¿Sabes? todo hay que sentirlo, notarlo, palparlo en lo más profundo de tu ser...

sábado, 16 de julio de 2016

De entre todas las posibilidades tuve que ser yo.


De todo lo que había por todos los lugares, de todo lo que había por todos los rincones, de todo lo que había por toda la red, por todo el mundo, por todo el país... tuve que ser yo.

Casualidades que se me atragantan, se me antojan como planes inesperados de una fuerza superior, incontrolable por mi razón. De todos los ojos marrones, de todos los pelos castaños, de todas las pieles cambiantes, de todas las sonrisas sinceras... tuve que ser yo. De todas las inestabilidades, de todas las decisiones, de todas las aventuras, de todo lo pasajero... tuvo que ser conmigo.

De todos los meses que hay en todo el año, de todos los días tuvo que ser aquel instante. De todas las sábanas tuvo que ser entre las mías, de todas las noches de luna tuvieron que ser aquellas y conmigo, de todas las frases podrían haber sido otras pero fueron las que se dijeron, de todas las decisiones había más a nuestro alcance pero alcanzamos solo esas, independientemente de las consecuencias.

De todas las mentes tuvo que ser la tuya, de todos los corazones tuvo que ser el mío, de todos los recuerdos es el olor a hierba mojada y de todos los parajes alguno desconocido para mí y muy conocido para ti.

Porque de todos los momentos que podríamos haber tenido, podría haber sido en cualquier otro y fue en este... No tengo mucho más que decir, supongo que escribirme a mi. Intentar por una vez creer en las casualidades sin razones místicas e inusuales que planean un cambio inesperado en los caminos que nos trazamos.

No lo pude evitar... los instantes sin censuras, las palabras sin filtros, los extremos remendados, los calzados apretados, la angustia como una bruma irreal, la felicidad pasajera, los silencios incómodos, los venenos de la lengua, la rabia desmedida, el amor... ¡el amor!... no lo pude evitar.

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