Tu existencia es tan importante que no eres capaz de imaginarlo. Es igual que intentar tener en la cabeza el final del universo, el último número del mundo... Hay cosas enormes, reales, tan inalcanzables para la mente que resulta imposible darles forma con la imaginación, pero están, existen...
La importancia de la existencia es como ese final infinito del universo, llega más allá de lo que podemos percibir a diario y quizás por eso se nos olvida con tanta rapidez. Porque no es algo fácil de mantener, no es un concepto con forma exacta y definida, es algo más abstracto y lo abstracto es difícil retenerlo dentro de uno mismo. A veces resulta difícil incluso visualizarlo. ´
Ésta carta es para ti, quizás te ha llegado a través de alguien que pensó en ti al leerla o quizás por "casualidad", sea como fuere aquí estás, prestando atención a estas palabras. Y en esa atención hay algo que vibra en ti y que conecta con la realidad que se dibuja conforme sigues leyendo. Todo esto engloba una afirmación poderosa: mi existencia es importante.
Eres un engranaje del plan divino, eres un pieza dentro de esa enorme obra de ingeniería que es la vida. Sin tu presencia aquí, las cosas no serían como son, porque lo cierto es que hasta los pequeños e insignifantes detalles de la vida tienen una gran importancia, aplica eso a cada vida, a cada interacción, a cada acontecimiento... Muchas veces no sabemos porqué estamos aquí, solo estamos y en esa cantidad de veces nos inundamos de dudas. Esas dudas nos separan de la parte más importante de nuestro camino: saber que somos esenciales y para la vida también somos imprescindibles.
Todo es muy difícil conforme vivimos, pero la dificultad de las cosas desvela también otro gran secreto, en la dificultad de otros nosotros hemos sido bálsamo, cura, alivio, apoyo, cariño y luz. Y cuando estamos tan hundidos, profundamente sumergidos en la oscuridad de nuestro momento, se nos olvida que nuestra propia existencia ha sido el salvavidas de otras existencias y viceversa. Esa es la maquinaria cósmica de la vida, la conexión del gran ecosistema universal en el que cohabitimos, nos desarrollamos, crecemos, evolucionamos... Ahí se encuentra todo aquello que la ciencia exacta no ha logrado descifrar. Y se encuentra también la respuesta que a veces tanto deseamos: estamos aquí porque nuestra presencia ha permitido, permite y permitirá la presencia de otros.
Como un esquema donde todo queda enlazado, nuestra vida está conectada al pasado, presente y futuro de un sinfín de realidades posibles e imposibles. Nuestros pequeños gestos como adoptar a un perro, ayudar a una señora a cruzar la calle, escuchar a alguien en la parada del autobús, desear un buen día a un señor, ser ejemplo para aquellos que vienen detrás... Muestra como nuestra propia sintonía individual, propia e intransferible funciona como una vibración, como sismo, que lo menea todo haciendo que el resto de cosas choquen, se fusionen o haciendo que algo sea posible.
Tu existencia es de vital importancia no sólo para ti, si no para todos aquellos de cualquier especie que han entrado en interacción contigo. Puedes haber sido las palabras de aliento de alguien que buscaba desesperado un consuelo, puedes haberte convertido en la oportunidad para que alguien aprenda algo, puedes haber sido el maestro que ha enseñado algo fundamental para que otra persona pudiese proseguir con su evolución personal... Así como la interacción y participación de otras personas ha sido un motor de continuidad para tu propio camino.
Aunque todos somos prescindibles es cierto que la importancia de nuestra presencia se muestra en todo aquello que hemos logrado hacer nosotros mismos y en los demás, por eso la "prescindibilidad" es relativa. Ninguna de las personas sería como es hoy si no hubiesen entrado en interacción contigo, porque hay una parte del aprendizaje humano, es un aprendizaje osmótico, una forma de compartir inconsciente donde los demás integran habilidades, conocimientos, formas de pensamiento... Que provienen de aquellos que conocen. Ellos no serían quienes son sin tú no existieses, igual que tú no serías quien eres si ellos no existiesen.
Por desgracia olvidamos esto porque estamos demasiados enzarzados en un sistema que busca otra clase de importancia. Algo aún mayor que infle nuestro ego y nos separe de la conexión real hacia la vida. Así andamos desesperados buscando ser más importantes, buscando ser "alguien" porque las redes sociales y el sistema actual nos bombardean creándonos una necesidad de protagonismo y de utilidad que está lejos de los valores humanos, es solo fachada. Si uno se pone a pensar cómo su propia vida es fundamental para el funcionamiento de la realidad que actualmente vive, cae en la cuenta de que esa importancia de la vida, de uno mismo, es la más importante y la más grande que existe. Esa importancia está por encima de cualquier necesidad de protagonismo, de cualquier cantidad de followers o de cualquier tipo de trabajo que parece fabuloso y perfecto.
El mero hecho de existir, así tal cual, crea una nueva frecuencia en el universo. Un canal de sintonías donde tu vida se enlazara con otras vidas, abriendo un gran abanico de experiencias y favorenciendo la siembra, germinación y fertilización de diferentes tipos de semillas. Esas semillas crecerán y madurarán y darán como resultado que tu presencia sirve para otros, es como convertirte en pinceladas que embellecen un cuadro.
Tu existencia es fundamental y por ello hoy te digo: gracias por existir.
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