A veces me siento desnuda frente a un abismo que nada alumbra. Y al borde de tal precipicio, caigo en la idea y en la cuenta que los pasos más difíciles de ésta vida se hacen acompañados, solamente, por tu propia esencia.
Aún con devoción y mesura comprenderás que la existencia es una guerra con final. Es una lucha y una construcción y el viaje más difícil para tu corazón. Idas y venidas, las heridas que escuecen entre los besos que faltan y los abrazos que no aparecen, las palabras que se dicen y los gritos que se callan, los te quiero desbordados y las huidas (in)justificadas... Te verás cargando, soportando y aguantando miles de cosas que no querías... Y tendrás que hacer uso de tu fortaleza más poderosa. Con aguante y tozudez. Sólo te quedará una elección, caminar y seguir adelante, rendirse no será tu opción.
El hierro se forja entre las más bravas ascuas...
Los ríos nacen de las más pedregosas cimas...
Los vientos destruyen los más duros materiales...
Y a ti, corazón mío, te ha tocado vivir ésta vida...
Y tú, eres más que fuego, más que hierro, más que agua y más que aire.
No temas...
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