¿Sabes? todo hay que sentirlo, notarlo, palparlo en lo más profundo de tu ser...
sábado, 9 de julio de 2016
No somos valientes
Que la valentía es solo el pensamiento puesto en movimiento. La práctica de la teoría que todos nos repetimos, esa es la valentía.
La valentía es el saltar cada muro que nos han impuesto, es romper las cadenas a besos, es la caricia y también es el jadeo. La valentía es el enamorarse en un segundo deseando que fuese para siempre, esa es la valentía.
Valentía es reírse incluso de la propia incertidumbre, valentía es viajar, aprovechar la oportunidad, perdonar, saber pedir perdón, abrirse las tripas poniendo las cartas sobre la mesa, jugar a un "all in" cuando se trata de vivir...
¿Valentía? Valentía es recordar y decirlo, escribiendo o chillando... "me he acordado de ti".
Valentía no fuiste tú, que huiste con la puerta abierta de mi corazón y mientras tanto intentaste arrasar con todo lo que había, no sé si pensabas que era una de esas guerras que tanto te gustaba visitar. Valiente fuí yo, que me quedé aquí, con media casa oliendo a tí, valiente fui yo que soy capaz de compadecerme de tu cobardía desmedida, valiente soy yo que si te veo por la calle te digo desde la sinceridad más profunda que tengas un gran día... valiente es quien se queda con el dolor y se hace amigo suyo hasta sumergirlo en el recuerdo. Hay tanto falso que se disfraza de valiente con golpes en el pecho y renunciando a lo que podría ser sin experimentar si quiera lo que es, que encuentran la excusa perfecta para no encontrarse debajo de las sábanas y para no escribir en el papel...
Señor ¿en qué mundo he nacido? Cielo mío, tierra que piso... ¿en qué mundo he nacido? Quería creer que sería todo diferente, que cuando uno abraza con el pecho está todo hecho, que todo se puede construir. Quería creer que las segundas oportunidades tienen más valor que las primeras porque son las definitivas y siempre se aprovechan... Que curioso este mundo en el que nacimos así, que los que escribimos no somos leídos, que los que leemos no somos escuchados, pero sobretodo que los que amamos no somos amados.
Me he despojado de toda esa rabia que despotricaba contra mi presente, me he deshecho de todos esos jirones de mi piel, solo quedan cicatrices que acompañan a cada uno de mis tatuajes... Solo queda el suspiro, un incesante paso del tiempo indomable, un pensamiento repetitivo, una ducha a solas... ¡UNA DUCHA A SOLAS! es uno de los peores castigos...
Me convencí de que mi mundo eras tú cuando te vi aquella noche en esa plaza en pleno Madrid, pero después las cosas cambiaron, el dolor emergió y con el paso de los días fuiste tú quien no se atrevió a decir adiós y se fue, así sin más, tres maletas y lo puesto cogiendo la misma puerta que una vez abriste pidiendo cobijo, amor, cariño y sexo. Y lo más curioso de todo esto es que me ha dolido mucho menos tu ausencia que la de aquella que vino después, mucho menos dispuesto pero sin embargo mucho más sincero.
Señor ¿qué mundo es este? El de los besos a los sapos que saben a hiel, el de los ojos de un chupito de tequila y un grajo de limón... Universo ¿qué mundo es este? Donde duele el ser amado tanto o casi más que el no serlo, donde la gente renuncia a algo tan básico y tan bueno, donde se imponen años como metas, donde prefieren ser de piedra... Donde solo son polvos encima de la cama y donde se ha perdido la costumbre de amar mientras se folla... ¿qué estamos dejando a los que vienen? Si los que nos quedamos, ahora, no somos valientes.
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