Mamá es mucho más que la primera palabra que aprendes a decir; es tu primera figura materna, tu primer ejemplo de feminidad, tu primer abrazo, tu primer contacto.
Mamá es mucho más que el recipiente donde estuviste 9 meses antes de nacer; mamá es la que decidió poner al extremo su vida por mecerte en sus brazos, mamá es la que te enseñó a sonreir, a mirar con buena cara, a ser agradecido. Fué la que te dió un besito mágico en la rodilla en tu primera caida, la que te dio una voz para centrarte, mamá fué la que se alegró de tus triunfos y miró siempre lo positivo de tus pasos. Mamá es la que descuelga el teléfono, estés dónde estés y siempre te dice algo bonito.
Mamá es quien te ha parido y aunque no fuese así, mamá es la primera persona que daría la vida por ti.
Mamá es mucho más que un concepto, que una persona, mamá es mucho más que un sentimiento.
Mamá es la que apretó fuerte la mano cuando cruzabas la carretera, la que te miraba ilusionada las navidades de reyes mientras rasgabas el papel regalo. Mamá siempre te dió la última palabra, dejó la última huella, contó la última historia y te regaló la última carcajada. Mamá es mucho más que una criatura maravillosa, se siente aunque no esté cerca, se nota cuando te miras al espejo y ves que tus rasgos son como los de mamá.
Mamá es la primera maestra, puedes amarla, quererla o repudiarla, pero no dejará de serlo. Mamá lo ha hecho todo como buenamente ha podido, te ha perdonado y espera que perdones cada uno de sus defectos. Mamá es la que corria a tu puerta cuando eras pequeño y te escuchaba por la noche tener malos sueños, mamá te traia agua, te daba un beso, te regalaba libros, cuentos... mamá te contaba historias, te enseñó el valor por el arte, las flores, lo espiritual y la música. Mamá es quien bailaba contigo en las bodas familiares, quien te dijo "está todo bien" y quien jamás ha perdido la esperanza.
Mamá es la que aguanta tus ausencias, la que ilusionada decuelga el teléfono esperando que seas tú quien llame, mamá es a quien le va mal pero aún así conserva un tono alegre. Mamá es la que te enseñó a pintar, la que sufrió tu primer desamor, la que escucha cada uno de tus problemas y la que tiene paciencia para que algún día te atrevas a contarle todos.
Mamá es mucho más que un angelito, es ese ser humano que no es perfecto pero es mamá y ya por ser mamá está por encima del bien y del mal, de lo perfecto o de lo imperfecto, simplemente es mamá.
¿Sabes? todo hay que sentirlo, notarlo, palparlo en lo más profundo de tu ser...
viernes, 31 de enero de 2014
La mujer.
La mujer no es el recipiente de tus huidas, de tus errores, de tus defectos, de tus mierdas o de tus cosas mal dichas... la mujer es la caricia para tus heridas, el beso para tus mejillas, la sonrisa para tus mañanas.
La mujer no es la seguridad de tu vida, es un presente que puede dejarlo de ser en un futuro. La mujer es la que vence tus males mientras duermes, a la que preguntas, la que te aconseja, la que puede tirarse la noche en vela sólo si se lo pides.
La mujer no es quien tiene que estar esperándote a que te des cuenta de que ella te coge de la mano y te levanta, es a quien tienes que admirar sólo por hacerte eso. La mujer no es el hueso duro de roer, ni la basura de la que te tienes que deshacer, no es tu segunda opción ni la última en tu lista de prioridades, es ELLA fuera del juego de las listas.
La mujer no es la seguridad de tu vida, es un presente que puede dejarlo de ser en un futuro. La mujer es la que vence tus males mientras duermes, a la que preguntas, la que te aconseja, la que puede tirarse la noche en vela sólo si se lo pides.
La mujer no es quien tiene que estar esperándote a que te des cuenta de que ella te coge de la mano y te levanta, es a quien tienes que admirar sólo por hacerte eso. La mujer no es el hueso duro de roer, ni la basura de la que te tienes que deshacer, no es tu segunda opción ni la última en tu lista de prioridades, es ELLA fuera del juego de las listas.
Desengaños.
Un vestido mojado
Unos pasos descalzos…
Una sonrisa, un llanto, un cogerte de la mano.
Un beso en la comisura de mis labios que se viene…
Un “no sobra, aún falta”
Un viento que rasga, una verdad que mata, una ilusión que muere.
Una promesa en saco roto...
Una desengaño… un perderlo todo.
Una soledad inamovible...
Un dolor en el vientre, una herida que sangra…
Una batalla perdida, una sensación de venganza…
Sabor a hiel, amarga rutina, pupilas anestesiadas y la fuga de amor por mis mejillas.
Quitado el tapón uno no puede esperar que el agua permanezca, por mucho más tiempo, en la bañera.
Unos pasos descalzos…
Una sonrisa, un llanto, un cogerte de la mano.
Un beso en la comisura de mis labios que se viene…
Un “no sobra, aún falta”
Un viento que rasga, una verdad que mata, una ilusión que muere.
Una promesa en saco roto...
Una desengaño… un perderlo todo.
Una soledad inamovible...
Un dolor en el vientre, una herida que sangra…
Una batalla perdida, una sensación de venganza…
Sabor a hiel, amarga rutina, pupilas anestesiadas y la fuga de amor por mis mejillas.
Quitado el tapón uno no puede esperar que el agua permanezca, por mucho más tiempo, en la bañera.
jueves, 30 de enero de 2014
Entrecerrados sueños de los caracoles (poema del pasado):
¿Qué mascara ni mascara?...
¿Qué ruido y qué sartén?...
Tizné las huellas a seguir
convertidas en un va y ven
De hormigas entre mis pies.
De lunares y de estrellas.
De cometas y de soles.
De dulces y de grosellas.
Entre ida y venida
Entre subida y bajada
Con el alma perdida
Un segundo en tu mirada
me detuve y no pude observar nada...
Qué se ha perdido
Qué ya no vuelve
Que ya no quiere sentirse herido.
Que ha sufrido, que ha llorado
Que ahora solo es una ilusión... ¡del olvido!
Que lo acunaste
Que lo besaste
Que lo amarraste entre tus pasos
Que lo cuidaste
Que lo mismaste
Y lo entrelazaste con tus brazos...
