Debería ser obligatorio, como mínimo, recordar cada lunar... la constelación personal e irrepetible de cada amante, porque forma parte de lo sutil, lo indiscutible, lo inamovible, lo estático en el cuerpo... lo imborrable. Así como el aroma en las sábanas, los detalles y el color de la mirada.
Hemos perdido la razón, el hilo y la magia... no se trata solo de hacer el amor, también se trata de crearlo ¡aunque solo sea en un instante fugaz!, no se trata de amarrarlo, se trata de disfrutarlo, no se trata de ocultarlo ¡se trata de la mayor transparencia!...
Se trata de besar sin tocar, se trata de anhelar, de respirar en el cuello con la ropa puesta, se trata del magnetismo cumpliendo lo que está no establecido... de convertir un instante en un "para siempre", de una simbiosis mística, de un singular canto en silencio. Deberia ser obligatorio también, recordar el sonido de los corazones para despertarnos de una vez y ver que estamos rodeados de personas bellas que dejan huella en nuestro camino, algunas huellas más profundas que otras ¡pero todas forman parte de quienes somos!, quizás así aceptar que por mucho que queramos huir formaremos parte del destino de alguien y repercutiremos, también, en el karma de otras personas y en el nuestro el primero. Es esa cadena que nos enlaza con dulzura... por eso, pienso que es tan importante recordar esas pequeñas piezas, eso que en realidad lo es todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario