Imagen: Alfredo Arguajo Santoyo. |
Me tocan las narices los principes azules, rosas, amarillos e incluso los rojos (al margen de sus ideas políticas). No quiero tacones de cristal con esos no puedo correr ni saltar, no quiero vestidos largos de fiesta, prefiero aquellos que permiten asomar un poco de mi sensual liguero ¡que para algo me lo pongo! para que se vea con todo su explendor.
Yo prefiero las botas y contra más corte masculino tengan ¡más me gustan! me puedo imaginar saltando en los charcos y despreocupada por si mis pies se mojan. No quiero bolsos enanos donde solo cabe una cuca foto de carnet, quedan monísimos como un minidetalle sin importancia pero a mi me gusta llevar algo con lo que escribir, un móvil tactil de pantalla enorme e incluso si es posible mi cámara de fotos (que pequeña no es).
No quiero saetas por la noche para conquistar mi corazón ni una rosa mal entregada en un momento inorpotuno, no quiero segundos vacios ni cosas sin sentido... odio los instantes a los que se les quita valor y llámame rara si prefiero un recuerdo mal escrito en una servilleta de ese bar que nunca más vamos a visitar. Soy de amigos especiales, de los que dan conversación y son capaces de engatusar a las nubes con sus encantos... soy de amigas espectaculares, hasta yo estoy enamorada de ellas.
Llámame come hierbas, porque prefiero veinte ensaladas a un pedazo de filete en mi plato, llámame hippie porque creo en un concepto de compartir y de ayudar, porque me aferro a mis sueños para que nadie consiga que se escapen de mi lado. Llámame como quieras porque me guste fumar hierba o consumir otras drogas que crecen de manera natural en la naturaleza, etiquetame de loca porque deseo hacer el amor en cada playa por la noche, completamente desnuda y sin nada que perder.
Soy una pequeña fierecilla, un híbrido entre mujer, diosa, felino y un elemento indefinido de la magia y la realidad. Me resulta complemente imposible definirme con una sola canción, ni siquiera un estribillo o una frase... y te aseguro que soy realmente cíclica, cambiante como la luna, pero guardando algo en común con ella: mi esencia se conserva intacta.
Soy de las que engulle un buen libro entre paseos, momentos de relax y fuertes ataques de ansiedad. Me gusta la altura y me inquieta la profundidad del océano, admiro la agilidad. Y en lo que a lo terrenal se refiere, se me dan fatal cantidad de cosas, pero amo el amor de carne a carne, el sexo, los besos y las miradas... sentirme mojada con una sola caricia ¡lo veo tan natural!.
Prefiero cien mil veces hombres ranas a principes encantadores, ya hemos comentado que soy vegetariana me engalano antes para visitar el monte que para ir a una fiesta por la noche... ¿qué me aportan los hombres ranas que no pueden hacerlo los príncipes encantadores? Noches de croar, zambullidas y un juego interesante entre dos almas, que en el fondo, son animales (la suya y la mía).
No soy perfecta, mi piel se ve atacada por el paso del tiempo mal llevado, me encanta gemirle al oído cerquita y creo que la comida es uno de los mayores placeres que hay en la vida. Cada día, conforme crezco, me voy volviendo más sincera, me ruborizo menos y me doy cuenta de cuánto tabú hay escondido en cosas que son tan naturales como andar y respirar. Me puedo enamorar en un segundo de un o una complet@ desconocid@ que se cruce conmigo, hoy sin ir más lejos vi a una joven de ojos verdes paseando su perra y me quedé prendida del color de sus mejillas... podríamos decir que puedo sentir un orgasmo de solo imaginar los labios de quien me tiene conquistada rozando mi piel, y encontré el placer en el aprender a observar, desde entonces lo observo todo sin parar.
Aún guardo partes intactas de mi alma adolescente, escucho rock y música indie y muchas veces amanezco sintiéndome privilegiada por estar en ésta dimensión disfrutando de una vida física, porque creo que tiene mucho más por aportarme. Cada día que avanzo soy un año más vieja en el alma y tengo una puerta del pasado más cerrada, a cada mes que avanzo me voy perdonando un poquito más los pasos ya dados y me voy introduciendo un poquito más en el futuro que me queda.
Vivo en una sociedad que en ocasiones me mantiene al margen pero en otros momentos me ha hecho corralito apladuiendo y admirando algo sobre mí. Vivo llena de frases, considero que la escritura es mi elemento y si tuviese que definirme místicamente diría que soy una bruja de letras, chamana de las palabras y señorita de pies inquietos.
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