Su aroma
Su fragancia
Sus juegos de niña mala
Su mirada
Su arrogancia
Y su boca desatada.
¿Qué ruido y qué sartén?...
Tizné las huellas a seguir
convertidas en un va y ven
De hormigas entre mis pies.
De lunares y de estrellas.
De cometas y de soles.
De dulces y de grosellas.
Entre ida y venida
Entre subida y bajada
Con el alma perdida
Un segundo en tu mirada
me detuve y no pude observar nada...
Qué se ha perdido
Qué ya no vuelve
Que ya no quiere sentirse herido.
Que ha sufrido, que ha llorado
Que ahora solo es una ilusión... ¡del olvido!
Que lo acunaste
Que lo besaste
Que lo amarraste entre tus pasos
Que lo cuidaste
Que lo mismaste
Y lo entrelazaste con tus brazos...
Su aroma
Su fragancia
Sus juegos de niña mala
Su mirada
Su arrogancia
Y su boca desatada.
miércoles, 29 de enero de 2014
Tener miedo a ser amado.
Quizás conozcas enfermedades como obesidad, trastornos alimenticios, depresiones, ansiedad... pero si buscásemos la raíz de todas esas dolencias (emocionales y físicas) podríamos encontrar que son resultado de sufrir la enfermedad de éste siglo tan actual: tener miedo a ser amado/a. Y es que ésto comienza por uno mismo, cuando uno es incapaz de amarse porque lo ve como algo abstracto, innecesario, egocéntrico, narcisista o porque es más fácil delegar esa responsabilidad en otros; el resultado ocurre cuando uno tiene un concepto distorsionado de una realidad necesaria: debes quererte.
Llegados a éste punto, uno debe (así es, es casi una obligación con uno mismo) darse cuénta de que ésto ya no es un juego, es la realidad. Y la realidad es que uno tiene que tener la capacidad de admirarse, quererse, cuidarse y darse márgenes suficientes antes de comenzar a fustigarse.
Uno/a debe querer sus rasgos físicos: sus ojos, su piel, sus pechos, sus caderas sus pies... sean cómo sean, sean cuales sean, éste es el cuerpo con el que nos tocó jugar, atacarlo no va a hacer más que sentirnos aún más imcomprendido/as. Nuestro cuerpo es nuestro hogar, nos tiramos 24 horas dentro de él: sintiéndolo, viviendolo, viéndolo... no podemos cerrar los ojos para evitar vernos a nosotros mismos, aunque consigamos tirar todos los espejos de nuestra casa nos reflejaremos en una ventana, en el capó de un coche, en un charco o en la orilla de un río... a si que, para no traumatizarnos más (véase el concepto traumatizar como aquello que nos deja huella) nos ayudaría comenzar a aceptar. Acepta como es: hay cuerpos que parecen más armoniosos que otros ¿es acaso por eso que debemos sentirnos incómodos con nosotros mismos? Lo más bello es aceptar que no hay dos cuerpos iguales y que cada uno es una obra de ingeniería nacida de caricias, orgamos, amor desde un punto de vista salvaje... cada uno hemos sido creados y paridos. Podemos ahorrar, solucionar cada una de esas taras que nos hacen sentirnos incómodos con nosotros mismos (a golpe de visturí y productos químicos) y poner una estética tirita a un problema emocional o podemos aceptar que las cosas son como son y nuestro cuerpo es el que es, sin miedo.
Cuando uno es capaz de aceptar su propio cuerpo llega a conocer a personas que miran con más admiración cada rincón de tu piel, se fijan en detalles que jamás antes habías observado, como quizás la suavidad de tu cabello, lo redondos que son tus ojos, los labios perfilados que esbozan la más tierna sonrisa, lo pálida y estética que es tu piel que permite que las venas se marquen y éstas perfilan todos los rincones de tu ser físico... y eso sólo comienza cuando uno es capaz de aceptar ¡imagina cuando uno es capaz de amar(se)!.
El miedo a ser amado puede comenzar por un problema de aceptarse físicamente, pero también puede ocurrir por no aceptarse cómo es psicológicamente (personalidad, rasgos emocionales...) y éstos, al igual que ocurre con el cuerpo físico, no dejamos de verlos por mucho que cerremos los ojos, siguen ahí mano a mano con nosotros, 24h. al día, 365 días cada año de nuestra existencia actual; uno debe quererse tal y cómo es por dentro. Esos rasgos comenzaron a crecer dentro del vientre de mamá, se fueron modificando conforme crecíamos, algunos han quedado intactos, otros han ido cambiando tanto que ya no son lo que parecía al principio. No quererse cómo persona es el primer defecto que nos puede llevar a pensar "¿pero quién me va a amar a mí?" empezamos dentro de nuestro coco a pegarnos una paliza sin tener realmente un motivo para ello y como resultado, boikoteamos cualquier posibilidad de sentir que alguien nos quiera o nos ame. Nos volvemos agrios, difíciles, somos incapaces de ver las cosas buenas de compartir el tiempo con una persona que es capaz de mirarte boquiabierto/a mientras duermes... damos la vuelta a la tortilla de forma, que si por algún casual las cosas terminen saliendo mal, no nos sintamos responsables de ello, porque podemos llegar a distorsionar tanto la realidad que al final lo que terminaremos por ver es que no fuimos amados lo suficiente, cuando en realidad, antes incluso de que naciese la oportunidad, ya ibamos rompiendo cualquier brote por parte de la otra persona de demostrarnos amor.
Éstos son dos de los principales motivos para sufrir "tener miedo a ser amado" pero hay muchos más: experiencias difíciles que nos dejan temblando, miedos, pánico, infancias difíciles, monstruos que tenemos dentro y nos hacen cuestionarnos posibles finales catastróficos... nos excusamos en frases como "mejor solo que mal acompañado" cuando no damos oportunidad a ninguna compañía de demostrarnos que el ser humano, como criatura sociable, necesita estar acompañado. A veces todo viene maquillado con una exigencia demasiado grande hacia los demás o puede tener sutiles maquillajes como dar más importancia a nuestra carrera profesional, necesitar de "amores libres de una noche" porque no nos queremos atar, agobios, sentir una necesidad imperativa de estar libre de "responsabilidades", montarnos en el "carpe diem" y pensar que todo oscila en que hay que vivirlo rápido y efímero para amontonar más experiencias... bueno, hay un sinfin de perfiles, excusas y comportamientos que parecen diferentes pero en el fondo se pueden meter todos en el saco de "tener miedo a ser amado".
