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Cuando el amor propio te pone una señal generalmente es la salida para huir del lugar donde lo están asesinando. |
Nadie, excepto las personas malas, están libres de que una mala persona les haga daño. Porque entre ellas se huelen como animales que sólo buscan víctimas a las que cazar.-
La gente no siempre sufre cosas por su directa propia culpa, no se pueden culpabilizar a una víctima de un acontecimiento. Nadie puede ver lo que es incapaz de ver hasta que llega al límite de su propio aguante o hasta que se encienden las luces adecuadas, las únicas capaces de hacer que se abran tus ojos.
Todos los humanos cargamos con algo muy frágil, algo que en una mudanza debería ser tratado con el más extremo cuidado y la máxima de las prudencias: nuestra psicología. La psicología humana es un baúl frágil que contiene aspectos tan importantes como la autoestima, el valor personal, el amor, las capacidades individuales, nuestra percepción cognitiva, nuestras herramientas personales, nuestra definición de nosotros mismos, nuestra personalidad... Y os aseguro que todo ello, por fuerte que puedas ser, es tan delicado que si se maltrata termina en mil pedazos.
Todos vivimos experiencias traumáticas que de hecho marcan algunos de esos frágiles aspectos psicológicos que hay en nosotros. Dependiendo de la persona y del tipo de trauma esas marcas son más o menos profundas.
Un hecho traumático no siempre tiene que ser algo extremadamente abrumador, puede ser cosas tan "comunes" como una ruptura en una relación que para ti era importante, no poder ejercer de aquello que era tu sueño, mudarte con una expectativa que luego no se cumpla y un largo etcétera. A veces un trauma es un choque de bruces contra una realidad que no queríamos sopesar, en otras ocasiones un trauma implica aspectos más "complejos" y pueden llegar a ser momentos más extremos o incluso acontecimientos injustos.
En los traumas que afectan directamente a nuestro amor propio es cuando podemos vivir una situación traumática que crea una disociación de nuestra objetividad sobre nosotros mismos y sobre las cosas que nos rodean. En ese momento nos volvemos seres fácilmente manipulables. Aunque todos somos carne de cañón para la manipulación, y la vivimos día a día como por ejemplo a través de los medios de comunicación y de la mayoría de sistemas políticos y sociales que nos rodean, lo cierto es que una vez que esa energía sibilina de manipulación entra dentro del amor propio, ahí perdemos todo nuestro poder y definitivamente perdemos la vista objetiva, la escucha objetiva...
Porque sin amor propio, sin ese valor personal, nos perdemos a nosotros mismos.-
Nosotros, nuestra definición de quienes somos, lo que nos gusta, lo que queremos y lo que no queremos, de nuestros sueños, de nuestras ilusiones y de nuestra vida... Esa parte de decir "YO" está dentro del amor propio.
El amor propio puede ser destruido por un entorno negativo laboral, donde un compañero o superior nos hace sentir como un cero a la izquierda. El amor propio puede ser destruido por maestros o profesores que en vez de motivar o incentivar a sus alumnos se ríen de ellos por sus fallos o intentan valorarlos de la misma manera sin tener en cuenta la individualidad de cada ser humano. El amor propio puede ser destruido por el "inofensivo" (pero ofensivo) comentario hiriente de alguien que valoramos profundamente, como un familiar que te dice que todo lo haces mal o un amigo o pareja que te comente solo cosas negativas sobre tu persona. El amor propio puede ser destruido en cualquier entorno, no dista de entornos, porque cuando los comentarios se hacen y llegan al amor propio la herida es imborrable.
Muchas personas han sufrido dolor en su amor propio y eso les ha llevado a renunciar a cosas en su vida, a perder una visión positiva de su persona, a creerse la percepción que otros tenían sobre ellos y pusieron al nivel del subsuelo su propio valor como persona. Y cuando el amor propio es destrozado, además, a sabiendas y con intención para ello, es cuando eres capaz de darte cuenta que la psicología humana es muy frágil y que el dolor causado en el interior es tan profundo y real (porque el dolor psicológico es real) como un golpe físico.
