¿Sabes? todo hay que sentirlo, notarlo, palparlo en lo más profundo de tu ser...

lunes, 30 de octubre de 2017

La sagrada y divina salud:


Hace días que tengo esta idea en la cabeza, pero no ha sido hasta hoy que he decidido sacarla a fuera. Sé que es un texto muy real, con sus porcentajes de crudeza, esperanza, espiritualidad y reflexión, por eso también soy consciente de que puede que no guste a todo el mundo y por eso, pido disculpas. 

Resulta que vivimos constantemente en un día a día que hasta cierto punto parece imparable. Y es que esa sensación de: me levanto, voy al trabajo, vuelvo, como, salgo de paseo, voy a mis actividades en el gym, ceno, duermo... Junto con otros hobbies que hagas solo en compañía parece ser una rueda que jamás va a decir basta, con que tengas ganas y fuerzas suficientes tiras adelante sin más apreciación e importancia. Así es la vida: conoces gente, tienes relaciones de todo tipo, experimentas, ries, lloras, cantas... Y todo, todo, pasa en un margen que puede ser a la vez igual de grande que de pequeño, según se mire. 

Pero ocurre una cosa y es que todo danza en una franja que es efímera y muy sensible. Esa fragilidad es la que da un valor especial a cada vida terrenal, a cada cuerpo en el que has habitado, habitas y habitarás. Ocurre también que para poder llegar hasta aquí debes, precisamente como decía, exponerte en un cuerpo físico que es un templo sagrado: un templo con el que amamos, besamos, gozamos, lloramos, reímos, corremos, saltamos, nadamos, dormimos, abrazamos, acompañamos, paseamos, escuchamos, vemos, saboreamos... Es magia pura por la que pasa todo, en la que también acumulamos recuerdos, emociones y sensaciones, es parte de nosotros y a veces es algo separado a nosotros que nos acompaña siendo fiel testigo de cada segundo. 

Para que funcione correctamente debemos estar sanos, en la medida de lo posible y es aquí donde viene lo importante de este texto, el motivo del título: la sagrada y divina salud. 

Con tanto vaivén rutinario y tantas cosas por hacer cada día, poco caemos en la cuenta de lo importante que es estar sano para poder disfrutar (sí, disfrutar) la vida. Porque la vida se puede vivir de muchas maneras y algunas de ellas duelen, mucho, por eso para que esta experiencia no sea un trauma todos merecemos vivirla disfrutando lo máximo posible y gran parte del disfrute, además de en la actitud, se encuentra en que nos sintamos sanos. 

Es un hecho que aquellos que enferman encuentran dificultades, resistencias, obstáculos... A diferentes niveles que les impide abrirse en plenitud y poder expandirse desarrollando todas sus habilidades. Esto puede coartar parte de sus días y de sus experiencias, hasta lo que dure ese estado.

Nos ocurre, en pequeña escala, cuando caemos enfermos por un mal catarro o una gripe. Parece que el mundo se nos viene encima y con la nariz atascada anhelamos algo tan básico como poder oler una rosa, respirar sin dificultad o saborear un pedazo de tarta casera. 

Por eso este texto es para nosotros que tenemos esta suerte de no convivir cada día con una enfermedad crónica, para que seamos conscientes de que dentro de ese circulo que no parece acabar nunca, de esos horarios, de esas costumbres y de esas prácticas... Hay algo por lo que deberíamos mirar al cielo y dar las gracias cada mañana, cada tarde y cada noche: porque estamos sanos. 

Y de hecho depende en gran parte de nosotros mismos mantener esta salud. La salud no es solo un estado del cuerpo físico, dentro de ella hay una parte muy grande e importante que tener en cuenta: el bienestar anímico. 

Nuestras emociones forman parte de nuestro bienestar, por ello yo empecé a escribir y a expresarme en este blog y con el paso del tiempo mi pequeño proyecto se va inclinando más a la apreciación de los procesos emocionales como un desarrollo importante de la persona, como una conexión con la paz física y mental, como una parte fundamental de una espiritualidad donde realmente se ponga en práctica los conocimientos y no se queden solo como un rezo sin movimiento. 

La sagrada y divina salud, esa es la clave por la cual tú puedes estar leyéndome ahora. También es el motivo por el cual has podido tener un lunes dentro de lo que estás acostumbrado a tener, es también la razón por la que has podido disfrutar de tus pasadas vacaciones y además también, gracias a estar sano física y mentalmente, tienes más autonomía dentro de tu vida. 

Supongo que este texto viene también inspirado por sucesos que me acontecen de un ambiente muy cercano a mi, pero es cierto que pensamos muy poco en qué pasaría con nuestra vida, incluso con esas cosas de las que nos aquejamos a diario y que no dejan de ser memeces, si de repente... No pudiésemos levantarnos de una cama. Si de repente, para poder respirar, necesitásemos de asistencia médica constante. Si de repente algo en nuestro cuerpo nos diese poco margen de vida...  de repente todo se condicionase por culpa de un motivo que no pudiésemos controlar, manejar, solucionar... ¿Qué ocurriría con todo eso de los que te quejas? Y lo más importante ¿qué ocurriría con todo eso que apenas agradeces cada día? Sí, qué pasaría con todas esas cosas que puedes tener hoy y disfrutar, con todas esas personas que te acompañan, con todos esos momentos que has creado y que podrías crear, con toda esa libertad con la cual puedes avanzar... ¿Qué ocurriría con esos pequeños detalles? Que parecen insignificantes y sin embargo están cada día a tu lado, intentando que veas la fortuna de estar vivo y sano.

