¿Sabes? todo hay que sentirlo, notarlo, palparlo en lo más profundo de tu ser...
viernes, 16 de enero de 2015
Cuando la mujer es altamente sexual.
Llega ese momento en el que de alguna manera, en ésta sociedad que se viene abajo, la mujer se da cuenta de ese pontencial tan explotado sobretodo para el público masculino y gusta de él, tanto es así que disfruta de ésta manera individual y en compañía... la mujer se encuentra entonces descubriéndose a si misma, reenamorándose, excitándose por sus propios encantos.
La mujer está aprendiendo a disfrutar de sus gemidos, de su compañer@ de aventuras "pornosas", de su intimidad mojada... está comprendiendo, está compartiendo ese potencial, embelleciéndose con su imaginación hecha realidad en una escena sumamente erótica que prepara con determinación previamente.
Lejos de la sensación de repulsión que sentían algunas abuelas y madres, la mujer de hoy está conociendo cuales son los puntos que le hacen sobrecogerse, encoger los dedos de los pies y humedecerse sin tapujos.
Ella sale de la oficina con ganas de mambo, aunque una parte de si misma siente compasión por esa compañera que dentro de poco se jubilará y siempre ha hablado del sexo desde un tono asqueado y de resignación... "pobre" se dice la mujer de hoy cada vez que escucha a otra mujer quejarse del sexo como una obligación y no como un placer. Pero ésta mujer, que ya ha preparado lo que le espera en casa, ha dejado las cosas bien calientes y masticaditas con algunas fotos muy explícitas, mandadas desde el baño del trabajo en un hueco en el descanso y con algunas frases animadas con unos inocentes emoticonos, ésta mujer ha preparado concienduamente lo que le apetece de verdad: folleteo. Le apetece porque lo disfruta, primero por ella misma y después ¿por qué no? también por aquellas antepasadas que no han podido disfrutarlo debidamente. A ella le gusta el sexo y lo pide cuando lo siente, es de las que repiten si ha quedado realmente satisfecha... la mujer de hoy está abierta a nuevas experiencias, lejos del mojigato "Ay Paco! Por ahí no!" la mujer de hoy se lanza, y no porque esté en celo, si no, porque nota como el disfrutar de su sexualidad le sube la vibración y la autoestima.
No necesita lavarse la boca con jabón si se le escapa alguna cochinada entre jadeo y jadeo, ha tenido sueños muy descriptivos con amig@s y conocid@s de los que no se arrepiente. Ésta fuerza de la mujer de hoy no está vinculada a su condición sexual, ésta potencia sexual está relacionada con su género.
La mujer de hoy no tiene tapujos para hablar con libertad sobre el sexo, sobre sus gustos, sobre sus deseos y normaliza ese antiguo estado de tabú comentándolo entre amig@s o con su compañer@ mientras cenan.
La mujer de hoy ha recuperado quién es, su potencial ya no es para ser idolotrada por otros, si no, para ser idolotrada por si misma, tampoco es para ser desvalorada mientras otros cumplen sus fantasías... la mujer de hoy ha cogido el toro por los cuernos, disfruta de sus orgasmos, de la técnica, de la experiencia, de las posturas, de su cuerpo y de aquel cuerpo que tenga cerca. Ha comprendido lo sagrado del roce con roce, ha visto en el sexo mucho más que una válvula de escape o que una terapia completamente natural, es algo mucho más profundo, aquello es lo que le lleva sin lugar a dudas a amarse más a si misma cuando se mira en el espejo, despues de hacerlo, tan despeinada y con las mejillas sonrojas. Ésto ocurre solo cuando la mujer alcanza un grado alto de sexualidad y de aceptación con esa energía sexual dentro de su ser... cuando lo aprecia como algo imprescindible en una vida sana, cuando lo desea sin más impulso que el que siente dentro de ella.
Pero por desgracia, la sociedad tiene que seguir avanzando y evolucionando hasta liberar completamente de todos los tabús a la mujer en el aspecto sexual, y que los hombres, todos, puedan aceptar sin miedo esa energía sagrada dentro de nosotras mismas, y que nosotras, al contrario de lo que podamos haber recibido, se la otorguemos a nuestra futura descendencia libre de patrones, de juicios, de dudas y de miedos, sumergida en una educación que despierte conciencias y la presente como una bendición solo capaz de ser disfrutada.
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