Tener miedo a ser amado nos lleva a sentirnos solos aún estando rodeados de personas, nos lleva a no dejarnos querer, a estar tristes, sentirnos incomprendidos y explotar de mala manera, de una forma que no rompe la burbuja de cristal que nos hemos construido donde impedimos que entren las buenas intenciones, los gestos, las miradas, el aprender a compartir y el sentir que escuchar el corazón de otra persona puede llegar a convertirse en tu nana preferida.
Tener miedo a ser amado es la enfermedad del S XXI, es irónico puesto que la mitad de las peliculas que se pueden ver en el cine (o se han visto hasta que hemos llegado a éste siglo) hablaban de romances de verdad, de amar hasta el final y con cada una de tus células... necesitamos contacto fisico y lo buscamos en la barra de un pub, nos dejamos llevar por las caricias y nos despedimos con un efímero beso que prácticamente deja marcado un "hasta nunca" y ahí nos resguardamos, en vacíos orgamos porque nos gusta el sexo. Pero, mientras nuestros genitales se lo pasan pipa y disfrutan lo difrutable (o más bien nuestro ego) por dentro tenemos algo que se llama corazón, que vamos dejando más vacío y que cada día a cada hora puede llegar a sufrir una sensación de abandono, de vacío y de maltrato que ninguno de nosotros querríamos vivir, y todo porque tenemos miedo a ser amados.
Hemos dejado de creer en amores a primera vista, pensamos que es imposible que conociendo a alguien sólo de una semana nos podamos enamorar (mucho menos que esa persona se enamore de nosotros), considermaos que los flechazos son sólo algo biológico (un conjunto de atracciones químicas/fisicas) y lo dejamos en eso sin esforzarnos lo más mínimo por observar que hay por debajo de esa estética que en un principio ha sido la que nos ha atraido. Huimos, nos encabezonamos, no comunicamos como nos sentimos porque vemos que es algo demasiado emocional y que puede llevar a equivocos y por lo tanto puede llevar al amor ¡que es la mayor equivocación!(según nuestro concepto distorsionado). De darnos (o dar) esperanzas ya ni hablamos... la enfermedad de éste siglo, de la actualidad: tener miedo a ser amado.
(Que no se nos olvide: claro que amar requiere de un esfuerzo por nuestra parte (y el ser amado también lo requiere) es el esfuerzo de no dar más importancia a los miedos que al sentimiento, de no crear paranoya, evitar intoxicarnos con huir... amar requiere de cierta quietud, de sentir, de estar estáticos un instante para ver como ese amor nos recorre por dentro, amar y ser amado requiere de cambios, de esfuerzos, de paciencia y de corazón.)
Llegados a éste punto, uno debe (así es, es casi una obligación con uno mismo) darse cuénta de que ésto ya no es un juego, es la realidad. Y la realidad es que uno tiene que tener la capacidad de admirarse, quererse, cuidarse y darse márgenes suficientes antes de comenzar a fustigarse.
Uno/a debe querer sus rasgos físicos: sus ojos, su piel, sus pechos, sus caderas sus pies... sean cómo sean, sean cuales sean, éste es el cuerpo con el que nos tocó jugar, atacarlo no va a hacer más que sentirnos aún más imcomprendido/as. Nuestro cuerpo es nuestro hogar, nos tiramos 24 horas dentro de él: sintiéndolo, viviendolo, viéndolo... no podemos cerrar los ojos para evitar vernos a nosotros mismos, aunque consigamos tirar todos los espejos de nuestra casa nos reflejaremos en una ventana, en el capó de un coche, en un charco o en la orilla de un río... a si que, para no traumatizarnos más (véase el concepto traumatizar como aquello que nos deja huella) nos ayudaría comenzar a aceptar. Acepta como es: hay cuerpos que parecen más armoniosos que otros ¿es acaso por eso que debemos sentirnos incómodos con nosotros mismos? Lo más bello es aceptar que no hay dos cuerpos iguales y que cada uno es una obra de ingeniería nacida de caricias, orgamos, amor desde un punto de vista salvaje... cada uno hemos sido creados y paridos. Podemos ahorrar, solucionar cada una de esas taras que nos hacen sentirnos incómodos con nosotros mismos (a golpe de visturí y productos químicos) y poner una estética tirita a un problema emocional o podemos aceptar que las cosas son como son y nuestro cuerpo es el que es, sin miedo.
Cuando uno es capaz de aceptar su propio cuerpo llega a conocer a personas que miran con más admiración cada rincón de tu piel, se fijan en detalles que jamás antes habías observado, como quizás la suavidad de tu cabello, lo redondos que son tus ojos, los labios perfilados que esbozan la más tierna sonrisa, lo pálida y estética que es tu piel que permite que las venas se marquen y éstas perfilan todos los rincones de tu ser físico... y eso sólo comienza cuando uno es capaz de aceptar ¡imagina cuando uno es capaz de amar(se)!.
El miedo a ser amado puede comenzar por un problema de aceptarse físicamente, pero también puede ocurrir por no aceptarse cómo es psicológicamente (personalidad, rasgos emocionales...) y éstos, al igual que ocurre con el cuerpo físico, no dejamos de verlos por mucho que cerremos los ojos, siguen ahí mano a mano con nosotros, 24h. al día, 365 días cada año de nuestra existencia actual; uno debe quererse tal y cómo es por dentro. Esos rasgos comenzaron a crecer dentro del vientre de mamá, se fueron modificando conforme crecíamos, algunos han quedado intactos, otros han ido cambiando tanto que ya no son lo que parecía al principio. No quererse cómo persona es el primer defecto que nos puede llevar a pensar "¿pero quién me va a amar a mí?" empezamos dentro de nuestro coco a pegarnos una paliza sin tener realmente un motivo para ello y como resultado, boikoteamos cualquier posibilidad de sentir que alguien nos quiera o nos ame. Nos volvemos agrios, difíciles, somos incapaces de ver las cosas buenas de compartir el tiempo con una persona que es capaz de mirarte boquiabierto/a mientras duermes... damos la vuelta a la tortilla de forma, que si por algún casual las cosas terminen saliendo mal, no nos sintamos responsables de ello, porque podemos llegar a distorsionar tanto la realidad que al final lo que terminaremos por ver es que no fuimos amados lo suficiente, cuando en realidad, antes incluso de que naciese la oportunidad, ya ibamos rompiendo cualquier brote por parte de la otra persona de demostrarnos amor.
