¿Sabes? todo hay que sentirlo, notarlo, palparlo en lo más profundo de tu ser...

sábado, 27 de diciembre de 2014

Un aprendizaje mágico en éstas navidades.


London y yo,

Cuando hace unos años me dijeron un mensaje contundente que venía de uno de los seres más cercanos a mí, no terminaba de entender que podía hacer yo o cómo podía integrar ese mensaje... a día de hoy 27 de diciembre del 2014 me he dado cuenta que hay mensajes que se dicen para guardarlos en el alma y que recuperan su magia cuando la conciencia está lo suficientemente preparada y conectada.

Aquel mensaje, lejos de ser un texto amplio o de palabras difíciles, era una simple frase: "fíjate en mí"... Yo, por aquel entonces, no sabía el valor de la observación, los ojos que son puertas del alma también lo son para dejar entrar dentro de nosotros aquello que así necesitamos que comience a formar parte de nuestro ser y por aquel entonces tampoco había pensado en la enorme posibilidad de que observando también se aprende y añadiendo conciencia y la intención adecuada, se puede hacer que aquello que vemos forme parte incluso de nuestras más minúsculas células. A día de hoy lo entiendo mejor, mucho mejor, reconozco que aún en éste camino, como en muchos otros, me quedan cosas por aprender... pero estoy orgullosa de lo que en éstas fechas tan señaladas he descubierto, un gran tesoro cotidiano ¡que son los más especiales! un soporte con gran fuerza para mis raices y también para mi corazón.

Aquel mensaje, venía nada más y nada menos que mi increible compañera de vida de cuatro patas y muchos pelos, a la que yo llamo London y lleva compartiendo camino conmigo casi 5 años. Jamás había llegado a imaginar sentir este punto de admiración hacia otro ser vivo como lo que puedo percivir ahora y notar dentro de mi, es una energía expansiva que te hace sentir engrandecido desde dentro hasta fuera y que indiscutiblemente te libera del bicho de los prejuicios y te hace sentir más con el alma y menos con la mente, lo cual atrae una confortable sensación de paz y de bienestar, de esa sagrada sensación del "todo está bien" que podemos observar en los ojos inocentes de lo más sagrado que nos rodean: los niños y los animales.

Aquella frase-aprendizaje me llegó hace unos años, al principio del comienzo de éste apasionante camino de la comunicación con los seres que nos rodean y del valor del saber escuchar (y escucharse) y el reconocimiento y el entender el valor de aquella frase me ha llegado al fijarme que con su infinita paciencia e incluso con su nervio puro que le recorre cada milímetro de su piel, ha logrado conquistar y abrir los corazones de todos los que nos han rodeado en éstos días sin apenas esfuerzo... y quizás lo más increiblemente sorprendente es su humildad por amar a aquellos que pusieron el grito en el cielo cuando ella empezaba a formar parte de mi vida justificándose en que solo iba a ser un impedimento para avanzar con soltura y libertad en los caminos que se me cruzasen por medio, todas esas frases mal sonantes para ella es como si formasen parte de otro tiempo que nada tiene que ver con el tiempo del ahora y con esa sonrisa y esa potente presencia (que a pesar de su mediano tamaño porta como una gigante) ha conseguido que aquellas bocas que pronunciaron todo aquello, lo que pronuncien ahora, es una cantidad de palabras de admiración, alegría y alabación, solo por y para ella, santa paciencia es lo que me parece sentir en éstos animales que con trabajo duro pero poquito a poco son capaces de cambiar a las personas, y no se desesperan cuando éstas se equivocan en eese camino de aprendizaje, simplemente siguen esperando al paso correcto, a la decisión correcta, al reconocimiento correcto.

Ahora entiendo el "fíjate en mí" y es que, yo (y nosotros) también podemos hacerlo como ellos: perdonar como ellos, dar valor a lo que ellos le dan valor, esperar como ellos, portar la magia de la grandeza del alma como lo hacen ellos... y lo único que debemos hacer es observarles e integrar lo que observamos, sentir como ellos son los mayores ejemplos a seguir para lograr llegar a ser la mejor versión de nosotros mismos.

Y con éste aprendizaje me quedo de éstos días tan bonitos, con los brazos abiertos para ver si me llegan otros potentes aprendizajes más y con una sonrisa en los labios, que es la manera más humilde de agradecimiento que se me ocurre. Espero que sintáis la magia presente, siempre guiando, siempre esperando y siempre enseñando.

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