Generalmente cuesta recuperarse de una situación donde destrozan nuestro amor propio, porque un amor propio destrozado es uno de los mayores traumas y de las mayores heridas que puede llevar consigo un ser humano. Y la sanación del amor propio es un camino de ondas. Como dice una amiga mía "sanar no es lineal" y ya si nos metemos a sanar nuestro amor propio, el sube y baja está completamente garantizado.
El amor propio es tu delicado salvavidas. Es delicado por la fragilidad que comentaba y a la vez tan útil como un salvavidas. Bien cuidado, a menudo recosido y arreglado un millón de veces, el amor propio es lo único que finalmente nos permite levantar la mirada y ver más allá, respirar más allá, vivir más allá, sentir más allá y sobretodo nos permite volver a SER.
Para mi el amor propio es una forma del propio SER interior que cada uno lleva y como decía antes creo fervientemente que el amor propio es una donde se encuentra quienes somos.-
Cuando destrozan tu amor propio te destrozan a ti. Todos somos inocentes personas vulnerables con ilusión de poder confiar en otros, lo necesitamos porque somos seres sensibles, emocionales... No somos seres individuales, somos seres de comunidad y de conexión. Por eso creamos vínculos afectivos, sociedades, familias... No somos piedras solitarias. Con esa intención y esa necesidad básica humana de conectar con otros, confiamos en los demás.
Me gusta observar la confianza como un bello camino donde permitimos a los demás entrar en nosotros. Les abrimos las puertas de nuestro jardín y la gente transita en el interior de nuestro ser y de nuestros corazones.-
Cuando alguien juega con nuestra confianza, entonces, le arrebatamos la llave de entrar en nosotros y los desterramos de esa zona sagrada. Después reconstruimos los lugares donde han estado caminando. Porque cuando uno se abre a confiar queda ya marcado para siempre por aquellos en los que confía (confiaba) y cuando estas figuras ya no están presentes en su vida, queda volver a sembrar todas las flores que pisaron por el simple hecho de mantenerlos firmes en nuestro interior. Así es como yo visualizo la confianza; abro las puertas del templo de mi corazón y la gente transita hacia el interior, conociendo lo más vulnerable de mi persona.
A través de esas ganas de confiar (porque cuando logramos confiar en alguien es honestamente liberador, como una respiración profunda que nos relaja... Ya que en la confianza hay un amor impecable y precioso) uno se abre a los demás y cuando uno se abre los demás entran e interactúan. Hay quienes entran con malas intenciones y desde esa posición con las herramientas de la manipulación comienzan a trazar un plan destructivo hasta llegar al núcleo de nuestro ser, ese núcleo es nuestro amor propio.
Así es básicamente como funciona el maltrato psicológico. Confías ciegamente, porque cuando confías ya no deberías estar a la defensiva. Confiar es bajar los brazos, abrir las puertas del castillo y retirar a los arqueros de las torres. Una vez que la confianza está hecha, lo que queda es pura inocencia y vulnerabilidad... Y a por ello van los perfiles de las personas que maltratan interiormente a los demás.
El maltrato psicológico no es solo un concepto de pareja, es un concepto de muchos ámbitos de la sociedad y sus secuelas son tan graves y profundas como una paliza física. A menudo hay un dolor físico causado por un agotamiento emocional y mental.
El maltratador siempre va a buscar destrozar el amor propio. Sin amor propio dejas de ser tú y sin ser tú no te puedes identificar, definir ni buscar un lugar de pertenencia. El ser humano necesita pertenecer, aunque le escueza reconocerlo. Cuando estamos en familia sabemos que pertenecemos a esa familia, cuando estamos en pareja pertenecemos a ese núcleo llamado pareja, cuando estamos en un deporte de equipo pertenecemos a un equipo e igual en el trabajo. Pertenecer puede ser un aspecto importante de la definición sobre uno mismo.
