Mi abuela me enseñó a mirar las estrellas. Es cierto que ella no sabía sus nombres, ni el nombe de las constelaciones (mi abuela aprendió a leer y a escribir cuando se casó con mi abuelo y éste le enseñó todo lo que sabía), pero mi abuela me enseñó a mirar las estrellas.
Me enseñó a verlas de verdad, no con un telescopio, si no, apuntándolas con el dedo y disfrutándolas de verdad. Me enseñó a cerrar los ojos y pedir un deseo si veíamos una "estrella fugaz" ¿cómo le explico yo a mi abuela lo que es una estrella fugaz? Que los físicos no ven compatible que una masa como esa sea capaz de llevar sueños a cuesta y encima, de hacerlos realidad... No se lo explico, porque mi abuela me enseñó de verdad a mirar las estrellas y son esos científicos los que no saben observarlas.
Mi abuela me enseñó que tumbada en el cesped y mirando el firmamento por la noche, éste parece que se combierte en tu abrigo, en el edredón que te arropará mientras duermes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario