Sin embargo sus mensajes siguen siendo un ejemplo real de la sociedad actual... Aterroriza saber que parece que no evolucionamos nada. Y aún más, que la misma mierda se ve al margen de todas las fronteras que cruces.
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Estamos sobrestimulados. Mires donde mires tienes cualquier cosa para tranquilizar tus inquietudes, aunque realmente calmas tus inquietudes sin solucionarlas; nos rodean parches constantes para mantenernos bajo control.Ocurre a nivel social cuando permitimos y damos el poder a políticos corruptos reflejo de la existente corrupción a "bajo nivel" con la que convivimos a diario. Corrupción es que tú digas "estoy incómodo con esto..." y te den pan para aliviar tu estómago, acallando cualquier inquietud mental. O que ganes un par de hostias, esto también te puede pasar.
Toda esta forma de manipulación nació en la antigua Roma, cuando las personas solo necesitaban un poco de circo y de pan para estar bajo control. Daba igual si ese circo era ver morir a otras personas frente a animales salvajes o pruebas crueles, porque en el espectáculo toda la lógica sobre la humanidad se disipaba en sutiles y eficaces cuerdas que enganchaban a los asistentes.
A día de hoy considero que hay un ejemplo, amplificado, de esa realidad. Ese ejemplo es la sobre-estimulación hacia la que volcamos todo nuestro potencial. Y ocurre tanto a nivel de políticas como a nivel independiente, en el sentido de que esta forma de manipulación se ha convertido también en algo que está aceptado y legalizado, situación de la que mucha gente se ha aprovechado para hacer emerger así sus propias empresas.
La estimulación es sana si nace de ti, no de un constante bombardeo que está bajo control a favor de unos pocos. Estimularse es activarse y tomar tu propia energía en favor de algo. Pero imagina que alguien más inteligente que tú es capaz de observar toda esa energía y ver cómo se puede aprovechar de ella, sacando así tu jugo personal y alimentando el sistema capitalista.
Nosotros, la gente joven, somos los más propensos en caer en estas trampas y seguir favoreciendo el planazo que se han montado unos pocos. También es posible que seamos las generaciones más formadas y con más acceso a la cultura, el crecimiento intelectual y la sabiduría antigua, a pesar de eso las bombas de humo que nos tientan tienden a ser más eficaces que el sentido común de buscar más adentro y más profundo.
¿Qué quieres? Con tu smartphone lo conseguirás en un pispas. Cualquier cosa y lo sabes. Esa sobre-estimulación y "facilidad" para saciar nuestros impulsivos antojos superfluos, nos hace perdernos las cosas realmente importantes y nos introduce, sin que nos demos cuenta, en una peligrosa cadena de producción y construcción que nos llena de barro hasta el cuello. Cuando queremos darnos cuenta ya es demasiado tarde para salir de esas arenas movidizas.
La sobrestimulación nos lleva a la banalidad de la vida, aunque quizás nos chirríe este concepto. Imagínate que de forma constante sabes que tienes todas las herramientas para conseguir cualquier cosa que necesites en el momento que lo necesites; las campañas de publicidad por todas las ciudades, televisión, radio, medios de comunicación... Te lo confirman a diario. ¿Para qué le vamos a dar cierta importancia a las cosas? Total, en cuanto queramos podremos conseguir otra cosa igual y si no es igual, será al tamaño perfecto para llenar el vacío que deja. Intentamos expandir este concepto a nuestro ámbito sentimental y ahí, muchas veces, caemos como un peso muerto.
Somos la generación con más facilidades no solo para tener sexo, si no para cumplir un récord, si lo deseamos, conociendo gente nueva de manera constante. Yo, sin ir más lejos, tengo un perfil en una red de contactos para abrirme a la posibilidad de conocer a alguien que me impresione y compartir estas filosofías cara a cara, con el susodicho que a poder ser encaje con mi alocada forma de ser. Aunque, en mi caso creo que a pesar de todo doy demasiada importancia a la parte emocional-sentimental de mi existencia; esto ha sido gracias a mis padres y su trabajo, constante, transmitiéndome una infancia rodeada de arte y contacto con la naturaleza. Pero a pesar de esto debo reconocer, que como muchas personas de mi edad, me he rendido ante las facilidades que están a mi alcance solo con una app que tarda en descargarse menos de 3 minutos.
Esta naturaleza, que nos aturde y forma parte de nosotros, nos hace normalizar la sustitución rápida, las relaciones cortas, las cosas sin sentido, las faltas de compromiso y faltar incluso a nuestro propio amor incumpliendo nuestra palabra. La sobrestimulación es también uno de los motores principales para generar dinero, aunque ese es el dinero que nosotros vamos perdiendo y no sabemos quién va ganando pero alguien se lo lleva en gigantescas cantidades.
Se aprovechan de nuestros sentidos: visuales, kinesologicos, auditivos... Para rellenar nuestras necesidades y crear así unas nuevas. Estas necesidades son las que nos impulsan a la compra constante aunque realmente no sea algo que, y siendo objetivos, sea de vida o muerte. Además de comprar y además de, como he comentado antes, quitar importancia al hecho de conocer a los demás, la sobrestimulación nos lleva a un estado de aburrimiento del que nos han convencido que salimos, solamente, si seguimos alimentando esa sobrestimulación y cayendo en sus redes una y otra vez. De vez en cuando nos paramos en ese círculo constante que parece no terminar nunca, pero las fueras externas y ajenas a nosotros nos convencen diciéndonos que la única manera de salir es seguir recorriendo ese proceso que no nos lleva a ninguna parte pero nosotros creemos que sí. Solo van cambiando, cada poco tiempo, la envoltura de aquello que nos rodea... al final si abrimos el paquete veremos que es el mismo perro con distinto collar.
Y así, colegas, somos una sociedad súper aturdida, perdida y vacía. Una sociedad que va perdiendo años de su vida llenándolos con cosas y personas que no estarán ahí por mucho más tiempo y que finalmente serán sustituidos por otras cosas y personas. ¿Qué conseguimos con todo esto? Estar cada día más alejados de nuestro corazón y de nuestro amor propio.
Esta clase de impregnación es la que coloca a la burocracia más rancia a controlar nuestros verdaderos intereses. Como os digo; la sobre-estimulación es la herramienta con la que nos manejan a su placer.
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