Es posible que entonces te echases las manos a la cabeza, te arrepintieses e implorases volver atrás en el tiempo para poder agradecer, para poder saborear cada instante, cada segundo, para poder realmente remolonear con unas maravillosas vistas a un paisaje increíble, con el tacto de una piel desnuda después de haberte acostado con alguien, con un vaso de vino, con un grajo de naranja recién cogida del árbol, con el sabor de una sopa casera, con una reunión de amigos, con la cena de navidad junto a tu familia, con el sonido de la lluvia, con el olor del mar, con ese viaje a la otra punta del mundo, con esa persona que te dio un vuelco el corazón... Es posible que entonces quisieras decir de golpe todos esos te quieros, quisieras apuntarte a todas esas carreras que nunca corriste, quisieras estudiar lo que nunca te atreviste... O simplemente quisieras estar presente, mucho más presente, de lo que jamás estuviste. 

Aprecia la sagrada y divina salud, es un regalo que depende de nosotros, mucho más frágil que cualquier cristalería. 

sábado, 28 de octubre de 2017

Es alguien, no algo.


Me enamoré de mi perra cuando me salvó la vida. Y me salvó la vida cuando estuve apunto de renunciar a todo porque sentía que no tenía nada ni nadie. 

Desde entonces, desde aquella gran experiencia... Me di cuenta que es alguien, no algo. Como lo son todos, aunque no hablen el mismo lenguaje que tú y que yo. 

Es alguien porque tiene su personalidad definida y si la observas verás que prefiere unas cosas antes que otras. Es alguien porque expresa con su mirada sus emociones, porque empatiza conmigo, porque comprende (aunque a algunos humanos les cueste asumirlo). 

Me enamoré de mi perra cuando me cambió la vida, cuando tuve que ponerla como prioridad pues era lo único que me importaba lo suficiente como para no rendirme. Me enamoré cuando sabiendo que necesitaba de mi y yo pensaba que no podía más, ella me empujaba a salir de mi terror. 

Me enamoré fuerte cuando alejó a todas esas personas que no servían como compañeros de vida. Lo hizo solo con su presencia y sus muchos pelos, pero finalmente creó la excusa perfecta para que se diese el acontecimiento idóneo que tirase abajo las máscaras de aquellos que mienten y fingen.

Me enamoré de mi perra cuando me enseñó el valor de un paseo, en plena noche, con nuestra única compañía. Me enamoré más cuando yo enfermaba y ella dormía a mi lado ¿qué otra cosa podía hacer?.

Me enamoré el otro día cuando rompí a llorar en la ducha y ella vino a ver cómo estaba. Me enamoré cuando hace algunos veranos saltó al agua de un río, con el terror que le tiene, porque pensaba que yo realmente me estaba ahogando.

Me enamoré de mi perra cuando le ofreció un enorme significado a mi existencia. Cuando cada día es fiel y leal a su palabra de quedarse conmigo, al menos por todo lo que dure su existencia.

Por todo esto, es alguien y no algo. No, para mi no es una condena tener a mi perra, tampoco supone un gran sacrificio... Para mi es un honor aprender de un ser tan humilde, sencillo, real y protector.

Para mi es un regalo cada segundo de su vida, porque soy consciente sobre lo poco que dura un perro comparado con un ser humano. Para mi es maravilloso que me quiera y ame por encima de las cosas que más odio de mi misma y que no me abandone, ella a mi, que no se marche, que no me deje, que no se rinda jamás... Todo eso es magia, pura magia, con la que tengo el milagro de vivir cada día.

Ella no es algo, es alguien; alguien a quien le late el corazón, alguien que tiene preferencias, alguien con opinión propia, alguien con necesidades emocionales, alguien con pensamientos complejos, alguien capaz de razonar y hacer estrategias, alguien que alguna vez hace trastadas igual que un niño pequeño, alguien que aprende y se adapta, alguien que evoluciona, alguien que transforma, alguien que también ha ido cambiando aspectos de su forma de relacionarse igual que me ocurre a mi... Para mi ella no es algo, es alguien, alguien sagrado.


El clavo que sobresale: la luz del humano.


Con el tema de la normalidad nos la metieron doblada. Muy parecido al control que se establece con el dinero, la diferencia es que en este caso no es algo alcanzable. 

Mientras una meta física es algo realizable, en la mayoría de los casos y sobretodo si vives en un país desarrollado, hay algunas influencias a nivel emocional que son idealizaciones imposibles de conseguir y entre ellas es necesario recalcar la normalidad.

La normalidad es la excusa para hacernos sentir incómodos. También es la venda en los ojos para aquellos que se han rendido y por supuesto es la excusa, perfecta, para aquellos que prefieren volverse borregos y moverse con el montón. Tanto es así que se programa a los seres humanos, desde muy muy pequeños, con tal idealización de la normalidad que al acostumbrarlos y forzarlos a ese camino terminan por ver lo "anormal" como algo chirriante y hacia lo que hay que proyectar toda la rabia. Al final eso no deja de ser un ejemplo de una realidad muy difícil de reconocer: aquellos que machacan a los que son diferentes es porque sienten dentro de si mismos una cólera muy grande debido, principalmente, a esa deslealtad que les ha llevado a renunciar a su "diferencia" para ser como el resto. 

El aburrimiento de ser como el resto, la pesadez, la monotonía de ser uno más, las rutinas vinculadas a vidas dentro de lo "común", lo socialmente aceptado para sobrevivir... Terminan despertando inquietudes, naturales en el ser humano, que si no son escuchadas se convierten en lo peor que alguien pueda mostrar. De esta forma, aquellos que se han negado o que por ciencia infusa han logrado sobreponerse a esa imposición, terminan convirtiéndose en esos "clavos que sobresalen". 

Ser el clavo que sobresale, el rarito o la rarita, el o la fuera de lo común, la diferencia... Puede ser, al principio, más una condena que una liberación. Sobretodo porque no tenemos herramientas suficientes para sentirnos cómodos siendo así, para sentirnos orgullosos y para sacarle la parte más constructiva. 

