Aunque vivas completamente aislado, hay heridas inevitables. Aunque no te relacionases con nadie, aunque tomes las decisiones más sensatas, aunque seas muy responsable, aunque tengas mucha consciencia, aunque pienses cuatro pasos por delante de lo que te toca, aunque seas muy comprometido, aunque cumplas con todos tus propósitos... La vida tiene heridas que te esperan, heridas que te tocarán y no es malo, es natural.
Somos seres mutables, sensibles en nuestra fragilidad inherente, y por eso necesitamos de ese contacto, para seguir evolucionando y tomando nuevas formas, tomando nuevos senderos, experimentando nuevas situaciones.
Hay algunos dolores que podrían haber sido prevenidos, pero quizás no lo hicimos. Y aprendimos de ellos. Otros eran completamente inevitables, tocaba vivírlos así, crudos y a flor de piel.
Todos tenemos una colección de cicatrices y de heridas. Son nuestros secretos personales, y los que escondemos con cuidadosa intención son los que muestran nuestra más sensible vulnerabilidad.
Pero aquí vengo para recordarte algo, una cosa muy importante... ¿puedes visualizar alguna de tus heridas? No pierdas mucho tiempo imaginando cuántas tienes, la primera que te venga a la cabeza será suficiente para comprender lo que hoy te explico.
Toma mentalmente esa herida y analiza que hizo en ti y cómo afectó eso que hizo en ti dentro de tu vida. Posiblemente hemos dado con ella, con LA HERIDA (aunque algunas personas podemos tener una colección de esas heridas tan potentes). Pongamos que en tu caso es sólo una (si tienes varias eres bienvenido a mi club). Esa fue LA HERIDA, la herida que te inspiró a actuar.
Posiblemente ha sido una situación que te motivó a un movimiento diferente, una decisión inesperada que surgió como contacto con esa experiencia. Posiblemente esa herida te ha llevado a este presente y posiblemente esa sabiduría te ha llevado a un nuevo conocimiento.
Constantemente andamos con nuestra fragilidad, es necesario que seamos frágiles, recuerden que somos frágiles pero re-construíbles. La fragilidad nos lleva a la exposición y la exposición nos lleva a la posibilidad de sufrir alguna herida, las heridas nos llevan a la experiencia y la experiencia es el pilar fundamental en el que se sostienen importantes decisiones de evolución y madurez en nuestra vida.
Vamos a dar calidez a esa herida, agradeciendo incluso el sabor amargo de ese recuerdo en el pasado que ahora cruza tu cabeza. Sin esa herida o heridas, no serías quien eres. Y necesitabas ser quien eres ahora, no sólo lo necesitabas por ti, también por todas las vidas en las que intervienes de manera consciente e inconsciente. El universo necesitaba de esa forma de evolucionar, de esa nueva realidad de ti, de este nuevo tú.
Por ti y por todos, le doy las gracias a la herida y heridas que me han inspirado a actuar. Por ti y por todos, te recomiendo darle las gracias a la herida y heridas que te inspiraron a actuar.
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