Fotografo: George Pitts. Modelo: Mrs. Kelsey Dylan. |
Me cuesta verme bella si mi cuerpo está desnudo y me escondo entre los pliegues de las sábanas y las sombras de su cuerpo. En ocasiones, sin temor alguno, camino por un filo hilo, de puntillas y en otros momentos me muero de miedo por pasear tranquilamente por la acera.
Soy quien regala besos y caricias, quien aprendió a amar y sigue en ese proceso, quien aprendió a ser cariñosa, a besar, a acariciar y a regalar abrazos sin miedo a sentirme traicionada. Me agarro fuerte de la mano de aquellas personas que han sido capaces de hacerme reir a carcajadas, ésto me da seguridad y confianza, me hace tener otro concepto sobre la vida. Poco a poco con los toques de atención que me da el universo aprendo a aceptar, con tranquilidad y humildad.
Tengo la mala mania de ensimismarme con mis propios pasos y aprendizajes, lo cual me hace aislarme en mi propio pozo y simplemente me salgo fuera del camino. Esos instantes, se hacen eternos. También puedo llegar a ser algo ansiosa, a veces algo ambiciosa, soy quien admira una piedra porque La Tierra tardó millones de años en construirla... soy quien acaricia con amor un pétalo y quien, si promete dar lo mejor de si misma, lo hace... esto es algo que también he aprendido.
Me cuesta escribir algo si no noto que sale de dentro, no puedo forzar las cosas y simplemente tengo que sentirme bien... de lo contario me consumo, comienzo a perder Kg y mi vista se nubla.
No soy sencilla, jamás me he definido como tal, mi cuerpo tampoco lo es... sucumbo al encanto de los pequeños detalles, a los aromas, a los colores del cielo, a los besos detrás de la oreja, a las bromas inocentes, al encanto de los niños. Si paseo, me paro a saludar y sonreir a cada perro, pájaro, ardilla o animalito que se cruce en mi camino. Intento observar desde la altura de mi pecho, quizás por eso Dios me otorgó tan grandes ojos, para abarcarlo todo.
Aprendí, gracias a un pez, la belleza de observar en la quietud... y era un placer tan grande, que en ocasiones me permito repetirlo, como un tesoro.
Soy esa clase de mujer que tiene un perro flaco, la clase de mujer que cambia poco de zapatos, que termina desgastando unas zapatillas nuevas en unos pocos meses. La clase de mujer que conserva la esperanza, la que te acompaña incluso mientras duermes en tus más profundas pesadillas y te despierta mal disimulando sus ganas de hacerte el amor. Llevo faldas largas durante casi todo el verano y los pies casi desnudos, con unas sandalias de tela y bambú.
He cometido errores, a los que llamo aciertos equivocados... porque quizás no me llevaron a donde deseaba, pero a algún sitio si me llevaron, aquel lugar que finalmente me ha traido aquí.
Podria decirse, que éste, es un escueto resumen de quien me considero ser.