Éstos son dos de los principales motivos para sufrir "tener miedo a ser amado" pero hay muchos más: experiencias difíciles que nos dejan temblando, miedos, pánico, infancias difíciles, monstruos que tenemos dentro y nos hacen cuestionarnos posibles finales catastróficos... nos excusamos en frases como "mejor solo que mal acompañado" cuando no damos oportunidad a ninguna compañía de demostrarnos que el ser humano, como criatura sociable, necesita estar acompañado. A veces todo viene maquillado con una exigencia demasiado grande hacia los demás o puede tener sutiles maquillajes como dar más importancia a nuestra carrera profesional, necesitar de "amores libres de una noche" porque no nos queremos atar, agobios, sentir una necesidad imperativa de estar libre de "responsabilidades", montarnos en el "carpe diem" y pensar que todo oscila en que hay que vivirlo rápido y efímero para amontonar más experiencias... bueno, hay un sinfin de perfiles, excusas y comportamientos que parecen diferentes pero en el fondo se pueden meter todos en el saco de "tener miedo a ser amado".
Tener miedo a ser amado nos lleva a sentirnos solos aún estando rodeados de personas, nos lleva a no dejarnos querer, a estar tristes, sentirnos incomprendidos y explotar de mala manera, de una forma que no rompe la burbuja de cristal que nos hemos construido donde impedimos que entren las buenas intenciones, los gestos, las miradas, el aprender a compartir y el sentir que escuchar el corazón de otra persona puede llegar a convertirse en tu nana preferida.
Tener miedo a ser amado es la enfermedad del S XXI, es irónico puesto que la mitad de las peliculas que se pueden ver en el cine (o se han visto hasta que hemos llegado a éste siglo) hablaban de romances de verdad, de amar hasta el final y con cada una de tus células... necesitamos contacto fisico y lo buscamos en la barra de un pub, nos dejamos llevar por las caricias y nos despedimos con un efímero beso que prácticamente deja marcado un "hasta nunca" y ahí nos resguardamos, en vacíos orgamos porque nos gusta el sexo. Pero, mientras nuestros genitales se lo pasan pipa y disfrutan lo difrutable (o más bien nuestro ego) por dentro tenemos algo que se llama corazón, que vamos dejando más vacío y que cada día a cada hora puede llegar a sufrir una sensación de abandono, de vacío y de maltrato que ninguno de nosotros querríamos vivir, y todo porque tenemos miedo a ser amados.
Hemos dejado de creer en amores a primera vista, pensamos que es imposible que conociendo a alguien sólo de una semana nos podamos enamorar (mucho menos que esa persona se enamore de nosotros), considermaos que los flechazos son sólo algo biológico (un conjunto de atracciones químicas/fisicas) y lo dejamos en eso sin esforzarnos lo más mínimo por observar que hay por debajo de esa estética que en un principio ha sido la que nos ha atraido. Huimos, nos encabezonamos, no comunicamos como nos sentimos porque vemos que es algo demasiado emocional y que puede llevar a equivocos y por lo tanto puede llevar al amor ¡que es la mayor equivocación!(según nuestro concepto distorsionado). De darnos (o dar) esperanzas ya ni hablamos... la enfermedad de éste siglo, de la actualidad: tener miedo a ser amado.
(Que no se nos olvide: claro que amar requiere de un esfuerzo por nuestra parte (y el ser amado también lo requiere) es el esfuerzo de no dar más importancia a los miedos que al sentimiento, de no crear paranoya, evitar intoxicarnos con huir... amar requiere de cierta quietud, de sentir, de estar estáticos un instante para ver como ese amor nos recorre por dentro, amar y ser amado requiere de cambios, de esfuerzos, de paciencia y de corazón.)
Mujeres osos:
Si tienes la suerte de haber encontrado en tu camino a una mujer oso la reconocerás porque...
son de mirada profunda, tienen la capacidad de sanar aunque solo sean con susurros al viento, a veces tienden a tener la necesidad de esconderse en su cueva y dejarse hibernar una temporada larga, pueden explotar si se sienten heridas o atacadas, protegeran aquello que sea vulnerable o sensible, lloran más en soledad que en compañía, en ocasiones han puesto por encima la necesidad de cuidar a los demás que la de cuidarse a si misma. A veces necesitan tiempo para si, parecen ser alocadas, les gusta tenderse al sol, los árboles desnudos les hacen sonreir porque tienen la capacidad de ver la belleza de los colores tendidos en el suelo, pueden mostrarse demasiado territoriales, las montañas les hacen sentirse libres, son más fuerte físicamente de lo que aparentan, son leales a si mismas; hay momentos en los que reducen la cantidad de alimento que suelen consumir o reducen la cantidad de líquido que suelen beber.
Las mujeres osos aman de verdad, hasta la extenuación, se vuelcan en los demás en conseguir al menos una sonrisa, les cuesta perdonarse si han causado daño a alguien, tienen una gran conciencia. Son cálidas por dentro y por fuera, se dejan llevar por sus emociones y lo apuestan todo o no apuestan nada.
Si conoces a una mujer oso y es tu amiga se convertirá en alguien irremplazable en tu vida, estará a tu lado en los instantes que sientas más necesidad aunque no la llames, será algo mágico, escuchará cada una de tus palabras y sus consejos siempre serán para que evites salir dañado/a.
Si amas a una mujer oso, estás amando a un animal salvaje, no podrás amarrarla obligándola a nada porque teminará rompiendo esas cadenas que la condenan e hibernará y después de esa meditación consigo misma seguramente termine optando por caminar en otro sendero, tienes que amarla desde dentro, con el corazon en tus manos aunque eso te de un pánico profundo, porque es la única manera en la que una mujer oso comprende el amor, así es como ella ama a sus oseznos (y como oseznos considera tanto a sus hijos como a aquellos que forman parte verdaderamente de su vida), ella te lo dará todo sin esperar nada a cambio, te ofrecerá los mejores salmones que pescará con sus propias garras, las mejores bayas y procurará que cada noche te sientas arropado/a.
