"Un desliz literario es gastarte 20 pavos en un libro que no termina de llenarte porque hubo un "inteligente" que consiguió embaucarte con una sinopsis donde jamás dijo la verdad.
Y un desliz de mi vida son mis dedos con tus dedos, mi piel con tu piel. Pero vamos, que si te da el punto te vas y hasta pronto muchacho de ojos profundos.
Sumida en esta paz de mi interior, solo puedo decirte que aquí ya no hay mucho más que rascar. Soy esa chica de ojos grandes, sonrisa tímida y sueños enormes, constructora de puentes, hacedora de hechizos, besadora de cielos... bruja de lo escondido."
Hace un tiempo escribí esto y lo más duro, lo más intenso es que sigo pensando lo mismo. Sí, sigo pensando que, y ahora más que nunca, estoy sumida en mi paz interior. En mi no hay mucho que rascar, porque a mi no se me rasca ¡No soy una costra!. Y por supuesto sigo siendo esa chica de ojos grandes, sonrisa tímida ¡y sueños enormes! ¿qué digo enormes?... ¡GIGANTES!.
Construyo puentes, sigo haciendo hechizos y beso los cielos que cuidan de mis pensamientos, que cuidan de mis pasos, que vigilan lo que hago. Sin embargo hay cosas en las que a día de hoy ya no comulgo y entre ellas están que tú, y lo siento, ya no eres un muchacho de ojos profundos.
De nuevo vuelvo a estar de acuerdo en que hubo un desliz, que se repitió un par de veces, del que he salido un poco trastocada y sin embargo ¿quién lo diría? En ese desequilibrio emocional-físico-mental, del que casi nadie sabia nada, encontré una parte de mi ser muy sabia. Serena. Una parte que tenía la única respuesta que hasta ahora ha podido ayudarme: "calma y respira".
Calmada y respirando me encuentro ahora y sinceramente me siento una persona totalmente distinta. Ha habido tantos cambios que incluso las fuentes de mi inspiración han sufrido una transformación con la que a veces me cuesta encajar, pero siguen ahí llenándome el corazón de otros sentires. Es como iniciar un cuaderno desde cero y perdonarte por haber sido tan mala contigo misma.
A si que, deslices que no son errores bienvenidos seáis al mundo de las personas que necesitan encontrarse para sorprender a la vida chillando a los cuatro vientos: ¡He vuelto! Y he encontrado eso que con tanta dedicación había escondido... ¡ME HE ENCONTRADO A MÍ MISMA!.
Que el amor siempre os acompañe... incluso cuando creáis que ya se ha ido.
Hay una parte dolorosa y es la de aceptar que indiscutiblemente aún conservo una profunda y venenosa herida de desamor, pero de las que hacen brecha y tardan en cerrar tiempo... aunque tampoco está mal si me ha llevado a tomar algunas decisiones y experimentar nuevas propuestas que forman parte de mi actual filosofía de vida. Al final todo es para bien.
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