¿Sabes? todo hay que sentirlo, notarlo, palparlo en lo más profundo de tu ser...

viernes, 24 de noviembre de 2017

Mi medicina...


Una de las cosas que más he agradecido estos días, de desconexión laboral, ha sido poder retomar la escritura. Tomarme mi tiempo para inspirarme y otro tanto para plasmarlo. 

Escribir es para mi una pasión muy difícil de explicar con palabras, por incoherente que parezca. Es "el subidón", una sensación que no he alcanzado ni con ningún otro tipo de experiencias. Es lo que me hace sentir centrada y a la vez conectada con mi naturaleza, me ayuda a gestionar mis emociones más tristes y pesadas, transmutándolas por sabiduría y autoreconocimiento. Invertir horas y horas en escribir supone para mi un placer, mucho más que cualquier polvazo.

Éstas últimas semanas apenas he tenido tiempo para poder dedicarle toda la atención que merece y sentía que una parte dentro de mi desfallecía, aumentaba mi estrés, me sentía abatida y sin fuerzas para nada. Y entonces caí en la cuenta: mi medicina, por encima de todo, es escribir. 

Reconozco que no cumplo con las normas estipuladas para ser la mejor escritora del mundo, aún no tengo nada publicado más allá de revistas on-line y de mi propio blog, pero... Siento que escribir me hace ser quien soy. Y también me hace sentir mucho mejor aunque físicamente esté agotada o emocionalmente esté inundada. 

Sin la escritura no podría abrir mi corazón al entendimiento, ni tampoco podría compartir y ayudar a otros... Porque un gran porcentaje de mi trabajo personal y laboral tiene que ver con la comunicación, una comunicación que ha emergido y mejorado con el contacto del mundo literario y en concreto con haberme aventurado siempre a dar el paso de escribir y escribir. De hecho, desde el momento en el que se me corrigió la dislexia es algo que siempre me ha acompañado. 

De pequeña escribía pequeños cuentos y poemas, era la mejor en clase haciendo redacciones o inventando historias y poco a poco la escritura ha supuesto para mi una constante donde poder ser yo misma sin sentirme juzgada, a pesar de la evidente desnudez que muestran mis palabras. 

Gracias a escribir he podido llevar mejor los procesos que me ha tocado experimentar, he superado con mayor rapidez las rupturas amorosas y en los momentos donde me he sentido muy sola he conseguido transformarlo en un profundo texto donde me encontré a mi misma y entonces ya no necesitaba de nadie más, en un pis-pas esa soledad se transformó en autoencuentro. 

Escribir me hace, además, comprender mejor cada vivencia y cada experiencia, tanto del día a día, como del mundo espiritual en el que me adentro poco a poco. Por esto y por todo lo que podéis leer a diario... Escribir es mi medicina. Es donde soy realmente YO, franca y abierta. Escribir una carta de agradecimiento supone para mi poner todo mi corazón a vista del otro. Escribir una carta de reconocimiento y de disculpa es lo más vulnerable y real que puedo mostrar de mi persona. 

No podría imaginarme mi vida sin esta herramienta tan poderosa y enriquecedora.

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