¡Oye! Que te quieran bien o mejor que bien... Que te amen sano y si no es así, mejor nada.
Que te quieran bien querida, pero querer de corazón y no de posesión. Un querer de cariño sincero. Sí, ya sé, me vas a argumentar con ese pedacito del cuento del Principito donde se expresa que querer es solo un símbolo de posesión, pero yo no me refiero a un querer posesivo y lo sabes. Yo me refiero a amorcito, amorcito real y verdadero.
Un amor pleno, de luces y sombras, donde nadie se escurra ni se escabulla, donde se puedan hablar los miedos y donde si en un momento necesitas decir cara a cara "¡ey! por aquí hay una resistencia que a mi me escuece..." recibas a cambio horas de escucha, comprensión y lo mínimo, lo mínimo, empatía.
Que tengas un amor sano, verdadero, sin idealizar para que te permita ser tú, ser ella, ser él... Para que le permita ser ella, ser él... ser ¿ellos?. Algo transparente, a poder ser ¿no? Digamos que sí. Algo pleno y algo sin tapujos, donde se vea la humanidad sin tener que forzarse a ser una idea.
Un amor donde se puedan experimentar emociones y se puedan hablar de ellas. Un querer de esos de admiración, de verdadera valoración, de apreciación profunda... Sin retortijones a los que llamamos mariposas, eso es una señal inequívoca de que algo va por un camino peligroso.
Que te quieran bien querida y ya de paso que te hagan el amor cada día ¿verdad? Que te lo hagan con caricias, con palabras, con una sola mirada o yendo a recogerte al lugar donde trabajas. Que te lo hagan limpiándote las lagrimas, chinchándote, dejándote estar en silencio o favoreciendo que ambos aceptéis vuestros procesos individuales... Ay, así sí. Apunta y que no se te olvide:
R E S P E T O.
R E S P E T O.
Que te acepten completita, con tus oscuros entresijos que son lo peor de ti misma... Esos que te hacen chillar o negarte, esos que hacen que salgas corriendo en dirección contraria y también con esas bellas luces preciosas que te hacen crear, que te hacen salir adelante y tirar a contracorriente pero a favor de lo que realmente te apasiona.
Que te quieran bien, apoyándote en tus esfuerzos diarios, dándote la mano cuando te caigas, hablando de tus miedos más oscuros sin recibir ni un solo juicio a cambio. Que te requieren y recoman a besos (o a palabras, caricias, abrazos) cuando hables de todo lo que te hace sentir vulnerable.
Que ese amor te prefiera siempre por encima de las cosas en las que no estéis de acuerdo. Que al verte sienta una plena satisfacción y admiración porque eres humana y eso supone un 50% de perfección y otro tanto de una hermosa y satisfactoria imperfección.
Que te quieran cuando lo flipes, cuando la vida te parezca lo más y que te quieran, aún más, cuando la vida te parezca un rastrojo y cuando odies la existencia en si misma. Con ese vaivén bipolar que da el simple hecho de vivir, con esa realidad que se antoja en cada humano que aún no ha alcanzado una iluminación verdadera, te deben amar y querer.
Que te empujen a hacer cosas que jamás te has atrevido pero que siempre te picaba el bichito de la curiosidad. Que te amen fuerte con tu puntualidad y tu impuntualidad, con las cosas que se te dan bien y con las cosas que se te dan mal, sin idealizar. Que le de igual si un día pasas de depilarte y si otro estás llorando porque este mes el desajuste hormonal se ha dado fuerte e inesperado, pero que le de igual porque te ama por encima de todo eso, porque realmente quiere que seas tú y tal cual.
¡Ay! Que eso te deseo yo pa'ti. Yo lo que deseo es que tengas una ausencia de amor insano, porque eso es realmente más favorable para la vida, para tu vida. Que estés con alguien que te vea tal cual y que jamás se le ocurra decirte "yo no voy a poder quererte". Qué horror... Eso no.
Que te den realmente lo que te mereces, que es lo mejor ¿o no?.
QUE TE VEA cada día, al amanecer y al anochecer. Que sepa con quien está, quién eres tú y que de igual manera tú veas a la otra persona. Que te quieran bien, sin excusas, sin condiciones.
Que te deseen incluso cuando estés realmente desordenada por dentro o por fuera, incluso cuando tardes horas en arreglarte o cuando no quieras arreglarte. Que te adoren en tus días de helado, mantita y libro o en esos días donde te da por hacer algo nuevo pero al explorarlo durante meses decides dejarlo porque no te aporta lo que pensabas. Que te permitan esa exploración humana sin tener que estar pendiente de si cogerá la puerta y se marchará.
Que permitas que la otra persona explore la vida y te ofrezca, cada día, más segundos a su lado. Que valoréis juntos un bien tan preciado como el tiempo, que no se os haga tarde, que siempre lleguéis en el momento oportuno. Que crezcáis a la par y que eso se quede como el mayor y mejor bien compartido que podáis tener.
Que encontréis el significado del valor sin precio, que comprendáis las obligaciones del otro, que existan pilares reales, raíces, ideas en común. Que seáis arropo y abrigo cuando los acontecimientos inesperados lleguen para azotar.
Que te quieran, pero bien querida. Sin quedarse ni un cachito por querer y que tú respondas queriendo en la misma medida.
Que sepáis pasar tiempo juntos y también a solas, que os penséis y que aunque podáis ser de mundos diferentes halléis la manera y la fórmula para que todo sea más que compatible. Que os veáis crecer por dentro y por fuera. Y que el sentimiento sea más fuerte que la opinión ajena, que a menudo vendrá a comprobar si os habéis situado en una estabilidad real o si solo estáis fantaseando dejando que un montón de cosas importantes se quiebren por la intervención, innecesaria, de aquellos que realmente no están habitando dentro de algo tan bello.
Que exista un trabajo en equipo, real y sincero y a diario. Que no quepa la menor duda: sois el uno para el otro, la una para la otra, el uno para la otra, la otra para el uno... ¿los unos para los otros? No sé que amor quieres tener, pero el que tengas solo deseo que sea sano, real y que dure, que no se convierta en nubes, que aguante todo, que te ayude a conocer una parte de ti que solo se puede explorar en compañía.
Porque esto te lo digo como terapeuta, esto te lo digo como persona que acompaña el desarrollo de muchas personas... Hay una parte humana que solo se descubre con el amor en compañía, no con el amor hacia uno mismo y normalmente ese amor, el de la compañía, es el que más nos va a llevar al límite de lo peor de nosotros y sinceramente es uno de los que más nos va a aportar: en sabiduría, en comprensión, en aceptación, en capacidad de adaptación... Y sobretodo en crecimiento.
Ojalá no vivas una idealización, ojalá vivas algo real. Algo verdadero rebosante de sabor, de besos, de risas y de llantos (que esto no siempre se puede evitar). Que os cojáis la mano y os comáis el mundo cuando toque, sin que os sepa a mal.
Que te quieran bien, querida, que te quieren bien querida.
Que te amen bien, querida, que te amen bien.
Y si el "muy mucho" puede existir en un sentir... Que lo reboséis. Afrontando lo difícil, reconstruyéndo y saboreando con dulzura lo fácil.
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