¿Sabes? todo hay que sentirlo, notarlo, palparlo en lo más profundo de tu ser...

lunes, 18 de noviembre de 2019

Quien no conoce su sombra, está condenado a repetir errores:


No se puede huir de cumplir años y por lo tanto no se puede huir de crecer. Mi experiencia personal me ha llevado a una conclusión; para crecer bien uno necesita conocerse concienzudamente, externa e internamente. En este proceso de auto-conocimiento hay partes que rechazamos de alguna manera trabajar, esas partes suelen estar ligadas con el lado menos "agradable" de nuestra persona. 

Ahí podemos encontrar todo lo que compone nuestra sombra. Pueden ser resortes, pensamientos automáticos, falta de herramientas emocionales, respuestas inadecuadas, patrones de conducta, hábitos dañinos, estrategias personales, el papel donde nos sentimos más cómodos en comunidad, como victimizarnos. También pueden ser emociones estancadas que con el tiempo se han convertido en rencor, rabia, dolor, tristeza, enfado, resquemor... Pero bajo mi punto de vista es muy importante llegar hasta aquí.

Una vez aquí te das cuenta que esto es un trabajo para toda la vida. Igual que es para toda la vida el cumplir años y el crecer, pero de nuevo repito, si uno quiere crecer bien necesita introducirse por los caminos más incómodos de su psique y descubrir qué es lo más sucio de su persona. Dónde guarda los pedazos de las veces que se ha resquebrajado, en qué rincón habitan sus miedos más fuertes, cuál es el nombre de las resistencias que le impiden abrir el corazón, qué es lo que causa tanto miedo... Todos tenemos algo, algo donde la luz del día no llega, algo en la zona más sobreprotegida de nuestra cabeza y de nuestro corazón y ese algo es una pieza fundamental de esa sombra que hay que ir conociendo, poco a poco, como quien descubre la punta de un iceberg y bucea para ver el tamaño real que se esconde bajo el oleaje. 

Creo que igual que ocurre con las civilizaciones, que aquellas que no conocen su pasado se condenan a repetirlo, algo similar pasa con nuestra sombra, con ese lado no-reconocido de nuestra persona. 

Quien no se concede la oportunidad de conocer su sombra y su oscuridad se condena a caer en patrones tan integrados y normalizados que impide el desarrollo de su persona. Repitiendo una y otra vez lo mismo entra en un bucle infinito donde todo es igual o similar. Condiciona su vida a un número limitado de experiencias y se encadena de por vida a esa actitud reincidente. Finalmente el alma y el corazón se agotan de vivir lo mismo de manera continua, igual que la mente de una persona se puede agotar de examinarse una y otra vez de lo mismo. 

En la vida, igual que en la escuela, hay que sacar conocimiento para pasar de curso, para cambiar de asignatura y para seguir progresando. El conocimiento se obtiene, precisamente, en el viaje que uno realiza hacia su interior y en la capacidad humilde y abierta de reconocerse lo máximo que se pueda. 

Necesitamos poder comentar abiertamente nuestra forma de percibirnos a nosotros. Sólo a través de ese primer paso de exteriorizar podemos ir quitando todas las capas del asunto y comprender en qué ámbito de nuestra vida carecíamos de amor, puesto que me he demostrado que la mayoría de sombras humanas son una carencia que se ha ido retroalimentando por años y que, por paradójico que suene, lo que sufre es desnutrición de amor. 



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