Con el tiempo, si has logrado ser fuerte y sobretodo fiel a ti, te sobrepones a todos esos palos. Palos que sobretodo recibes en la infancia, porque aunque nos cueste aceptarlo también existe miedo en los niños que se transforma en violencia, también existe desconocimiento que se transforma en ataque, también existe envidia que se refleja en vacío, también existe rabia que se convierte en acoso, incomprensión que se muestra como crueldad... Y en los casos más extremos también existe maldad, aunque muchos adultos no quieran reconocerlo. La maldad es una parte más dentro de la sombra colectiva humana y es algo de lo que debemos hablar sin tapujos, sobretodo para cerciorarnos y crear una mayor percepción sobre esa realidad. Hay gente mala porque sí, gente mala por influencia, gente mala porque los disfrutan y gente mala porque nadie le ha enseñado la bondad, y alguna de esa gente lo es desde pequeño. Reconocerlo ayuda a liberar muchos tabúes y sobretodo abre la mente, el corazón y la parte creativa para encontrar soluciones, explicaciones y para que aquellos que son malos, sin querer serlo, encuentren cobijo y abrigo y puedan cambiar su patrón. 

Dicho esto, como decía el clavo que sobresale suele ser el que más "abrupto" se encuentra el camino, así de primeras. Este arduo aprendizaje aporta una gran capacidad de reconocimiento, autosuficiencia, poder personal y sobretodo, si lo tomas con fuerza, te dará mayor seguridad. Mientras otros, por esa normalidad que les caracteriza, tendrás que soportarse y apoyarse en un grupo para asumir o integrar que van por el buen camino, aquel que se sale de lo común termina aprendiendo a caminar solo y en esa soledad e independencia es cuando se encuentra a más personas que se salen de lo común. 

Cuando esto ocurre, todo fluye y todo muestra una realidad importante: la naturaleza humana es un clavo que sobresale, lo que nos rodea es muchas veces el martillo que intenta machacarte para que estés tan clavado como los demás, si consigues sobreponerte verás un montón de cabezas por fuera, como la tuya, dispuestas a acompañarte en el hermoso camino del autodescubrimiento y sobretodo el camino de despertar lo que es realmente innato y propio de tu persona.

El clavo que sobresale es el que antaño más golpes se llevaba, por suerte la evolución de la conciencia humana está haciendo que esto sea algo que cada vez se de menos (o eso me gusta pensar). También es la gasolina y el motor creador para las cosas que necesitan un cambio, pues es quien conserva una energía convertida en potencial que no ha sido desvirgada ni manipulada. Con esta materia prima el clavo que sobresale es por tanto el humano, la persona, con esa conciencia para inyectar a los demás un despertar que les ayude no solo a evolucionar de manera individual, también que en ese mismo desarrollo de su persona puedan ayudar y hacer del mundo un lugar mejor. 

El clavo que sobresale es el que se atreve. El que se tira al vacío, el que hace las cosas diferentes porque sabe que esa diferencia marca un antes y un después y eso, amigo mío, es un cambio increíble para el cosmos. 

El clavo que sobresale es el que acepta el caos, el que no normaliza ni intenta que todo se base en los mismos patrones para todos. Es el que comprende que no todos tenemos que ser la misma pieza para el mismo puzzle. 

El clavo que sobresale es el que estimula, de hecho paradojicamente suele ser también el que entretiene, ilusiona, transmite esperanza... Para todos aquellos que se han acomodado en la "normalidad" como zona de vida, procrastinando la necesaria e importante realidad de romper esas cadenas y ser quienes son, ni más ni menos. 

El clavo que sobresale es el artista que escuchas cuando tienes un mal día. Es el pintor que, después de una vida como una montaña rusa tiene cuadros valorados por un importe increíble de imaginar en una cuenta bancaria.

El clavo que sobresale es el ganador, es la tortuga que a paso firme ha terminado recorriendo y llegando más lejos que esa creída liebre. 

El clavo que sobresale es el que deja huella. El amor que te despierta un fuego increíble (lo sabes si te has pillado alguna vez por alguien que se sale de lo establecido).

El clavo que sobresale es, sin duda, un ejemplo para muchas personas. Es el poeta que se estudia en bachiller, es el científico que suspendía en primaria y ha logrado investigar algo revolucionario, es el fotógrafo que ha mostrado una cruda realidad al otro lado del mundo, es el deportista con una minusvalía que se ha propuesto con su ejemplo abrir la mente de las personas y despojarlas de los prejuicios. 

El clavo que sobresale es el inmigrante que saltó muros, cruzó mares... Y terminó siendo alguien reconocido. El clavo que sobresale es la persona que ha aprovechado los golpes de suerte mezclados con el trabajo diario junto con unas pizcas de constancia en amor propio y una fe ciega hacia la esperanza. 

El clavo que sobresale es quien escribe este blog y te estimula a que descubras esa parte también de "clavo fuera de sitio" que habita dentro de tu ser. Es la terapeuta que lee el tarot abriendo los ojos a los demás hacia una verdad increíble que habita dentro de sus capacidades como seres divinos. 

El clavo que sobresale es ese muchacho que ha logrado con un video en youtube inculcar gotitas de conciencia ecologica y de amor a cada persona que lo ha visto. Es también ese muchacho de barrio que ha logrado llegar más lejos de lo que jamás nadie pensó. 

El clavo que sobresale es quien, cuando ya ha logrado llegar donde ha querido, también se ha preocupado por estimular a los demás a lograr lo que ellos quieran. 

El clavo que sobresale es ese escultor o ese ilustrador que muestra su arte en prestigiosas revistas internacionales, pero que antes de eso ha vivido como un camarero mal pagado comiendo macarrones durante meses pero con algo que jamás se le iba de la cabeza: vivir de lo que realmente le apasionaba. Y tanta era esa excitación y tan grande era ese deseo, que se puso manos a las obra por encima de momentos incómodos, de trabajos forzados, de situaciones extremas y de necesidades básicas... Hasta lograrlo y poder respirar tranquilo.

