¿Sabes? todo hay que sentirlo, notarlo, palparlo en lo más profundo de tu ser...

martes, 31 de enero de 2017

Gracias a mis padres:




Lo sé, lo sé, últimamente este blog rebosa de un extraño sentimiento de amor familiar, amor propio, amor por la vida... bueno, en general ¡de amor del bueno! pero... ¿qué queréis? ¡¡Que siga la fiesta y no pare!!.

Hoy, a estas horas intempestivas, os traigo un texto dedicado a mis dos padres, he escrito sobre ellos por separado pero hoy lo hago en conjunto, al unísono. Soy consciente de que no es algo muy habitual, para mí que los separo en el arte como lo están ellos en la vida pero a fin de cuentas tuvieron que estar juntos (y muy cerca) para que yo apareciese aquí: en este planeta, en esta galaxia, en este universo.

En primer lugar tengo que decir que quiero muchísimo a mis padres, mucho, aunque también reconozco que no daría la vida por ellos pero no por nada si no porque me parecería injusto... ellos han vivido más que yo y bueno, lo siento, me gustaría al menos llegar a su edad ¿pero sabéis lo mejor de todo? que sé que cuando lo lean ninguno se enfadará por esa decisión y los dos me dirán lo mismo: es que es lo que debes hacer. ¡He aquí el mayor tesoro que ambos padres me han entregado!: el de valorar mi vida.

Mis padres se enamoraron rápido y se casaron jóvenes, enloquecieron el uno por el otro y con el paso de las situaciones, de las dificultades o la frialdad de la realidad, terminaron por separarse aunque tranquilos no ha supuesto un gran trauma para mí... al menos no ahora. En esa unión, que aunque no ha sido para siempre podemos al menos confirmar que ha sido real, nació mi hermano en primer lugar y años más tarde yo. Como veis somos una familia pequeña, con nuestras rarezas, pero somos muy cuquis.

Mi hermano es una persona recta, sencilla, con los pies en la tierra, bueno... los pies, las manos, la cabeza, medio cuerpo o cuerpo entero... resiste golpes, cumple ideales, alcanza metas, sabe manejarse en este sistema, desenvuelto en lo profesional, introvertido en lo personal.

Seis años más tarde nací yo, con la cabeza en las nubes, el corazón con vida propia, pasional, impulsiva, impaciente, inquieta, soñadora... ¡ay! MUY SOÑADORA. Cumplo cosas aunque no sé definirlas, alcanzo conocimientos de mi misma, me sé manejar con cierta gracia en la vida, desenvuelta socialmente y extrovertida en... ¡en todo! para qué nos vamos a engañar.

Mis padres me han dado un hermano, una filosofía de la vida un poco extraña pero que he alcanzado tanto con sus errores como con sus aciertos, me han dado vida (algo que hasta ahora no he sabido valorar con tanto entusiasmo), me han dado apoyo a su manera, también momentos de ausencia donde he tenido que reconocerme yo a mi misma y eso sin duda ha sido una gran recuperación de fortaleza... pero ante todo mis padres me han dado lo mejor que han sabido, lo que tenían a su alcance y estoy completamente segura de que todo ha sido con la mejor de sus intenciones y pensando en un mayor bien para mi... por eso, en su conjunto, yo les doy las gracias porque han sido y serán siempre mis dos pilares principales.

De mi madre ya sabéis mucho, pero de mi padre no tanto. Digamos que son antagonistas en una misma ecuación, todo lo que no tiene mi madre lo tiene mi padre o todo lo que tiene mi padre mi madre tiene la versión contraria... eso lo hace mucho más divertido porque exploras diferentes realidades conforme vas creciendo y siendo consciente de la verdad. Eso sí, en lo que ambos coinciden es que son buenas personas y que a fin de cuentas cuando se comprometieron con sus hijos lo hicieron con todas las consecuencias; incluso a día de hoy siguen apoyando, aconsejando, ayudando... en lo que a su alcance está y eso les honra porque estoy segura que es algo que no todos los padres están dispuestos a hacer.

Mi padre, cuando yo era pequeña, ocupó el lugar de mi mejor amigo; salíamos al campo, recogíamos setas, veíamos nidos, íbamos al río, hablábamos de animales, dormíamos la siesta juntos y madrugábamos cuando aún el sol no había salido para terminar remojada hasta las cejas en el Alberche. Me escuchaba, aunque también me regañaba, me abrazaba, me cuidaba y me protegía. Me siento orgullosa de la relación que hemos tenido, con nuestros más y nuestros menos, pero puedo gritar a los cuatro vientos que yo sí tengo una buena relación con mi figura paterna, otra de esas cosas que tampoco son tan "habituales".

Mi madre era para mí la parte que más me hacia explorar mi lado artístico, me compraba libros, pinceles, cuentos, peluches... pintábamos, me vestía con disfraces, me aplaudía en mis espectáculos en privado que tenía en el rellano de mi portal, me ha escuchado, me ha acunado y me ha cuidado incluso aunque yo no siempre he sido capaz de verlo. Me enseñó a ser valiente, me permitió vestir solo con pantalón y alejarme de las faldas siendo bien pequeña y lo que eso suponía para un colegio con uniforme, con 14 años respetó mi decisión de ser vegetariana... así que sí, ella ha sido la parte más hippie de mi vida, mientras mi padre ha sido un poco mas "normal".

Y lo mejor de todo es que nunca me ha faltado amor de ellos, me lo han dado en la medida que han sabido hacerlo, me han permitido discutir verdades, hablar sin morderme la lengua y expandir mi carácter, firme y fuerte, decidido... y ante todo, nunca me han impuesto nada de tal manera que no lo hallan retirado después de mi camino, en ese sentido, con nuestras diferencias (siempre presentes, reales y sanas, normales en la vida) me he sentido con bastante libertad a la hora de vivir, definirme, vestir, mostrarme e ir haciéndome a mi imagen y semejanza.

Gracias por haberlo dado todo por mí, por admirar mi parte humana y ante todo porque sé que a pesar de no ser una "hija corriente" sentís un gran orgullo porque lo que sí soy es una buena persona.

 Gracias por los valores humanos, la cortesía, por aprender a ser buen anfitrión con vuestro ejemplo, gracias por haberme enseñado vuestros miedos cuando me decíais "no" porque al verlos he aprendido a no tenerlos yo, gracias por haber decidido en vuestra vida y porque yo he sido una de esas elecciones que tomásteis y ante todo ¡gracias por la vida! porque a saber que me depararía si yo no estuviese viva...

2 comentarios:

  1. La verdad, Amy, es que es una gozada leer cómo hablas de tus padres y de la relación que tuviste con cada uno de ellos. Me das envidia, es cierto. De todas las cosas que te puede dar la vida hay cuatro que son claves: buenos padres, buenos amigos, buenos amantes, buenos hijos. Ojalá vayas rellenando las otras tres partes que te quedan con nota.
    Un abrazo.

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    1. Los hijos no creo, porque no estoy muy segura de ser madre... por todo lo que implica, me hace sentir demasiado responsable de algo que quizás se me queda muy grande.

      Pero de lo demás... de amigos no me quejo y de amantes... bueno, los amantes inspiran mis poemas más bonitos y también los más dolorosos.

      Un saludo.

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