¿Sabes? todo hay que sentirlo, notarlo, palparlo en lo más profundo de tu ser...

miércoles, 7 de diciembre de 2016

Escritor: intermediario de dos mundos esenciales.



La virulenta enfermedad que se expande, dejándonos secos y tontos, no es más que un pánico masivo a unos errores inventados, sobretodo el pánico a no ser quienes debemos ser y a la comodidad de las cadenas que nos atrapan, porque más vale malo conocido que por conocer. Si bien ayer os comentaba la importancia de liberarnos de la culpa, un texto y un aprendizaje desde un tono más cercano y cálido, hoy vengo con buenas nuevas sobre otros temas mucho más profundos.

Cuesta encontrar el camino correcto para hacer llegar determinados mensajes. Lo cierto es que, en muchas ocasiones, los escritores los escondemos bajo el pseudónimo de recursos literarios, de novelas, de fantasía... pero al margen de eso, son realmente verdad... ¿qué ocurriría en una sociedad, totalmente infectada, si sacásemos a relucir una verdad dicha como tal? Sin la artimaña de esconderla detrás de telares que solo dejen vislumbrar los secretros para unos pocos... la respuesta a esta pregunta es que se destruiría, mandarían hacerla añicos, quemarían hasta los cimientos de donde viene esa idea, ese sentimiento, esas palabras... y si pudiesen, sin dudarlo un segundo, accederían al árbol del conocimiento para arrancarlo de cuajo y convertirlo en un mueble desmontado al más puro estilo IKEA. Es por ello que de las artes, la literatura y todo lo relacionado con escribir, está tan ligada a la verdad del mundo.

El artista tiene una obligación sobre sus hombros, sea más o menos consciente de ello, representa el intermediario entre las emociones de un mundo abstracto pero real y el mundo tangible en el que nos movemos. Dicho papel solo puede llevarse a cabo con unas grandes dosis de sensibilidad y pocos filtros ante lo emocional, cada artista recorre un camino diferente y sin embargo en común tienen lo mismo: un enrevesado destino lleno de experiencias a flor de piel.

Hace algún tiempo, cuando aún no era quien soy ahora, una persona con la que trabajaba me comentó que todo artista, sobretodo se refería a los escritores, tiene que vivir muchos amores, vivir muchas experiencias porque sólo en un terreno tan fangoso, como una vida llena de vaivenes, se puede cultivar el fruto de un talento tan poderoso. Esto no me sorprendió, pues simplemente echando un vistazo a los escritores más influyentes, la gran mayoría, han tenido una vida llena de experiencias, de contactos con muchas realidades, de enganches a todo tipo de situaciones, sustancias y personas.

Lo que me aflige realmente por dentro es que se pongan tantas trabas, a todos los niveles, para evitar expandir el arte como una parte que es fundamental en la cultura y la evolución social, política, cultural y ética. Considero, desde mi perspectiva, que toda forma de arte no violento expande al ser humano hacia su más iluminada versión y promueve un sinfín de crecimientos interiores incapaces de entender con la mente... aunque me aflija, entiendo perfectamente que es necesario para el control de una sociedad que sigamos en nuestro papel de sumisos, subordinados y acatando todo tipo de órdenes... las alas del arte son lo que invitan al humano a sobrevolar todo lo que está a su alcance y eso no conviene a los poderes, humanos, superiores. Que lo entienda, que entienda ese roll y esa lógica, esa manipulación masiva, no quiere decir que lo comparta.

Por otro lado, el camino del escritor, sobretodo cuando aún es un desconocido entre toda la humanidad que le rodea, es arduo desde el principio. Empezamos amando leer y sin darnos cuenta seguimos imitando todo aquello que admirábamos, hasta encontrarnos de bruces con nuestro propio estilo, que sin un guía adecuado quedará sin pulir durante bastante tiempo pero emanará una autenticidad llena de ilusión.

Conservaremos eso a pesar de los golpes que nos dará la realidad del consumismo, pues ya no solo vale escribir y de poco sirve la calidad de tus palabras o la sonoridad de tus párrafos... lo que importa, en este sistema capitalista, es que vendas... ¿y cómo vas a vender algo que despierta conciencias en un entorno profundamente deshumanizado? Ya no interesan los libros que te hagan abrir los ojos porque los que más se venden, a espuertas, son aquellos que solo entretienen... qué banal es la emoción del entretenimiento y a la par, por contradictorio que sea, cómo de importante es para nosotros, porque en el aburrimiento sentimos un profundo sufrimiento, es el sufrimiento de saber que deberíamos aprovechar ese tiempo para crecer de dentro a fuera y en vez de hacernos cargo, huímos despavoridos hacia cualquier actividad que no requiera de un compromiso más allá que el de mantenernos embobados. Supongo que es de este mismo sentimiento de donde nació esa fuerte admiración por la televisión y por quedarte enganchado a cualquier programa gestionado por cabezas generadoras de dinero y representado por una persona de sonrisa perfecta que hace algún tiempo puso ya su entidad en venta.

Tengo la fuerte sensación de que es ahora o nunca; captamos el mensaje y nos ponemos a ello o perdemos una magia fundamental que es la única que nos puede mantener lejos de las garras que intentan mantenernos atrapados por mucho tiempo más.




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