¿Sabes? todo hay que sentirlo, notarlo, palparlo en lo más profundo de tu ser...

martes, 10 de octubre de 2017

Bravita de corazón.


Brava y pura, has nacido así, que no se te olvide... Porque llevas milenios arrastrando algo que no eres, dejándote hacer de menos. Te han tirado del pelo y han arrancado tu piel, te han convencido de algo engatusándote con lo que solo se puede ver, ni siquiera observar, ni siquiera enriquecer, ni siquiera criar, ni siquiera integrar... Y ahora, La Tierra te lo pide, no los pide: despierta. 

Mi mujer bella, te quiero brava y otras veces serena, te quiero real. No te dejes engatusar y convencer por aquellos que te llaman guapita, guapa, bonita... Porque quien te dice eso se queda solo en la piel y debes recordar, debes hacerlo ahora, que tú eres mujer y por ende eres mucho más que eso: mucho más que tu color de tez, mucho más que la profundidad de tus ojos, mucho más que la sensualidad de tus curvas... Eres mujer y eso dice mucho sobre qué alma portas, sobre lo que eres capaz de hacer, sobre lo que eres capaz de transmitir, sobre lo que eres capaz de sentir. 

Bravita de corazón yo te quiero, que si tienes que mandar a tomar por el culo que no se te quede nada por decir. Que no te arrepientas de haber hecho, siempre y cuando lo hecho sea para un bien mayor: primero tuyo, luego del resto. 

Ojalá vuelvas otra vez a caminar descalza, a sentir la brisa, a no darle muchas vueltas a las cosas, a verte libre... A que nos veamos libre juntas. Te quiero con tu ímpetu de esa energía que es puro fuego y que emerge desde tus pies hasta tu cabeza, te quiero salvaje como esa espiral que recorre todo tu tronco y empieza entre tus piernas para acabar en tu coronilla. Te amo así, entera, cuando recuperas el control sobre tu vida, cuando no dejas que las cosas se te escapen, cuando sabes soltar porque eso es también amarse y priorizarse.

Te adoro cuando cantas, te creas buena o mala cantante. Te adoro cuando tejes, cuando bailas, cuando vistes tus botas, tus zapatos o tus tacones según solo y únicamente a ti te place. Pero cuando más te adoro y más te amo es cuando haces las cosas sin necesidad de agradar a alguien, porque te sale de dentro sin tener que cumplir con expectativas ajenas y lo dejas bien clarito, como el agua del río, y lo dices sin cortarte un pelo... Ahí mujer, ahí eres tú misma. 

Te quiero brava de corazón, como un volcán en erupción, como un oleaje salvaje. Porque esa bravura romperá esas absurdas cadenas, unas cadenas que no pueden oprimirte del todo pero que nos hemos convencido de que sí... Son imaginarias, ni siquiera existen, pero la presión nos ha hecho cerrar los ojos y darle más valor al ruido externo que a lo que tenemos dentro.

Mujer, quiero que recuperemos las escobas, los conocimientos, que volvamos a plantar con cariño compartiendo lo que vamos reconociendo de la misma tierra que nos rodea... Quiero que abracemos, que soltemos, que nazcamos y que finalmente cuando nos toque podamos morir habiéndonos sentido realmente en coherencia y armonía con la naturaleza que nos habita, esa que por muchos siglos que pasen tiene más fuerza que cualquier idea. 

Suéltate de esas presiones mentales, de esos "lo que una mujer debe hacer..." porque una mujer es sagrada y va por encima de lo impuesto, lo sabes y solo debes creértelo e integrarlo, para convertirlo en tu día a día sin que te duela, ni moleste... Que bonita es la vida cuando estás real, brava, sincera, plena, satisfecha... Que bonita la ves cuando haces lo que quieres sin tener que contar con nadie, sabiendo que el universo te protege y que La Tierra es tu hogar, por lo tanto jamás te faltará de nada y siempre recibirás el apoyo necesario para cada cosa que te acontezca. 

Te quiero como un toro, como una ballena, como una leona salvaje, como una loba... Recorriendo la vida sin dejarte nada de lo que realmente te guste, a medias. 

Poniendo los puntos sobre las I, los finales cuando hay que tomarlos y los comienzos sin miedo a que algo no salga como la mente espera, porque cuando conectes contigo comprenderás que todo es a favor de un plan mayor que aquellos que nos trazamos con intenciones difusas a base de expectativas. 

Que real eres cuando lloras, cuando sacas la tristeza y también la rabia. Eres tan tú cuando logras conectar con tu centro y comprendes que toda perturbación que te saque de tu bendita paz no merece ni un poco de tu sagrada atención. 

Que mágica eres, vida mía, tú que la das y la cuidas, cuando de todas, todas, decides ser tú aunque por ello algunos, mezquinos y cobardes, te llamen loca. 

Eres pura energía, no lo olvides nunca.

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