Hola, hoy vengo a contarte que las mejores historias, aquellas que compartes con tus colegas entre cañas o con tus futuros nietos al fuego de una chimenea, no empiezan a contarse con un
Qué amargo suena ese "vamos a intentarlo..." ¿cómo vas a intentar estar con alguien? Estás o no estás, esas medias tintas déjalas lejos de tu vida, sobretodo si de verdad quieres tener historias que merezca la pena contar (y la alegría y las risas y el presente y el futuro ¿quién sabe?).
En serio, todas tus mejores historias, tus mejores recuerdos, tus mejores experiencias... no serán con medias tintas, serán a todo contra nada, una buena apuesta "all in". Cuando te atreviste a hacer puenting, ahí no podía existir una media tinta porque saltas o no saltas, cuando te atreviste a hacerte aquel tatuaje solo había dos opciones y son lo haces o no, cuando te enamoraste... ¡bueno! cuando te enamoraste fue otra historia pero lo que importa es que en la cumbre de ese sentimiento estabas al 200% y que realmente entre las dudas nunca hay hueco para el amor, esas embusteras ocupan demasiado para dejar hueco a algo tan bueno.
Total, que hoy me he tomado un momento para decirte que te dejes de tanta tontería. En serio, cuando tengas 90 años te gustará haberte atrevido dándolo todo, mucho mejor que el sabor amargo de hacer las cosas a medias... Intentarlo es para perezosos que sobreprotegen su existencia y se alejan de los placeres de la vida. Intentarlo es para vagos incapaces de vivir de manera potente el regalo que durará hasta que mueran... Intentarlo es para gente que se acomoda, que es cobarde, que no tiene seguridad en si misma... Intentarlo es para esa gente con la que no te quieres juntar porque son aburridos, no parecen querer experimentar, y tú como yo, quieres experimentar esta vida hasta que no quede ni un solo día más, quieres experimentarla hasta la última gota y contarle entre risas a tus futuros descendientes como, gracias a abrir tu corazón conociste a una persona que te hizo tocar el cielo y como, gracias a no haberte rendido y tenerlo claro desde el principio, volaste a la otra punta del mundo y lo tienes apuntado todo en un cuaderno de bitácora. Podrás contarles, solamente si lo haces y no lo intentas, como la vida te ha parecido tan corta gracias a tus muchas aventuras y podrás ayudarles a no tenerle miedo.
Tenemos que aprender a vivir esta vida sin tenerle miedo, queriendo vivir, sin boicotear nuestro destino ni esos planes en los que el universo siempre conspira a nuestro favor... pero si te quedas en esa línea de seguridad, si te quedas tras el cordón de terciopelo rojo, si te quedas con un pie en una tierra y otro pie en otro, si te agarras por miedo a no soltarte del todo, si dudas y si siempre te acompañas de "intentos", entonces, no vivirás ni la mitad de las cosas a las que estás destinado. Te dejarás tantas cosas en el tintero, tantas palabras por decir, tantos "te quieros", te dejarás tanta pasión, tanta sangre, tanto sudor... a cambio de un sentimiento de anhelo y una duda que siempre te repetirás dentro: "¿y si en vez de haberlo intentando lo hubiese hecho?".
Al menos este año concédete la oportunidad de hacerlo, hazlo todo, no lo intentes. Hazlo sin duda y aunque tengas miedo, hazlo con miedo. Atrévete incluso con los ojos cerrados, pero atrévete y hazlo. Esta es la única energía para liberarte de la peor condena que te acompaña: el miedo a perder la seguridad y recuerda que la gente que hace, normalmente, ganan más que aquellos que solo lo intentan.
Las personas que se atreven, y dicen "lo hago", se plantean su vida siempre haciendo, no hay resquicios de "quizás", porque si quieren algo van a por ello y ponen todo lo posible por conseguirlo. Porque entienden el significado del sacrificio, del esfuerzo, del cambio personal y encuentran el placer en el postre final, sentarte en paz y chillar a los cuatro vientos: LO HE HECHO.
Porque el que hace, consigue, y el que consigue ¡siempre gana!.
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