Todo se aclara con la llegada del amor. Todo se responde de una manera mágica e inesperada.
Todo es complejo y difícil, la vida no es un camino para bobos ni un camino la mar de liviano. Pero cuando llega el amor, incluso en esa intensidad de dificultad que nos abruma y nos encharca por dentro, todo se aclara. Y aunque paradójicamente el amor también tiene su complejidad, al final es la única "píldora mágica" para acunar la pena, acunar la soledad de la existencia, la crisis de la vida, la desconexión espiritual temporal, la culpa, el miedo o cualquiera de esas "grandes cosas" que tanto nos afligen.
A menudo recibo muchas preguntas relacionadas con el amor, todo el mundo desea saber sobre el amor en su vida y esperan que el tarot les de una respuesta contundente, real, concisa, verdadera y autentica. Algo que les solucione de un plumazo el problema, y el problema es que cuando preguntas por amor en el tarot muchas veces es porque ese amor no existe y sólo buscas el consuelo de una mentira piadosa para agarrarte al clavo ardiendo de una ilusión temporal.
Te contaré algo sobre mis relaciones: han sido un desastre. Te lo digo así. Apenas tengo contacto con mis exs y tampoco les echo en falta, están bien donde están. Con otros sí conservo contacto pero porque nos une una intensa y verdadera amistad, algo que estaba mucho antes que nuestros tonteos esporádicos. Pero centrándome en relaciones de amor, de esas largas y que parecen que van a ir a algún lugar (o no largas pero tonta de mi caí rendida al enamoramiento): un puto desastre, un caos sin precedentes.
Y no sé si es por crecer, por la resignación o porque la vida al final te lo muestra así (pasa incluso con los amigos) con el tiempo te das cuenta que cuando hay amor, incluso con la dificultad interna de ser humano, hay más claridad.
Sí, vivimos en un vaivén personal que se desarrolla con espejitos y reflejos exteriores, vamos y venimos de nuestro interior hacia el entorno y de nuevo repetimos y así constantemente. Sin embargo, incluso por encima de esa incertidumbre tan común y tan humana, cuando hay amor ni la duda más pesada obtiene ese protagonismo que tanto desea.
Es como si llegase una brisa fresca y lo aclarase todo. Un pequeño gesto, la palabra correcta en el instante adecuado, un acto, una frase, una mirada, una respuesta que te dan aunque no has pronunciado esa pregunta que tanto te estaba molestando por dentro... Y ahí lo tienes: es el amor haciendo limpieza, barriendo y poniendo orden, eliminando borrones y nubarrones que nos impiden ver con más luz, con más claridad, con más brillo.
El amor nos despierta lo peor de nosotros, quizás para que seamos capaces de convertirlo en lo mejor. Pero también nos calma, como ninguna otra cosa, cuando la vida en sí nos da un sopapo o cuando la común sensación de soledad y abandono, que todos llevamos como una espina recurrente y perenne en nuestro interior, nos domina. El amor es la única solución para toda esa angustia, el amor es la única solución para el miedo a vivir y también para el miedo a morir.
El amor, real, de personas que realmente nos aman es el único motivo que nos mantiene aquí.
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