Ese es el clavo que sobresale. El clavo que sobresale es tu hijo o hija, cuando le ves de una manera tan única siendo tan como debe ser y algo en ti se enciende por miedo a que la sociedad lo machaque. Permítele florecer, ofrécele tu abrigo y cobijo, hazle fuerte y sobretodo haz que tenga una base sólida y estable de creer en si mismo y de evolucionar, de esta forma esas habilidades increíbles, esos dones, despertarán en su interior y le guiarán a ser quien debe ser, iluminando la vida y dando el verdadero significado que merece su existencia. No temas, con amor y apoyo todo se hará realidad. Permite a la vida trabajar en armonía y si su seguridad en si misma es realmente fuerte y estable, logrará ser quien quiera. Vivimos en un mundo rebosante de milagros y de cosas increíbles que finalmente se hacen realidad.


domingo, 22 de octubre de 2017

Que te quieran bien querida:


¡Oye! Que te quieran bien o mejor que bien... Que te amen sano y si no es así, mejor nada.

Que te quieran bien querida, pero querer de corazón y no de posesión. Un querer de cariño sincero. Sí, ya sé, me vas a argumentar con ese pedacito del cuento del Principito donde se expresa que querer es solo un símbolo de posesión, pero yo no me refiero a un querer posesivo y lo sabes. Yo me refiero a amorcito, amorcito real y verdadero. 

Un amor pleno, de luces y sombras, donde nadie se escurra ni se escabulla, donde se puedan hablar los miedos y donde si en un momento necesitas decir cara a cara "¡ey! por aquí hay una resistencia que a mi me escuece..." recibas a cambio horas de escucha, comprensión y lo mínimo, lo mínimo, empatía. 

Que tengas un amor sano, verdadero, sin idealizar para que te permita ser tú, ser ella, ser él... Para que le permita ser ella, ser él... ser ¿ellos?. Algo transparente, a poder ser ¿no? Digamos que sí. Algo pleno y algo sin tapujos, donde se vea la humanidad sin tener que forzarse a ser una idea.

Un amor donde se puedan experimentar emociones y se puedan hablar de ellas. Un querer de esos de admiración, de verdadera valoración, de apreciación profunda... Sin retortijones a los que llamamos mariposas, eso es una señal inequívoca de que algo va por un camino peligroso. 

Que te quieran bien querida y ya de paso que te hagan el amor cada día ¿verdad? Que te lo hagan con caricias, con palabras, con una sola mirada o yendo a recogerte al lugar donde trabajas. Que te lo hagan limpiándote las lagrimas, chinchándote, dejándote estar en silencio o favoreciendo que ambos aceptéis vuestros procesos individuales... Ay, así sí. Apunta y que no se te olvide:
R E S P E T O. 

Que te acepten completita, con tus oscuros entresijos que son lo peor de ti misma... Esos que te hacen chillar o negarte, esos que hacen que salgas corriendo en dirección contraria y también con esas bellas luces preciosas que te hacen crear, que te hacen salir adelante y tirar a contracorriente pero a favor de lo que realmente te apasiona.

Que te quieran bien, apoyándote en tus esfuerzos diarios, dándote la mano cuando te caigas, hablando de tus miedos más oscuros sin recibir ni un solo juicio a cambio. Que te requieren y recoman a besos (o a palabras, caricias, abrazos) cuando hables de todo lo que te hace sentir vulnerable.

Que ese amor te prefiera siempre por encima de las cosas en las que no estéis de acuerdo. Que al verte sienta una plena satisfacción y admiración porque eres humana y eso supone un 50% de perfección y otro tanto de una hermosa y satisfactoria imperfección.

Que te quieran cuando lo flipes, cuando la vida te parezca lo más y que te quieran, aún más, cuando la vida te parezca un rastrojo y cuando odies la existencia en si misma. Con ese vaivén bipolar que da el simple hecho de vivir, con esa realidad que se antoja en cada humano que aún no ha alcanzado una iluminación verdadera, te deben amar y querer.

Que te empujen a hacer cosas que jamás te has atrevido pero que siempre te picaba el bichito de la curiosidad. Que te amen fuerte con tu puntualidad y tu impuntualidad, con las cosas que se te dan bien y con las cosas que se te dan mal, sin idealizar. Que le de igual si un día pasas de depilarte y si otro estás llorando porque este mes el desajuste hormonal se ha dado fuerte e inesperado, pero que le de igual porque te ama por encima de todo eso, porque realmente quiere que seas tú y tal cual. 

¡Ay! Que eso te deseo yo pa'ti. Yo lo que deseo es que tengas una ausencia de amor insano, porque eso es realmente más favorable para la vida, para tu vida. Que estés con alguien que te vea tal cual y que jamás se le ocurra decirte "yo no voy a poder quererte". Qué horror... Eso no.

 Que te den realmente lo que te mereces, que es lo mejor ¿o no?. 

QUE TE VEA cada día, al amanecer y al anochecer. Que sepa con quien está, quién eres tú y que de igual manera tú veas a la otra persona. Que te quieran bien, sin excusas, sin condiciones. 

Que te deseen incluso cuando estés realmente desordenada por dentro o por fuera, incluso cuando tardes horas en arreglarte o cuando no quieras arreglarte. Que te adoren en tus días de helado, mantita y libro o en esos días donde te da por hacer algo nuevo pero al explorarlo durante meses decides dejarlo porque no te aporta lo que pensabas. Que te permitan esa exploración humana sin tener que estar pendiente de si cogerá la puerta y se marchará.

Que permitas que la otra persona explore la vida y te ofrezca, cada día, más segundos a su lado. Que valoréis juntos un bien tan preciado como el tiempo, que no se os haga tarde, que siempre lleguéis en el momento oportuno. Que crezcáis a la par y que eso se quede como el mayor y mejor bien compartido que podáis tener.

Que encontréis el significado del valor sin precio, que comprendáis las obligaciones del otro, que existan pilares reales, raíces, ideas en común. Que seáis arropo y abrigo cuando los acontecimientos inesperados lleguen para azotar. 

