¿Sabes? todo hay que sentirlo, notarlo, palparlo en lo más profundo de tu ser...

martes, 29 de noviembre de 2016

Mi abuelo se marchó...

Mi abuelo se marchó y no creo que sepa lo mucho que me enseñó...

Que me mostró que la energía más poderosa es el amor.
Que me dejó confiar en alguien hasta el final de sus días, para luego sentir que he vivido un regalo.
Que me dijo que con trabajo duro uno llega más allá de las estrellas, del cielo mismo... de lo inimaginado.

Que siempre insistió en que la belleza se siente aquí (en el pecho).
Que fue juez, verdugo, santo... lo fue todo y supo vivir en paz así.


Mi abuelo se marchó y no creo que tenga ni idea lo mucho que transmitió...
Que aunque hemos perdido, siempre hemos ganado... hemos ganado por tenerlo aquí, en el interior.
Que fue un adiós inesperado, libre de dolores y de llantos.

Mi abuelo me hizo ver que la humildad es un placer...
Porque libera el cuerpo del ego y al espíritu le hace crecer.
Mi abuelo me dijo que mi porvenir se encuentra en mi esfuerzo...
En no rendirme nunca y dejar siempre el trabajo bien hecho.

Con sus pequeños gestos, me recordaba que era privilegiada por tenerle como ejemplo...

Mi abuelo, con su sutileza, siempre me ha amado...
Como aman los abuelos, en silencio, con la mirada, con el corazón en las manos.

Su mayor preocupación era mi inestable futuro...
Siempre creyó en su nieta, pero seamos sinceros...
Demasiado arte en las venas hace dudar a cualquiera.

Mi abuelo, que se sentía honrado por escuchar mi nombre...
El mismo que fue de su madre, la mujer que tanto le enseñó a vivir...

Mi abuelo, Francisco Munuera Martos...
Que se me revuelven las entrañas cuando recuerdo ese momento...
En el que tuve que decirte adiós sin haberte dicho lo suficiente "te quiero".

Y ojalá las palabras del corazón lleguen al cielo...
Ese, que con tu sola presencia, has llenado entero...
Para poder hacer, aunque tarde, lo que no he hecho...

(Gracias por cuidar de mi abuela, por educar dos hijas, por apoyar a mi hermano, por traerme rosas cuando era pequeña recien cortadas de tu jardín. Gracias por esas mañanas de churros, por esos poleos a medias, por decirme que SÍ a todo, por los huevos kinder, por los caramelos, por llevarme cada año a Cortilandia, por saber estar sin presionar, por cada huevo de tu gallina, por cada beso en la mejilla, por esas noches durmiendo escuchando la radio, por esa presencia que sólo tú sabías tener. Gracias por haber sido fuego y yo agua, para poder ser distintos y amarnos en esa diferencia que solo nosotros entendemos. Gracias por elegir haber sido Leo y yo Piscis para comprende la pasión de un amor para siempre con el corazón más tierno del zoodiaco... Gracias por las mañanas de reyes, por las chimeneas encendidas, por los paseos por el parque, por las pocas palabras bien dichas, por las barbacoas en Pozuelo, por los piñones recolectados, por las pepinos con sal, por el sabor de la buena comida y de las aceitunas que solo tú sabías preparar. Gracias por tus manos rugosas que partían siempre el pan, que un pico era para la abuela y otro para mí, gracias por las migas con pimientos, por tu esencia tan única y real, por enseñarme que aunque dura... la vida es dulce si se sabe saborear.)

Que importante son los abuelos y que poco lo vemos cuando están... pero esa ausencia se nota en cuanto se van.

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