Estremecidos mis vórtices internos. encogidas todas mis tristezas. Asesinados mis boicoteadores internos, mundo patas arriba... y si no me pillas al vuelo, seguramente no me pilles nunca.
Leo las líneas de tu vida, solamente necesito una mirada, adoro el centelleo de las estrellas que chillan mil secretos que nosotros necesitamos integrar. Años para empezar, vidas para proseguir, liberarse de los más y de los menos, alejarse de las evaluaciones continuadas hacia el caminar, pretensiones amarradas a ilusiones.
Porque yo soy de besos de regalo, de caricias siempre a mano, de masajes por el cuerpo, de abrazos sinceros y de darlo, desde el instante uno, todo a nada... que más me da, si no sé lo que pasará conmigo mañana.
Y entre tanto disimulo, como una persona de lo más corriente, pero es imposible esconder tanto potencial, tanto fuego, tanto viento, tanta agua brava... Estudio la vida en vez de estudiar lo que me toca, amo en vez de calmar la llama interna, acabo y vuelvo a empezar, me regalo mil oportunidades, soy de culo inquieto y no tengo raíces que me enganchen. El traqueteo de los trenes me incita siempre a quedarme profundamente dormida, muero y renazco a cada rato, revivo y desconfío pero a la vez me tiro a cualquier abismo.
Adoro la falta de casualidad y la evidente prueba de que el universo trama siempre a nuestras espaldas, lo adoro porque hay cosas que encajan, aún con los miedos y aún con mis propias trampas.
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