¿Sabes? todo hay que sentirlo, notarlo, palparlo en lo más profundo de tu ser...

domingo, 13 de mayo de 2018

Consensuado, no consentido.


Las mujeres no somos las muñecas del desahogo para ningún hombre que se sienta profundamente frustrado con su existencia. No lo hemos sido, no lo somos y no lo seremos. A pesar de ello la manipulación, el abuso de poder, tergiversar situaciones, el control... Nos ha puesto en momentos donde nos hemos sentido como trapos usados, viejos... Y ésta acumilación de experiencias y sentires, en tantas mujeres, nos ha desconectado de una realidad muy importante: el poder personal, el sentir de una misma, el saber buscar apoyo, el liberarse de la culpa. 

¿A qué viene todo esto? Viene a que no paro de ver cómo la gente puede llegar a estar tan equivocada, con una equivocación que supone una aceptación social que más tarde tendrá repercusiones muy graves. De alguna manera en occidente nos estamos haciendo oír, para ir recuperando parte del respeto que nos merecemos (ojalá lo recuperemos todo y lo antes posible). Durante años se ha normalizado el uso y cosificación de la mujer, era común que la mujer fuese maltratada, minuneada, mal hablada, que no se tuviese en cuenta su decisión y su opinión... Y así pasó de ser humano, a ser un cacho de carne utilizada para el beneficio de otros sin voz y voto reales. Ahora, hartas de todo eso y sacando a la luz una realidad horrible (violaciones, abusos, asesinatos...) nos ponemos en nuestro sitio para luchar y crear una sociedad y un sistema en base al respeto que nos merecemos, al reconocimiento que también merecemos, a los derechos que tenemos. 

Y todo ésto tiene una fuerte relación con la sexualidad. Tras el famoso caso de La Manada, se ha corrido un velo que nos cegaba abriéndonos los ojos a una cruda realidad, una realidad indigesta que han sufrido muchas mujeres y niñas en todo el planeta e incluso de todo tipo de sociedades: las violaciones. 

El sistema judicial sólo tipifica como violación una situación que se da en unos rigurosos márgenes establecidos, considerando que sin consentimiento entonces ya se pasa a violación. Y para ello, aquí en España, parece ser según la última sentencia que se debe hacer un gesto evidente de negación y rechazo. Da igual la condición emocional y psicológica en la que te encuentres, da igual la influencia de poder que tengan las personas que te están haciendo eso... Todo eso da igual, todos esos matices dan igual porque parece ser que lo único que importa es el "consentimiento" alejando el término más adecuado para que realmente algo no se perciba como un abuso, como una injusticia o como un atropello... Y me estoy refiriendo que por encima del consentimiento está la capacidad para consensuar. 

¿Cuál es la importante diferencia entre consentir y consensuar? Consentir se obtiene simplemente con "sí". Consentimos que nos quiten las muelas en el dentista, consentimos al aceptar los derechos de política de Facebook, consentimos un horario de trabajo y un sueldo que hemos firmado... Y a veces incluso, por pura insistencia, sensación de debilidad, porque nos manejan o nos utilizan, consentimos tener sexo sin sentir unas verdaderas ganas dentro de nuestro ser. Sin estar realmente de acuerdo y concordancia con lo que va a ocurrir. 

Y es que a través del consentimiento sin consensuación, se han llevado acabo muchos abusos y violaciones "por insistencia". Porque las personas somos emocionalmente manipulables y otros que sepan de ello y tengan más recursos de los que podemos tener nosotras en algún momento determinado, tiran de ese hilo hasta obtener su propio beneficio por encima de nuestro bienestar. 

Consensuar, sin embargo, hace referencia a algo más profundo y que tiene más coherencia con estar realmente de acuerdo con hacer algo, ya que su significado viene a decir que es adoptar una decisión de común acuerdo entre dos personas o más. Esto implica, de alguna manera, que al tomar la decisión hay una participación más activa e involucrada de una forma más consecuente, responsable y coherente. 

Muchas mujeres terminan cediendo, en situaciones donde realmente no se sienten a gusto, por no tener luego que lidiar con "lo que puede venir después" como un trato denigrante verbal o físicamente, una actitud rencorosa, una manipulación donde les hagan sentir culpables... Y ésto ocurre en todo tipo de ambientes: conocidos y desconocidos. También en parejas donde se supone que hay amor. 

Que una decisión sea consensuada significa que hay la suficiente claridad mental para poder decretar algo sabiendo lo qué se está diciendo y hacia dónde va uno ¿qué quiero decir con ésto? Que si hay sustancias de por medio hay una alteración grave de esa libertad, de esa capacidad para pensar en lo que viene antes, durante y después... Y también hay una mayor vulnerabilidad a ser utilizado por otras personas, pues el uso de sustancias tira abajo muchas resistencias que podamos poner de manera sobria, resistencias que a lo mejor existen simplemente para ser coherentes con lo que realmente queremos y sentimos. 

(Sobre las sustancias y el abuso de algunos hombres hablaré dentro de poco en otro post).

Lo que puede ocurrir cuando se da consentimiento sin consesuar es que la mujer después se siente mal consigo misma, deshecha, sabe que hay algo que no ha ido como debería, se siente desconectada, puede que incluso sucia (a mi me ha pasado). Y es que, por ejemplo, en alguna ocasión he pasado por el aro de no apetecerme absolutamente nada acostarme con un ex y que por su insistencia decir que sí para luego ver que todo ha sido un polvo rápido para su descarga y disfrute y sentirme como la mayor y absoluta mierda que pueda haber sobre el planeta. Y esa es la diferencia entre consentir y consensuar.

Consensuando colaboro activamente y me apetece de verdad, no hay la menor duda de que realmente sé qué quiero y lo que quiero, y todo resulta mucho más "armónico" pues la colaboración y participación es mutua y respetuosa, sin un evidente juego de manipulación y de poder, sin sentir después que he decido a una "violación por insistencia" donde durante semanas estaré dándole vueltas a la cabeza y con una terrible carga emocional. 

A si que, en resumen, todo el sexo, todo lo relacionado con la libertad de la mujer y sus decisiones deben ir de la mano de consensuar, no de consentir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario