¿Sabes? todo hay que sentirlo, notarlo, palparlo en lo más profundo de tu ser...

domingo, 26 de marzo de 2017

H I P O C R E S Í A


H I P O C R E S Í A 

No debe sorprender el hecho de que la sociedad occidental apoya sus bases en determinados "imperios", los cuales establecen verdades absolutistas de manera que contagian un tipo de "orden" y de "realidad" que realmente es hipócrita. Por ejemplo, EEUU condena a las personas que consumen marihuana y un gran porcentaje de sus series y películas hacen referencia al consumo de drogas, algunas incluso con más efectos secundarios. Aquí, a través del arte se hace reflejo de una verdad que rodea a la evolución humana: una retroalimentación de lo socialmente aceptado, mientras la realidad y la naturaleza como habitantes de este sistema es otra diferente o complementaria. 

Para que entendáis la fortaleza de esta definición, la palabra HIPOCRESÍA guarda su esencia y etimología en el griego y el latín. En estas lenguas su significado real viene a decir algo así como: "actuar", "fingir", "máscara", "tomar parte"... Ya sabéis que las lenguas antiguas tienen cierta complejidad a la hora de traducirlas de una manera armónica, no solo en relación con el pasado y a lo que hacían referencia entonces, también en relación a la comprensión que existe en el momento actual (que no estoy diciendo que sea mayor o menor que en el pasado, solo que es diferente). 

La hipocresía es una realidad estudiada, aceptada e investigada en diferentes ámbitos sociales, científicos y antrológicos. De esta manera existen distintas teorías que apelan a diversas realidades reflejadas en este concepto o "naturaleza" del ser humano; filósofos, psicólogos... han dedicado parte de sus análisis en relación al comportamiento que tenemos, concretamente han invertido su tiempo en investigar la realidad de la hipocresía y porque tiene una raíces tan firmes, sobretodo en la sociedad occidental. Pero no solamente es esto, casi todas las religiones hacen referencia a la hipocresía de manera que seamos más conscientes de lo que puede generar, de dónde viene y de a dónde nos puede llevar. 

Todo el mundo sabe que la hipocresía, en si misma, es una actitud que refleja una incongruencia donde las personas que se aprovechan muestran una parte de ellos y luego su realidad, como personas o su naturaleza, suele coincidir con lo que juzgan o condenan. Este es el camino de aquel que señala sin ser capaz de observarse primero a si mismo, también es el camino de las sociedades, como el ejemplo que he puesto antes. Una sociedad imperialista y primer poder mundial critica y juzga el consumo de sustancias mientras de manera natural lo muestran en los principales medios de transmisión que existen, esta transmisión se convierte entonces en una influencia. 

A mi no me importa que se influya a la gente a fumar hierba, quizás porque fumo hierba de manera esporádica y ocasional, lo que realmente me molesta es que se genere un doble rasante en este sentido (pongo este ejemplo primero pero la idea es describir otros más adelante).

Todos somos productos influenciados y está bien aceptarlo y reconocerlo, esto nos dota de la habilidad y poder para elegir realmente que es lo que queremos que nos influya y qué no, en alguna ocasión y a través de mis diversas webs y trabajos que realizo he comentado que nosotros tenemos la facultad de la elección, esto nos lleva realmente a poder afinar nuestro discernimiento. 

El discernimiento es la capacidad a la hora de elegir, depositando una perspectiva objetiva y constructiva, podríamos verlo como un filtro de agua que permite pasar unas sustancias y otras no, de esta manera nuestra "depuradora natural" nos aporta la habilidad para poder ser responsables con lo que queremos en nuestra vida y lo que deseamos que forme parte de quienes somos. 

Elegir y permitir que algo forme parte de quien eres es ser consciente sabiendo que estás permitiendo que te influya, evidentemente pueden existir factores alejados de nuestro control que nos influyen constantemente, por ejempo, el clima, las sorpresas, los accidentes... Aunque aquí jugamos con la carta de poder organizarnos emocionalmente y encontrar el equilibrio en nuestras sensaciones. 

Bueno, comprendiendo esto, es fácil entender el porqué de mi resignación cuando veo cómo se juzga una cosa con la cual se bombardea constantemente. El principal problema es que creo que se genera una disociación emocional, en este caso por ejemplo (que me parece de lo más habitual y repetitivo sobretodo en la sociedad yanki) las personas consumen hierba, se cogen un colocón de manera casi habitual porque sirve como escapatoria para todo aquello que les rodea, lo respeto. 

Pero sin embargo a cada consumo, producido también por esa hostigación hipócrita, se produce en ellos una infinidad de sentimientos, entre los cuales podemos destacar la culpa, la sensación de carga por algo que no está socialmente aceptado (hemos puesto el poder de la "aceptación" en los gobiernos que manejan los países, nada será aceptado por el resto de la sociedad hasta que esos políticos den el visto bueno), el miedo (en este caso de hacer algo ilegal) y todo eso lleva, consciente o inconscientemente, a un estado de incomodidad y falta de aceptación de uno mismo. De esta manera creamos una pescadilla que se muerde la cola y que parece no terminar nunca; consumo porque huyo de mi realidad, la realidad física me hostiga a ello y a la vez me condena por ello,en esa carga de condena vuelvo a consumir porque esa culpa genera una realidad de la que necesito huir... y así infinitamente.

Pero la hipocresía no solo se encuentra en "los grandes países" y sus "gestiones" sociales y políticas. Si bajamos un poco la mirada, pero a la vez nos adentramos en nuestro día a día, más allá de las presiones de los estados y de lo que creen los poderes que puede ser bueno o malo para nosotros, encontramos hipocresía también en nuestra actitud con nosotros mismos. 

Somos hipócritas cuando nos juzgamos por haber hecho algo o habernos dejado llevar por placeres y luego culpabilizarnos por disfrutar de nuestra libertad y naturaleza. Estamos apegados a ese sufrimiento que parece innato desde el primer momento en el que venimos al mundo. Y con esta situación construímos el reflejo de todo lo que nos rodean y todos los que componen ese entorno. 

Quizás estas propias reglas para movernos dentro de nosotros mismos sean hijas de las reglas que hemos generado en el mundo con el advenimiento de la sociedad de la información, O quizás sea al revés y realmente nosotros hemos creado todo este paquete que nos envuelve en base a un desequilibrio interno donde nos encanta poner la puntilla con lo que es "bueno" y "malo" sin pararnos a medir realmente cómo algunas cosas que denominamos "malas" son las que más nos enriquecen y como algunas que denominamos "buenas" son las que más nos hacen perdernos. 

De esta manera vivimos un autoengaño que nos permite, porque está socialmente aceptado, juzgar y condenar a aquellos que cumplen con nuestros deseos más profundos y a los cuales nos da terror dar libertad, también juzgamos a aquellos que hacen exactamente lo mismo que nosotros. He aquí la hipocresía, que sí está socialmente aceptada, pues la utilizamos como justificación en relación a la naturaleza humana. 

Volviendo de nuevo a la etimología de la palabra podemos comprender que entonces la hipocresía, haciendo referencia a las máscaras, nos lleva a un comportamiento de actuación maquillando la realidad de nuestro personaje. Así protegemos nuestra "realidad" y mostramos de cara para afuera aquello que sabemos que no será condenado. 

Ese "que dirán" es una de las mayores condenas que vestimos como seres humanos, de hecho es uno de los motivos por los cuales realmente no somos libres. Vivimos atados y encadenados a lo que los demás creen que es lo correcto en base a influencias religiosas y sociales impuestas de manera genérica sin atender a las necesidades individuales. 

La hipocresía por lo tanto nos permite seguir alimentando actitudes que rozan o son de doble moral y también nos permite aceptar la falta de honestidad como una actitud de lo más habitual, en vez de intentar encontrar un método de transmutación de estas situaciones, conductas y emociones. 

Está aceptado por la sociedad el amor monógamo en relaciones donde solo hay dos participantes de forma que si te sales de lo establecido vas a ser juzgado. En realidad este concepto viene de ideas religiosas que lejos de comprender el amor de una forma más abierta, condenan constantemente a aquellos que permiten con su existencia y desde una libertad armónica y equilibrada, tomar decisiones que enriquezcan su vida y les lleven a experimentar lo que necesitan para encontrarse a si mismos. 

Además del amor y las drogas,podemos centrarnos en otras formas de vida que cuando se salen de lo establecido terminan por acarrear esa condena de prejuicio moralista. Por ejemplo aquellas personas que trabajan en algo que se sale de lo "común", aunque generen un bien mayor (tanto económico como de salud), también juzgamos a aquellos que toman decisiones en base a lo que quieren priorizar por su vida. Por ejemplo está socialmente aceptado que quieras tener hijos, da igual si tienes madera de madre/padre o no, si quieres tener un hijo biológico casi todo el mundo te va a dar palmadas en las espaldas y a felicitarte por tu gran decisión. Sin embargo no vas a encontrar la misma respuesta si tu opinión es la contraria y tomas la determinación de no generar una familia. 

A mi me ocurre por ejemplo que cuando planteo la maternidad me resulta más armónica la decisión de adoptar que de tener hijos biológicos, me gusta pensar que tengo un concepto del mundo en el cual intento dar importancia a todos los seres humanos y en este sentido creo que el concepto de ser madre/padre va más allá de la sangre y los genes que se compartan. Por esta decisión y por increíble que parezca he sido criticada, juzgada e incluso innaceptada, ya que va en contra de lo que nos han hecho tragar hasta ahora. 

A las mujeres, y lo digo como mujer, nos asedian con la necesidad de que madre es solo la que pare. Idealizan la realidad de los embarazos y de los cambios físicos, mentales y emocionales, de forma que nos empujan a sentir que esta es la única manera de ser realmente madres. Esto sumado al concepto de propiedad producido y transmitido por la sociedad capitalista, nos lleva a una guerra con nosotras mismas donde cuando una mujer decide que si es madre no será porque de a luz, si no, porque cuidará de alguien que necesite y dependa de su amor hasta poder ser un adulto independiente; esta mujer es en la mayoría de los casos ya etiquetada, en vez de felicitarla de la misma manera que se felicita a la que decide quedarse embarazada. 

Aquí estamos de nuevo, aquí hay una actitud de juicio hipócrita, porque realmente es parte de aquello que no queremos asimilar en nuestro ser, aceptar y reconocer lo que nos lleva a juzgarlo en aquellos que ya han sido valientes como para abrazarlo. 

La hipocresía puede ser una actitud francamente reveladora de quién eres y de qué deseas realmente. Si eres capaz de observarte cuando tienes un comportamiento hipócrita, estoy segura de que hallarás los motivos de esa desdicha, incomodidad, rabia, frustración... Que te lleva a comportarte de una manera tan dañina, contigo y con el mundo. También muestra quienes somos en conjunto, hacia donde van nuestros pasos como sistema y sociedad y por lo tanto que aún estamos a tiempo para evitar seguir generando ese mal estar emocional y ese enfrentamiento donde ponemos una moralidad, a veces de dudosa procedencia, contra una necesidad de libertad (comprendiendo la libertad siempre como un concepto donde no dañemos a los demás ni a nosotros mismos). 

Hay actitudes hipócritas que nacen de los celos, de las envidias y sobretodo de esa necesidad constante por compararnos, mostrando una profunda brecha donde falta amor, autoestima, auto-reconocimiento, bienestar con uno mismo y ante todo paz interior. 

La hipocresía es también aquello que ha evitado que algunos colectivos sociales puedan disfrutar de una vida como la que todos merecemos: una vida donde no se nos condene por lo que nos gusta, nos apetece, nos llena o nos hace sentir conectados con nuestro corazón. 

Creo que una sociedad donde cada uno fuese feliz consigo mismo, con su sentires y sus necesidades, sería una sociedad done la hipocresía no existiría. La hipocresía es nuestro ego haciéndonos imaginar que aunque hagamos lo mismo que otras personas, como lo escondemos o no queremos verlo, somos distintos y seguramente hasta nos hace sentir mejores. 

Hipocresía es lo que muestra a una persona juzgando a otra por ser bisexual, pues se relaciona la bisexualidad con la naturaleza de tener muchas parejas a la vez y una imperiosa necesidad sexual de tener muchas relaciones sexuales, sin embargo la mayoría de personas que establecen este juicio han querido o quieren disfrutar de un trío, han tenido tentación por ser infieles y han querido o sentido la necesidad por disfrutar de otra manera de su propia sexualidad. Sin embargo esta innaceptación de su naturaleza les lleva a condenar a los demás de una manera que para nada se acerca a la verdad y que lo único que hace es promover una sociedad basada en el juicio.

Bueno, sin más, hoy necesitaba escribir parrafada sobre la hipocresía y cómo puede llevarnos a descubrirnos individualmente y en colectivo. Tomarla como una maestra, ser lo suficientemente atrevidos como para mirar atrás en nuestros recuerdos y coger cada instante en el que nos hemos mostrado como hipócritas, nos va a demostrar y enseñar todo aquello en lo que sentíamos envidias, celos, anhelos, falta de aceptación y reconocimiento, baja autoestima o cómo de manera sibilina hemos encontrado excusas para realidades que eran igual que las que condenábamos. 

Espero no haberos aburrido y que esto os traiga una nueva idea y concepto a tener en cuenta.



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