Me amo de manera real, tanto como para saber que no puedo encajar en moldes mediocres y pre-establecidos. Me amo tanto, que me encanta. Me amo tanto como para saber observar las señales que están a mi alrededor, esas que te manda la vida para cuidarte con mimo, para protegerte con fuerza, para guiarte con cariño... Me amo tanto que he decidido estar sólo acompañada por aquello/aquellos que reflejen lo más fiel y natural de mi persona.
Me amo tantísimo, de manera fiel, que me perdono cada error, cada equivocación, me perdono cada metedura de pata, me doy permisos, me doy márgenes, respiro... Me observo, me acepto, me recompongo, me cuido las heridas que en el pasado me hice, me identifico con la imperfecta humanidad en sus mejores y peores estados. Admito que no soy un ser iluminado y liberado, soy un humano con consciencia y conexión.
Por todo esto, porque soy una mujer hecha y derecha, porque hace tiempo que dejé de ser "esa chica" o "aquella niña" para convertirme en quien soy hoy: ésta mujer, independiente y creadora. Porque reconozco que lo normal no va conmigo, porque me he perdido y me he reencontrado y cada vez que he hecho esto me he acostado conmigo misma sintiendo una pasión bárbara y una admiración indescriptible. Por esto tengo la vida que tengo, decido desde el corazón, rompo cadenas cada día, reconozco mis ciclos emocionales y los gestiono como sé, como puedo y como quiero, sea lo más o lo menos acertado según el momento y la circunstancia.
Éste sendero me ha llevado a estar acompañada de seres increíbles, y hoy quiero hacer un inciso por ellos, por mis gatos. Mis protectores, mis amigos, mis hermanos, mis hijos, mi reflejo, mis compañeros, mi familia... Mis cuatro gatos. Mis irrepetibles maestros, quienes no se han rendido conmigo incluso cuando yo he tirado la toalla, incluso cuando me he sentado en el suelo queriendo morir o cuando no he encontrado las razones de mi existencia en un mundo que, a veces, se me queda angosto y me hiere.
Éstos felinos, que nada tienen de domésticos y mucho tienen de salvajes, me han enseñado la magia del círculo, la conexión con uno mismo, el poder de la independencia, el amor desapegado, el cariño bajo los rayos de sol, la importancia de la calma, el valor del silencio, la sanación de un ronroneo, el amor real sin fronteras de especie-tiempo-realidades-niveles... Son una parte muy importante del núcleo, del corazón de mis días, de mis rutinas, de mis meses y de lo que llevo caminado y experimentado en la vida. Cada cual tan diferente y sin embargo todos saben quienes son, qué necesitan, qué aportan, qué enseñan... Hay una singular y mágica conexión, incluso dentro de sus propios ciclos de convivencia entre ellos, incluso por encima de algunas discrepancias... Hay una manera especial de mostrarse respeto entre ellos, y lo más importante, le muestran cada día un enorme respeto a la propia vida.
Es precisamente ésta magia y ésta realidad con la que convivo y habito a diario, la que más me ha inspirado a seguir dando pasos a favor de mis sueños, de mis ilusiones, de mis imágenes e ideas creativas... Parte de su fuerza impulsó mi vida y sobretodo lo que más empoderan es mi amor propio, mi autonomía, mi presencia como mujer, mi sabiduría y mi imparable crecimiento personal. Ellos son una pieza fundamental de mi existencia, de quién soy, de quién estoy logrando ser. Ellos son los testigos de todos los cambios que he ido experimentando y cómo con el pasar de los años cada cambio se ha convertido en una nueva faceta, una nueva cualidad, una nueva característica o un nuevo hábito que ha transformado, para mejor, toda mi persona. Y no, no me imagino un futuro sin ninguno de ellos, no me imagino un armario sin sus pelos, no me imagino un jersey sin puntos despuntados, ni tampoco me imagino arrumacos en la cama sin una cabeza por medio que denota pelusilla y ganas de querer disfrutar ese calorcito.
Cuando te adentras en el mundo adulto, sobretodo en el ámbito de "relaciones emocionales/sentimentales" te puedes topar, de golpe y porrazo, con muchas cosas inesperadas; desde inevitables pero constructoras rupturas, hasta condiciones alocadas que te hacen caminar entre la espada y la pared, así como proyecciones (propias y ajenas) sobre idealizaciones creencias de amor deshumanizado e irreal. De entre tantas cosas como es evidente también te verás, y verás a otro, cargando con sus mochilas emocionales y personales, con experiencias, con heridas, con resistencias e incluso con condiciones. Algunas de estas cosas/requisitos son naturales y normales, otros denotan un desequilibrado concepto de relación que termina por explotar en personas egoístas, solitarias en su peor versión o incluso manipuladoras.