Si convives con una mujer oso tendrás que aceptar que las cosas puede que no siempre sean fáciles, es una mujer territorial y pasional que se deja llevar por sus emociones pero si es tratada con amor y respeto hará todo lo necesario para que el hogar sea ordenado y limpio, lo cuidará con mimo porque es su guarida. En muchas ocasiones se encerrará en si misma, es su método de hibernación que aunque no sea invierno lo hará igual, porque es una mujer oso y necesita de ese espacio consigo misma.
Si eres familiar de una mujer oso, sabrás, que por encima de cualquier problema que puedas tener con ella, te cuidará y protegerá hasta el fin de sus días, aunque en el pasado la hicieses salir herida.
Las mujeres osos suelen atraer a cazadores, su belleza y en ocasiones escondida elegancia, las hace parecer un trofeo del que cualquiera debería presumir. Tienden a emanar una magia especial y un poder de invocación del cual terminan por darse cuenta tras ver lo que hay a su alrededor. Las mujeres osos encantan al principio, pero poco/as pueden cuidarlas sin herirlas ni hacerlas sentir mal; son risueñas y optan por esconderse en su mundo de sueños antes de ser capaces de ver que han metido su pata en un zepo.
Las mujeres osos se dejan engatusar por el encanto de las estrellas y pueden tirarse mucho tiempo huyendo de aquello que necesitan arreglar en si mismas. Nacen siendo testarudas, rudas e inflexibles, pero la propia sabiduría que esconden en si mismas les hace vivir experiencias para terminar mostrando más su corazón que su ego.
son de mirada profunda, tienen la capacidad de sanar aunque solo sean con susurros al viento, a veces tienden a tener la necesidad de esconderse en su cueva y dejarse hibernar una temporada larga, pueden explotar si se sienten heridas o atacadas, protegeran aquello que sea vulnerable o sensible, lloran más en soledad que en compañía, en ocasiones han puesto por encima la necesidad de cuidar a los demás que la de cuidarse a si misma. A veces necesitan tiempo para si, parecen ser alocadas, les gusta tenderse al sol, los árboles desnudos les hacen sonreir porque tienen la capacidad de ver la belleza de los colores tendidos en el suelo, pueden mostrarse demasiado territoriales, las montañas les hacen sentirse libres, son más fuerte físicamente de lo que aparentan, son leales a si mismas; hay momentos en los que reducen la cantidad de alimento que suelen consumir o reducen la cantidad de líquido que suelen beber.
Las mujeres osos aman de verdad, hasta la extenuación, se vuelcan en los demás en conseguir al menos una sonrisa, les cuesta perdonarse si han causado daño a alguien, tienen una gran conciencia. Son cálidas por dentro y por fuera, se dejan llevar por sus emociones y lo apuestan todo o no apuestan nada.
Si conoces a una mujer oso y es tu amiga se convertirá en alguien irremplazable en tu vida, estará a tu lado en los instantes que sientas más necesidad aunque no la llames, será algo mágico, escuchará cada una de tus palabras y sus consejos siempre serán para que evites salir dañado/a.
Si amas a una mujer oso, estás amando a un animal salvaje, no podrás amarrarla obligándola a nada porque teminará rompiendo esas cadenas que la condenan e hibernará y después de esa meditación consigo misma seguramente termine optando por caminar en otro sendero, tienes que amarla desde dentro, con el corazon en tus manos aunque eso te de un pánico profundo, porque es la única manera en la que una mujer oso comprende el amor, así es como ella ama a sus oseznos (y como oseznos considera tanto a sus hijos como a aquellos que forman parte verdaderamente de su vida), ella te lo dará todo sin esperar nada a cambio, te ofrecerá los mejores salmones que pescará con sus propias garras, las mejores bayas y procurará que cada noche te sientas arropado/a.
Si convives con una mujer oso tendrás que aceptar que las cosas puede que no siempre sean fáciles, es una mujer territorial y pasional que se deja llevar por sus emociones pero si es tratada con amor y respeto hará todo lo necesario para que el hogar sea ordenado y limpio, lo cuidará con mimo porque es su guarida. En muchas ocasiones se encerrará en si misma, es su método de hibernación que aunque no sea invierno lo hará igual, porque es una mujer oso y necesita de ese espacio consigo misma.
Si eres familiar de una mujer oso, sabrás, que por encima de cualquier problema que puedas tener con ella, te cuidará y protegerá hasta el fin de sus días, aunque en el pasado la hicieses salir herida.
Las mujeres osos suelen atraer a cazadores, su belleza y en ocasiones escondida elegancia, las hace parecer un trofeo del que cualquiera debería presumir. Tienden a emanar una magia especial y un poder de invocación del cual terminan por darse cuenta tras ver lo que hay a su alrededor. Las mujeres osos encantan al principio, pero poco/as pueden cuidarlas sin herirlas ni hacerlas sentir mal; son risueñas y optan por esconderse en su mundo de sueños antes de ser capaces de ver que han metido su pata en un zepo.
Las mujeres osos se dejan engatusar por el encanto de las estrellas y pueden tirarse mucho tiempo huyendo de aquello que necesitan arreglar en si mismas. Nacen siendo testarudas, rudas e inflexibles, pero la propia sabiduría que esconden en si mismas les hace vivir experiencias para terminar mostrando más su corazón que su ego.
martes, 28 de enero de 2014
La mujer que se amaba.
La mujer que se amaba era fuerte y valiente, se permitia perdonarse, equivocarse y ver sagrados cada uno de sus pasos.
La mujer que se amaba crecía venciendose a si misma con cada aprendizaje, re-aprendiendo y dándose cuenta de que hay cosas que simplemente uno necesita dejar atrás... la mujer que se amaba escuchaba por encima de todo a su instinto, ponía su cuerpo y su corazón en un pedestal, se rezaba a si misma y lo compartía con el mundo, hundía sus manos en la arena y disfrutaba del canto de las ballenas.
La mujer que se amaba caminaba solita hasta que alguien se animaba a hacerlo con ella, primero observaba pero pronto se rendía a los encantos de un amor compartido, dejaba que las cosas fuesen como debían ser y disfrutaba de ellas... aprendió a hacerse el amor a si misma y a compartirlo con aquellos que se atrevieron a mirarla realmente a los ojos.
La mujer que se amaba nació siendo una niña que no supo quererse, creció siendo una chica joven que se atacaba a si misma y se dañaba por dentro y por fuera, llegó a hacerse profundas heridas. La mujer que se amaba aprendió a ver sus cicatrices, a dejar que éstas se borraran verdaderamente para poder amarse.