Que te quieran, pero bien querida. Sin quedarse ni un cachito por querer y que tú respondas queriendo en la misma medida. 

Que sepáis pasar tiempo juntos y también a solas, que os penséis y que aunque podáis ser de mundos diferentes halléis la manera y la fórmula para que todo sea más que compatible. Que os veáis crecer por dentro y por fuera. Y que el sentimiento sea más fuerte que la opinión ajena, que a menudo vendrá a comprobar si os habéis situado en una estabilidad real o si solo estáis fantaseando dejando que un montón de cosas importantes se quiebren por la intervención, innecesaria, de aquellos que realmente no están habitando dentro de algo tan bello. 

Que exista un trabajo en equipo, real y sincero y a diario. Que no quepa la menor duda: sois el uno para el otro, la una para la otra, el uno para la otra, la otra para el uno... ¿los unos para los otros? No sé que amor quieres tener, pero el que tengas solo deseo que sea sano, real y que dure, que no se convierta en nubes, que aguante todo, que te ayude a conocer una parte de ti que solo se puede explorar en compañía. 

Porque esto te lo digo como terapeuta, esto te lo digo como persona que acompaña el desarrollo de muchas personas... Hay una parte humana que solo se descubre con el amor en compañía, no con el amor hacia uno mismo y normalmente ese amor, el de la compañía, es el que más nos va a llevar al límite de lo peor de nosotros y sinceramente es uno de los que más nos va a aportar: en sabiduría, en comprensión, en aceptación, en capacidad de adaptación... Y sobretodo en crecimiento. 

Ojalá no vivas una idealización, ojalá vivas algo real. Algo verdadero rebosante de sabor, de besos, de risas y de llantos (que esto no siempre se puede evitar). Que os cojáis la mano y os comáis el mundo cuando toque, sin que os sepa a mal. 

Que te quieran bien, querida, que te quieren bien querida. 

Que te amen bien, querida, que te amen bien. 

Y si el "muy mucho" puede existir en un sentir... Que lo reboséis. Afrontando lo difícil, reconstruyéndo y saboreando con dulzura lo fácil. 



martes, 10 de octubre de 2017

Bravita de corazón.


Brava y pura, has nacido así, que no se te olvide... Porque llevas milenios arrastrando algo que no eres, dejándote hacer de menos. Te han tirado del pelo y han arrancado tu piel, te han convencido de algo engatusándote con lo que solo se puede ver, ni siquiera observar, ni siquiera enriquecer, ni siquiera criar, ni siquiera integrar... Y ahora, La Tierra te lo pide, no los pide: despierta. 

Mi mujer bella, te quiero brava y otras veces serena, te quiero real. No te dejes engatusar y convencer por aquellos que te llaman guapita, guapa, bonita... Porque quien te dice eso se queda solo en la piel y debes recordar, debes hacerlo ahora, que tú eres mujer y por ende eres mucho más que eso: mucho más que tu color de tez, mucho más que la profundidad de tus ojos, mucho más que la sensualidad de tus curvas... Eres mujer y eso dice mucho sobre qué alma portas, sobre lo que eres capaz de hacer, sobre lo que eres capaz de transmitir, sobre lo que eres capaz de sentir. 

Bravita de corazón yo te quiero, que si tienes que mandar a tomar por el culo que no se te quede nada por decir. Que no te arrepientas de haber hecho, siempre y cuando lo hecho sea para un bien mayor: primero tuyo, luego del resto. 

Ojalá vuelvas otra vez a caminar descalza, a sentir la brisa, a no darle muchas vueltas a las cosas, a verte libre... A que nos veamos libre juntas. Te quiero con tu ímpetu de esa energía que es puro fuego y que emerge desde tus pies hasta tu cabeza, te quiero salvaje como esa espiral que recorre todo tu tronco y empieza entre tus piernas para acabar en tu coronilla. Te amo así, entera, cuando recuperas el control sobre tu vida, cuando no dejas que las cosas se te escapen, cuando sabes soltar porque eso es también amarse y priorizarse.

Te adoro cuando cantas, te creas buena o mala cantante. Te adoro cuando tejes, cuando bailas, cuando vistes tus botas, tus zapatos o tus tacones según solo y únicamente a ti te place. Pero cuando más te adoro y más te amo es cuando haces las cosas sin necesidad de agradar a alguien, porque te sale de dentro sin tener que cumplir con expectativas ajenas y lo dejas bien clarito, como el agua del río, y lo dices sin cortarte un pelo... Ahí mujer, ahí eres tú misma. 

Te quiero brava de corazón, como un volcán en erupción, como un oleaje salvaje. Porque esa bravura romperá esas absurdas cadenas, unas cadenas que no pueden oprimirte del todo pero que nos hemos convencido de que sí... Son imaginarias, ni siquiera existen, pero la presión nos ha hecho cerrar los ojos y darle más valor al ruido externo que a lo que tenemos dentro.

Mujer, quiero que recuperemos las escobas, los conocimientos, que volvamos a plantar con cariño compartiendo lo que vamos reconociendo de la misma tierra que nos rodea... Quiero que abracemos, que soltemos, que nazcamos y que finalmente cuando nos toque podamos morir habiéndonos sentido realmente en coherencia y armonía con la naturaleza que nos habita, esa que por muchos siglos que pasen tiene más fuerza que cualquier idea. 

Suéltate de esas presiones mentales, de esos "lo que una mujer debe hacer..." porque una mujer es sagrada y va por encima de lo impuesto, lo sabes y solo debes creértelo e integrarlo, para convertirlo en tu día a día sin que te duela, ni moleste... Que bonita es la vida cuando estás real, brava, sincera, plena, satisfecha... Que bonita la ves cuando haces lo que quieres sin tener que contar con nadie, sabiendo que el universo te protege y que La Tierra es tu hogar, por lo tanto jamás te faltará de nada y siempre recibirás el apoyo necesario para cada cosa que te acontezca. 

