Marzo 2018 Kapadokya - Turquía |
Reconozco que mi último viaje a Turquía ha sido un viaje al uso, dicho de otra forma, muy parecido a cualquier viaje turístico de cualquier otra persona, pero a pesar de las diversas y divertidas actividades turísticas y comunes que he podido experimentar, incluso en esas he intentado guardar y recolectar un poco de información de la que realmente me interesa y me llena. Una información que me acerque más a la comprensión y a la expansión del ser humano.
Estando en Kapadokya de senderismo y hablando con el guía que nos acompañaba, pude compartir una interesante conversación en inglés sobre la influencia natural dentro de los conocimientos y del folclore que esa tierra acoge. Siempre me ha fascinado la capacidad que tiene el ser humano para salir adelante y para desarrollarse, aunque la mayor de mis fascinaciones está centrada sobretodo en el desarrollo como individuos, así como la influencia espiritual que existe en tal habilidad y cómo esa influencia espiritual puede estar también ligada a un gran conocimiento del mundo, del entorno donde cada población ha habitado. Dentro de todo esto y de la manera que ha tenido el ser humano para conocerse a si mismo y para conocer lo que tiene cerca de si, despierta especialmente mi curiosidad el uso de un montón de plantas y de la naturaleza en si misma y el papel fundamental que ha tenido.
Desde los conocimientos en fitoterapia y terapias naturales, que de alguna manera han sido los antecesores de los actuales fármacos, hasta el antiguo reconocimiento de las emociones como algo que influyen directamente en el bienestar de una persona. No necesito ningún estudio científico para apoyarme y defender que según el estado anímico de una persona, su cuerpo físico responde de una manera o de otra, es algo que me parece evidente.
En antiguas poblaciones ha existido un papel muy importante, es el papel de aquel que tenía conocimiento suficiente sobre si mismo o sobre la naturaleza como para poder utilizar esa sabiduría en ayudar a otros. Dentro de todo esto siempre me ha fascinado como el ser humano al final ha dado con las herramientas para ayudarse a si mismo. Antiguamente daba con las plantas correctas para responder a las preguntas que podía hacerse, para llegar a determinados conocimientos, para paliar, curar y tratar determinados síntomas... Y es precisamente de esto de lo que hablamos aquel guía y yo.
Me fascina saber que en un montón de países la naturaleza ha sido venerada pues era la única que nos podía aportar lo que necesitábamos para comer, curarnos, abrigarnos, sobrevivir... Y dentro de ésta veneración, también repleta de rituales, creencias rebosantes a veces de parafernalia, necesaria o no según se vea, siempre ha habido un hueco para honrar la presencia de lo sagrado y lo sagrado por encima de todo era el conocimiento, la oportunidad, la ayuda y la consciencia.
En mi último viaje, a Turquía, me topé con muchos gatos en lugares sagrados para los humanos. Gatos amables, afables y con una presencia increíble. Empecé a hilar, entre la conversación que había tenido, las sensaciones y percepciones personales y otra información que me llegaba a través de otros canales, como amigos investigadores, internet etc... Y me encontré cara con cara con una teoría, que quizás no es la más acertada pero que por el momento a mí me vale: la influencia chamánica.
El guía me habló de la fuerte influencia del chamanismo, entre otros mongol, que hubo en Turquía. Y cómo ese chamanismo inculcó y trajo información muy importante sobre el uso de plantas para todo tipo. Por otro lado me llegó la información de la existencia de plantas para uso enteógeno y visionario, no me cabía ninguna duda pues estaba visitando un país con una fuerte influencia clarividente, no es extraño encontrar ofertas de trabajo donde se busca a persona que sepa leer e interpretar los posos del café. Me aconsejó algunos sitios, aún más auténticos, para toparme y dar con este conocimiento y esta realidad cara a cara.
Visité muchos monasterios tallados en pura piedra y la importancia del monasterio en aquella época. La construcción de algo que para nosotros solo tiene una representación religiosa, pero que sin embargo era el mismo sitio donde las personas iban a alimentarse, cuidarse, refugiarse en épocas de guerra y también hacer sus prácticas espirituales. En estos lugares además se hallaba el conocimiento, pues es donde se encontraban los libros y manuscritos que los humanos habíamos redactado para dejar y transmitir la información más importante.
Así pues el viaje a Turquía me ha abierto, aún más, mi propia opinión y visión sobre el chamanismo. El contacto con aquellos animales, ver como perros y gatos coexisten en paz y mantienen y sostienen su propio papel fundamental en este mundo, saber que la gente va y recoge lo que las plantas dan, entender que lo sagrado es algo mucho más que simplemente "religioso", comprender una fusión de culturas antiguas que dan como resultado una nueva cultura, abrirme a la oportunidad de ver más allá que lo que la sociedad solo quiere que veas... Hallarme vislumbrando las posibilidades de un pasado, muy importante, para toda la humanidad y cómo ese pasado ha necesitado y ha tenido de un apoyo mayor. Saber que entre Europa y Asia han habitado, convivido... Seres humanos comprometidos consigo mismos y con los demás, que compartían y aportaban algo más que tratamientos y enseñanzas.
Después de ese viaje, donde dejé también emerger con libertad a mis divagaciones, he decidido ponerme a buscar por internet sobre la influencia chamánica en Turquía y ésto es lo que he encontrado, sin indagar demasiado a fondo, entre los primeros links. Antes de aventurarte a la siguiente lectura, cabe recalcar que ninguna verdad es absoluta.
- Para empezar el foclore y las costumbres/tradiciones turcas han estado muy relacionadas con algunos animales, entre los que podemos señalar a la serpiente. Este interesante reptil, amado y odiado a partes iguales, ha parecido siempre como una importante representación arquetípica para cualquier religión, sociedad y cultura antigua. La serpiente es venerada y odiada a partes iguales, si bien en el cristianismo se la dibujó como una tentación que llevó al humano a la condena del pecado, en otras religiones y culturas se la tiene como una protectora y diferentes tipos de chamanismo siempre han respetado su figura más allá de la creencia que se ha depositado sobre ella. En diferentes ramas del chamanismo que existe en América, la serpiente ha sido la compañera para el uso de diferentes plantas haciendo ver que era la propia serpiente una representación física y en animal de esas plantas, entre las cuales podemos destacar la Ayahuasca. La serpiente tiene una fuerza misteriosa que contiene la vida y la muerte; la maldad y la bondad; el remedio y el veneno letal. Según las sociedades de agricultura, la serpiente es el símbolo de la fecundad.
De acuerdo al “calendario de 12 animales” de los turcos, la serpiente es al mismo tiempo el nombre de un año. El año de la serpiente significa días de invierno más fríos y largos; días de verano más secos y calientes. La serpiente aparece en los textos mitológicos que versan sobre la creación y el día de juicio final en la mitología turca. Según la leyenda de la creación, la serpiente es un animal encargado de proteger las frutas prohibidas. Pero, según la mitología turca, la serpiente entró en el Demonio y engañó al ser humano. Esta característica de la serpiente parece a muchas culturas. En los mitos de la cultura turca, la serpiente aparece en los cuentos y narrativas. En el texto altaico de la creación, Erlik (el demonio) y Toronoy comieron las manzanas prohibidas. Dios castigó a la serpiente y al ser humano.
Se cree que algunos chamanes se disfrazan de serpientes. Los chamanes imitan los movimientos de la serpiente durante las ceremonias. El atavío de los chamanes tiene diseños que simbolizan la serpiente. El Diccionario de Terminología de Creencias Antiguas y Chamanismo de los Turcos (Esat Korkmaz) contiene importantes referencias sobre la serpiente descrita en diversas formas. La serpiente vive en el mar subterráneo y es el látigo de Erlik.
- El culto al fuego es otra de esas antiguas costumbres turcas. Los rituales en Asia Central se observaron también Anatolia. Los turcos derritieron el monte de hierro para salir de Asia Central y siempre respetaron el fuego para facilitar su vida. El fuego está siempre limpio y repela las maldades purificando y fortaleciendo al ser humano. A lo largo de la historia, los turcos creyeron que el fuego es purificador e hicieron saltar por encima del fuego a los pacientes.
Los turcos no echaron nada sucio o malo al fuego. Siempre apagaron el fuego con el agua. Pero, la extinción del fuego con el agua no era considerada buena porque se creía que era mala suerte. En su lugar, pusieron ceniza para extinguirlo. Y nunca se da el fuego del horno de una casa a otra persona.
Según las costumbres arcaicas turcas, se echaba un bocado de la comida cocida al fuego para saciar el espíritu del fuego. Esta costumbre todavía se observa en algunas provincias de Anatolia.