Una vez que un maltratador comienza a mermar tu amor propio, tus ojos se van cerrando y no escuchas nada. Pierdes tu "yo" y quedas completamente a la deriva de su propia manipulación.
Y como en el mito de la caverna de Platón, la realidad que ves no es más que aquella que ese maltratador proyecta sobre ti, a pesar de que dispongas de mil herramientas personales, a pesar de que seas una persona inteligente, intelectual o culta, a pesar del aspecto fuerte que siempre has aparentado... Recuerden la fragilidad humana. Sin embargo en mi caso diré que el amor propio no desaparece por completo, pueden arrebatarte mucho pero una pequeña parte se quedó ahí, agonizando y viva hasta que finalmente, aun siendo minúscula, tomó el control de la situación. Doy gracias a esa parte rebelde de mi, ha sido la que me devolvió la cordura.
Perdí mi amor propio, perdí amigos, perdí trabajo, perdí dinero, perdí entornos y me perdí a mi misma porque destrozó mi amor propio. Cuando destrozan tu amor propio te toca reconstruirte prácticamente desde cero y recordar y recuperar quién eras, aunque sea en otro lugar del mundo, pero te tienes que recuperar a ti. Y poco a poco comenzarás a dar valor a tu persona, otra vez.
A veces recordarás las frases de las personas que más han destrozado tu amor propio, fueran quienes fueran, y te preguntarás si llevaban razón, sobretodo si la herida aún es reciente y sigue sangrando un poquito.
A mi me pasa, a veces recuerdo cuando me decía "tus amigos no te quieren" "me asombra que hayas sabido vivir como una adulta siendo como eres" o aquella frase tras haberle dejado "los hombres que vas a conocer solo te van a dar la razón y van a hacer que te escuchan para follarte y dejarte tirada después"... En mi subconsciente tengo una colección de recuerdos con frases que destrozarían a la persona más fuerte del mundo. Doy gracias que soy una mujer rebelde y suelo responder salvajemente, doy gracias que al menos esa parte salvaje de mujer jamás se dejó doblegar, porque honestamente ha sido la única que en la medida de lo posible no hizo que lo perdiese todo por completo y de manera irrecuperable, incluyendo el perderme para siempre a mi misma.
Es normal que cuando destrozan tu amor propio te sientas como si no fueses nada, ni nadie. Es normal el vaivén, ese trajín de movimiento interno una vez que te das cuenta de que tu amor propio está roto. Y es normal que requieras de tiempo, que en ocasiones sufras crisis personales hasta que todo ocupe de nuevo su lugar. Es normal que cuando recuperas la cordura sientas vergüenza por haber permitido que ocurriese, que alguien dañase tu amor propio y con ello tu propio valor.
Solo quiero recordarte, con este extenso texto, que ese dolor que sufres porque alguien hirió tu amor propio terminará sanando, aunque te deje una pequeña muesca. Y que no eres como te han dicho hacer creer que eres para hacerte aún más daño.
Ojalá encuentres de nuevo esa sensación de paz contigo, porque te lo mereces. Ojalá puedas volver a confiar pronto, porque es algo bellísimo y con un valor incalculable. Ojalá puedas alcanzar una vida que te haga sentir dicha a cada segundo, a pesar de las cosas inevitables que te puedan doler. Y ojalá toda la sabiduría alcanzada, desgraciadamente tras una situación donde tu amor propio ha sido destrozado, te permita ayudar a más personas y así entre todos nos acompañemos en el proceso de nuestras heridas. Ojalá te rodees de personas a las que jamás se les pase por la cabeza hacer el mínimo daño a tu amor propio y que al contrario lo cuiden con tanto mimo como debes hacerlo tú. Ojalá nunca más se repita ninguna situación, en ningún lugar ni ámbito de tu vida, donde tu amor propio sea tocado, dañado o hundido.