Me siento más bella si él me mira, que si me miro solita.
Me siento más convencida si él me escucha, que si pienso solita.
No hay instante que me guste más que ese que tanto se alarga, yo tumbada, los dos desnudos y dejando que caiga la tarde entre frases e intenciones entrecortadas hasta que llega la hora de la cena.
Me siento más dormida, si él duerme conmigo.
Me siento más... cuando todo encaja por un instante; en el juego de las relaciones, la búsqueda infinita de las piezas adecuadas.
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