¿Sabes? todo hay que sentirlo, notarlo, palparlo en lo más profundo de tu ser...

martes, 20 de marzo de 2018

Viajera por fuera y por dentro:


Viajar es esa manera en la que uno, si quiere, puede encontrarse aún más. Puede encontrarse con mil máscaras y arquetipos que le componen.

Viajar es una expresión de libertad y de amor propio. Pues añade a tu vida una calidad y una experiencia imposible de adquirir de ninguna otra manera. Quien se aventura al viaje, se aventura a la vida.

Aún más bello es viajar cuando sabes que al volver, ésta vez sí, te estarán esperando.

Viajar es jugar con el roll de ser una extranjera, soy esa turista y soy esa desconocida y eso me libera de muchas etiquetas que me he acomodado creyendome y autoconvenciéndome de otras muchas cosas de mi misma. Viajar es al ver otros paisajes vestir con otras telas, alimentarse con otros sabores, nutrirse con otras culturas... Aunque al final del día sólo seas esa extranjera que ha cruzado mil fronteras. Viajar es la experiencia compartida donde los tupidos velos se destapan y mostramos una realidad, en carne viva, que no se puede enseñar cuando no estamos en el viaje.

Viajar es darle valor a tu existencia. Le das permiso al universo y a la vida para enseñarte otros cielos, otros versos, otros rostros, otras sensaciones y mil emociones. Para abrirte el corazón y expandirse, para llevarte a otros rincones, para permitirte sumergirte en otros pensamientos, en otras filosofías, en otras creencias.

Viajar es una demostración de valentía y dentro de la valentía se halla la valía que depositas con sumo tacto dentro de ti.

Dentro de esto de la fiebre del conocer, de la inquietud del saber, de la curiosidad por observar... Hay también mucho de amor propio.

Viajar es apostar por el enriquecimiento de uno mismo y de la vida que experimentas. Viajar es entonces un brillo de prioridad personal, es una apuesta y una inversión.

Viajar no es coleccionar sellos en el pasaporte y fotos en el álbum, quien sólo viaja así no entiende la magia del viajar... tampoco es coleccionar, sin mayor importancia, colocones, recuerdos borrosos o resacas amargas.

El buen viajero se va cargadito. Se le llena el corazón de conversaciones, de miradas, de aromas, de fe, de confianza y de vida.

Desde que me ofrecí ese merecimiento sin duda... Mi vida a ido de bien a mejor.

Viajar es añadir a tu vida. Es sumar. Viajar es también valorar el hogar, ese rincón especial y personal donde habitas en tu rutina. Y creo que cuando llegas, incluso después de una gran experiencia viajera, a la gente que amas la abrazas con más ganas, a tus plantas las miras con más mimo y a tu perra... a tu perra le debes todo, por estar ahí siempre.

Viajar es hermoso y volver del viaje también debe serlo. Porque el viaje no para, unas veces lo hacemos por fuera y otras por dentro.

Y lo mejor de todo, después de mucho viaje interior-exterior en solitario, es encontrar que hay gente dispuesta a ir a tu lado: adentrarse en tus adentros, cruzar un control de seguridad en un aeropuerto, sonreír en una foto que será un viejo recuerdo, esperarte disimuladamente en las llegadas del aeropuerto y mostrar que tienes la mochila llena de regalos pero que el mayor regalo es haberle/s tenido presente en todo tu viaje, cogerte la mano cuando vas a lo más oscuro o sonreírte cuando hablas una sensación liberadora, susurrarte o cuidarte con mimo, compartir una sensación de protección ante tanta vulnerabilidad para que se pueda ser sin sentir la más mínima sensación de juicio.

Porque cuando uno viaja debe hacerlo dentro de un entorno de paz, comprensión, aceptación y comunicación. Da igual que tu viaje sea a la China o que tu viaje sea hacia el cosmos... Al final esos principios deben ser inherentes de cualquier ámbito importante dentro de tu camino de vida.

Que viajes bonito. Porque viajar y amar tienen mucho en común. Que cada viaje en tu vida te sume, que jamás te produzca miedo, que ningún mal viaje te impida seguir tomando la decisión de ir por el aire y también de ir hacia tu interior. Y ojalá todo esto lo puedas compartir con alguien que le de el valor sagrado que se merece y que te mereces.


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