No soy madre soltera, soy una mujer joven con ambición y capacidad para transformar su vida. Me impulsa cada acontecimiento, guardo recuerdos en el corazón que valen oro, a veces muestro lo mejor de mi y en otras ocasiones vibro en mi peor versión, no me arrepiento ni me avergüenzo por ello. Y gracias a todo, a los buenos y malos momentos, estoy aquí y me siento con una satisfacción personal maravillosa, a pesar incluso de que me quedan cosas, metas, objetivos... Por lograr y cumplir.
Mi "condición" en el amor es que mis gatos te acepten, ellos han estado a mi lado cuando no he tenido absolutamente a nadie más. Ellos son mis fieles compañeros, mi calor cuando enfermo, mis caricias cuando he llorado, mi risa por la mañana, son cada uno de los "buenos días" que recibo y cada mimo de "buenas noches" para ahuyentar las pesadillas. Ellos son una prolongación de mi naturaleza etérea, espiritual y real, de esa conexión que admiras y a la vez seguramente te da curiosidad, de esa forma de vivir con la que me identifico y que permito que cambie con su capacidad metamórfica.
Sólo si te aceptan mis gatos podrás dormir cada noche en mi cama. Sólo si te aceptan mis gatos, los cuatro, podrás vivir conmigo. Sólo se te aceptan mis gatos, cada uno de ellos, podrás contar conmigo en tus batallas. Y es que sólo si te aceptan mis gatos, sabré que es una de esas señales de la vida para decirme "es ésta persona y es éste el momento". Porque ellos sentirán tu corazón y no les vale alguien que tiene un corazón encerrado entre alambre de espino, les vale alguien con capacidad para abrirlo incluso por encima del miedo a la vulnerabilidad.
Sólo si te aceptan mis compañeros felinos podrás contar con desayuno recién hechos, cuando tenga tiempo y ganas de hacerlos. Porque ya he cometido el error de darlo todo sin escuchar la silenciosa mirada de mi familia gatuna, y me he quedado vacía, desarropada, destrozada y con heridas de gravedad. Por eso, desde hoy en adelante, sólo si te quieren mis gatos... Te querré yo.
Porque ellos son un claro reflejo de mi feminidad salvaje, de mi constante, de mis principios, de mi forma de pensar noble y generosa. Porque yo les salvé la vida sin saber que con eso me estaba salvando a mi misma, si no entiendes esto... Seguramente ellos tampoco tengan ni ganas, ni tiempo, para entenderte a ti y por eso, posiblemente, tampoco acepten tu presencia.
Cuando entres en mi casa debes recordar que es su hogar y tú eres un invitado. Te ofreceré todo tipo de cosas para que estés cómodx, pero recuerda que estás dentro del hábitat de unos seres maravillosos que no te arañarán, no te harán heridas, no te bufarán... Y merecen tu respeto, tanto en lo que dices, haces... Como también en lo que piensas. Si entras con el corazón abierto, dispuesto a disfrutar de la vida y dándole una oportunidad al mundo para sorprenderte, te aseguro que ellos responderán con lo mejor de si mismos.
¿Es esto una gran responsabilidad para ti? Entonces, compañerx, es mejor que cojas la puerta y te marches. ¿Resulta una condición horrible pensarte conviviendo con éstos animales? Pues definitivamente no estamos hechos el uno para el otro. ¿Piensas que "si no fuese por ellos, entonces, sí tendrías futuro conmigo"? Ellos son yo, no puedes dividir una persona de si misma, de igual manera que no puedes dividirme de mi propia vida, de mi propio tesoro. ¿El valor del compromiso hacia otros seres vivos te resulta asfixiante o agobiante? Pues es, sin duda, una señal inequívoca de que estamos a niveles diferentes, con tanta diferencia que son incompatibles.
No te engaño, te digo la verdad y es que sólo si te aceptan mis gatos sabré que puedo amarte sin medida. Y tú sabrás que podrás contar con una familia constante y fiel, constructora, superadora, triunfadora, con valores, luchadora, imparable, capaz, protectora, motivadora, real...