¿Sabes? todo hay que sentirlo, notarlo, palparlo en lo más profundo de tu ser...

miércoles, 20 de julio de 2016

TODAS LAS EMOCIONES NOS COMPONEN.

Todos admiramos y queremos a esa gente que parece que está siempre feliz, porque es algo relativamente sencillo, además transmiten  buen rollo ¿no?... pero ¿qué pasa con el resto de humanos que deciden experimentar todas las emociones? Sí en serio, existimos diferentes personas que nos gusta experimentar todas las emociones porque creemos que es básico para el autocontrol. 

Es muy respetable toda esa gente que se autoprotege en una felicidad incierta, donde todos sus estados de facebook, instagram, snapchat... son de alegría. Yo lo entiendo, convertirse en dependiente de una emoción elevada nos hace sentir como más livianos, pero no es más que una falsa ilusión. Ocurre que no somos capaces de discernir con sinceridad sobe la vida misma, se ha expandido esta moda del positivismo que ya no sabemos quién es positivo o quien simplemente utiliza un falso estado de bienestar como muro entre la vida y su corazón. Desde mi punto de vista lamento comunicaros que las emociones menos "divertidas" son también esenciales, afrontar los duelos sintiendo la pena y la rabia es fundamental para llevarnos a conocer nuestros límites, entender la frustración y la ira es fundamental para resurgir quienes somos en realidad... Al final, todas esas personas de un mundo de colores terminan por hacerse más daño a si mismos y a los demás, no digo con todo esto que debemos ser depresivos, digo que somos canales de emociones y que no debemos reprimirlas, debemos conocerlas porque forman parte de nosotros (como en la pelicula Inside Out). 
En ese mencionado largometraje todos deseamos ser Alegría, Alegría impulsa a hacer cosas alocadas y divertidas, lo llena todo de luz con su sola presencia y ninguno queremos ser Tristeza, porque parece que Tristeza lo hace todo mal, se equivoca, embajona y desinfica las situaciones, sin embargo de casualidad Tristeza demuestra que un mismo recuerdo puede tener un sabor agridulce y que eso es fundamental para seguir creciendo como personas.

Es fundamental no hacerse dependiente de ninguna emoción, ni buena ni mala, porque todas nos llevan a un conformismo peligroso y a una zona de la cual luego es difícil salir. Las personas que son muy tristes también se acostumbran a arrastrar esa tristeza como esa gente demasiado alegre a llevar esos globos de alegría ¿y qué ocurre? Que cuando las personas que son muy tristes descubren un espacio de tiempo en su vida lleno de ilusión, no creen lo que están viviendo y corren atemorizadas buscando cualquier excusa para volver a su estado triste, y por otro lado, todas esas personas dependientes de la felicidad y del mundo de guachipandi cuando se ven en una situación crítica, donde uno debe saber realmente como siente el corazón ante la rabia y el dolor, se encuentran con una escena donde las herramientas de la felicidad no funcionan, solamente funcionan las herramientas del autoconocimiento y del sentir de todas las emociones.

La gente piensa que la felicidad es la meta, que hay que alejar a todos los días grises, que la oscuridad no existe si vivimos en un mundo fantaseoso de luz... pero ese pensamiento es incorrecto.

La meta es la dicha y la dicha se obtiene deshojando cada sentimiento y haciéndote responsable de él, sacando el agradecimiento de cada acontecimiento... Las personas que se sienten dichosas son reales, ríen cuando así lo sienten y no porque sí, lloran si lo necesitan y no reprimen sus emociones ni tienen esa necesidad imperiosa por mostrarse como no son. 

Yo prefiero ser de todas las emociones, como esa gente fan del mundo de los colores ¿quieres variedad? Pues no te quedes solo con el amarillo de la alegría, descubre el azul de la tristeza, el gris de la melancolía, el morado de los miedos, el rojo de la rabia y la pasión, el rosa del estado de enamoramiento, el blanco del pánico, el verde de la envidia... siéntelo todo y entonces genera equilibrio. 

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