La mujer se amaba, amaba tanto como a ella misma a aquellos que la rodeaban. La mujer que se amaba adoraba sentir el agua caer por su piel, reir a carcajada profunda, examinaba a las personas y consideraba que lo que aprendía de ellos es lo más bello que existiría; aprendió a observar y encontrar el placer de saber ver los detalles.
La mujer que se amaba, se sigue amando hoy en día... la mujer que se ama es capaz de leerse en éste texto.
La mujer que se amaba crecía venciendose a si misma con cada aprendizaje, re-aprendiendo y dándose cuenta de que hay cosas que simplemente uno necesita dejar atrás... la mujer que se amaba escuchaba por encima de todo a su instinto, ponía su cuerpo y su corazón en un pedestal, se rezaba a si misma y lo compartía con el mundo, hundía sus manos en la arena y disfrutaba del canto de las ballenas.
La mujer que se amaba caminaba solita hasta que alguien se animaba a hacerlo con ella, primero observaba pero pronto se rendía a los encantos de un amor compartido, dejaba que las cosas fuesen como debían ser y disfrutaba de ellas... aprendió a hacerse el amor a si misma y a compartirlo con aquellos que se atrevieron a mirarla realmente a los ojos.
La mujer que se amaba nació siendo una niña que no supo quererse, creció siendo una chica joven que se atacaba a si misma y se dañaba por dentro y por fuera, llegó a hacerse profundas heridas. La mujer que se amaba aprendió a ver sus cicatrices, a dejar que éstas se borraran verdaderamente para poder amarse.
La mujer se amaba, amaba tanto como a ella misma a aquellos que la rodeaban. La mujer que se amaba adoraba sentir el agua caer por su piel, reir a carcajada profunda, examinaba a las personas y consideraba que lo que aprendía de ellos es lo más bello que existiría; aprendió a observar y encontrar el placer de saber ver los detalles.
La mujer que se amaba, se sigue amando hoy en día... la mujer que se ama es capaz de leerse en éste texto.
lunes, 27 de enero de 2014
Hijas de Lilit.
Adán y Lilit nunca hallaron armonía juntos, pues cuando él deseaba tener relaciones sexuales con ella, Lilit se sentía ofendida por la postura acostada que él le
exigía. «¿Por qué he de acostarme debajo de ti? —preguntaba—: yo también
fui hecha con polvo, y por lo tanto soy tu igual». Como Adán trató de
obligarla a obedecer, Lilit, encolerizada, pronunció el nombre mágico de
Dios, se elevó por los aires y lo abandonó.
Se amaba más profundamente a si misma, a su puro ser, tanto que quiso amarse aún más (una pequeña advertencia: si amas a una mujer que se ama, siendo capaz de amar a sus demonios, ámala al límite de tus capacidades, al extremo, ámala con fuerza porque si no, será insuficiente... si no eres capaz de acunar sus miedos, sus bichos, jamás serás capaz de amarla a ella. Si amas, ámala verdaderamente) deseaba amor de verdad, no sucedáneos. No deseaba escandalizar, deseaba ser vista tal y como era, sin juzgamientos, deseaba poder caminar descalza sin dar explicaciones. Deseaba entrar dentro de su ser, para poder amarse incluso desde dentro, tener la capacidad de conocerse verdaderamente y desde ahí comenzar a crear.
Deseaba parirse a si misma, sentir sus propias contraciones antes de parir a nadie de su sangre.
Lilit es la representación de la mujer sin miedo, con carácter, que es capaz de amar por encima de las circunstancias pero sin sucumbir un solo instante a ser sumisa, usada o maltratada. Lilit es la representación de fuerza, la representación de la madre que ha sido capaz primero de criarse a si misma, es la representación de la mujer que entró en su oscuridad para aprender a acunar sus monstruos y después los amó a todos, se acostó con ellos para que así de ellos naciese algo bello; Lilit asusta porque tiene fuerza y es consciente de ello, tiene las ideas claras desde joven y con el tiempo se va convirtiendo en más sabia.
Lilit es el extremo, es la verdad sin tabúes, con honor y representación de si misma, es quien mejor escucha y quien tiene la capacidad de salir volando con las plumas de los buhos; Lilit es quien se dió cuenta de que la magia y el amor están por encima y no por debajo, es quien sigue trabajando diariamente consigo misma, es mirada con miedo porque tiene la capacidad de decidir ella misma sin necesidad de consultar a nadie más.
"...se permite llorar un día a la semana, dos como mucho, sumida en su soledad. Aprendió a caminar orgullosa por encima de cuantas veces se permitió deshacerse y volverse a rehacer, fue sembrándose humildemente, regándose con sus propias palabras; aún recuerda cuando aprendió a observar ¡cosa más bella! eso le ayuda a disfrutar. Se dió cuenta que todo aquello la transformaba, la sumia en un cambio cíclico que aumentaba su sensibilidad y rodedada de tanta ignoracia y tanto ataque, se dió cuenta de que aquella sensibilidad la llevaba a sentirse vulnerable; así pues, decidió alejarse de todo lo que era tóxico para ella..."
En pleno S XXI somos muchas las hijas de Lilit, que hemos tomado decisiones con nosotras mismas para recorrer nuestros propios caminos sin tener que depender de los demás. Las hijas de Lilit somos aquellas mujeres que tomamos decisiones, con carácter y capacidades para realizar lo que deseamos, con fuerza, valentía, aunque en ocasiones nos escondemos tras una fuerte barrera porque estamos ocupadas viéndonos por dentro. Nos duelen más las palabras que los golpes, nos hemos enfrentado a nosotras mismas cientos de ocasiones... muchas somos artistas, sensibles, corremos desnudas en nuestros sueños. Las hijas de Lilit hemos sido criadas por madres valientes, madres que parieron a futuras mujeres con capacidad de ir más allá de los sueños, de tener valentía frente a las pesadillas, de acariciarse y de reconocer como son.
Las hijas de Lilit hemos sido enseñas por abuelas que nos demuestran la fortaleza, la capacidad para seguir adelante a pesar de los obstáculos; hemos tenido la capacidad de encontrar una familia más allá de la sangre, de sentir como hermanas a aquellas que comenzaron siendo amigas, de madurar meditando en nuestra sombra y viendo asombradas como los monstruos van cambiando conforme uno es capaz de verlos cada vez más cerca. Las hijas de Lilit hemos nacido de un coño sangrante, de una realidad que es una dualidad entre la muerte y la vida, de lo escandaloso visto como bello, de lo natural sin censuras.
