La gente se escandaliza cuando te ve con un ojo morado, un diente roto, la nariz partida, una brecha... Porque alguien te ha "violentado" físicamente. Pero no se escandalizan igual cuando pierdes parte de quién eres, cuando pierdes tus pensamientos, cuando pasas a ser un trapo con una autoestima por el subsuelo, cuando tu único consuelo es llorar porque posiblemente no seas capaz de encontrar las palabras que describan cómo te sientes, qué es lo que te ocurre, cómo estás...
Pero es que la gente debería escandalizarse por igual ante todas las formas de violencia. Minimizamos los insultos porque "comparados con un puñetazo" no son nada. Sin embargo, qué pensarías si te digo que una retaíla constante de insultos en un entorno con el que convives o que para ti es importante puede suponer unas consecuencias tales como: problemas en tu personalidad, ansiedad crónica, pensamientos suicidas o cometer un suicidio, disociación personal, pensamientos intrusivos constantes, insomnio, depresión, dependencia o codependencia emocional, baja autoestima, incapacidad para cumplir con tus propósitos, falta de ambición, conformismo tóxico, infravaloración, tendencia a dejarse manipular con facilidad, tendencia a construir vínculos insanos y dañinos y un largo etcétera. Un moratón en un ojo se evalúa con unas pruebas médicas, un informe médico, un perito y los necesarios actos judiciales que se puedan poner en marcha. ¿Cómo evaluamos la parte emocional de las personas que ha sido destruída? ¿Qué test psicológico puede esclarecer con exactitud el tamaño real de tremendo dolor personal?
Aún hoy en día hay personas que no dan importancia a ese aspecto. Incluso personas que culpan a las propias victimas de permitirse sufrir eso. Siempre uso esta frase porque creo fervientemente que es verdad: todos somos sensibles a ser manipulados, lo que pasa que no a todos se nos manipula de la misma manera ni por las mismas cosas.
Las formas de violencia humana desgraciadamente son un abanico muy amplio que abarcan aspectos muy complejos, a los que en muchas ocasiones no se les da la importancia que les corresponde. Hay gente que cambia completamente la clase de personas que eran por traumas relacionados con violencia no física, y luego ya no pueden volver marcha atrás porque una vez que aparece una herida solo queda aprender a convivir con esa herida.
Hay formas de violencia, incluso, relacionadas con la confianza y que generan en las victimas una conducta, que puede durar mucho tiempo o toda su vida, donde se transforman en personas desconfiadas para siempre. La deslealtad, la falta de honestidad, las mentiras, el ocultar... Todo ello pueden ser herramientas de violencia, aunque nos cueste asumir esta verdad.
Me di cuenta que cuando me sentí tan humillada por parte de mi ex, por más que intentaba sacar la cabeza a flote, la pesadez emocional y psicológica que me causaba me lo impedía completamente y me hundía como ser humano. Ahí hay partes que seguirán toda mi vida conmigo, en forma de cicatrices, de heridas, de experiencias... Y que no podré quitarme ni deshacerme de ellas. Después conoces a otra clase de personas, esas que evitan utilizar la violencia contigo y te das cuenta de la diferencia. Funcionan como un bálsamo para esas partes rotas. Son personas que te enseñan el otro lado, un lado donde la gente no tiene una necesidad de destruirte, si no de ayudarte a reconstruirte de mil formas distintas las veces que haga falta. Un lugar donde la hostilidad no está constantemente presente como una rutina y como parte de lo cotidiano.
La violencia no física, como decía, no son solo insultos, ni infravaloraciones, no son solo juicios ni señalizaciones. La violencia no física es también manipulación, son también las mentiras, el ocultar, el engañar, el embaucar, el callar, el falsear, el utilizar por beneficio propio por encima de las consecuencias, es la falta de responsabilidad afectiva, es el egoísmo en casi todas sus formas, la falta de empatía, son las conductas narcisistas, ególatras, es la falta de perdón, es echar en cara constantemente, son las bombas de humo, el ilusionar a los demás para obtener un beneficio aunque no se cumpla con esa expectativa que generamos en otros, es callarnos las cosas, la falta de comunicación o los silencios incómodos o manipuladores para aumentar la sensación de culpabilidad, es el ciclo de aceptación-rechazo continuo, el no tener en cuenta tu opinión y pasar por encima de ella, el minimizar tus emociones o tu forma de sentir, el reírse de ti, el hacerte de menos, el convencerte para verte a ti mismo/a desde una perspectiva súper destructiva, es el generar culpa porque sí sin motivos reales, es no tener valor para cortar una relación cuando ya se sabe que está en las últimas alargando más el daño que generamos en la otra persona, es el no demostrar apoyo, no demostrar que defiendes a la persona con la que estás o que la acompañas en sus procesos, es la ausencia, el abandono, las bombas de humo, los ghosteos (te dejo de escribir sin darte explicación)... Y todo esto, y muchas cosas más que me dejo en el tintero, tanto por separado como en conjunto pueden llegar a destruir a una persona a todos los niveles posibles, incluso puede llevar a una persona a decidir quitarse la vida. Estas formas de violencia pueden ser proyectadas por las propias víctimas como violencia contra ellas mismas.
A veces una hostia duele menos que una forma de violencia no física.
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