Te quiero como un toro, como una ballena, como una leona salvaje, como una loba... Recorriendo la vida sin dejarte nada de lo que realmente te guste, a medias. 

Poniendo los puntos sobre las I, los finales cuando hay que tomarlos y los comienzos sin miedo a que algo no salga como la mente espera, porque cuando conectes contigo comprenderás que todo es a favor de un plan mayor que aquellos que nos trazamos con intenciones difusas a base de expectativas. 

Que real eres cuando lloras, cuando sacas la tristeza y también la rabia. Eres tan tú cuando logras conectar con tu centro y comprendes que toda perturbación que te saque de tu bendita paz no merece ni un poco de tu sagrada atención. 

Que mágica eres, vida mía, tú que la das y la cuidas, cuando de todas, todas, decides ser tú aunque por ello algunos, mezquinos y cobardes, te llamen loca. 

Eres pura energía, no lo olvides nunca.

lunes, 9 de octubre de 2017

De peores hemos salido:


De peores hemos salido, en equipo y a solas y lo sabes.

No necesitas que te repita lo fuerte que eres, creo que ya deberías verlo cada vez que te miras al espejo. Tampoco necesito recordarte cada situación que has superado y que te ha reforzado, porque las tienes a flor de piel latentes.

Luchas y ganas. Avanzas y vences y jamás te rindes ¿acaso eso no es admirable?. Sabes que en la actitud está todo y que puedes, siempre que quieres, tener la actitud correcta. Sabes precisamente que ese cambio de perspectiva es la mejor arma para salir de cualquier agujero, para desenvolverte ante cualquier circunstancia, para mejorar tu vida sin lugar a dudas. 

De peores has salido, yo lo he visto y he sido testigo de ello. He estado ahí, desde el principio y no he titubeado porque siempre he creído en ti, con las esperanza de que te vieses y tú también creyeses en ti. 

Te has enfrentado a tus peores enemigos, que habitaban dentro de ti y los has superado. Has mejorado y has madurado a cada paso. Seguramente te queden muchas cosas aún por reforzar y matizar, pero es parte de la esencia de la vida ¿no? que nunca se termina del todo y que siempre se queda algo en el tintero para poder seguir jugando. 

Eres un ser humano y eso supone hacer cosas correctas e incorrectas, porque es nuestro único método de aprendizaje, lo más importante es que siempre te liberes de pesos muertos que te impidan reconocer la belleza incluso de los instantes más crudos. Lo más importante es que sientas las cosas, de forma real, que no temas jamás decir "lo siento", reconocer errores es de sabios y reconocer aciertos es de gente que sabe valorar a si misma.

De peores hemos salido, como madre, como hija y como familia en conjunto. Esta etapa que vives ahora tendrá sus más y sus menos, pero sin duda alguna el epicentro de cómo lo vivas solo se encuentra en tu corazón. 

Podrás silenciar esas turbulencias mentales que a veces te hacen cuestionarte demasiado y poner a tu espíritu, a tu alma... Al timón de tu propio camino, de tu propia vida, de tu propia experiencia... Para que nunca te falte pasión, para que siempre tengas el cuerpo lleno de energía y la vida llena de más vida, a ser posible. 

Sé que te has caído y te has levantado centenares de veces, como me ha pasado a mi, y seguramente aún nos toque hacerlas unas cuantas más. Por eso te digo que de peores hemos salido y terminamos bailando, sacudiéndonos el polvo, dando aplausos, brincando y ante todo... Siempre hemos terminado más fuertes y a cada rato más imparables. 

Has sido canal para dos seres que llegaron al mundo con intenciones muy diversas pero con principios y conciencias muy arraigas y reales, y ese hecho, el ser madre, no es algo fácil... Tiene sombras muy oscuras, tenebrosas, que muy pocas se atreven a reconocer y también luces, donde todo el mundo se deja encandilar. Tú, de esas pocas, has reconocido la oscuridad que habita en la elección de ser madre y con tu valentía has reconocido que volverías a pasar por lo mismo, aunque suponga en muchas ocasiones una sombra que jamás te abandona. 

De peores has salido, y lo sabes. Lo único que puedo ofrecerte a tantos km de distancia es mi más plena admiración, mi cariño más puro, mi amor más sincero y estas palabras, que espero curen más que las pastillas y te ayuden con los dolores mucho más que las curas. 

Te quiero mamá. (Te puse una pantera para que nunca olvides qué animal eres)

miércoles, 4 de octubre de 2017

Sobre mi:


Pocas personas saben lo mucho que me ha costado conseguir lo que consigo cada día, tanto a nivel emocional como a nivel físico, porque muy pocas personas han sido testigos de situaciones muy extremas de mi vida y de realidades, que para nada desearía a nadie. 

He tomado decisiones de "muy adulto" desde muy joven y eso ha marcado una clara diferencia, una sólida realidad en mi, en mi vida y en mi personalidad. También me ha entrenado para ser una persona que aprenda con rápidez, sin embargo lo he pasado tan mal que de forma innata me sale ayudar a cualquiera en lo que sea y lograr que esa ayuda se materialice y funcione, algo que en mis peores momentos yo habría agradecido con el corazón abierto de par en par. 

Un ejemplo es cuando me vine a Madrid hace 4 años.  No tenía ni una mínima idea de lo que podía significar estar aquí, a todos los ámbitos de mi vida. Simplemente me vine, casi con una mano delante y la otra detrás. Los obstáculos, las resistencias, los muros, los pesos... No tardaron mucho en aparecer en mi vida y en menos de lo que canta un gallo, aquello que parecía fácil, se tornó en un camino empedregoso y complicado, con altos y bajos y carencias a muchísimos niveles, también económico-material. 

