¿Sabes? todo hay que sentirlo, notarlo, palparlo en lo más profundo de tu ser...

miércoles, 5 de marzo de 2014

Madrid.


¿Por qué Madrid? Porque sí.

Porque es la ciudad que guarda la mayoría de mis recuerdos de niñez y adolescencia, porque es la comunidad que me ha visto lloriquear, reír y decir que sí.

Porque es la ciudad donde he caminado sintiéndome extraña, perdiéndome entre sus calles y descubriendo escondrijos iluminados que ¡ojalá hubiese tenido mi cámara a mano! Porque es el lugar donde me enamoré por primera vez a la edad de 12 años, porque es donde he jugado, donde he soñado y me he criado. Porque es donde he huído durante tanto tiempo, siempre que tenía un momento me iba a Madrid... para desconectar, para ser feliz, entonces me dije ¿ser feliz a cachos? ¡MEJOR SERLO SIEMPRE! y volvi para acá con esa intención.

Porque es la ciudad del mestizaje, de la historia, de la chulería y de la nostalgia. Porque es una ciudad bohemia, que esconde más secretos de lo que a simple vista se puede ver... porque es donde me acomodo retratando efimeros recuerdos, porque es donde me imagino escribiendo.

Es una ciudad que se parece bastante a mi; tiene sus días turbios pero aún así conserva un brillo especial. No es una ciudad para cualquier persona, es una ciudad que hay que vivirla con sentimiento, te gusta o la odias, no hay un punto intermedio.

Madrid tiene todo lo que yo quería: movimiento, transporte público, arte, restaurantes vegetarianos, un amor correspondido, simbólicos momentos, fugaces miradas en el metro... encantadora hasta el punto de poder llegar a enamorarte. De noches de té, a noches de birras, de copas, de fiesta... también noches de paseos, citas románticas.

Y es por eso que decidí retomar mi vida en Madrid, el lugar que me vió nacer y crecer, que me despidió con un "hasta pronto" y que, de alguna manera, me ha recibido con un "te he echado tanto de menos".

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