La mentira es uno de esos monstruos que no creamos por apegos, ni siquiera porque tengamos miedo a escuchar al corazón, la mentira es aquel monstruo al que damos vida porque nos dejamos llevar por el egoismo, por la frialdad, por la codicia de querer controlar una situación... la mentira es aquella brecha que abrimos en una relación cuando nos dejamos llevar por la desesperación de creer que la verdad, la honestidad y la sinceridad son tres armas de doble filo que nos pueden hacer más mal que bien, grave error.
La mentira nace siendo algo sin importancia, con "piedad" la conocida mentira piadosa. Conforme avanzamos en esa seguridad artificial creada por la falta de nobleza, añadimos otra "piadosa" más, se nos va de las manos porque es como una droga, sinceramente, creer que tienes el control en una situación y que puedes evitar cualquier obstáculo añadiendo más falta de honestidad es aquello que nos lleva de lleno y con los ojos cerraditos a estrellarnos. Todo se convierte en una masa densa, a base de una tras otra, se suman y es como si esa energía se convirtiese aún en algo más grande, del mismo modo, más grave.
Las mentiras empiezan cuando nos damos cuenta de que tenemos "cierto poder" a la hora de decir, hablar o transformar la realidad, las mentiras prosiguen cuando creemos que podemos lidiar con cualquier situación huyendo de las leyes universales: acción-reacción. Las mentiras cogen forma cuando quitamos valor a aquella persona a quien se lo contamos, es por eso que nacen de una actitud egoista.
Olvidamos el refranero español, que con tanta melodía nos advierte que la mentira no es el camino nunca... y las repercusiones que puede tener en nosotros, si nos cazan con la verdad al menos nos queda honestidad y una conciencia tranquila sobre la que apoyar la cabeza a la hora de dormir, sin embargo si nos cazan con una mentira, es posible que aparte de vernos como personas vacías a nosotros mismos y que evidentemente careceremos de cualquier conciencia tranquila donde apoyar la cabeza, perdamos a alguien que queriamos y no valorabamos o incluso algo de nosotros se pierda para siempre.
La mentira es la traba más utilizada, la excusa que más se rasca, el suspiro que acompaña a un falso "de lo que me he librado", es la taquicardia cuando estás entre la espada y la pared y piensas que te escabuyes con falta de sinceridad cuando en realidad lo que estás haciendo es clavandote esa espada tú solo más profundo de lo que podría haber sido. La mentira es un cadáver que siempre sale a flote y que por mucho que te esfuerces en borrar las huellas del delito, algo queda o el mismo universo ya se encargará, con su poder omnipresente, de revelarla ante quien debe saber la verdad.
La mentira corrompe a aquel que la utiliza, desde dentro, lo envenena y lo mata lentamente... lo vacía de humanidad y lo premia con un falso estado de bienestar.
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