A pesar de esas realidades tan adversas y complejas, realidades que me llevaron al mayor extremo de mi vida donde no quiero volver jamás, me he recompuesto de todo y me he hecho la promesa de mejorar siempre, hacer todo para mejorar, para que jamás me vuelva a faltar dinero, para que todo sea tal y como me merezco me cueste lo que me cueste. He asumido el roll complicado que a veces ejerce la vida como única manera y fórmula para hacernos expandirnos y demostrarnos unas habilidades increíbles de crecimiento, desarrollo, evolución y maduración, sin embargo en ocasiones me duele, a pesar de todo lo bueno y enriquecedor que me aporta. 

Y asumiendo ese roll, donde nos toca sí o sí colaborar con lo inevitable, he sabido moverme en la vida intentando aportar siempre lo mejor de mi y esperando ayudar de la mejor manera a cualquiera que se encuentre en mi camino. Sin embargo supongo que con el tiempo uno debe también aprender a elegir a quién ayuda, cómo, desde dónde... Porque aunque exista esa frase de "haz el bien y no mires a quien" a veces uno no puede empantanarse sin tener determinadas cosas seguras. 

He vivido al extremo de no saber si al día siguiente tenía trabajo, también al extremo de compaginar 2 y 3 trabajos diferentes, al extremo de tener que pedir dinero porque uno de mis animales enfermó y no podía hacer nada más que pedir ayuda de cualquiera. He tenido ataques de ansiedad en una habitación que se resumía a cajas de ropa y un colchón en el suelo porque no podía ni invertir 150 euros en un mísero somier de Ikea y en un pequeño armario.

 Y todo esto, todo lo físico-tangible me ha llevado a explorar procesos personales donde el odio se ha apoderado de mi y donde no era capaz de admirar la vida, tentándome a quitármela. Ansiedad que me ahogaba y no me permitía ni conciliar el sueño, un estado en vela que se unía a un dolor profundo. Os aseguro que aquello era el verdadero alcantarillado de mi ser. Sin saber qué hacer o cómo hacerlo, sintiéndome sola y teniendo como única compañía unos animales que además eran mi mayor responsabilidad. 

Por eso cuando os digo que entiendo vuestros procesos, muchos de ellos muy parecidos a los míos, no lo digo con la boca pequeña. Salí de esos profundos pozos, pude conseguir muebles ¡que alegría! y una casa donde entra el sol cada mañana para que esos gatos que conviven conmigo puedan tener su dosis diaria de vitamina D. Decidí que podía aportar algo más a mi vida y desde entonces invierto una importante porción de mi tiempo en este blog y en mi página de desarrollo personal y evolutivo a través del tarot. Y cada día intento ser aún más fiel con quien soy, con lo que consigo y con lo que hago. 

He llegado a llorar porque se ha roto algo material ya que sabía lo que significa a nivel económico. No tengo un coche, no, ni una casa aún... Pero tengo algo mucho más fuerte que todo eso y que me transmite mucha más estabilidad en mi vida: seguridad en lo que hago, en lo que decido y hacia donde llevo mis pasos. Solo así he logrado objetivos, aunque reconozco que son poco comunes pero son mis propios objetivos que me hacen feliz. 

He aprendido a sanarme yo sola cada herida física y emocional, a saber analizar cuando algo se me va de las manos, a poner límites cuando alguien no ha sido capaz de valorar realmente lo que ofrezco, quien soy o lo que hago cada día. Me he reforzado mental, espiritual y emocionalmente, me he reforzado porque solo mi actitud pudo sacarme de esos incómodos lodazales que parecían para toda la vida. 

Con este trabajo y este esfuerzo constante he aprendido lo que es el compromiso y valor. Y con este valor he forjado cada uno de mis días y lo seguiré haciendo, mejorándolo conforme más avance en el camino de la vida. 

Me di cuenta de lo importante en cada pequeño gesto dentro de la rutina de lo cotidiano y le pongo más presencia desde entonces. También me di cuenta del verdadero valor del tiempo, del significado ancestral de un buen favor, de la increíble importancia de un amigo real y de lo que quiere decir sentir a la familia, aunque no los tengas cerca. 

Me he desmoronado y me he vuelto a reconstruir mientras tenía que prepararme cada día para hacer mil cosas que son las únicas capaces de mantener todo lo que he logrado y que son los únicos pasos necesarios para todo lo que me propongo lograr. También así he descubierto lo que significa el empoderamiento pero ante todo me he topado de lleno con lo que significa pensar en otros, sobretodo cuando otros necesitan de nosotros o mejor aún, nosotros de ellos. He dado un valor incalculable a cada pequeño gesto de cada persona que ha podido y ha querido estar ahí y aquí, cada persona  que me ha regalado algo, que ha intentado empujarme cuando yo sola no podía levantarme, que me ha dado consejos para mejorar o que con su intervención y su conocimiento he logrado traspasar fronteras y llegar a donde he necesitado, al margen de lo que fuese. 

No me considero una persona con una vida sencilla ni fácil y tampoco creo que rebose suerte. Creo que sudo trabajo y esfuerzo constante y que en mis ojos está el brillo de una dedicación imparable que marca el ritmo de cada paso. Esta fuerza primigenia es lo que me ha llevado a valorar, a tener los pies en la tierra y a tomar decisiones con un consenso saludable para no salirme del camino de mejorar mi realidad. Y entre tanto trabajo personal y físico, entre tanto derrumbamiento y mejora, he estado al otro de la otra mesa, al otro lado del teléfono o de la pantalla para cada persona que me lo ha pedido, porque en mí han visto un ejemplo o algo que les ha inspirado y esa inspiración les ha hecho mejorar, les ha ayudado o les ha transmitido entusiasmo. 

He hablado de crudezas superadas y he dado una palmada a los demás con la intención de encender esos motores con los que deben propulsarse a superar sus propias tinieblas. Algo que yo no he recibido. 