Las hijas de Lilit somos las que amamos de verdad, desde lo más profundo. Las que hemos sido etiquetadas, criticas y humilladas, las que hemos ido vistiendo un traje que no era nuestro hasta que tuvimos la capacidad de vernos. Las hijas de Lilit nos alzamos al vuelo, vimos como hermanas a aquellas mujeres que comenzaron siendo amigas, las hijas de Lilit queremos a las hijas de Eva porque ellas también son nuestras hermanas y las invitamos a recorrer junto a nosotras los caminos del autoconocimiento.
Las hijas de Lilit somos artistas, madres, doctoras, científicas, creyentes y ateas; somos verdaderas y puras, complicadas, sencillas y bellas. Nos necesitan y a la vez nos repudian, somos admiradas, abrumamos con una sola sonrisa, somos comprendidas e incomprendidas.
Somos sinceras, somos las que hemos vivido las mayores batallas contra nosotras mismas. Somos las que creemos que todo es más allá de lo que se ve, somos las que nos enamoramos de nuestra propia antagonía, las que buscamos dentro de nuestro yin y las que danzamos sobre nuestro yang. Guardamos cicatrices de haber sido desgarradas por dentro, las que nos tocó vivir en nuestro propio miedo para ir convirtiéndolo y que finalmente dejase de ser miedo. Las que han tenido el coraje de volar entre la niebla y no cancelar ni un solo viaje, llegando a cada destino de nuestro sino.
Las hijas de Lilit hemos ido madurando meditando en la oscuridad, vestidas con capa roja y viendo a nuestros bichos cara a cara, dándonos cuenta que cuanto más cerca los mirabamos más cambiaban.
Hemos sido camaleónicas para ir sobreviviendo en algunos aspectos de nuestra vida, nos hemos conservado intactas de alma y corazón, nos hemos juntado entre nosotras y hemos creado conceptos nuevos en ésta, la distorsionada realidad.
Las hijas de Lilit nacimos de un linaje femenino con capacidad de seguir elevándose, con herramientas de observación, admiración y crecimiento.
Se amaba más profundamente a si misma, a su puro ser, tanto que quiso amarse aún más (una pequeña advertencia: si amas a una mujer que se ama, siendo capaz de amar a sus demonios, ámala al límite de tus capacidades, al extremo, ámala con fuerza porque si no, será insuficiente... si no eres capaz de acunar sus miedos, sus bichos, jamás serás capaz de amarla a ella. Si amas, ámala verdaderamente) deseaba amor de verdad, no sucedáneos. No deseaba escandalizar, deseaba ser vista tal y como era, sin juzgamientos, deseaba poder caminar descalza sin dar explicaciones. Deseaba entrar dentro de su ser, para poder amarse incluso desde dentro, tener la capacidad de conocerse verdaderamente y desde ahí comenzar a crear.
Imagen: Brookeshaden |
Lilit es la representación de la mujer sin miedo, con carácter, que es capaz de amar por encima de las circunstancias pero sin sucumbir un solo instante a ser sumisa, usada o maltratada. Lilit es la representación de fuerza, la representación de la madre que ha sido capaz primero de criarse a si misma, es la representación de la mujer que entró en su oscuridad para aprender a acunar sus monstruos y después los amó a todos, se acostó con ellos para que así de ellos naciese algo bello; Lilit asusta porque tiene fuerza y es consciente de ello, tiene las ideas claras desde joven y con el tiempo se va convirtiendo en más sabia.
Lilit es el extremo, es la verdad sin tabúes, con honor y representación de si misma, es quien mejor escucha y quien tiene la capacidad de salir volando con las plumas de los buhos; Lilit es quien se dió cuenta de que la magia y el amor están por encima y no por debajo, es quien sigue trabajando diariamente consigo misma, es mirada con miedo porque tiene la capacidad de decidir ella misma sin necesidad de consultar a nadie más.
"...se permite llorar un día a la semana, dos como mucho, sumida en su soledad. Aprendió a caminar orgullosa por encima de cuantas veces se permitió deshacerse y volverse a rehacer, fue sembrándose humildemente, regándose con sus propias palabras; aún recuerda cuando aprendió a observar ¡cosa más bella! eso le ayuda a disfrutar. Se dió cuenta que todo aquello la transformaba, la sumia en un cambio cíclico que aumentaba su sensibilidad y rodedada de tanta ignoracia y tanto ataque, se dió cuenta de que aquella sensibilidad la llevaba a sentirse vulnerable; así pues, decidió alejarse de todo lo que era tóxico para ella..."
En pleno S XXI somos muchas las hijas de Lilit, que hemos tomado decisiones con nosotras mismas para recorrer nuestros propios caminos sin tener que depender de los demás. Las hijas de Lilit somos aquellas mujeres que tomamos decisiones, con carácter y capacidades para realizar lo que deseamos, con fuerza, valentía, aunque en ocasiones nos escondemos tras una fuerte barrera porque estamos ocupadas viéndonos por dentro. Nos duelen más las palabras que los golpes, nos hemos enfrentado a nosotras mismas cientos de ocasiones... muchas somos artistas, sensibles, corremos desnudas en nuestros sueños. Las hijas de Lilit hemos sido criadas por madres valientes, madres que parieron a futuras mujeres con capacidad de ir más allá de los sueños, de tener valentía frente a las pesadillas, de acariciarse y de reconocer como son.
Las hijas de Lilit hemos sido enseñas por abuelas que nos demuestran la fortaleza, la capacidad para seguir adelante a pesar de los obstáculos; hemos tenido la capacidad de encontrar una familia más allá de la sangre, de sentir como hermanas a aquellas que comenzaron siendo amigas, de madurar meditando en nuestra sombra y viendo asombradas como los monstruos van cambiando conforme uno es capaz de verlos cada vez más cerca. Las hijas de Lilit hemos nacido de un coño sangrante, de una realidad que es una dualidad entre la muerte y la vida, de lo escandaloso visto como bello, de lo natural sin censuras.
