruído partes genuinas e inocentes que formaban quién eras y en esa marca, imborrable, por desgracia ya no existe marcha atrás. Y es posible que ahora, porque te lo he dicho, tengas el pecho sobrecogido y se te salte una lágrima porque la herida aún sigue ahí, tiernita. Pero tranquila, porque si estás leyendo esto es para que cojas la situación por los cuernos y de ahora en adelante sobrepongas tu valor propio al valor que los demás quieren obtener de ti porque no saben dárselo.
Sigue compartiendo, sigue siendo generosa, sigue escuchando a los demás... Pero desde el sano discernimiento, sabiendo cuando algo es natural y fluye y cuando algo ya se torna en tu contra deteriorando la parte más sagrada de tu persona: tu amor propio. Quizás esto signifique decir varios "adiós", tener una conversación (o varias) cara a cara y muy seria, quizás signifique cambiar algunos aspectos y personas de tu vida, tomar algunas decisiones, dejar algunas obligaciones, cambiar rutinas... Quizás signifique un cambio drástico, que marque la diferencia y que esa diferencia te haga darte cuenta de que, hasta ahora y a pesar del dolor, habías vivido acomodada en la zona de confort de "falta de valor propio y amor".
Sea como sea, no estarás sola y conforme más trabajes con ese valor y ese amor, más acompañada te irás sintiendo. Ahora, te recomiendo hacer callar a tu mente que se habrá quedado como loca intentando convencerte de que todas esas cosas, recuerdos, sensaciones y sentimientos que han despertado con la lectura de este texto, son humo y no tienen importancia. Si te ha venido a la cabeza, si el corazón te ha dicho "¡Ey! Fíjate... se parece a lo que te dijimos que trabajásemos juntos"... Es que tiene importancia y es que el universo te lo ha escrito, así de clarito, a tavéss de mis palabras.
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