Supongo que esto es una muy grande (e importante) parte de quien soy, de porqué hago lo que hago, de porqué me duele lo que me duele, de porqué tomo algunas cosas como me las tomo, de porqué elijo lo que elijo y de porqué soy tan espiritual, ya que he visto como la vida pasa de ser una batalla cruda a premiar, ayudar, calmar, proteger... Mientras el universo te cubre las espaldas si tienes la cabeza conectada con el corazón. También me arrepiento de algunas decisiones pero a pesar de ello no puedo hacer más, nada más que seguir colaborando con lo inevitable, como decía antes.

Y ahora reconozco que mi vida es sagrada y esta es la única manera que voy a tolerar que los demás la respeten, admiren y valoren. 

Tengo algo que decir:


Creo que suelo volver, porque para ser franca hay momentos en los que he sido muy feliz y uno quiere (o tiende) a regresar hacia esa felicidad. La cara B, la cara oculta, ha sido sin duda todo aquello que me ha destrozado.

Imagínate... Un corazón abierto que se hace añicos y vuelve, solo, por las chispas. Y lo cierto que por mucho que haga yo he dejado de trepar por "ojalás". Siempre creí que nunca era tarde para nada, pero al final es el amor propio quien frunce el ceño y te dice que ya has llegado demasiado lejos y que va a hacer equipo con tu orgullo para que te dejes de guarradas "destroza corazones". 

Al final, en esta escuela de la vida te das cuenta de que la que se termina sintiendo mal y tiene que volver a re-construirse, nuevamente, soy yo. Sobretodo por cada palabra dicha, sentida y vivida. 

En un instante siempre se es, se fue, siempre fueron, siempre fuimos... Pero aunque la vida se forma de instantes, deben ser constantes para que perduren y realmente signifiquen algo. Hemos venido a jugar y jugar supone, sí o sí, construir en base de un significado mayor, de una profundidad real, de algo que esté y no de algo que se imagine como humo. 

Ella, él, tú... Siempre con todo muy claro. Y yo, ahora, también lo tengo muy claro, conmigo. 


Desconocidos que te abren el corazón:


Tu cielo y mi cielo que están llenos de estrellas y que re-lindo es esto de viajar viéndolas todas por habernos quitado la venda de la expectativa tonta. Aquí expongo uno de los muchos regalos que he obtenido en mi último viaje, un excueto recorrido hacia otro lugar del mundo que sin duda de nuevo me ha llevado a descubrir más cosas en mi que a mi alrededor, y por algo tan hermoso le doy las gracias a la vida. 

Lo más increíble de un viaje sin expectativas, de un viaje con una intención más profundas que la de abarcar mucho y rápido, una intención más humana que la de solo hacernos fotos, una intención más intensa que la de borracheras inolvidables... Lo más increíble de un viaje, que contenía una intención de "bien mayor" como era el hecho de regar una amistad y de amar a una persona, es que gracias a ello me he abierto a cosas que no habría visto de otra forma. 

Y es que creo que uno de los regalos más inmensos que he recibido en este corto, pero interesante, trayecto-estancia es la cantidad de personas que han confiado en mi con un simple vistazo y han abierto su corazón conmigo contándome cosas personales, de esas que habitan en el fuero interno y que esconden la parte más tierna y sensible de una persona.  Eso me ha hecho toparme con una parte de mi misma que no podría haber hallado desde otro lugar. 

Me he sorprendido porque prácticamente desde el minuto uno, todo ha ido fluyendo de manera que una gran cantidad de personas que han participado activamente en esta aventura, no solo me han ofrecido su ayuda, si no, que también me han entregado algo más: confianza hacia mi perosna. Una hermosa y profunda confianza, rebosante de una fuerte luz interior, donde además de conversar conmigo han tenido en cuenta, desde la humildad, mi propia perspectiva y las cosas que yo compartía con ellos. 

Me he encontrado personas que me han reconocido haber sufrido mal de amores, haber sufrido fuertes dolores con las relaciones, tener pánico a los aviones, personas que me han contado su dura infancia pasando hambruna y viendo escenas muy desagradables y otras que me han contado como su padre les abandonó siendo pequeños... Personas que me han contado como han recorrio medio mundo y han abierto su pequeño negocio de alquiler de bicicletas y otros, hermanos europeos, que han ido a cumplir con una pequeña pasión relacionada con la cocina... Y ahí se encuentra la verdadera hermosura de un viaje. No tiene tanto que ver con el paraje, porque el paraje por mucho que haga "clic" en el alma o te llene la vista, se queda vacío si no te nutre más... La belleza de este viaje se ha encontrado mucho más en esa facilidad con la que los demás, sin un atisbo de miedo a ser juzgados, han mirado a mis ojos y han podido ser ellos mismos contándome un sinfín de experiencias personales y agradeciéndome, desde el corazón, mi presencia y mi habilidad para escucharles y acompañarles en esa franja de tiempo que nos ha permitido la vida y el universo. 

Cuando un desconocido te abre el corazón llegas a una conclusión muy importante: todos nacemos con profundos dolores y descubrimos otro tanto de ellos conforme crecemos. Y entre unos dolores y otros buscamos exhaustos alguien que los comprenda, alguien que nos invite o inspire a transmutarlos. Porque en un mundo rebosante de "gente" nos faltan personas... Y cuando encontramos a una, inconscientemente, hacemos lo posible por no perder esa oportunidad. 

Le doy las gracias al universo por permitirme escuchar tantas historias y por ponerme en mi camino personas humildes que han sido capaces de desnudar una parte muy íntima y real de su persona... ¿qué obligación tienes de hacer eso con alguien que no conoces absolutamente de nada? Porque exponerse de tal manera puede conllevar efectos secundarios indeseados. Sin embargo, todas estos encuentros maravillosos e inesperados han fluído con una naturaleza digna de envidiar y de desear en cualquier futuro. 

Cuando un desconocido te abre el corazón, es una señal del universo para mostrarte que no es tan "perjuicial" ni tan dañino vivir con el corazón abierto de par en par o por lo menos darte las oportunidades necesarias hasta darte cuenta de que realmente, vivir así, es la única manera de realmente vivir.