Las hijas de Lilit somos las que amamos de verdad, desde lo más profundo. Las que hemos sido etiquetadas, criticas y humilladas, las que hemos ido vistiendo un traje que no era nuestro hasta que tuvimos la capacidad de vernos. Las hijas de Lilit nos alzamos al vuelo, vimos como hermanas a aquellas mujeres que comenzaron siendo amigas, las hijas de Lilit queremos a las hijas de Eva porque ellas también son nuestras hermanas y las invitamos a recorrer junto a nosotras los caminos del autoconocimiento.
Las hijas de Lilit somos artistas, madres, doctoras, científicas, creyentes y ateas; somos verdaderas y puras, complicadas, sencillas y bellas. Nos necesitan y a la vez nos repudian, somos admiradas, abrumamos con una sola sonrisa, somos comprendidas e incomprendidas.
Somos sinceras, somos las que hemos vivido las mayores batallas contra nosotras mismas. Somos las que creemos que todo es más allá de lo que se ve, somos las que nos enamoramos de nuestra propia antagonía, las que buscamos dentro de nuestro yin y las que danzamos sobre nuestro yang. Guardamos cicatrices de haber sido desgarradas por dentro, las que nos tocó vivir en nuestro propio miedo para ir convirtiéndolo y que finalmente dejase de ser miedo. Las que han tenido el coraje de volar entre la niebla y no cancelar ni un solo viaje, llegando a cada destino de nuestro sino.
Las hijas de Lilit hemos ido madurando meditando en la oscuridad, vestidas con capa roja y viendo a nuestros bichos cara a cara, dándonos cuenta que cuanto más cerca los mirabamos más cambiaban.
Hemos sido camaleónicas para ir sobreviviendo en algunos aspectos de nuestra vida, nos hemos conservado intactas de alma y corazón, nos hemos juntado entre nosotras y hemos creado conceptos nuevos en ésta, la distorsionada realidad.
Las hijas de Lilit nacimos de un linaje femenino con capacidad de seguir elevándose, con herramientas de observación, admiración y crecimiento.
Viene de dentro.
Déjame danzar al viento, tan fuerte como el duro hielo que quiebra tus sonrisas y enreda un corazón de miedo; besando un solo instante, que fue imaginado durante tanto tiempo, reposa callado en las yemas de mis dedos de color verde, púrpura y negro.
Quizás la música se quedó baja, para poder escuchar las sirenas a lo lejos, cantan tu canción desconsoladas intentando hundirte de nuevo. Si sientes una brisa lejana, no pienses que es por casualidades, es que aquello que fuiste vuelve si aún tienes cosas que arreglar de antes. Los versos se convirtieron en prosa, las sonrisas escondían el sollozo de la intimidad, la voz se volvió suave pero rota…
sábado, 25 de enero de 2014
No es cochino, es sagrado.
Me removió por dentro, me revolvió y me puso patas arriba. Recuerdo que me quedé KO por un instante, asi como boquiabierta y enrabiatada. Se me cortó la respiración, cómo semejante afirmación podía haberme hecho temblar.
No soy muy de alarmarme antes de tiempo, prefiero tomarme algo de margen para reflexionar, pero fué la claridad de sus palabras lo que me hicieron pensar; no hace mucho escuché de boca de una desconocida una verdad como un templo, que me llegó al alma y me hizo sacar los dientes "la masturbación femenina es un tema tabú entre las mujeres de españa" y quizás toda la mala leche que surgió, efimeramente, fué porque esa afirmación esconde una gran parte de realidad: la mujer, aquí de donde soy yo (con su sol, sus cielos azules, con sus oleajes salvajes al norte...) sigue un poco escondida en si misma, tanto es así que apenas se permite hablar con naturalidad de algo tan normal como tocarse.
Imagen: Caroline Westerhout |
La tranquilidad de aquella mujer, hasta me dio miedo y casi peor fué ver como ella se negaba una y otra vez a que disfrutaría consigo misma porque eso es algo inapropiado.
Quizás es que difiero del concepto "inapropiado", pero no considero inapropiado que una mujer disfrute consigo misma y lo comparta con su circulo más allegado si quiere, sin embargo, en caso de necesitar conservarlo en la intimidad también puede hacerlo pero ya por el simple hecho de dar un paso consigo misma le quita parte del peso de "tabú" que tan arraigado tiene.
¿Por qué los penes si pueden disfrutar de caricias en la intimidad, caricias de su propio cuerpo, de su propia piel? ¿Por qué tan reservado es poder acariciar con amor tu propia vagina? ¿Por qué es tan criticado? Hay tanta gente queda anonadada cuando lee en un mismo párrafo "maturbación femenina, vagina, caricias, humedad" y sin embargo si viesen la otra parte de la palabra, más allá del significado que le damos, la calidez de la palabra que podría interpretarse como "pasión de mujer, flores, sensualidad, me amo"; las primeras que debemos cambiar el concepto que se tiene sobre la masturbación femenina somos las mujeres.
Cuando una mujer se toca, disfruta consigo misma, aumenta su autoestima, su estado de ánimo, aumenta su vibración, su amor por si misma, se sonrojan las mejillas, aumentan sus glóbulos rojos, se vuelve más tersa su piel, ayuda a los músculos de la vagina, ayuda al PH de la vagina, se contribuye a oxigenar el cuerpo, los poros de la piel se abren y la piel elimina toxinas... cuando una mujer se toca, se centra en si misma, es como una sagrada meditación donde puede sentir las pulsaciones de su corazón y cada centímetro de su piel se vuelve extremadamente sensible, sus pupilas se agrandan, sus oidos se centran en escuchar sus propios y tímidos gemidos, su respiración se profundiza con lo cual se contribuye a la capacidad respiratoria puesto que se ejercitan los pulmones, su boca segrega más saliva y ésta se renueva ayudando al PH de la boca y evitando la acumulación de bacterias... cuando una mujer se permite amarse a si misma de ésta manera tan básica y tan pura, es capaz de escuchar La Tierra cada uno de sus pasos, de sus palabras, de sus pensamientos... y es capaz de ver hasta donde llegan las raíces del cuerpo de una mujer.
"Ella desabrochó los botones de su ajustado pantalón, deslizó la mano por su piel, bajando lentamente desde su ombligo, dejando que la yema de sus dedos le hiciesen cosquillas, suspiró hondamente al sentir su piel ponerse de gallina..." Y dejemos que siga disfrutando tranquilamente y en soledad que para eso está ella solita, si no, ya habría buscado compañía.
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