¿Sabes? todo hay que sentirlo, notarlo, palparlo en lo más profundo de tu ser...

martes, 27 de marzo de 2018

Ni idea.



No tengo ni idea de cómo va ésto... Sólo sé que como en todas las cosas de la vida quien no apuesta no tiene posibilidad de ganar, quien no da el paso no avanza, quien no abre la puerta no ve lo que hay detrás y quien no lo intenta... Quien no lo intenta vive a diario con una sensación pesada y agotadora, con olor a caca, que indica que "por no haberlo intentado toda posibilidad se ha esfumado" y eso se enrevesa con ese run-run de "y si...". 

Algo que he aprendido observando siempre a los que han sido más mayores que yo es que el "y si..." envejece y mata, y no hay peor sensación que la de sentirse frustrado, viejo y muerto en vida. 

A veces yo también dudo de mi vida y por supuesto, como cualquier humano sobre la faz de La Tierra, deseo tener una vida dentro de lo posible, donde me sienta bien y que esté a la altura de lo que merezco. A veces yo también curioseo con la intuición y el tarot para saber si los pasos dados son suficientes o si me estoy dejando importantes cosas en el tintero. Y esa incertidumbre y esos miedos pueden venir de mis propios registros, del entorno, del registro de otros... Quién sabe, el caso es que existen y aunque no siempre puedo callarlos, poco a poco, me voy haciendo a convivir con ellos sin que sean los protagonistas de mi historia. 

Cuando más me he sentido dudosa y caminando en una cuerda inestable es cuando me he atrevido a poner sobre la mesa mis sentimientos, mi corazón por bandera y todas mis mejores intenciones. De repente una sensación, como un huracán destructor, conquista mi vida y lo pone todo patas arriba... Haciendo emerger un desagradable malestar entre escalofríos y taquicardias... Una retaila y rutina que me asfixiaba la vida cada vez que me atrevía a caer en el abismo de abrirme ante un sentimiento real y amoroso con otra persona. Puede que porque no eran los correctos, puede que por todo lo que vino después de aquellas apuestas, puede que fuese lo que me queda de intuición de vieja sabia que se despertaba para intentar prevenirme de sufrimientos... No sé cómo ni porqué, no sé los motivos, sólo sé que ocurría. Que... OCURRÍA. En pasado. 

No tengo ni idea de qué está pasando ahora. No soy realmente consciente de cómo se están dando las cosas. Sólo sé que ahora puedo hablar y me siento libre de experimentar, de fluir y de compartir si lo creo necesario y si me apetece, si no lo creo necesario o no me apetece no siento un peso que me obligue a hacerlo. Sólo sé que ahora me siento realmente liberada de esa condena que me marcaba desde el primer "eres importante para mi". 

Puedo sentarme en pijama y decirle que he tenido una pesadilla horrible y simplemente me abraza y me mira como diciendo "no ha pasado nada". Puedo decirle "saldré corriendo y me marcharé porque todo esto me ha producido siempre mucho pánico" y su "hazlo, estaré aquí para cuando vuelvas" me ha producido un conectar conmigo y preguntarme "¿de qué huyo entonces?". 

Puedo decirle "puedo vivir sin tí" y que me responda "y yo sin tí" y entonces decirle "pero prefiero vivir así, estando contigo" y que me diga "y yo contigo" y aunque suene a un reflejo banal, superficial o sin sentido... No es un reflejo, es una respuesta real y con responsabilidad.

Puedo reírme de lo políticamente incorrecto y no recibo una apreciación juiciosa al respecto. Puedo ser políticamente incorrecta y no hay nadie a mi lado que me esté criticando. Porque no me crtica ni me corrige radicalmente.

No tengo ni idea de cómo ocurren éstas cosas, de verdad que no, pero resulta muy gratificante. Porque puedo dejar emerger todas las partes que me componen y recibir a cambio "me gusta la Amalia niña y también la Amalia mujer, que eres" y entonces no hay berrinches, porque me reconocen. Y me fascina divagar como un método de conexión y que se sume a mi divagación, con conversaciones que parecen no decir nada pero que lo dicen todo. 

Y adoro las segundas oportunidades. Y el rey león 2 no estaba tan mal, las he visto peores y sin segundas partes. 

Me gusta haber visto su oscuridad y que no me aterre, porque su oscuridad no va conmigo. Y que él sepa de la mía y aún por esas me diga que sigo siendo una buena persona. 

De verdad que ésta es una de esas cosas en las que no tengo ni repajolera idea de cómo funcionan. Sólo sé que las cosas que me ocurrían ya no me pasan. Que puedo decir lo que pienso de manera libre sin sentir que en una semana seré solo un acuoso recuerdo para alguien que no ha sabido valorarme... Que sé, que sabe, de mis ganas de hacer arder el mundo y que me apacigua esas llamas simplemente mirándome y diciéndome con los ojos que no existen bidones para tanta sociedad corrupta. 

Que no sé si es un sentimiento donde hay amistad o si es una amistad donde hay sentimiento, sea como sea me gusta esto, sin ponerle puertas al mar, muros al viento, tiempo a los polvos y límite a los besos. 

Que me gusta eso de decirle "tengo miedo" y que, sutilmente, me lleve a deshacerme del miedo. Es bonito... es algo muy especial cuando de repente alguien te quiere más de lo que te quieres tú a ti mismo y cree tanto en ti que te resulta fácil imaginar mejorándote a su lado. 

Pero vamos, que no tengo ni idea de nada. No sé cómo ocurren éstas cosas o cómo dejan de ocurrir, no sé como pasan. Lo que sé es que cuando no han ocurrido, el proceso ha sido más doloroso y más sufrido. 

No sé si es para siempre, sólo sé que ocupa todo el instante y todo el momento presente y soy consciente del potencial que hay en el ahora, por eso no me preocupa lo más mínimo. No temo que otros vengan y zarandeen con lo construido o con lo medio a hacer, me siento demasiado bien como para permitir lo que en otras ocasiones me ha ocurrido. 

No sé, no tengo ni idea, pero a lo mejor cuando dos personas se conocen ocurre algo como un mundo paralelo y si las cosas van bien ese mundo paralelo tiene sus propias reglas, que convergen y divergen entre las reglas existentes del mundo en el que se habita, pero que no permiten ser manipuladas por otros. A lo mejor son excepciones dentro la vida, donde todo debe darse al margen de las expectativas de aquellos que no están involucrados. 

No tengo ni idea... Pero de repente me he descubierto dando valor a detalles que hasta ahora no había podido observar, porque hasta ahora no se había dado la oportunidad de poder decirle a alguien "me gustas más de lo que te hago ver" sin que saliese corriendo a buscar el calor de otro abrigo. Te topas entonces con algo magnífico: el respeto. Y creo que no existe nada más importante que eso. 

A lo mejor es una respuesta que me ha mandando el universo cuando le decía que quería encontrar a alguien con quien compartir todo lo que tengo dentro, con quien sentirme en compañía cuando exploro la vida en sus muchos estados y en mis muchos estados. A lo mejor es una respuesta a ese miedo que se me producía cuando parecía que para todos mi vida y mis responsabilidades eran cargas insufribles con las que no pensaban convivir, excepto para él, que desde el primer instante aceptó mi valor de familia y comprendió la importancia que tiene, por encima de género y especie. 

Y aunque hay días que, como humana, dudo de mi y de lo que tiene la vida para mi, del mañana o del que ocurrirá... Él viene y en ese instante la duda se disipa y todo recupera su normalidad, la normalidad de dos personas que se descubren y se aportan en la medida de lo que saben y de lo que pueden. 




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