El respeto y la admiración por los elementos, en casi todas las culturas chamánicas, demuestran que es importante dar un valor sagrado, de valoración y reconocimiento incluso a lo que, bajo nuestros ojos de la sociedad actual y occidental, es algo "básico" y "fundamental". Es posible que el chamanismo abrace la idea de que sin lo básico y lo fundamental lo demás no existiría, sin fuego el ser humano no habría evolucionado, por eso ellos le aportan esa prioridad de respeto y reconocimiento.
- El conocimiento de plantas naturales. Aquel guía me habló de que era común y habitual encontrar a muchas personas con un extenso e importante conocimiento en plantas naturaleza, sobretodo en aquellos que vivían en pueblos cercanos a zonas naturales. Me recomendó algunos sitios para volver en mi próxima visita y poder encontrar ese mismo conocimiento y de camino por un sendero nos explicó que algunas plantas de las que veíamos se utilizaban para hacer recetas típicas de allí, con las cuales se cocinaba pasta. Sin embargo, más allá de los alimentos, me habló de que la gente tenía un extenso conocimiento en el uso de plantas para tratar todo tipo de mal estar y enfermedades y que la mayoría de personas era así como se curaban en los lugares más alejados de las grandes ciudades. Parte de este conocimiento, como he comentado antes, venía la influencia chamánica mongola y otros pueblos antiguos circundantes a Turquía y las emigraciones y tránsitos que por este país se han vivido. Pero me hizo un pequeño apunte y es que todo ese conocimiento de plantas y del uso de las mismas estaba también ligado a una fuerte creencia espiritual.
- Simbolismo protector, esto es algo que también acompaña cualquier creencia espiritual y también al chamanismo. Dentro de los objetos que un chamán usa consigo mismo y con los demás, existen muchos que ayudan en la protección y el cuidado. Dependiendo de la cultura pueden ser más o menos naturales o también pueden ser fragancias, flores, plantas... Que se llevan en el cuerpo o colgados. Porque el chamán es una representación entre el mundo físico-tangible y el mundo de los espíritus/energético, por ello observa y vislumbra hacia aquello que tiene que trabajar y también hacia aquello de lo que se tiene que proteger o de lo que tiene que proteger a otros. Existen chamanes que transmiten conocimiento sobre cómo la intención y la atención de las personas pueden influir directamente en la vida de otros. Dentro de la cultura Turca hay un símbolo, mundialmente reconocido, que atrae "suerte" o "protección" a aquel que lo lleva consigo, sobretodo protege del mal de ojo y hago referencia al "nazar". Se origina en el gusto por algo que trae consigo los sentimientos de envidia y malicia. El Profeta Mahoma dijo que el mal de ojo es un fenómeno cuya existencia no se puede negar. En el marco del Islam hay vías con las que uno puede protegerse del mal de ojo. Esas son las oraciones Fatiha, Ayet al-Kursi y Resullullah del Corán.
En Anatolia domina la creencia de que el mal de ojo puede suceder por vía verbal y también por vía visual. Esta frase demuestra muy bien la fuerza mortal del mal de ojo: “El mal de ojo puede llevar al camello a la caldera y al hombre a la tumba”. Las creencias acerca del mal de ojo y las medidas que se toman para protegerse de ello varían también hasta fuera de las sugerencias del Islam. En realidad, la mayoría de ellas datan de las antiguas creencias turcas antes de la existencia del Islam y siguen siendo preservadas hasta el día de hoy.
Para protegerse del mal de ojo el pueblo suele utilizar materiales de jerigonza. Los artículos llamados “nazarlık”en turco, que son un tipo de amuleto hechos por esos materiales, se colocan en la ropa de niños y también de adultos, en las cunas de bebes, encima de las puertas y en una parte visible de alguna cosa a la que se pude mirar con el mal de ojo. Generalmente los amuletos son hechos de material del color azul o tienen la forma de un ojo. En los tiempos antiguos en Egipto estos amuletos se llamaban “Ojo de Horus” o “Ojo de Osiris”.
- Otra cosa que se realiza casi en cada parte de Anatolia es quemar incienso. Quemar incienso se basa en el acto de quemar cualquier material en fuego y hacer que el humo producido tenga contacto con el enfermo. Desde hace tiempos muy antiguos quemar incienso es un método de tratamiento muy generalizado en el mundo turco y tiene una relación directa con la cultura de fuego que es un método de tratamiento, purificación y limpieza.
