¿Sabes? todo hay que sentirlo, notarlo, palparlo en lo más profundo de tu ser...

jueves, 11 de diciembre de 2014

Tetas.

 
© Photos: Pauline Hervault
www.latrapazar.blogspot.be
Mis tetas, sí, mis tetas, son algo mucho más sagrado como para mantenerlas confinadas durante días y horas de mi vida bajo una prenda de vestir que les impide movimiento y respiración, que las mal acostumbra a no cargar ellas con su propio peso y que me deshumaniza, convirtiéndome en un ser que busca la necesidad en algo que realmente no existe.

Mis tetas son el futuro sustento de mi futura familia, son el apoyo para la cabeza de la persona que sea capaz de amarme tal y como soy y son una de las mayores representaciones físicas de mi feminidad.

Mis tetas son suaves, son grandes y son diferentes, pero son mías... son cuidadas con mimo cuando me ducho y son respetadas, como intento respetar también el resto de mi cuerpo, cuando entiendo que el uso habitual de un sujetador junto con sus aros solo las oprimen, las vuelve feas, las palidece y cambia su textura... mis tetas me advierten: ellas no solo crean, no solo atraen, no solo forman parte de mi cuerpo ¡ellas también protegen parte de mi cuerpo! ellas son canales de energía, en ellas según algunas creencias existen chakras energéticos por donde vibra parte de quien soy... y además, mis tetas físicamente protegen órganos, dan calor a la zona del pecho donde se encuentra y a mi tan preciado corazón. Cerca de ellas, de ese sustento que reparten en mi tórax, como todo ser humano tengo unas glándulas linfáticas muy comunicadas con mis tetas, los aros de los sujetadores oprimen éstas glándulas, dificultando su trabajo, irritándolas e inflamándolas y mis tetas me han informado sobre eso.

Mis tetas no nacieron de la noche a la mañana, es cierto que el cambio que sufrí sobre su nueva forma no fue tan progresivo como de niñas nos hubiese gustado, pero aun así mis tetas forman parte de mí y las molestias y dolores que tuve al sentirlas crecer se podría resumir en la capacidad que tiene el cuerpo de parirse a si mismo, era un notable cambio que indicaba sin lugar a dudas que yo ya portaba una energía de mujer.

Mis tetas libres o arropadas, vestidas o desnudas, mojadas o secas, tocadas u observadas, para uso propio o compartido, lamidas o besadas... son MIS TETAS así que aquel que se crea con el derecho de evaluar como consiento a mis tetas vivir... que se preocupe por las suyas propias, quizás las tenga tan olvidadas que por desgracia no sepa el verdadero significado de tener UN PAR DE TETAS.

2 comentarios:

  1. Totalmente....gracias! Este escrito me ha recordado que hace un año leí un artículo que me abrió los ojos con el tema del sujetador. Descubrí que la moda de esta prenda ha provocado la creencia de que sin sujetador los pechos se nos caerán antes por la gravedad, que sin él los pechos no lucen tan bellos, que sin él se nos marcan los pezones y eso es obsceno, provocativo... y nada de eso es cierto. Ir sin sujetador favorece el movimiento de la musculatura del pecho, haciendolo más fuerte. Y si hablamos de su belleza, es liberador darte cuenta de lo bonitos que son en su naturalidad, sean grandes o pequeños, con pezones timidos o resaltones... y es gracias a ver todo eso que ahira vivo sin sujetador practicamente todos los días, me gustan más, los siento, mimo y cuido como nunca y me siento orgullosa de ellos. Gracias :)
    Bruna*

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  2. Gracias a ti por leerme con tanto cariño y comprender la importancia de éste texto.

    Te mando un fuerte abrazo y te agradezco también tu apoyo.

    :-)

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