¿Sabes? todo hay que sentirlo, notarlo, palparlo en lo más profundo de tu ser...
martes, 8 de julio de 2014
Autobiográfico.
No soy excepcional, jamás lo he creido.
Siempre me he sorprendido cuando he visto que había personas que me envidiaban y me pregunté porqué... mi vida es un subi y un baja, un estoy aquí y de repente ya no.
Lo que tengo es que a veces no tengo nada y en otros instantes lo tengo todo, pero todo eso que para mi es importante... siempre voy con la cartera vacia, debo dinero y mucho agradecimiento, pero cuando me doy cuenta que lo tengo todo lo que quiero decir con todo es: toda la capacidad para admirar el cielo estrellado, todas las palabras adecuadas, todo el amor para crear una esquinita mejor en éste mundo... A veces mi madre, asustada, ha intentado sobreprotegerme "tú no eres de éste mundo" meditaba cabizbaja cuando observaba mi sensibilidad como la mayor de mis capacidades, se heria a si misma al ver que el mundo en vez de aceptar con alegría corazones sensibles y llenos de ganas por dar amor, los atacan para achicarlos, para estrecharlos, para convertirlos en piedra... y entre esas brechas que se generaron, de que a cada abrazo que intentaba recibir o repartir terminaba llevándome un buen pellizco, un mordisco, un moratón en lo más profundo... se generaron los miedos, las incertidumbres y los juegos.
Pero yo como todos, en un principio, era más pura y más buena, carecía de maldad ni siquiera sabía lo que significaba realmente encontrarse con las uñas a la defensiva... aún hoy en día existen personas que me recuerdan quien fuí, esa actitud hiriente contra los demás y contra mi misma por sentirme fuera de lo establecido.
A veces me pierdo entre el subidón de mis sentimientos, os puedo asegurar que cuando amo es como un chute de adrenalina que me llena por dentro y es un chute sin final, infinito, hasta que alguien me provoca otra herida... en ocasiones me he cuestionado que quizás es culpa mía que sea tan fácil de herir, como veo a las personas justicando la mayoría de las cosas vividas en su entorno con un "me compensa" a mi hasta me cuesta escribir esas palabras.
No me mal interpretéis, tampoco pretendo ir de "eh, soy la mejor persona del mundo" porque me he dado cuenta que hasta por eso me flagelo. Pero en serio, no hay nada que envidiar en mi vida... lo que yo he logrado, mis pequeños tesoritos conseguidos con esfuerzo, no son únicos cada uno puede hacerlo, me ha costado mucho aprender a compartir, me ha costado mucho aceptar la humildad, me ha costado mucho matar de hambre a la parte de la queja constante y reiterativa y también a la parte critica y juzgona con los demás... me veis aquí sentada, en mi vida tranquila y relajada donde prefiero mil veces salir a tomar unas cervezas que ponerme unos tacones y tirarme la noche escuchando conversaciones vanales de borrachos vacíos que solo buscan una oportunidad de sexo con cualquier cuerpo que a la luz de la discoteca se vea decente... mi madre llama a eso madurez, yo no lo llamo pero a veces me doy cuenta que si sigo yendo a un ritmo más rápido que aquellos con los que comparto edad, aquellos que son de "mi quinta" es mucho más posible que me sienta aún más al margen o existe otra posibilidad y es que termine por construir mi propio mundo y aunque de vez en cuando mire con nostalgia a aquellos que se lo toman de la manera que es incompatible conmigo, quién sabe, quizás la fuerza de sentirme orgullosa conmigo misma sea más potente.
Reconozco que tengo la mala manía de ahogarme antes de que suceda un problema, pre-ocuparse: ocuparme antes del asunto, de un asunto que vaticino. Tengo esa piedra aún clavada en la planta de mi pie, ese patrón de conducta atascante y pesado... y hasta que yo no cambie no se separará de mi lado, es curioso en ese instante me doy cuenta de que tiendo a regalar a la gente un "date tiempo, no seas malo contigo mismo" mientras un poco más y me apuñalo sin piedad mientras me chillo "HAZLO YA, HAZLO YA"... y me cuesta hacer que la flor de la confianza renazca en mi vida cuando alguien, aunque sin intención de ello, la ha pisoteado.
Cuando me siento muy colpasada tiro de mi habilidad singular: la admiración; admiro mucho a las personas, incluso a los desconocidos, a veces me gusta sentarme a observalos y admiro esos pequeños detalles... admiro a las personas que han logrado realizar sus metas, a las personas que son buenas, a las personas que no guardan rencor, a las personas que son constantes, a las personas que perdonan, a las personas que sonrien a carcajadas casi todo el dia... admiro la belleza de la gente, la belleza de las personas de los ojos que son diferentes en cada individuo... admiro a las mujeres que se adaptan al concepto de feminidad pre-establecido y mucho más a aquellas que lo cogen y lo re-inventan, admiro la capacidad para la magia y la capacidad que tienen algunas parejas de aceptar el pasado de su otra mitad.
Y así vivo... de verdad, no tiene mucho más, a veces me observo, otras me pierdo, otras cierro los ojos, a veces lloro, a veces la melancolía puede conmigo y a veces rio hasta que casi me estalla la tripa, a veces me pierdo entra la realidad de ésta dimensión y el poder de mi imaginación... a veces es fácil hacerme sentirme querida y a veces me meto tan profunda en mi misma que ni siquiera yo soy capaz de encontrarme. A veces cambiaría el mundo, lo pondría patas arriba, a veces no... a veces admiro mi trabajo personal y otras veces me parece tan poco, a veces encuentro mi sitio y en otras ocasiones despierto y me pregunto "¿dónde estoy? ¿dónde debo ir?"... a veces me he creido el profeta de mis propios pasos, otras veces me he sentido tan integrada en el rebaño que era difícil sentirse única, a veces he añorado la libertad y a veces, hasta volando libre me he sentido cansada de eso... a veces he necesitado de etiquetas para comprender quién era, otras veces he roto con todo y he creado unos conceptos tan diferentes que ni siquiera las propias palabras podrian haberlo explicado.
Y con tantos "a veces" terminé chocándome siempre contra mi misma, mis diferentes versiones... soy cíclica, eso no lo voy a dudar nunca, cambiante... juzgada y admirada, como todos, seguida y perseguida, como algunos... En el pasado llegué a convertirme en mi propio Dios, para años depués rendirme a una fuerza aún superior que lo manejaba todo, he visto la peor parte de mi misma, el monstruo que llevo dentro que viste mi mismo traje de piel lo he visto en sus momentos más agresivos y me he repudiado por ello, he visto lo mejor de mi misma, el angel que comparte piel con ese monstruo, lo he visto en mis mejores momento en mis momentos donde ha existido compasión y donde la paz lo inundaba todo y me he sentido engrandecida por ello.
Quizás lo que ocurre es que estoy aprendiendo a ser más sincera conmigo misma, aceptando cuando me he atacado y cuales de las heridas que llevo con honor me las he provocado yo misma... quizás lo que ocurre es que aprender eso, a marchas forzadas, a veces puede llegar a ser muy desgastante y simplemente pido un instante para asumirlo con algo más de calma.
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