El material más importante de los inciensos aplicados en Anatolia es la semilla de harmal. En muchas partes de Anatolia la semilla de harmal se quema en un recipiente con un trozo de hielo y sal y el humo producido se hace respirar por el paciente. Además de la semilla de harmal, es posible añadir también otros materiales al incienso. Es en otras culturas chamánicas donde también se queman sus propias plantas e incienso, entre lo más conocidos "palo santo".
- Recibir los cambios de la naturaleza y celebrar la llegada de las estaciones. Éste es un hábito que nace también de antiguas creencias y culturas donde siempre ha existido uno o varios representantes "chamánicos" según la cultura y sociedad a la que hacemos mención. Desde mayas y aztecas, pasando por indios norteamericanos, así como antiguas culturas de la India, Hawaii, Rusia... Todas ellas han abrazado en su raíces la importancia de la llegada de determinadas estaciones y darles el valor que se merecían. Turquía no es menos y en éste país existe una tradición que, más modernizada, aún se lleva a cabo hoy en día. Tepreş conocida como la fiesta de los turcos de Crimea es una parte de la riqueza cultural de los turcos extendidos en una geografía amplia desde el Adriático hasta China. Igual que es en otras fiestas de la primavera, también Tepreş simboliza la unión, solidaridad, ayuda mutua y reanimación. En las celebraciones de Tepreş se organizan actividades deportivas, concursos, se ofrecen comida y bebidas presentando con todo ello la riqueza y gracia de la cultura turca.
Tepreş se acepta en la sociedad como “el despertamiento de la naturaleza”. Al crecer la cosecha cuando llega la primavera se denomina entre el pueblo como “Tepreş de cosecha”. En Anatolila la fiesta de Tepreş se celebra en las ciudades Ankara, Eskişehir, Estambul y Polatlı donde viven muchos turcos tártaros. Generalmente se realiza a principios de junio en Anatolia y en estas festividades se reúnen todos los turcos tártaros de Crimea.
También existe otra tradición denominada "la Fiesta de Noruz". Ésta se recibe en Anatolia y en cada esquina del mundo turco primero limpiando la casa. Es tradición vestirse de blanco e incluso en algunos lugares se viste de blanco. En toda Anatolia existen diversas creencias en relación con Noruz que se evalúan como reanimación y resurrección. Se cree que el día de Noruz corre el agua desde el ronco de los árboles hasta las puntas de las ramas y que así se reaniman los árboles. Aparte el 21 de marzo se podan las viñas y se dice que lloran las viñas al ser podadas. Después de esta fecha ya no se las puede podar porque se cree que ya esta reanimada la naturaleza. El día de Noruz las mujeres se pintan con lápiz de ojos pensando que al hacer eso, ese mismo año no les dolerán los ojos. Y las personas que se bañan realizando la ablución no se ponen enfermos ese año. Un día antes del Noruz las chicas y mujeres se ponen henna en las manos pidiendo que ese año sean rojos los granos de trigo. En la noche anterior del día de Noruz no se duerme para tener mucha bondad.
Además de todo esto, existen otras muchas crencias culturales más o menos relacionadas con el mundo del chamanismo, que hacen referencia a unas potentes raíces culturales, energéticas, espirituales y de conocimientos sobre la naturaleza.
Qué interesante resulta encontrarse con la sabiduría ancestral, esas inequívocas raíces sobre las que se apoyan nuestra realidad actual. Sin una base como aquella y sin determinados conocimientos que han sido los antecesores de nuestra evolución, no habríamos podido progresar y seguir creciendo.
Por último hacer una mención especial a la cultura/religión Sufista, los cuales son la parte más mística del Islam. Toda religión actual ha sufrido una transformación y división de la realidad de donde emergió. Esto es debido al gran poder que ha tenido la religión, en general, sobre las sociedades.
De esta manera los antiguos textos y conocimientos que nos han sido transmitidos llevan muchas "remodelaciones" sobre sus hombros y aunque según qué religiones algunos pueden parecer más a los primeros textos, a ese conocimiento primigenio, lo cierto es que quien niegue que todas las religiones han sufrido transformaciones a favor de personas con poder y antiguos gobernantes, es un ignorante. De la misma manera ha ocurrido con el Islam, una de las religiones que más controversia producen, sobretodo para el mundo cristiano y occidental.
Quizá, una de las mayores causas de mortandad en la historia de los seres humanos no sea ninguna epidemia, plaga o veneno de origen desconocido, sino, sencillamente, pensar de manera distinta a quienes sujetan, con firmeza, las riendas del poder. Así, los mártires del pensamiento y de la discrepancia suman infinitas víctimas, imposibles de calcular, y las encontramos en toda clase de religiones excluyentes o regímenes políticos totalitarios.
El sufismo comparte muchas prácticas comunes con el resto del Islam, sin embargo también tiene sus propias prácticas de carácter individual, como pueden ser la recitación de una determinada letanía o modelo de recuerdo de Dios característico, denominado wird, que es la base de la mayoría de los turuq y uno de los elementos más importantes de las prácticas de los iniciados. Por otro lado existen prácticas comunitarias que incluyen a los miembros de una misma tariqa. Entre las prácticas que caracterizan a las órdenes sufíes están las sesiones de recuerdo (dhikr), las de audición espiritual (sama') y las de danza espiritual (hadra o imara).
Las sesiones de recuerdo o dhikr, también conocidas como maylis, son reuniones en las que la comunidad de iniciados recuerdan mutuamente a Dios de diferentes métodos que pueden variar, aunque básicamente incluyen la recitación del Corán, la invocación de diversos nombres divinos, una exposición o enseñanza sobre algún aspecto religioso o espiritual o incluso la lectura compartida de algún texto, como, por ejemplo, la historia de Mushkil Gusha.
Otro tipo de práctica es la audición espiritual (sama'), que en muchas ocasiones se incluye en la anterior. Consiste, en la mayoría de las ocasiones, en la recitación de poesía de temática espiritual o sagrada, que tiene como ánimo permitirle al alma un grado de apertura a los significados sutiles (lata'if). Estas prácticas suelen hacer uso de poesía sufí tanto en árabe como en otros idiomas como el persa o el turco, de autores como Hafiz, Sanai, Ibn al-Farid, Rumi, Shushtari, Abu Madyan, Mustafa al-'Alawi, etc. Dependiendo de la tariqa incluye o no instrumentos de música, o simplemente percusión, aunque el elemento más importante no deja de ser nunca la voz humana.
La danza espiritual, conocida como hadra o imara es un tipo de danza ritual. Aunque varía de modo según la tariqa, desde una recitación del Nombre con movimiento entre los qadiríes, la danza con respiración profunda y rítmica, las danzas rituales de África o la conocida danza de los derviches giróvagos de la tariqa mevleví.
En algunos textos se considera a lo sufistas como los representantes chamánicos del Islam, pues el chamanismo es definido en si mismo: como la premisa de que el mundo visible está impregnado por fuerzas y espíritus invisibles de dimensiones paralelas que coexisten simultáneamente con la nuestra, que afectan todas a las manifestaciones de la vida. En contraste con el animismo, en el que todos y cada uno de los miembros de la sociedad implicada lo practica, el chamanismo requiere conocimientos o capacidades especializados. Se podría decir que los chamanes son los expertos empleados por los animistas o las comunidades animistas. Sin embargo, los chamanes no se organizan en asociaciones rituales o espirituales, como hacen los sacerdotes.
Las raíces del verdadero sufismo se creen, en algunos textos, que vienen de una creencia chamánica. El camino del chamanismo es un sendero de práctica mística, que a su vez se entronca en el propio éxtasis hacia uno de los mundos o planos denominado "del Chamán", a lo que debemos siempre recordar, que el propio ser humano tiene siempre algo de chamán desde el "Chamanismo Primordial" de los principios de los tiempos.
Y, por supuesto, también es posible acceder al éxtasis chamánico a través de métodos no ya tan solo del misticismo, sino de técnicas mántricas, danzas ritualísticas, ayunos, sustancias y un largo etc... El chamán es en cierto modo, el defensor a ultranza en la defensa de la integridad psíquica de “su comunidad”, y un luchador contra demás fuerzas que “perjudiquen” vida, salud etc... A pesar de este antiguo conocimiento el Islam actual no contempla la idea del chamanismo como algo positivo, de hecho lo engloba dentro de las prácticas de "brujería" y lo juzga, desglosándolo del valor real del camino chamánico y del chamán en si y haciendo que muchas personas olviden que, anitguamente, los chamanes eran los únicos para curar el cuerpo, el alma, la mente y el espíritu. Cuatro pilares fundamentales dentro de cualquier ser humano que habite cualquier tipo de sociedad, país o región.
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